02. Solo necesito conseguir un novio
—¿Qué prefieres? Una chica con grandes tetas o una chica con un gran trasero. —Leonardo, del equipo de fútbol, me preguntó mientras ponía sus brazos detrás de la cabeza.
—Bueno.
Si tuviera que decir la verdad, diría que me gusta una chica que tenga buen corazón. No me importa si tiene pequeños atributos, yo solo quiero a alguien que me quiera y pueda contar en los momentos más importantes. Sin embargo, en este grupo todos quieren una pregunta que involucre tetas o culos.
—Trasero, es lo primero que veo de una mujer. —Lo primero que veo de una mujer es su cabello.
—Lo sabía, este chico es un pervertido de primero. Con razón todos te adoran, Theodore. ¡Chicos ustedes, qué prefieren!
Odio que todos me traten de Dios o de una figura de suma importancia. No sabía que ser bueno en deportes, dedicarse a los trabajos y ser simpático con las personas era sinónimo de ser un chico popular. Cuando entré al instituto, solo era un don nadie que, tras vacaciones, creció un montón; parecía un gorila. Mi voz se hizo más gruesa, y tras ir al gimnasio con mi mamá, toda mi masa muscular creció. Esa fue la primera característica.
Entré en varios concursos de literatura y poesía; me gusta mucho crear historias, sobre todo de amor. No pensé que quedar primero en esos concursos te haría popular, bueno, lo de ganar concursos fue mi segunda característica.
Por último, lo que me hizo ganar el nombre del chico más popular del instituto, fue entrar al equipo de fútbol. Lo llevo jugando desde pequeño, para complacer a mi padre. Solo quería entrar para tener algo más que hacer, además de estudiar. Nunca pensé que me convertiría en el capitán o mucho menos en el amuleto de suerte del equipo.
Es gracioso que terminaría convirtiéndose en el protagonista de varias de mis novelas. El chico, jugador de fútbol y el más popular del instituto, Troy Bolton, debe estar orgulloso de mí.
—¿Nos acompañas?
Trevor del equipo dijo que sería perfecto que todos fuéramos a comer pizza después de las prácticas y así estar motivados para un próximo partido. Todos me quedaron viendo cuando me preguntó si iría con ellos.
—No puedo, tengo otros planes.
La mayoría comenzó a molestarme con sonidos de besos y Marcelo me dio un pequeño golpe en el hombre.
—Caballeros, no nos burlemos del caballero de brillante armadura. Tiene que demostrar por qué la tiene madura.
Varios se reían de ese comentario mientras yo solo le saqué el dedo de en medio. Son idiotas, pero bastante agradables.
El equipo completo se despidió y yo solo tuve que caminar unas cuantas cuadras para llegar a la cafetería que lo empezó todo. No es un lugar del otro mundo. Incluso está lleno de otros estudiantes. Para mi suerte, había una mesa al final del lugar completamente sola. Me senté y saqué una libreta con hojas de colores, arranqué una hoja y comencé a hacer pequeños tulipanes. Las manualidades no son algo más en mis características. Solo lo hago para pasar el tiempo. Además, quiero recibirla con un pequeño regalo.
Mis ojos se dirigen a la figura que entra en la cafetería: su pelo rojo, su chamarra de animadora, la bomba de mascar que explota con sus labios. Es una chica tan hermosa y me alegra decir que es mi novia.
—¡Teresa! —Me levanto de mi asiento y agito mi brazo para que me vea. No puedo contener mi sonrisa alegre al verla.
Ella se sentó a mi lado y cuando le iba a dar un beso, ella me toma las mejillas y me planta un beso profundo. Casi diría que era un momento mágico hasta que escuché el sonido de la cámara. Quise decirle algo bonito, como que su vestuario le quedaba muy bien o que extrañaba verla en el instituto. Pero ella me detuvo un momento mientras escribía rápido en su celular; por lo que vi, estaba publicando la foto del beso con emoticonos de corazones.
—Te ves muy bonita. —Se lo dije mientras le tomaba la mano.
—Me esforcé para estar linda —dijo mientras dejaba el celular—. Aunque tú no estás en tus mejores condiciones. —Con sus manos intenta peinarte el cabello—. Ese nido de ratas necesita un corte; además, deberías usar ropa más ajustada.
