53.
Jimin suspiró cansado y cerró la pequeña libreta en la que había estado tomando notas. Había pasado casi tres horas junto a la madre de Yoongi, organizando el cumpleaños de Yeonjun sentados en la mesa de jardín que los padres de Taehyung tenían en su patio trasero. La primer hora habían recibido la ayuda del señor Min, pero luego de que comentará que no entendía porque tardaban tanto en decidir si querían las servilletas verde agua o las verde manzana si para él eran iguales y que lo miraran como si hubiese dicho un absurdo, había preferido dejar a las "expertos" trabajar y retirarse a leer un libro en la sala.
Jimin aún no estaba convencido si con todo lo que habían organizado sería el cumpleaños perfecto. Realmente se estaba esforzando para que lo sea. Era como si tuviera la necesidad de prepararle el mejor cumpleaños luego de haberse perdido los de los últimos años.
—Deja de pensar tanto, cariño— dijo la mujer sonriéndole tranquilizadoramente. —Si fuera por mi nieto, con que le compremos un pequeño pastel y un libro nuevo, ya estaría contento.
—Lo sé. Pero aún así, quiero compensarlo por los festejos en los que no estuve.
—Te entiendo, Jiminnie. Pero no te desesperes porque a Yeonjun realmente no le importan todas las cosas que quieres contratar y preparar. Con que tú estés en este cumpleaños ya es suficiente para él— le dijo tomando su mano cariñosamente.
—Creo que exagere mucho con la idea del alquiler de animales exóticos— aceptó Jimin con las mejillas sonrojadas. De verdad le había parecido una buena idea cuando lo había visto en un película. La mujer rió asintiendo.
—Yo creo que será un cumpleaños precioso con lo que ya decidimos.
—Espero que le guste a Yeonjunnie.
—Le encantará, ya verás— comentó. —Ahora pasemos al segundo tema importante de la tarde— dijo acomodándose mejor en la silla de jardín. Jimin la miró sin comprender. —¿Cómo has estado, cariño? ¿Tu salud está mejor?— preguntó. El peligris sonrió sintiéndose cálido, había extrañado ese amor maternal que ella siempre había tenido para con él.
—Yo...— comenzó sintiéndose nervioso de repente. Había estado tan preocupado por organizar el mejor cumpleaños que había olvidado contarle a su ex suegra que había recordado todo. —Recuperé la memoria— soltó de golpe sorprendiendo a la mujer.
Ella lo observó por unos segundos que fueron eternos para él. Se puso de pie y rodeó la pequeña mesa de jardín que los separaba para llegar a él, Jimin también se levantó y ni bien lo hizo, la mujer lo estrechó en un cálido abrazo.
—Te extrañé mucho, mi chiquito bonito— le dijo llamándolo como lo hacía en el pasado. Jimin comenzó a llorar, no sabía cuánto la había extrañado hasta ese momento.
—Yo también— dijo entre lágrimas, aferrándose a ella. Al sentirse tan protegido en ese abrazo comenzó a llorar por todo lo que lo atormentaba en ese momento.
—Ya, ya, cariño— lo arrullaba mientras acariciaba su cabello. —Suelta todo lo que necesites soltar, yo te sostendré todo el tiempo que necesites— dijo con voz suave mientras lo escuchaba sollozar aferrado a su cuerpo.
Unos minutos después cuando el llanto del peligris ya había calmado un poco, la señora Min vió a su esposo llegar hasta ellos con dos tazas de té que dejó sobre la mesa de jardín. Él le hizo señas para que lo bebieran y en silencio volvió a irse, sabía que Jimin necesitaba tiempo a solas con su esposa.
Al separarse del abrazo, ella lo miró a los ojos y sonriendo cálidamente limpio sus lágrimas con su pulgares, mientras sostenía su rostro.
—Lo siento— susurró Jimin viendo que había mojado su vestido con sus lágrimas.
—No te disculpes, te sostendría todas las veces que sean necesarias si eso te ayuda a calmar el dolor de tu corazón, cariño— Jimin bajó la mirada. —¿Quieres hablarlo? Ven, toma un poco de té— dijo acercándolo a la mesa para que se sentará.
