20.
—Buen día, señor Min. No esperaba su llamado— fue lo primero que escuchó Yoongi al otro lado de la línea.
—Buen día, doctor. Lo llamo porque quería comentarle algo. ¿Tiene tiempo para hablar?— preguntó acomodándose mejor el celular en su oreja luego de secar sus manos por haber estado lavando los platos del desayuno.
—Si, claro. ¿Sucedió algo con Yeonjun? ¿Un nuevo episodio?
—No. Tiene que ver con él pero no es eso— Yoongi se tomó unos segundos para pensar en como decirle lo que sucedió. —Resulta que el padre de Yeonjun no está muerto, él realmente lo ha estado viendo— soltó casi sin respirar.
—Oh, eso es... bueno...— dijo el hombre sin saber que responder. —Creo que es un alivio, ¿no? Esto significa que el niño no ha estado teniendo alucinaciones.
—Lo sé. ¿Los estudios ya no serían necesarios, ¿verdad?
—No, señor. Aunque me gustaría igualmente tener algunas sesiones con él, debe ser muy fuerte para el niño toda esta situación.
—Si, claro. Estoy de acuerdo.
—Bien, me gustaría verlo el lunes en mi consultorio entonces.
—Lo veremos allí, doctor. Muchas gracias.
—Bien, ya programé la cita. Y señor Min...— hizo una pausa, Yoongi hizo un sonido con la garganta en señal de que lo escuchaba. —Si usted también necesita hablar conmigo, no tendré problema en recibirlo.
—Yo... lo pensaré. Gracias.
—No hay problema. Que tenga buen día.
—Igualmente— cortó la llamada y suspiró.
Caminó al jardín donde vio a su madre y a su padre arreglando el jardín entre miradas enamoradas. Yeonjun estaba arrodillado sobre barro acomodando la tierra de unas flores que habían plantado. Yoongi se sentó en la hamaca que sus padres tenían allí mientras admiraba el gran patio.
Esa casa había sido un regalo de parte de Yoongi para sus padres. Fue de las primeras cosas que compró cuando su fama comenzó a crecer, no sólo porque los quería cerca sino que también como agradecimiento por apoyarlo desde siempre a cumplir sus sueños.
El recuerdo del día en que visitó la casa por primera vez llegó a su mente.
La casa que visitaban era hermosa. Ambos estaban fascinados. Era amplia, luminosa y tenía una cocina que estaban seguros que la señora Min amaría.
—Es preciosa, hyung— comentó Jimin cuando llegaron al patio trasero luego de recorrer todas las habitaciones. Yoongi caminaba a su lado tomado de su mano mientras admiraban el lugar y se acercaban a la chica de la inmobiliaria que les había dado el recorrido.
—Creo que es perfecta.
—Claro que lo es— comentó la mujer al oírlos. —Es perfecta para ustedes, tiene cuartos extra y este lindo patio donde en un futuro sus hijos puedan correr libremente.
—N-no es para nosotros— habló Yoongi nervioso, los dos estaban completamente rojos por el comentario. —Es un regalo para mis padres.
—Oh, lo siento. Pensé que sería para ustedes. ¿Y bien? ¿La compraran?
—Si.
—Excelente. Acompáñenme adentro para firmar los papeles— sin dar muchas vueltas la siguieron y Yoongi firmó todo lo necesario. —Bien, eso sería todo, señor Min— le entregó los juegos de llaves de la casa y les sonrió.
—Muchas gracias— agradeció Jimin.
—¿Saben...?— comenzó la mujer comenzando a caminar hacia la salida. —Tal vez me confundí pensando en que la disfrutarían sus hijos, pero eso no quita que la disfruten los futuros nietos de los señores Min, ¿no?— hizo una reverencia para ambos, le guiñó un ojo a Jimin y se fue de allí.
Cuando entendieron el significado de lo que la chica quería decir, ella ya se había ido y ambos se miraron nuevamente sonrojados. Pero con una sensación cálida en el pecho al imaginarse a ellos llegando a esta casa con los "nietos" de los padres de Yoongi.
El rapero suspiró por el recuerdo, ahora visitaba estaba casa con el nieto de sus padres pero no lo hacia con Jimin. Lo hacía sólo desde hace años.
Su teléfono sonando lo sacó de sus pensamientos. Su jefe lo llamaba. Hizo una mueca, sabía que quería explicaciones.
—Buen día, señor— dijo contestando la llamada.
—Buen día, Yoongi. ¿Por qué no viniste a la empresa?
—Señor quiero pedirle una semana. Hasta que este anímicamente mejor.
—¿Es por lo que pasó ayer?
—Si, señor.
—Sabes que no soy entrometido, pero si esto afecta el trabajo de dos de mis artistas no puedo quedarme callado. ¿Me contaras que sucede?— Yoongi se tomó unos segundos para hablar, no quería que su jefe escuchara su voz temblorosa.
—El chico que fue con Jungkook...— comenzó.
—¿Su prometido?— preguntó interrumpiéndolo. Yoongi hizo una mueca.
—Si, señor. Ese chico...él...él es el padre de Yeonjun— el hombre hizo un sonido de asombro al otro lado.
—Pero... creí que había fallecido— preguntó entre confundido y asombrado.
—Yo también. Pero parece que no— dijo suspirando.
—Bien, creo que esto es más complicado de lo que pensaba.
—Prometo que esto no va a interferir en el clima de trabajo, señor. Pero de verdad necesito libre la próxima semana, para pensar en todo.
—Bien, es toda tuya. Pero eso si, el lunes tenemos la audiencia por la demanda contra la modelo Jung. Debes ir.
—Si, iré. No se preocupe. Nos vemos— saludó.
Volvió a observar a su hijo riendo a carcajadas mientras escapaba de su padre, por lo que decían pudo deducir que la mancha de barro en la camisa del hombre había sido una maldad de Yeonjun y ahora huía por su travesura.
Un pensamiento pesimista llegó a su mente en ese momento. Jimin no había vuelto para llevarse a su hijo, ¿verdad?
*
Taehyung estaba molesto. Tenía problemas con el outfit que preparaba para Jin. Sabía que quería que él cierre el desfile pero viendo en el maniquí el traje que había diseñado para el final, no estaba convencido. La tela no era tan perfecta como la que debía llegar desde Italia.
Suspiró frustrado. Quería ver como quedaba el traje en el cuerpo de Jin para tratar de decidir que quería agregarle para que fuera de su agradado pero lo había llamado varias veces y el mayor no respondía.
Entonces recordó que sabía donde vivía por haberlo llevado hasta allí. Tomó el traje y un par de camisas, las guardo en una funda y corrió hacia el edificio del chico.
Una vez allí, miró el gran edificio dándose cuenta que no sabía ni siquiera en que piso vivía. Afortunadamente en la entrada se encontró con una amable anciana que resulto ser la vecina del departamento contiguo al de Jin y su prometido. Taehyung la ayudó con las bolsas que cargaba con una mano mientras que llevaba la funda del traje sobre su hombro con la otra. La mujer se mostró encantada así que sin muchos problemas lo guío al departamento del modelo.
Luego de dejar las bolsas de la anciana dentro de su casa, se despidió con una reverencia y caminó a la puerta que la mujer le había indicado. Tocó el timbre y esperó unos segundos hasta que la puerta se abrió.
—¿Si?— preguntó el chico mirándolo fijamente. Era alto, de cabello castaño, labios rellenos y tenía un aura un poco intimidante. Aunque era muy atractivo.
—Oh, hola. ¿Tú eres el prometido de Jin hyung?
—Si. ¿Tú quién eres?
—Lo siento. Soy Min Taehyung. Soy el ¿jefe?— no sabía como llamarse a si mismo.
—¿Tú eres Vante?
—Si— dijo estirando su mano hacia él.
—Lee Jaehwan— se presentó.
—Un gusto. ¿Está Jin hyung?
—Si, adelante. Ya lo llamó.
El diseñador ingresó en la sala observando lo perfectamente ordenada que estaba. La decoración le agradaba mucho. Estaba seguro de que era obra del modelo.
En ese momento Seokjin apareció allí. El mayor lo miró sorprendido. Su prometido se acercó a él y le dijo algo que Taehyung no pudo escuchar. El modelo lo miró nervioso por unos segundos y asintió rápidamente.
—Nos vemos, Vante— dijo el hombre antes de desaparecer por el mismo pasillo por donde Jin había salido.
—Taehyung, ¿qué haces aquí?
—Te estuve llamando y no contestabas por eso vine— comentó colocando la funda sobre el sillón. La abrió y sacó el traje y una de las camisas.
—Oh, no me di cuenta. Lo siento.
—No te preocupes. Quería que te pruebes el traje, estoy teniendo problemas para terminarlo y me gustaría vértelo puesto.
—Si, claro. Iré a cambiarme. Ponte cómodo— pidió tomando las prendas que el chico le daba.
Taehyung se sentó en el sofá y esperó por el modelo mirando sus redes sociales. No pasaron muchos minutos cuando el modelo regresó.
—Woow— exclamó el diseñador viéndolo. Estaba hermoso. —Te queda perfecto— se acercó para mirarlo más de cerca, observando cada detalle del traje. Hizo una mueca mirándolo de frente. Le quitó el sacó y se acercó a tomar otra camisa. —¿Podrías cambiar la camisa? Esta no me convence.
El chico se quitó la que usaba y la dejó con cuidado sobre el sillón tratando de que no se arrugue. Taehyung no pudo evitar ver el torso desnudo del modelo. Admiró la piel del chico hasta que descubrió un feo moretón en su abdomen.
—Hyung, ¿qué te sucedió?— preguntó acercándose preocupado. Jin bajó la mirada a donde el chico miraba.
—Oh, eso. Soy muy torpe y me golpeé con un mueble. No te preocupes— comentó poniéndose la nueva camisa.
—Se ve bastante feo, ¿no duele?
—No, tranquilo— se volvió a colocar el saco y lo miró. —Me encanta el traje.
—Te queda perfecto aunque, ¿te podrías quedar quieto unos segundos?— sacó la libreta donde tenía el dibujo del traje que el modelo usaba y comenzó a dibujar trazos cambiando un poco el diseño. Cuando estuvo conforme se lo mostró.
—Me encanta— respondió observando el diseño. —Eres increíble.
—Gracias. Bien haré los cambios para el lunes.
Ni bien Seokjin le devolvió el traje, se despidió de él y volvió a su estudio.
Ahora ya no estaba preocupado por el diseño. Pero no podía concentrarse en lo que hacía, no le había creído la excusa del modelo. Ese moretón no se lo puede haber hecho sólo. ¿Qué ocultaba?
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