—¿Hay algún motivo en particular? —pregunté con una media sonrisa.
—Obvio, tienes un cuerpo que debes presumir y así seríamos una pareja de sueño.
Solté una pequeña risita mientras seguía teniendo su mano.
Conozco a Teresa desde hace un año, en esta misma cafetería. Ella vino con una mirada tímida a pedirme mi número y cuando yo le dije que sí, pude ver un pequeño sonrojo. Después nos escribíamos por Instagram. Ella me mandaba imágenes bonitas y yo respondía con emoticones. Casi después de medio año, en donde hablamos poco en el teléfono, sentarnos juntos en el instituto y que ella se tomara demasiadas fotos conmigo, llegó el día definitivo. Le pregunté si quería ser mi novia. Ella dijo que sí y me dio un beso en los labios para después publicarlo en redes.
Trato de hacerla sentir bien, le doy regalos pequeños y salimos a pequeñas citas, todo en pequeñas porciones porque a veces no tiene tiempo o no quiere cosas muy grandes. Incluso lo hicimos hace unos meses y tengo que decir que ese momento lo atesoro con mi corazón. Creo que encontré alguien con el que pueda decir que puede ser mi pareja. Alguien verdadero, que me quiera por quien soy.
Teresa pidió una malteada de chocolate mientras yo pedí un té de burbujas. Pagué las dos bebidas y ella parecía muy apegada al celular. Casi siempre es así y siempre tengo que iniciar la conversación para platicar. Hoy tenemos que celebrar por cumplirse un año desde la primera vez que nos vimos y tengo un gran día planeado...
—Teresa —Ella apartó la mirada de su celular para mirarme—. ¿Sabes qué día es hoy?
—¿Lunes?
—Bueno, sí, pero hoy es el día en que nos conocimos por primera vez.
—Ah, ¿en serio?
¿Ah, en serio? No era la respuesta que esperaba.
—Pues por eso quería tener una gran cita, primero tomaremos una bebida, luego iremos al parque, para después...
—Espera, Theodore.
Me detengo más por escuchar mi nombre completo. Solo lo dice eso cuando tiene algo importante que decirme.
—Mira, lo que sea que tienes planeado, pero ahora tengo otros planes. Tú entiendes —Vaya que lo entiendo, en casi medio año solo hemos tenido cuatro citas en donde no tenga que irse o cambiar de planes—. Esa cosa la podemos hacer otro día. No es importante...
—¿No es importante? —La interrumpí con una voz vacía.
—Claro que no es importante, nadie quiere ver fotos de nosotros en esos lugares, no es nada interesante.
—¿Fotos? ¿Todo esto es por fotos?
—Claro que no —me toma de la mano—. Te amo, Theo, es lo único que debe importar. Lo de las fotos es solo para cautivar nuestros momentos felices, tú sabes, como en tus historias tontas.
—No son tontas —trato de no sonar tan dolido por ese comentario—, pero... es nuestro aniversario de conocernos.
—Eso es raro. ¿Quién haría una cita por un aniversario de conocerse? Es casi tonto como tus obsequios.
Eso me destruyó.
Me levanté de mi asiento y apreté los tulipanes que tenía elaborados. Total, son tontos para ella. Son patéticos para Julia, son patéticos para Nora. Son patéticos para cualquiera que ha estado conmigo. Salí de la cafetería y Teresa me sigue gritando mi nombre detrás de mí. Cuando estábamos afuera y sin mucha gente, ella se puso enfrente y me pidió explicaciones.
—¿Qué te ocurre? Hoy estás raro.
—¿Raro? —suspire, tratando de mirarla a los ojos—. Raro es darme cuenta recién que eres una chica que nunca estuvo interesada en mí; solo estabas interesada en mi popularidad.
—Eso no es cierto, cuántas veces tengo que decir que te amo.
—¿Cuándo te pedí que fueras mi novia?
Ella se quedó callada y quiso mirar la fecha en su celular.
—Ahí está, ni siquiera sabes cuándo nos volvimos novios. Cada vez que intento hacer algo romántico o darte un detalle. Tú solo le tomas una foto y dices que te encanta, cuando ahora dices que mis detalles son tontos. ¿Cómo sé que toda esta relación no es a veces una farsa?