Jimin se sorprendió de ver las tazas humeantes. Sabía que había sido el padre de Yoongi. Él tal vez no era bueno con la palabras pero siempre lo hacía sentir cálido con sus pequeñas acciones.
Luego de tomar un largo de trago de té, no pudo contenerse y le contó todo. Contó desde que se había enterado que estaba embarazado y las ganas irrefrenables de proteger a su hijo que sintió en ese momento hasta lo que había pasado con Yoongi y Jungkook los últimos días. La mujer simplemente lo escuchó atentamente, dejándolo desahogarse.
—Mi chiquito bonito— dijo tomando su mano. —Por mucho que quisiera que vuelvas a estar con mi hijo en este mismo instante, lo correcto es hablar con Jungkook. Lo sabes, ¿no?
—Lo sé, pero no quiero lastimarlo.
—Cuanto más tiempo dejes pasar, más dolor vas a causarle. Debes ser sincero con tus sentimientos, cariño.
—Hablaré con él luego de la fiesta de cumpleaños de Yeonjunnie. No quisiera que no viniera por mi culpa. Ambos se tomaron mucho cariño, le rompería el corazón si no asistiera a su fiesta— dijo en un suspiro. No sabía de donde sacaría fuerzas para decirle la verdad a Jungkook pero sabía que debía hacerlo pronto. —Gracias por escucharme y aconsejarme.
—No hay problema, Jiminnie. Sabes que siempre tendré mis puertas abiertas para ti— el peligris le sonrió y ella le devolvió el gesto.
—Lo siento.
—¿Por qué te disculpas?
—Por ocultarles la verdad sobre Yeonjun. No les permití vivir sus primeros años de vida junto a él— la mujer suspiró, soltó su mano y bebió un poco de su té. Jimin creyó que estaba enojada por lo que bajó su mirada decaído.
—No tienes que disculparte, cariño— dijo. El peligris la miró sorprendido. —Siendo madre de un hijo que es muy famoso y de otro que lo es pero que nadie sabe como es su rostro, sé porque lo hiciste. Yo también quiero protegerlos de todo, incluso cuando ya son adultos. Detesto cuando hablan de ellos sin conocerlos o dicen mentiras para ensuciar su imagen. He visto como persiguen a Yoongi con sus cámaras y teléfonos. He leído comentarios insultantes hacia Taehyung en internet. La gente cree que porque sus trabajos los hicieron personas famosas, tienen el derecho de opinar de sus vidas, de lo que hacen o lo que no. Se olvidan que son personas como cualquier otra— tomó un poco de su té antes de continuar. Jimin la escuchaba atentamente. —No quiero eso para mi nieto. No hubiese soportado que mi nieto viviera algo así siendo un bebé. Por eso te agradezco por darle una infancia tranquila.
—¿No estás enojada conmigo?
—Claro que no. A pesar de que me hubiese gustado mucho estar con él desde que nació, entiendo porque lo hiciste.
—Gracias— respondió Jimin con sus ojos al borde de las lágrimas otra vez.
—Lo único que lamento es no poder haberte acompañado y que hubieses pasado todo el embarazo solo.
—Fue difícil— aceptó dejando caer sus hombros. —Tenía mucho miedo.
—Me imagino que si. Ser un padre primerizo es muy aterrador. Yo siempre estuve acompañada cuando estaba embarazada de Yoongi. Pero tú estabas solo, no quiero ni imaginar lo que fue para ti dar a luz solo.
—Estaba aterrado. Recuerdo que cuando rompí bolsa pase cinco minutos llorando sin saber que hacer.
—¿Y qué hiciste luego?— preguntó la mujer sorprendida.
—Simplemente traté de mantener la compostura para ir al hospital— dijo encogiéndose de hombros. —El deseo de que mi bebé llegara sano y salvo, fue más fuerte que cualquier miedo y dolor.
—Fuiste muy valiente, cariño. Lo hiciste de maravilla en ese momento y todo el tiempo siguiente. Yeonjun es un niño maravilloso y mucho se lo debe a ti. Lo educaste increíblemente tú solo, por eso te admiro Jimin.
