05. Acuerdo para la relación falsa
Me sentía muy incómodo. Puede que sea la mirada fija de Verónica la que me observaba, como si de rayos X tuviera por ojos. Apenas terminó el recreo, tuvo que explicarle que Miller y yo solo éramos novios falsos, total ella sabe mi desesperación de antes mano.
No es una gran cosa.
—¿Cómo que no es la gran cosa? —Ella acercó su asiento junto al mío y habló despacio para que la maestra de historia no se percatara. Dudo que lo haga, está con un dolor de cabeza y solo estamos leyendo—. Estás saliendo con el chico estrella del instituto.
Ahora sí podía decir eso.
Después de regresar al salón, todos me quedaron viendo al ser el chico que subió una imagen de Teresa sin el ojo morado y con el mensaje que era una patética mentirosa. Ese post tuvo muchos corazones y se compartió en tantas historias. Lo supe por Verónica, ella sigue casi todas las cuentas del instituto. Es por eso que ahora las imágenes de Teresa siendo la víctima están llenas de comentarios negativos y la última imagen de Miller en Instagram, que era un tulipán de papel, se llenó de comentarios de amino y perdón. En serio que me sorprende lo doble cara que es este lugar, un día de dan la espalda y al siguiente te están lamiendo los pies para volver las cosas como antes.
Por ahora la bruja no ha subido nada relacionado con mi supuesta relación con Miller, incluso diría que no lo haría en este día. Es obvio que buscaría justificarse y, a menos que quiera que la vean como una mentirosa, no hablará por unas semanas.
Hablando de mi relación con Miller, le pedí que nos viéramos después de clases para hablar sobre nuestro asunto. Apenas si puedo hablarme bien por lo ocurrido, y soltó entre nervios que tenía prácticas después de clases. No iba a esperarlo en las gradas viendo, por lo que dije que nos veríamos en el parque que está cerca del instituto en los asientos de madera después de su entrenamiento.
—No estoy saliendo con él. Solo fingiremos salir para tener beneficios entre los dos.
Necesitaba explicarle tantas veces para que en serio sepa que no de Miller conmigo no es real. La conozco, ella me diría de todas las maneras posibles que eso es como salir con alguien o que estoy a un paso de conseguir pareja. Para mi sorpresa, ella solo me sonrió.
—Claro, lo que digas, amigo.
Me alegro de que no quisiera seguir insistiendo en este tema, aún no me creo que voy a salir con el chico más popular de todo el instituto y mucho menos que ese chico me besó. Fue en la mejilla, pero igual cuenta como un beso. Solo había besado a otro hombre en mi vida y ese recuerdo lo tengo oculto. Sentir los labios de alguien contra mi piel fue extraño, casi como si me hubieran desbloqueado algo que tenía escondido. Sigo sin saber por qué olía a canela, pero no estoy interesado en besarlo para hallar el motivo.
—Gracias... Oye, ¿A qué hora terminan las prácticas de fútbol?
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Ellos terminan a las cuatro de la tarde.
Tuve que ir de mi casa al parque y sentarme desde las tres y cuarenta y cinco. No me gusta llegar tarde y por eso llego varios minutos antes. No me molesta esperar, aprovecho ese tiempo para escuchar música y garabatear en mi libreta. Le dije para reunirnos en el parque, ya que es mi zona segura: el sonido de las hojas moviéndose, la luz del cielo, las personas caminando con tranquilidad. Es casi como un paraíso. Mis mejores pinturas se originan en este parque. Como mi dibujo actual, es un árbol desde la perspectiva como si lo vieras acostado, me gusta captar mis dibujos de diferentes ángulos, así me divierto y pruebo nuevas técnicas que me ayudan a concentrarme.
La calma terminó cuando un grupo de chicos comenzaron a gritar y celebrar como idiotas cerca de las bancas. Como era de esperarlo, era el equipo de fútbol del instituto, donde Miller estaba en el centro. Parece que todos lo aceptaron como si nada e incluso se toman muchas libertades como desarreglar su pelo o darle un golpe en el hombro. Yo ni loco dejaría que alguien me hiciera eso, con Verónica le permito los abrazos, y eso con un gruñido.
Estoy seguro de que la mayoría de esos chicos fueron los que lo insultaron por las falsas acusaciones de Teresa. Ahora le sonríen como si fueran amigos de por vidas. La hipocresía en su máximo esplendor.