Teresa no dijo nada e hizo el más mínimo detalle para buscar una excusa. Era como si quedara en blanco. Eso me confirmó todo.
—Supongo que no esperaba algo diferente.
Teresa rápidamente me tomó de la mano e intentó llevarselas a sus mejillas. No lo logra, ya que se la aparté antes de que me intente convencer de que en realidad me ama y no hay otro hombre en su vida. La anterior chica que lo hizo casi me convence en regresar con ella.
—Esto termina ahora.
—¿En serio me dejas? ¿Prefieres abandonarme como si no fuera nada?
—Adiós, Teresa, espero que encuentres a alguien más.
—¡Desgraciado!
No me detuvo para mirarla, necesitaba alejarme y resignarme a que ninguna chica me querrá por mi amor, solo por mi popularidad. Estúpida y maldita popularidad.
Soy muy romántico, eso tengo que aceptarlo. Desde pequeño me gustaban las historias románticas y ver cómo los personajes tenían parejas, por eso quería tener alguien a mi lado, a quien darle mi amor, demostrarle que puede contar conmigo y juntos podremos enfrentarnos con todo. Sin embargo, a mis dieciocho años, no he conocido a nadie que me quiera o demuestre quererme. Mamá dice que la chica indicada llegará cuando menos me lo espere. Quiero creer eso y esa es la razón por la que quiero terminar este último año escolar y empezar desde cero en la universidad. Nada de popularidad, nada de destacar, solo seré yo y me esforcé en mis estudios y conseguir una chica que me quiera por lo que soy.
Llegué a mi casa. Mi madre había dejado el almuerzo, y dejó una notita en la nevera en donde pedía que limpiara mi habitación y la esperara despierta para que le abriera la puerta. Ella trabaja como veterinaria, pero es curioso que batallara tanto en conversar de tener una gatita; tuve suerte que se terminó enrollándose con nuestra gata negra, Cleo. Bueno, siendo la persona que más animales heridos a diario entiendo si esa dificultad.
—Hola, cosita bonita —Cleo, se pasea por mis pies mientras maulla con poca intensidad.
Tomo a Cleo en mis brazos para llevarme a mi habitación y acostarme con ella en mi cama. Mi habitación es mi lugar seguro, tengo posters de películas que me gustan como: Los imprevistos del amor, Yo antes de ti, Anónima y mi película favorita: La La Land. Saco mi celular y veo cómo Teresa subió una foto de algunos de mis regalos tirados en la basura y diciendo un año tirado a la basura. No sé qué me duele más, que finja que en serio le importaba lo nuestro o que me mintió con lo que sí tenía tiempo para publicar más fotos y no tener una cita conmigo.
Pero estoy bien, es la tercera chica con la que terminó, debo estar perfecto. Soy un hombre y los hombres no lloran.
—¡He looks up grinning like a devil!
Estaba tirado en el suelo, viendo en YouTube un concierto grabado de Taylor Swift y cuando comenzó a cantar Cruel Summer, no pude contenerme y comencé a llorar mientras cantaba a todo pulmón. No puedo engañarme con verme rudo y seguro; por dentro solo quiero alguien a mi lado que me abrace y me diga que me quiere. Por semanas pensaba que Teresa iba a ser ese alguien y me rompió el corazón saber que ella era otra en la lista de fracasos. Lo peor es que ella de seguro estaba supertranquila en su casa, quejándose por no poder seguir tomándose fotos conmigo y yo. Estoy en el suelo, escuchando a Taylor Swift, cubierto con unas sábanas y con lágrimas en mis ojos. Si alguien me viera en este momento, dudo que pensarían que soy el mismo chico popular del instituto.
El video se detuvo por una llamada. Con ver el nombre en grande tomé rápido el celular y me lo puse en la oreja.
—Adivinaré, entró en la lista. —Su voz era suave y tranquila.
—Pensé que era la indicada e incluso le iba a decir que al terminar el instituto podemos alquilar un departamento cerca de la universidad. Me siento como un idiota —No me moleste por cambiar mi voz o tratar de ocultar mi llanto. Es mi mejor amigo, sabe que soy sensible con estas cosas.
—Theo, deberías pensar menos en que tu próxima pareja será el amor de tu vida. Eso solo ocurre en los cuentos de hadas.