—Gracias— respondió sonrojándose. El sonido del timbre de la casa los hizo girar la cabeza hacia la casa.
—¡ABUELA!— se escuchó a Yeonjun llamando a la mujer unos segundos después. Enseguida lo vieron correr hacia ellos. Un tímido Soobin caminaba lento detrás de su amigo. —¡PAPI!— gritó el infante al descubrir que su padre también estaba allí, no tardó mucho en saltar a sus brazos.
—Hola, pollito— dijo antes de besar su frente.
—No puedo creer que esté siendo desplazada en mi propia casa— mencionó la mujer cruzándose de brazos en pose de falsa molestia. —Ya no es importante tu pobre abuela.
—Saluda a tu abuela— le dijo Jimin antes de dejar otro beso en su mejilla y dejarlo sobre sus pies otra vez. Yeonjun corrió a abrazar a la mayor. —Hola, Soobinnie.
—Hola, señor Jimin. Hola, señora Min— saludó moviendo su manito hacia ambos mayores.
—¿Vienes a pasar la tarde con Yeonjunnie?— preguntó Jimin.
—Es el aniversario de sus padres, así que está noche se quedará con nosotros— aclaró Yoongi saliendo de la casa de sus padres. —Buenas tardes— saludó. Jimin asintió con la cabeza en modo de saludo, sintiéndose nervioso de repente.
Yeonjun y Soobin se desentendieron de los mayores y corrieron a sentarse bajo uno de los árboles frutales que los señores Min. El pequeño Park sacó un libro de su mochila y comenzó a leerlo en voz alta para ambos.
—Buenas tardes, hijo.
—Hola, mamá— saludó Yoongi antes de besar su mejilla.
Luego de eso se quedaron en un silencio bastante incómodo.
—Iré a preparar la merienda para los niños— avisó la mujer antes de dejarlos solos. Sabía que ellos debían hablar.
Yoongi se sentó en el lugar que su madre estaba ocupando hace unos momentos. Ambos fijaron su vista en los niños, sin saber que decir. No escuchaban lo que los pequeños decían pero los vieron reír, Yeonjun se sentó más cerca de su amigo y apoyó su mejilla sobre el hombro de su amigo, inmediatamente Soobin dejó de reír y sus mejillas se sonrojaron. Jimin sonrió al verlos.
—¿Crees que Soobin entienda lo que siente por Yeonjunnie?
—¿De qué hablas?— preguntó Yoongi confundido.
—¿No lo notaste?— el peligris lo miró incrédulo.
—¿Qué cosa?
—A Soobin le gusta Yeonjun. Bueno, en realidad, no sé si realmente se lo puede llamar gustar porque son muy pequeños aún pero se nota que algo siente por nuestro hijo. Ni siquiera creo que lo entienda.
—¿Qué?— preguntó sorprendido. Volvió a mirar a los niños, notando que el amigo de su hijo estaba sonrojado mientras miraba a su pequeño. En ese momento, Yeonjun levantó su cabeza y le sonrió a Soobin haciendo que este se sonrojara aún más. —¡Oigan ustedes dos!— dijo el rapero de repente. Los infantes lo miraron sorprendidos. —¡Sepárense!— ordenó. Jimin rió por la reacción del mayor, tomó su mano antes de que se levantara y fuera a donde los niños estaban.
—Está jugando niños. No le hagan caso— dijo el peligris. Los niños asintieron confundidos antes de seguir en lo suyo. —Tranquilízate, hyung— pidió acariciando su mano con su pulgar.
—Lo siento— dijo avergonzado.
—Sólo son unos niños.
—Lo sé. Creo que me exalté— aceptó dejándose caer en la silla. —Pero si siguen siendo amigos cuando sean adolescentes, recuérdame que no los deje estar en la habitación de Yeonjun a solas— Jimin volvió a reír.
—Hyung— dijo mirándolo divertido.
—¿Qué? Es mi bebé, no dejare que nadie se acerqué a él hasta que tenga...— en gesto pensativo miró a los niños. —No sé, ¿30?
—¿30?— preguntó Jimin riendo por la actitud del mayor.