El grupo se estaba despidiendo de Miller y este aprovechó para acercarse a mí y darme otro beso en la mejilla. Varios de sus compañeros se sorprendieron e incluso escucharon el flash de un teléfono. Cuando terminó su beso, me quedé sorprendido y, con los ojos como esferas, era la segunda vez en el día que este chico me besaba y era la segunda vez que su aroma olía a canela, solo que con una pisca de sudor. Sus compañeros se fueron entre burlas y gritos, mientras que Miller se sentó al frente mío. Los asientos eran de madera y contaban con una mesa. Estaban debajo de árboles con pétalos amarillos que caigan para aterrizar en la mesa.
—Hola, Michael.
Apreté mi libreta con fuerza, se escucha raro mi nombre con su voz grave. No pensaba que lo recordara. Yo no estoy en boca de todos y mucho menos soy una celebridad en redes como para que todos supieran mi nombre.
—Hola.
No sabía qué más decir, era muy incómodo todo. Si le decía algo relacionado con lo de hoy, sería incómodo. Si le decía algo del beso, sería muy incómodo, y si le decía algo de ser novios falsos, sería el doble de incómodo. Estaba teniendo la idea de decirle que se cancela la idea de ser novios falsos y regresaría a casa como el chico invisible que soy.
—Hoy fue un día muy loco —Miller soltó un suspiro—. Perdón si te metí en todo este enrollado.
Tuve que sacudir la cabeza para no perderme en su sonrisa, era tan pura, dejando ver sus dientes blancos y resaltando el verde de sus ojos.
—Créeme, tuve peores días —puse mi libreta en la mesa—. Ahora pongamos las reglas.
La cara de Miller era como un personaje de anime cuando no entiende nada. Ojos pequeños, nada de detalles y una sonrisa vacía. Tuve que levantar una ceja para que viera que su cara me extrañaba.
—¿Siempre eres así de directo? —cuestionó mientras se acomodó en su asiento
—¿De qué hablas?
—Pues pensaba decir cómo estabas, si necesitabas comer algo o incluso solo decir que te vestiste bien.
Pues si tener un suéter negro, un pantalón vaquero rasgado y una cadena con el símbolo de las reliquias de la muerte es vestirse bien, no quiero saber cuándo me vista mal para él.
—No es necesario hablar de eso. Vinimos por hablar sobre esta relación falsa y nada más.
Volvió a sonreír mientras me miraba.
—Lo que digas, capitán.
Suspire y saqué un bolígrafo para escribir en grande. «Acuerdo para la relación falsa».
—Como sabemos, Teresa sabe que yo soy tu "novio" y supongo que debemos hacer público nuestra relación.
—Claro, no quisiéramos que ella aprovechara eso como forma de hundirnos.
—Exacto.
Me molestaba que al involucrarme con Miller también estuviera en juego otra reputación arruinada. Ya no puedo dar vuelto atrás.
—También —Proseguí—. Creo que no es lo mejor que me dejes de besar en frente de otros.
—¿Por qué no?
¿Acaso este chico no es Hetero?
—Puede que tú seas un adonis marcado y que le encanta intercambiar besos como si tu vida dependiera de eso. Pero yo a mí no me gusta eso y mucho menos me gustaría besarte en la boca.
Los besos en la boca son un arma de doble filo. Pueden ser tan dulces como mortales; no pienso caer en ese viejo truco.
—Levantaré sospechas, si no te beso, no es que me emocione besar a un chico. Solo quiero hacer creíble esto.
Entiendo que quiere que esto sea lo más creíble posible, tiene miedo a perder otra vez su beca. Yo también tendría miedo si un trío de locas me pueden controlar con la palma de su mano. Es por eso que, si está conmigo, ni loco, dejaré que eso pase.
—Tranquilo, daré lo mejor de mí para que esto sea creíble, pero nada de besos en la boca.
Miller sonrió y puso los ojos en blancos.
—Bien, pero por lo menos debo darte besos en la mejilla. Nadie pensará que somos algo si solo te tomamos de la mano, pensará que no te amo y ocurrirá otro tormento.
Buen punto.
—Correcto —comenzó a escribir en la libreta—. Permitido los besos en las mejillas, prohibido los besos en la boca —miró a Miller—. ¿Algo más?
Miller estaba pensando unos segundos y luego sonrió mientras se acercaba con los codos.
—Tienes que esperarme después de los partidos de fútbol. Si queremos que la gente piense que nuestra relación es estable y armónica. Un buen novio debe ver a su novio jugar y apoyarlo.
Suspiro pesado y no puedo con que, por cada cosa que escribió o dijo, este chico sonría. ¿No le duele la mandíbula de tanto sonreír?
—Solo iré a los partidos, ni loco, me quedo en las prácticas aguantando el sol —le advertí mientras escribía.