—Marcus, no sé si me llamas para ayudarme o hacerme querer comprar una tarrina de helado y ver una película triste.
—Sabes que soy directo, además tú mismo te pones esas ilusiones; yo te dije que ella no se veía muy interesada en ti como algo romántico.
—Tú no has tenido un romance, no puedes decir nada de ser romántico.
—No, pero tengo cerebro. Eso es más importante que tener un romance.
—Sigo sin saber si me estás apoyando.
Tener la voz de Marcus tratando de consolarme con sus comentarios pasivo-agresivos ayudó demasiado a que me quedara dormido y, si no fuera por el ruido del timbre, hubiera dejado hablar solo a Marcus por un rato. Corte la llamada para ir a recibir a mi madre con un abrazo. Había traído la cena, pero la rechacé; no tenía mucha hambre, solo sentía los ojos cansados de llorar tanto.
Al acostarme en mi cama, miro que Teresa publicó algo en su Instagram y, en vez de mirar lo que sea que haya puesto, solo dejó a un lado mi celular. Ya tuve demasiado de ella por un día.
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Las lamidas de Cleo me despertaron. Ella me despierta cada mañana lamiendo la nariz. No sé cómo aprendió a hacer eso, pero agradezco tener a mi peludo despertador. Me doy un baño, me cambio de ropa y voy hacia la cocina donde mi madre estaba haciendo el desayuno.
—Buenos días, mami. —Le doy un beso en la frente.
—Veo que el jovencito tenía mejor humor. ¿Qué pasó ayer?
—No mucho, es solo que estaba cansado por este último año escolar.
Además, mi supuesta novia resultó ser una traicionera y lo nuestro terminó. Casi nada.
—Ser adolescente debe ser un gran espectáculo —Cada momento que tiene suele atacarme con decir que me preocupo de más y la vida juvenil no es la gran cosa—. Recuerda que debes llamar a tu padre. No para de preguntar por ti.
—Cuando tenga tiempo, lo llamaré.
—Eso espero, recuerda que sigue siendo tu padre.
No contesté y solo ayudé a mi madre a terminar el desayuno en silencio.
Subía a mi habitación para tomar mi mochila, y al tomar mi celular, veo que se quedó sin batería. Tengo suerte de que lo pueda cargar en el instituto. Me despido de mi madre con un beso en la frente y como todos los días, mi mejor amigo me está esperando en su auto. Bueno, es el auto familiar, pero casi siempre él lo usa. Entré con una sonrisa y apenas vi su cara larga, supe que algo estaba mal.
—¿Qué ocurre?
—¿Viste la publicación? —Marcus parecía impactado al ver que negué con la cabeza—. Por un demonio.
Saco su celular; mis ojos casi salen de mi rostro al ver que Teresa publicó varias imágenes donde muestra su brazo, pierna y su ojo; todos con moretones negros y acompañados con un mensaje: Nunca confíes en el hombre que amas.
—Qué carajos —exclamé con confusión.
—Esa loca te está acusando de abusador; sé muy bien que no lo hiciste. Digo, estuviste toda la tarde llorando en la llamada mientras escuchas a esa sobrevalorada... ¿Theo?
Me comencé a hiperventilar; yo nunca le haría eso a una chica, yo no le haría eso a nadie. ¿Cómo alguien puede culparme de hacer tal cosa y más publicarlo en redes como si fuera verdad? Yo... Yo...
—Carajo, Theo —Marcus me dio una cachetada para que reaccionara y funcionó más que bien—. Respira, esto solo es una noticia falsa. Verás cómo todos se olvidarán de éstos a las horas y haremos como si esto nunca ocurriera.
—Tienes razón, esto pasará. Todo estará bien.
Nada está bien.
Apenas llegamos al instituto, todos me quedaron viendo con ojos de muerte, como si hubiera asesinado a alguien. Chicas me llamaron patán, chicos me dijeron imbécil e incluso un chico que nunca había conocido me dio un golpe en el estómago y me llamó abusador. Quiero creer que, si el instituto tuviera casilleros, el mío estaría rayado de mensajes de muerte o con la palabra abusador.
Todo escaló tan rápido, que ni sé cómo terminar en la oficina del director, quien estaba revisando unos papeles mientras yo esperaba que dijera algo.