—¿Es muy poco?
—No, hyung. Es demasiado— Volvió a acariciar su mano. —Sé que es nuestro bebé, pero en algún momento tendrá que crecer y se enamorara. Y nosotros debemos estar ahí para aconsejarlo no para prohibirle cosas.
—¿Cuándo te volviste tan sabio?— preguntó mirándolo a los ojos. Jimin bajó la mirada inhibido.
—No lo sé— soltó su mano sintiéndose nervioso. Ambos volvieron a concentrarse en los niños. Yeonjun había vuelto a leer la historia y Soobin lo escuchaba atento. —Es increíble lo mucho que le gusta leer— comentó Jimin luego de unos minutos en silencio.
—¿Sabes cómo comenzó a leer?
—No.
—Cuando fuimos con Taehyung al departamento que tenían en Busan luego de que Yeonjun llegó a Seúl, trajimos muchas de tus cosas. Realmente no revisamos mucho, simplemente las trajimos y las guardamos en la habitación vacía que hoy usa Seokjin hyung— comenzó a contar. —Un día la pulga, ingresó a la habitación para revisar tus cosas y encontró tu diario. Recuerdo que estaba sentado frente al piano componiendo, él se paró junto a mi y muy serio dijo "quiero aprender a leer"— comentó sonriendo. —Le pregunté porque tenía tanto interés de repente y me mostró tu diario. Estaba tan motivado por querer saber que habías escrito que a los cinco años ya estaba leyendo— Jimin se sorprendió.
—Es increíble.
—Fue asombrosa la forma tan veloz en que aprendió a leer— dijo. —No sé cuantas veces lo leyó, siempre iba con él a todos lados. Decía que era el cuento de sus padres— recordó sonriendo. —Luego de eso comenzó a tomarle gusto a la lectura, así que comenzamos a comprarle libros de todo tipo. Aunque su favorito sigue siendo tu diario.
—Es maravilloso— comentó Jimin observando a su hijo.
—Yo...— Yoongi lo miró unos segundos, no sabía si confesarle todo.—Yo tuve que leer un poco de tu diario— admitió. —Tenía que asegurarme de que no haya nada subido de tono o algo que pudiera romper la inocencia de un niño— Jimin sonrió.
—No me molesta que lo hayas leído, hyung— afirmó.
—No sabía que escribías ese diario— las mejillas del menor se colorearon dándose cuenta de algo. No conocía que tanto había leído de el cuaderno pero sabía que había algunas cosas muy vergonzosas escritas allí.
—Lo empecé la misma semana que empecé a ir al instituto de baile— confesó.
—Lo sé, leí eso.
—Hyung, ¡qué vergüenza!— dijo avergonzado antes de tapar su rostro con sus manos. Yoongi sonrió de medio lado. —Por favor, dime que no leíste todas mis primeras opiniones sobre ti.
—Tranquilo no leí mucho— Jimin suspiró aliviado. Se moriría de vergüenza si supiera que el mayor leyó sus primeras opiniones sobre él. —Así que el guapo y sexy pelinegro, ¿eh?— las mejillas del peligris se volvieron casi bordo del bochorno.
—¡Hyung, olvida todo lo que leíste, por favor! Sólo tenía 19 años— pidió recordando las cosas vergonzosas que había plasmado en su diario.
—Lo siento, pero están bien guardadas en mi mente.
—¡Que vergüenza!— volvió a decir tapándose el rostro. Yoongi rió a carcajadas disfrutando verlo avergonzado.
—Nunca me dijiste que te gustaba desde antes de invitarte a salir— comentó el mayor. —Ni siquiera sabía que me notabas, pensé que era un cliente más para ti.
—¿Un cliente más?— repitió. —Hyung por favor si con mis compañeros de trabajo en el café peleábamos por atenderte.
—¿Qué?— preguntó sorprendido.
—Los tres estábamos muertos contigo— afirmó.
—Jamás lo noté.
—Lo sé— dijo mirando a los niños que ahora jugaban a qué eran caballeros y debían rescatar a un princesa de un malvado oso de peluche. —Mis compañeros siempre coqueteaban contigo y tú jamás captaste sus intenciones.