—Trato —Miller miro por otro lado unos segundos y después abrió la boca para decir algo, aunque estuvo casi un minuto con la duda si hablar o no—. ¿Puedo hacerte detalles?
—¿Qué? —Esa pregunta me tomó por sorpresa.
Parece que Miller se arrepintió de haber dicho eso, movía sus pulgares en círculos y con algo de valor me volvió a mirar.
—Con mi exs nunca les gustaban los detalles que les hacía, digo, los hacía más por diversión y se los daba con cariño. Si no quieres, lo entiendo, es una tontería.
Se nota que no es una tontería, algo que menos me gusta en la vida es menospreciar a los demás. Muestro mi mejor sonrisa y escribo en la libreta.
—Aceptar tus detalles —Lo miro—. ¿Algo más?
Me sonrió y aparté la mirada para no perderme en su sonrisa.
Seguimos anotando cosas, como que algunos días tendríamos que salir juntos del instituto. Total, vivimos casi por el mismo vecindario. Subiríamos fotos de nosotros juntos en las redes, no tenían que ser fotos tan explicitadas o algo por el estilo, con solo subir una foto de los detalles de Miller o él abrazándome por la espalda sería suficiente. También debíamos por lo menos salir una que otra vez para que la gente nos vea. Vivimos en una ciudad algo pequeña, tarde o temprano, alguien nos vería juntos y qué mejor que en una cita. Siempre darnos like en las publicaciones del otro para notar el interés. Nada de relaciones íntimas, tuve que escribir ese punto por cualquier cosa. Solo Verónica y el amigo de Miller podían saber que estamos en una relación falsa, para el resto del mundo esto es algo muy serio.
—Uh, también debemos ir a un karaoke —mencionó mientras bebía una malteada, fue a comprar una para mí y una para él. Yo de chocolate y él de fresa.
—Creo que estás agregando ideas que quieres hacer, qué ideas que nos ayuden.
Pasar la última hora con Miller no fue tan desagradable como pensé. Incluso puedo dar sonrisas más sinceras. Tampoco soy un chico duro como una piedra, tengo sentimientos, solo que no los demuestro mucho.
—Claro que es de suma importancia ir a un Karaoke, ¿De qué otro modo saber tus gustos musicales?
—¿Podrías preguntarme? —Lo dije como si fuera la cosa más obvia del mundo.
—Eres muy aburrido, Michael —lo dije con una risa simpática.
—O tú eres muy caótico, Miller.
Soltó una risa algo gruesa.
—Bien, ¿qué tipo de música te gusta escuchar?
—Lana del Rey, Loreen, Troye Sivan. En general, cualquier cantante que tenga buenas letras que ofrecer y ritmos interesantes.
La cara de Miller me deja en claro que o no conocía a los cantantes, o su cerebro de jugador de fútbol que de seguro solo escucha reguetón no entenderá.
—Lo sé —continúe—. No es lo que te gusta escuchar, pero...
—No es eso, solo que me molesta que no esté Taylor Swift en tus gustos.
—¿Qué?
—Cómo que, ¿qué? Taylor Swift: la diosa, mi reina, la chica que tiene una canción para todo.
—Sé quién es Taylor Swift, es solo que no pensaba que te gustaría su música.
—¿Bromeas? La amo, escucho sus canciones casi a diario, es más. —Se levanta del asiento y busca algo en su celular. Cuando lo dejó en la mesa, y un ritmo alegre comenzó a sonar y supe lo que haría—. The moon is high. Like your friends were the night that we first met. Went home and tried to stalk you on the internet. Now I've read all of the books beside your bed.
—Oh, no, ni loco, escucho eso completo.
Intente tomar su celular para que parara de cantar, y este lo tomó primero y comenzó a dar vueltas en círculos mientras seguía cantante.
—Kiss me once 'cause you know I had a long night. Kiss me twice 'cause it's gonna be alright. Three times 'cause I waited my whole life.
Su voz era bastante grave si la comparaba a la de Taylor, pero le daba un tono sensual a la canción que no quería escuchar completa.
—Miller, basta, vamos, alguien te puede escuchar —Lo perseguí en círculos mientras sonría al intentar quitarle el celular.
—I like shiny things, but I'd marry you with Paper Rings.
—Miller, vamos.
Él se detuvo y termine chocando con su espalda y, al igual que su pecho, parece una pared de concreto de piel y huesos. Cuando nos vimos a la cara no pudimos contener la risa e incluso yo, que casi nunca me pongo a reír por estupideces, estaba riendo como lunático junto al chico más popular de todo el instituto. Qué patético y que divertido a la vez.
Cuando nos calmamos, nos volvimos a sentar y Miller apagó su música para volver a concentrarnos en la lista.
—Supongo que tenemos todo listo, creo que eso...
—Falta tus cosas.
—¿Mis cosas? —pregunté.
—Obvio, tenemos que mañana demostraremos al instituto que saldremos, tenemos que no te besaré en la boca, tenemos que tener citas para conocernos mejor y así mostrar cuartadas. Tenemos todo, pero no hay nada sobre tu asunto. Me dijiste que necesitas novio para esa comida con tu hermano. ¿Qué quieres que haga?
No estoy muy acostumbrado a pensar en mí, casi siempre que tengo algo en mente se arruina y por eso solo me concentre en el asunto con Miller. Tuve que darle vuelta a la hoja para poner de título la lista para mi comida.
—Pues, supongo que puedes ser gentil, hablar de fútbol a mi papá le gusta eso, también comer la comida... —Esto es muy incómodo, no tengo ni idea de que podría hacer Miller en esa comida.
—Puedo traer un regalo.
—¿Un regalo?
—Ya sabes, es una cosa que entregas...
—Sé lo que es un regalo, Miller —Gruñí al escuchar su risa.
—Puedo traer unas toallas o una botella de vino. Mi madre tiene como miles y como no le gusta, ahí las tiene como de colección.
Me aguanto la risa.
—Claro que puedes traer un regalo. Supongo que sería un punto para dar la idea de un novio perfecto.
—Tengo que impresionar a mis suegros. Es más, puedo llegar y decirles: hola, suegritos.
Sé que era una broma, pero tuve que apartar la mirada para que no vea que mis mejillas ardieran al escuchar eso. Nadie, jamás de los nunca, se refirió a mis padres como suegros.
—Sí, bueno creo que tenemos todo planeado. A partir de mañana podemos poner a prueba esto y esperar que la gente se lo crea.
—En serio, te agradezco mucho que me ayudes en esto.
—Tú también me estás ayudando, así que no hay nada de que agradecer.
Ambos nos levantamos de los asientos y cuando estaba a nada de irme de regreso a mi casa, Miller tomó mi libreta y se quedó paralizado al ver las primeras páginas. Son varios dibujos que hice, no están terminados al cien por ciento, y no sé por qué me dio mucha pena que él lo viera.
—¿Tú dibujas? —cuestiono sin despegar su mirada de la libreta.
—Sí, en mis tiempos libres, me gusta dibujar, ¿por qué pensabas que no dibujaba?
—Pues nunca más participaste en los concursos de pintura, pensé que ya habías dejado el arte, pero esto... ¡Esto es increíble! —Sus ojos brillaban al mirarme y su sonrisa pura volvió a su rostro—. Son muy buenos, necesito tomarle una foto.
Dicho y hecho, le tomo una foto y yo estaba algo apenado mientras me rascaba el brazo derecho.
—¿Querías robar mi libreta por algo en particular, Miller? —Volví con mi tono tranquilo.
—Ah, verdad. Mira, creo que necesitamos un apodo.
—¿Un apodo?
—¿Vas a repetir todo lo que diga como si fuera una pregunta? —Se rio mientras me miraba. Yo solo levante los hombros.
—¿Para qué quieres tener un apodo?
—No me gusta que me digas, Miller, me haces sentir viejo.
—Bueno, puedo llamarte Teddy. Recuerdo que alguien te llamó así.
Eso es mentira, lo digo porque a Theodore Roosevelt le solían decir Teddy, supongo que ese es el apodo de los Theodore. No quiero decir ese origen por pena y para no quedar como un cerebrito que se acordaba del apodo de un presidente.
—Teddy —lo repitió y en su voz se sentía diferente—. Me gusta mucho, y lo justo es que yo diga tu apodo.
—No sé si me gusta cómo suena eso.
—Muy tarde, ya que tu apodo será: Michi.
Ni loco dejo que me llame así.
—¿No tienes un apodo peor?
—Es un apodo perfecto, te pareces a un gato negro y las primeras cuatro letras de tu nombre están en el apodo. Es perfecto.
No, no, y mil veces no.
—Ni loco dejo... Oye.
Miller me quito el bolígrafo y escribió en la libreta su apoyo y el mío.
—Muy tarde, ya está en la libreta y lo que sea que este escrito no se puede romper.
Esa regla se la saco del culo, puedo decirle que no me gusta ese apodo e incluso me puedo ir de este lugar y decirle que ya no quiero que sea mi novio falso. Puedo hacer tantas cosas, que me parece patético, que solo suspiro y tomo mis cosas sin ninguna queja.