—Bien, señor Miller —el director dio un suspiro agotado y juntó las manos como si tuviera un plan malvado—. El rumor que corre sobre que usted agredió a la señorita Parker...
—Yo no hice eso —lo interrumpí y rápidamente me quedé callado.
—Pues dos señoritas vinieron temprano a decirme que usted las agredía y por el mensaje de la señorita Teresa Parker tuvieron el valor de decirme la verdad.
—¿Eran Julia Valarezo y Nora Espinosa? —Por el levantamiento de ceja del director, puede confirmar que fueron ellas. Eso es jugar sucio—. Mire, yo no hice nada a Teresa, terminé con ella ayer y, como venganza, público que la agredí. Pero yo jamás haría eso.
—Mire, señorito Miller, sabes que usted es un estudiante estrella. Nos lo demostraron al ganar una beca en el concurso de escritura. Sin embargo, en esta institución no permitimos que el nombre de nuestros estudiantes sea manchado en problemas como este. Por eso, hasta que logré limpiar su nombre, no me queda otra que quitarle la beca.
No... no, no, no, no. Esa beca me ayudaría a pagar la mitad de los gastos de la universidad. Mi mamá no puede con todos esos gastos. Necesito esa beca de cualquier manera.
—Director, en serio, yo no hice eso, jamás golpearía...
—Lo siento, señor Theodore, sé que usted es un gran alumno, pero los golpes de la señorita Parker no salieron de la nada —estaba completamente helado—. Eso sería todo, cuando lo siento.
Intenté convencerlo de que era inocente e incluso le mostré la llamada que tuve con Marcus para que viera que yo no pude haberla golpeado ayer. Pero parece que eso no prueba nada. Solo demuestra que la puede golpear en otro momento o incluso que mande a otros chicos a golpearla. Esto es una pesadilla.
Corrección: la mitad del día seguía siendo una pesadilla. Todos me miraban con odio y trataban como si fuera un bicho raro. Eso no me importaba, yo solo quería que Teresa diga la verdad y pueda recuperar mi beca. Pero la conozco: ella moriría antes de contradecirse.
Es por eso que estaba en el receso, escondido con mi amigo, intentando buscar la forma de que Teresa diga la verdad.
—Sabes, puedes secuestrarla, obligar a que diga la verdad o, si no, matarías a sus padres —Marcus mordía su emparedado mientras decía eso.
—Esto es serio, necesito conseguir algo creíble, necesito la manera en que ella tenga que decir la verdad de una forma u otra.
Unas voces se escuchaban algo cerca; pensaba que sería otro chico que intentaba golpearme por haberle hecho daño a Teresa, pero solo eran la chica y el chico que tuvimos un encuentro inoportuno en el receso. La chica sabía muy poco de ella; sin embargo, del chico sí que sé más. Michael López, se podría decir que es alguien que puede conocer algunas cosas más, pero nada que llegará a considerarse una amistad.
—Te digo que deberías tener una cita, esa es la manera más rápida —la chica comentó mientras tomaba un jugo.
—Ni loco, las apps para gais solo tienen a señores mayores que quieren coger con niños. Es una mierda ser gay.
Ellos se fueron alejando y Marcus se reía solo como si tuviera un ataque de esquizofrenia.
—¿Qué es tan gracioso? —pregunté mientras lo miraba.
—Pues sería muy divertido que tú fueras gay y tuvieras un novio. Así, la loca de Teresa quedaría como lunática al no aceptar que el chico que salía era gay.
Marcus seguía riendo, mientras que yo estaba pensando más de la cuenta.
—¿Si fuera gay? Es... una increíble idea.
—¿Qué?
—Si tengo un novio, le puedo decir a todo el instituto que eso que publicó Teresa es falso. Yo terminé con ella porque le dije mis verdaderos gustos y que tenía un novio. Por ende, yo no sería capaz de golpearla, porque tengo novio y ella solo hizo eso para llamar la atención.
—¿Es una broma? —preguntó mi amigo—. Es una idea estúpida.
—Es una gran idea. Solo necesito conseguir un novio.
Fun Fact: El amor de Theodore hacia la literatura y en especial a las historias de romance en parte se inspira en mi amor por el mismo género y también en un personaje de una novela cancelada que se me ocurrió en el lejano 2019.
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