—¿Tú coqueteabas conmigo?
—No, yo no lo hacía. Jamás me hubiese animado a hacer algo así. Apenas podía tomar tu pedido sin tartamudear y ponerme rojo como un tomate.
—No puedo creerlo. Jamás me di cuenta. Incluso cuando te invité a salir por primera vez te veías tan relajado que por un momento pensé que amablemente me ibas a rechazar.
—¿Relajado? Hyung, cuando saliste del café comencé a saltar y gritar por todo el lugar. Los clientes pensaron que me había vuelto loco— Yoongi sonrió.
—Me hubiese gustado ver eso. Tal vez saber que tú también te morías de nervios, me hubiese relajado un poco en nuestra primera cita.
—Tal vez podríamos habernos muerto de nervios juntos— ambos se miraron sonriendo. Pasaron unos minutos en silencio, simplemente viendo a los pequeños jugar.
—Sobre lo que me dijiste en el hospital...— comenzó Yoongi luego de un momento.
—Lo que te dije fue verdad— dijo Jimin mirándolo a los ojos. —Aún te amo— aceptó. —Si tú estás con Seokjin hyung y si lo amas a él, está bien. Yo me precipite y fui egoísta al no pensar en nada más que en lo que yo sentía.
—Yo también te amo— lo cortó sorprendiéndolo.
—¿Qué?
—Te amo, Jimin— repitió. —Yo jamás deje de amarte.
—Hyung...— dijo emocionado.
—Pero no sé si podemos volver a estar juntos— el corazón de Jimin cayó a sus pies al escucharlo. —O por lo menos por ahora no lo sé— continuó. —Yo aclaré las cosas con Seokjin, ya no tenemos nada— el menor se sorprendió de escucharlo. —Pero sé que aún estás comprometido con Jungkook.
—Yo pienso hablar con él luego del cumpleaños de Yeonjun— se apuró en decir, Yoongi asintió. —¿Tú...? A ti... ¿A ti te gustaría volver a intentar estar juntos luego de eso?— preguntó Jimin miedoso de escuchar la respuesta.
—Me encantaría, cariño— respondió sonriéndole. Jimin lo miró con ojos brillosos.
—Niños vengan a merendar— llamó la señora Min saliendo de la casa. Los niños rápidamente corrieron hacia ella. La mujer miró a su hijo y a su ex yerno mirándose y sonrió al reconocer la mirada enamorada que siempre veía en ellos antes de que Yeonjun naciera. —Ustedes también vengan— les dijo. Ambos asintieron.
—Hyung— lo llamó Jimin antes de levantarse, Yoongi que ya estaba de pie lo miró desde arriba. —Luego de nuestra primera cita yo había salido con mis compañeros del café para festejar y yo terminé muy borracho Recuerdo que escribí muchas tonterías en mi diario esa noche. Nunca quité esa hoja porque me parecía muy graciosa y estaba seguro que nadie la leería. Por favor dime que no leíste esa hoja.
—No, creo que no— Jimin suspiró aliviado y Yoongi comenzó a caminar hacia la casa. El peligris se puso de pie y antes de empezar a seguirlo escuchó: —me apuraré antes de que quieras darle un mordisco a mí trasero de durazno.
Jimin se quedó duro en su lugar antes de que sus mejillas se colorearan. Recordaba perfectamente que muy borracho había escrito en su diario que Yoongi tenía un hermoso trasero, que le recordaba a un perfecto durazno y que se moría de ganas de darle un mordisco.
—¡Hyung!— gritó antes de comenzar a perseguirlo. Yoongi salió corriendo hacia la cocina de su madre riendo a carcajadas.
El resto de la tarde se la pasaron riendo y jugando con los niños.
Jimin sentía que un futuro junto a Yoongi ya no se veía tan imposible.
Volví!!!
Me gustó mucho escribir este capítulo 💜 Espero que a ustedes también les guste!
Las cosas están arreglándose de a poco 👀
Gracias por la paciencia y los comentarios lindos que me dejaron en el capítulo anterior 💜💜💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro