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-uno-

Abrió la puerta de casa, dando un largo suspiro. La soledad de ésta le daba la bienvenida, porque nadie más estaba alli cuando llegaba del trabajo.

Salió nuevamente, las bolsas de las compras las habia dejado afuera. Hoy, no se desanimaría.

Era su aniversario número cinco de casados. Estaba seguro de que su esposo llegaría más temprano, y esta vez, volvería con los muebles desaparecidos.

Porque sí, cualquiera podria pensar que era una casa minimalista, pero la dura realidad es que un dia al volver del trabajo; faltaban muebles.

Con su sueldo habia comprado una pequeña mesa, porque no podian comer en el piso.

Pasó directo a la cocina, saludando de paso a Yeontan, quien lo seguía bastante eufórico.

-Ya te doy de comer Tannie, dame un momento.- decía riendo. El pequeño perro ladrando detrás de él, impaciente por su cena.

Empezó a sacar las compras, el alimento para perro siendo lo primero.
Lo abrió y con un cacharro sacó lo justo para el pequeño. Sirviendolo en su tazón, siendo devorado inmediatamente.

-Ahora cocinaré para mi y para papá, no robes la comida Tan.- se agachó a acariciar su pelaje, para luego levantarse y empezar a cocinar.

𝙿𝚊𝚙𝚎𝚕𝚎𝚜

Dejó la bandeja en el horno, listo el pollo. Empezó a pelar papas y zanahorias, unos cuantos camotes y cebollas.

Hoy cocinaría lo que más le gustaba a ambos. Y lo que verdaderamente era su especialidad.

Yeontan ladrando nuevamente detrás de él.

-¿En serio tienes hambre?- preguntó asombrado. Yeontan queriendo saltar sobre el, para llegar a los tomates. -¿Cáscaras?

Un ladrido por respuesta.

Las cáscaras de tomate eran una de las cosas favoritas de Yeontan, tanto que algunas veces se las ponian en la comida.

Tomó unas cuantas y caminó otra vez hacia el tazón, dejandolas y volviendo a cocinar.

-No más..-negaba cortando las zanahorias. Sonreía, Tannie era ya su nuevo familiar que lo esperaba en casa, aunque familiar ya era... desde hace tres años.

𝙿𝚊𝚙𝚎𝚕𝚎𝚜

Terminada la cena se fue a cambiar, el reloj marcaba las nueve y Jungkook deseaba que su esposo llegara pronto.

Se puso su mejor ropa, la ropa con la que lo conoció. Siendo sinceros, casarse habia sido una decisión apresurada.

Se conocieron en abril, y ese mismo año, en la cena de navidad le propuso matrimonio. Y como no caer ante tal, si Jungkook era solo un pequeño entusiasmado de 20 años. Se casaron oficialmente en febrero.

Aunque la idea de que haya sido una decisión demadisado apresurada, Jungkook no dejó que perdiera el encanto.

Tres años después, Tannie llegó a sus vidas. Un pequeño perro con problemas cardíacos, su esposo habia decidido traerlo a casa y darle el cuidado que merecia.

-Extraño al Taehyung de 24 años..- Decía triste mientras ataba sus zapatos. Salió de la habitación con una extraña sensación en su pecho, pero le restó importancia.
Fue por dos copas, platos y cubiertos. Colocándolos en la mesa y sentandose a esperar. Tonteaba un rato con el celular.

Estaba feliz, era su aniversario.
Estaba feliz, su esposo llegaria temprano.

Tic, tac. Miró por décima vez la hora en el celular. . . Las doce.

-Seguro lo llenaron de trabajo, ¿verdad Tannie?- acariciaba sus orejas.

La propia mentira lo mataba, no tuvo más remedio que llamarlo, aunque no queria molestarlo.

Le marcó. Uno, dos, tres tonos. Al cuarto fue atendido.

-¿Quién?- Se escuchaba mucho ruido.

-Amor... ¿Estás por venir?

-Ah, Jungkook.. ¿Qué quieres?- Parecia molesto, pero al otro lado de la linea, se escuchaban muchas risas.

-Es que... hoy es nuestro aniversario.- Dijo despacio, sintiendo que era inundado por una gran tristeza.

-Estoy trabajando. No puedo.- Bufó, pero se escuchaban risas. Y de fondo..

-¿Qué apuestas Taehyung? Nos prometiste la sortija de matrimonio, rata.- Una voz gruesa junto a su esposo. También la de mujeres.

No era su zona de trabajo.

-No importa ya, pero Tannie esta descompuesto- Miraba de reojo al perro que correteaba una pelota.- Te avisaré si mejora, estaba tirado en el piso hace rato.- Y su mentira seguia. ¿Así tenia que traer a su esposo a casa?

Colgó. Sus ojos estaban llenos de lágrimas contenidas. ¿Apostar su sortija de matrimonio? ¿Eso pasó con los muebles? Fue solo... una apuesta.

Marcó a la oficina, siendo atendido por Lisa, una de las compañeras de su marido.

-Hola Lisa..

-¡Jungkookie!.- Exclamaba feliz.- ¿En qué te puedo ayudar?

-Pues, queria saber si mi esposo esta en la oficina.- Dijo nervioso, ¿Ella también le mentiria?.

-Hay Kookie, ni lo menciones. Salió a las ocho, y se fue con alguien a nose donde. Me encantaria poder ayudar más, pero es todo lo que tengo para decirte.- Fue sincera. Jungkook pensaba que lo iba a encubrir, pero realmente lo expuso de sobre manera.- Chau kookie.- Le colgó sin más.

Las lágrimas ya manchaban su rostro, dejando el celular de lado, sentado en el frio suelo. Agachó la cabeza y rompió en llanto. Yeontan estando a su lado de inmediato; triste, sin saber como consolar a su dueño.

Lloró todo lo que necesitaba, tomando una desición.

Se levantó y preparó las maletas, ahora esperaría a su esposo y ni se molestaria en limpiarse la cara.

𝙿𝚊𝚙𝚎𝚕𝚎𝚜

El sonido de las llaves en la puerta, haciendo que Jungkook dejara de ver el teléfono sin expresión. Taehyung cruzó por la puerta, sin una bienvenida de parte de Yeontan, quien dormía a los pies de Jungkook. Primero miró a su perro quien no parecía descompuesto, pero fue pasado.

-Son las tres de la madrugada.- dijo mostrándole el celular. Estaba calmado, era lo que necesitaba para esta conversación.

-Si, nos llenaron de trabajo en la oficina, recién me sueltan.- Mentiroso.

-Hablando de oficinas...- habló elevando un poco más su voz, dejando de susurrar.- Llamé y me dijeron que saliste de ahi a las ocho. Asi que más vale que me digas dónde carajos estabas Taehyung.- No habia más amor. Porque cada una de las secas palabras, habian sido acabadas por el nombre de él, aquel al que le ponia apodos cariñosos.

Taehyung mordió su labio, mirando al rededor y notando al lado de Jungkook unas maletas.

-Te lo preguntaré una vez más. ¿Dónde estabas?- murmuró poniendose de pie.

-Calmate. Salí con unos amigos después del trabajo.

-Ah... ¿Sus mujeres estaban ahí o porque te llamaban con cariño?- sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, esos que ya estaban rojos.

-Puedo explicar que..-

-¿Y tu anillo?- Preguntó mirando su mano, su voz salía rasposa por contener el llanto.

-Mi anillo...

-¿Y los muebles?

Taehyung solo se relamió los labios, sin poder decir nada.

-¿Y el amor que me prometiste?

Silencio, ni responder podía.

-Kim, ¿Qué papel juego yo en todo esto? ¿El de marido? ¿O el juguete que tienes en casa?- dijo sacándose el anillo de compromiso, tirandolo lejos.

-¡No!- Exclamó Taehyung cuando Jungkook lo lanzó lejos.- Jungkook yo..

-Sabes Taehyung, no quiero tus explicaciones. Tampoco tu anillo o tu amor. Me queda muy en claro de donde sigues sacando esta ropa y..- Se acercó a él para oler su cuello, alejandose segundos después- El olor a cerveza.

Caminó hasta la maleta, tomandola y caminando hasta la puerta.

-¿Con quién se queda el perro?- Preguntó Taehyung, sin detener su partida.

Jungkook se dió vuelta, Taehyung tenia la misma insoportable cara de siempre.

-Tannie- Lo llamó, el pequeño peludo corriendo hacia él.- Ahora tienes dos problemas menos, y sabes- Volteó por última vez.- Hay comida en el microondas. Adiós Kim.

Y salió por la puerta, con sus maletas y el perro. La casa sintiendose sola en el momento que se fué. Pero, ¿Quién abandona a quién?.

No tuvo más que adentrarse a la habitación para cambiarse, no queria comer. Pero una lágrima soltó, cuando en la cama vio que descansaba ropa de su esposo, esa misma con la que lo habia conocido. Y ahora era el mismo a quien habia engañado y utilizado. Se sentó en la cama, agarrando la remera de Jungkook.

Oh su Jungkookie.

Tanto que le habia hecho y poco que podia demostrar por él.
Y pasó el resto de la noche llorando, solo, sin un cálido abrazo. Nada.

¿Qué papel juego en todo esto?

𝙿𝚊𝚙𝚎𝚕𝚎𝚜

Las lágrimas manchando otra vez sus mejillas, su perro sin correa, pero fiel lo seguia. El brillo que alguna vez tuvo esa relación, ahora vaga en un triste recuerdo.

Caminó sin rumbo y sin darse cuenta, estaba frente a la casa de sus hyungs. Porque todos ellos habian permanecido juntos, él fue el único que tomo otro rumbo, y ahora le daba pena pedir consuelo. Sin embargo lo hizo, toco el timbre, esperando respuesta.
Sabia que, sea quien sea que le abra, iba a llorar nuevamente.

Jin fue quien abrió la puerta, siendo seguido por Hoseok, se quedaron estáticos al ver a su menor con los ojos hinchados y la nariz roja. Grande fue su sorpresa cuando éste se abalanzó a Jin.

-Tenias razón Hyung...

Cada que me recuerdes, tu alma se llenara de dolor y soledad. Arruinaste algo tan bonito como el amor en si.

Fin

5.03.2021.

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