—Si abusas diciendo ese apodo, juro que te dejaré como varios gatos negros. Sin bolas.
Lo apunté con el bolígrafo justo en el cuello. Escuché cómo tragó saliva y se sobó la nuca.
—Claro, como digas, Michi.
Ya me estoy arrepintiendo de esta tontería.
Caminábamos juntos mientras repasábamos las reglas que escribió. La verdad estaba muy emocionado por iniciar todo esto, no solo porque me gusta mucho experimentar cosas nuevas, sino que quiero conocer mejor a este chico, a Michi. Por Dios, es un apodo tan perfecto que me deleito de solo decirlo. Tenemos planeado que en la cancha él se acercó a mi lado y me dé un beso en la mejilla y yo, como todo un actor, les dejaría en claro a todo que somos novios y que ese rumor que yo golpeé a Teresa es falso. Supongo que es un buen plan. También hablamos que debo vestir normal el sábado para la comida, no tengo miedo, solo voy a comer con su familia... como si fuera su novio... ni con mis exs fui a comer a sus casas. Pero esto es una relación falsa, no tengo por qué tornármelo tan literal.
Nos separamos un apretón de mano y le grité su apodo, parecía un gato enojado al escucharlo. Caminé hacia mi casa y para mi sorpresa me encontré a mi mejor amigo sentado en las gradas.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté mientras me sentaba a su lado.
—¿Se te olvidó? Era miércoles de películas.
Cierto, concordamos que cada miércoles nos poníamos a ver una película mala para citarla y reírnos un rato de trama o las actuaciones. La semana pasada fue la película de los pollos zombis. En serio, existe esa película y es una porquería.
—Lo siento, se me olvidó por completo.
—Ya lo sé, estabas con tu novio.
Mis orejas se ardieron al escuchar lo que salió de la boca de Marcus. Nunca pensé que alguien me incluyera con la palabra novio. Se sintió muy raro al escucharlo.
—Cómo...
—Tú querías conseguir un novio falso, ese chico subió una foto de Teresa con las manos en la masa. No necesito ser Sherlock Holmes para saber lo que pasaba.
—Rayos, quería que fuera sorpresa.
Yo me ríe en voz baja, mientras que Marcus seguía con su cara seria y unas manos escondidas en su chaqueta.
—Theo.
—Sí.
—¿Estás seguro con esto?
—Supongo.
—Es que no quisiera que le rompieras el corazón a ese chico o te lo rompieras tú.
No podía pedir un mejor amigo que Marcus. Siempre está conmigo y nunca me abandonó ni en los malos ni en los buenos momentos. Cada vez que yo necesito su ayuda, él está para mí, como yo estoy para él. Supongo que es el único con el que puedo contar con todo.
—Eso no va a pasar, yo soy hetero y lo beso en la mejilla para ser creíble todo esto. Además, ambos sabemos que esto solo es una relación falsa. —Marcus se quedó callado y siguió mirando a la nada mientras que yo buscaba mis llaves en mi mochila—. Mejor entremos que hoy tenemos que ver esa película de Dora la exploradora en la vida real.
Sonrió a medias.
—Yo haré las palomitas.
Ambos entramos a mi casa y mientras Marcus se ponía a hacer sus famosas palomitas picantes. Yo revisé para ver cómo tenía varios mensajes en Instagram, disculpándose por insultarme y felicitándome por terminar con una mentirosa como Teresa. Miré la foto donde Teresa salía sin su ojo morado y mi vista se desvió a la foto de perfil que subió esa foto.
Michael López.
Entré a su cuenta y estaba llena de fotos de paisajes, algunas fotos de su habitación, una solo foto de él con su amiga y una foto donde está mirando un callejón cubierto por la lluvia.
Un lugar puede tener mucho que contar.
Era lo que acompañaba a la imagen. Se subió hace casi tres años y no entiendo por qué me dio un aire algo melancólico. Bueno, todo en ese chico tiene un aire melancólico, aun así, me gusta mucho su risa, fue muy contagiosa.
Recordé la foto que le tomé a su libreta y se me ocurrió una buena idea. Subí la foto a mi cuenta con algo escrito.
No sé si estoy enamorado de los dibujos o del artista. ¿Puede ser ambos, Michi?
A los pocos minutos vi que la amiga de Michael le había dado corazón, luego fueron otros chicos que conocía a medias y mis ojos se iluminaron al ver que Michael también le dio corazón. No puede ocultar mi sonrisa.
Sin nada más que decir, los dejo en su linda noche, tarde o día.
Los quiero, bye <3
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