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Capitulo 12

La batalla entre Ranma y Rei alcanzaba un punto preocupante. Rei, habiendo recuperado el control del combate, atacaba con una fuerza implacable, esquivando los golpes de Ranma y devolviéndolos con una precisión mortal. Ranma, aunque ágil, empezaba a agotarse, y Rei no desaprovechaba la oportunidad para tomar ventaja.

En un momento crítico, Rei logró conectar una potente patada que lanzó a Ranma contra una pared rocosa. Antes de que pudiera reincorporarse, Cologne intervino, lanzándose hacia Rei con una velocidad impresionante.

—¡Te enseñaré a no subestimar a los maestros! —exclamó Cologne mientras ejecutaba una serie de golpes rápidos con su bastón.

Por un breve instante, pareció que Cologne podía igualar el ritmo de Rei, pero este demostró por qué era considerado uno de los mejores guerreros del clan Fujiwara. Bloqueó los ataques de Cologne y, con un golpe devastador, la envió volando varios metros hasta chocar contra una roca.

—¡Bisabuela! —gritó Aiko, corriendo hacia ella, mientras iba en busca de cologne, Ryoga se lanzó a la pelea.

—¡Tu pelea es conmigo! —gritó Ryoga, furioso, blandiendo su paraguas como si fuera una maza.

Rei no mostró miedo. Con un movimiento fluido, esquivó el ataque de Ryoga y lo tomó del brazo, usándolo para estrellarlo contra el suelo con tal fuerza que el eco del impacto resonó por toda la cueva. Ryoga quedó aturdido, y Aiko decidió intervenir.

—¡No te saldrás con la tuya! —gritó, lanzándose hacia Rei con una ráfaga de patadas.

Sin embargo, Rei fue demasiado rápido. Bloqueó sus ataques con facilidad y, con un empujón lleno de fuerza, la envió volando hacia donde estaba Ryoga.

La situación se tornaba preocupante. Rei, con una mirada de superioridad y desprecio, se acercó lentamente hacia Ranma, quien aún intentaba recuperarse. Lo tomó por el cuello con una sola mano, levantándolo del suelo con una fuerza aplastante.

—Eres débil, Saotome —dijo Rei con voz fría mientras apretaba el cuello de Ranma, quien luchaba por respirar. —No tienes lo necesario para proteger a nadie.

De repente, un objeto afilado voló por el aire, cortando una de las mangas de Rei y obligándolo a soltar a Ranma. Desde la entrada de la cueva, una voz familiar resonó.

—¡No creo que sea justo pelear contra todos al mismo tiempo, Fujiwara! —gritó Mousse, entrando a escena con una mirada decidida y una gran cantidad de armas escondidas bajo sus mangas.

—¿Mousse? —exclamó Ranma, tosiendo mientras intentaba ponerse de pie.

Cologne, aún recuperándose de su caída, frunció el ceño al verlo. —¿Qué haces aquí, muchacho?

Mousse ajustó sus gafas y se dirigió a la anciana. —Shampoo me envió a buscarla. Estaba preocupada por usted ya que no había vuelto a casa. Los vi saliendo del dojo tendo y Los seguí hasta aquí, después de ver la paliza que le dieron a saotome decidí que era hora de ayudar.

Rei, aún con la manga rasgada, se giró hacia Mousse con una expresión de burla. —¿Y quién eres tú? ¿Otro insecto que debo aplastar?

Mousse no respondió. En cambio, sacó un par de cadenas con cuchillas en los extremos y las giró con habilidad, adoptando una postura de combate.

—Quizá no me conozcas, pero te aseguro que no te dejaré salirte con la tuya tan fácilmente.

La tensión en la cueva aumentó mientras Mousse se preparaba para enfrentarse a Rei. Aunque la batalla seguía siendo desfavorable, la llegada de Mousse renovó las esperanzas del grupo, dando a Ranma y los demás el tiempo necesario para recuperar fuerzas.

Ranma, Mousse y Ryoga se lanzaron al unísono contra Rei, sincronizando sus ataques para intentar superar su velocidad y fuerza. Mousse atacaba a distancia con sus cadenas y cuchillas, mientras Ryoga usaba la fuerza bruta de su paraguas y Ranma se movía con rapidez, buscando una abertura. Por momentos, parecía que tenían una oportunidad, pero Rei se defendía con una destreza impresionante, bloqueando, esquivando y contrarrestando cada movimiento.

Aiko observaba la pelea desde donde estaba protegiendo a Akane, quien aún estaba débil. Su corazón quería unirse a la batalla, pero las palabras de Ranma resonaban en su mente: "Protege a Akane. Pase lo que pase."

Cerca de ellas, Cologne y el anciano que los había guiado miraban con tensión la batalla.

—Esto no es bueno —murmuró el viejo con voz preocupada, su mirada fija en Rei. —Ese muchacho no está usando todo su poder.

Cologne frunció el ceño, evaluando cada movimiento de Rei con atención. Entonces, notó algo que la alarmó profundamente: Rei no solo estaba esquivando y atacando, sino que, con cada movimiento, estaba acumulando una energía oscura y peligrosa en su cuerpo.

—¡No puede ser...! —susurró Cologne, reconociendo la técnica al instante. —¡Está cargando energía mortal!

El viejo la miró con temor. —¿La técnica prohibida? ¿Esa que destruye todo a su paso?

Cologne asintió con el rostro sombrío. —Esa misma. Si la completa, no tendrán oportunidad de sobrevivir.

Sin perder tiempo, Cologne gritó hacia los combatientes. —¡Cuidado! ¡Está cargando un ataque devastador! ¡Retrocedan ahora mismo!

Pero su advertencia llegó demasiado tarde. Rei, con una sonrisa de satisfacción, reunió toda su energía y, con un grito ensordecedor, lanzó un ataque masivo. Una ráfaga de energía negra y púrpura salió disparada de sus manos, envuelta en un aura mortal que resonaba con un zumbido estremecedor.

Ranma, Mousse y Ryoga intentaron esquivar, pero la técnica era demasiado rápida y abarcaba un rango demasiado amplio. La explosión los alcanzó de lleno, lanzándolos al aire y estrellándolos contra las paredes de la cueva.

El impacto fue brutal. Los tres cayeron al suelo, malheridos y apenas conscientes. Ranma, con dificultad, trató de levantarse, pero su cuerpo apenas respondía. Mousse y Ryoga también intentaban moverse, pero el daño era evidente.

—¡Ranma! —gritó Aiko, corriendo hacia él, pero Cologne la detuvo agarrándola del brazo.

—¡No te acerques todavía! —le dijo con seriedad, observando a Rei, quien parecía más confiado que nunca.

Rei, respirando profundamente tras liberar tanta energía, miró a sus oponentes con desprecio. —Se los advertí... no tienen oportunidad contra mí. Y ahora, Saotome, pagarás por lo que le hiciste a mi honor.

Aiko, con lágrimas en los ojos, miró a Cologne. —¿Qué hacemos? ¡Tenemos que ayudarlos!

Cologne apretó su bastón con fuerza, su mente trabajando rápidamente para encontrar una estrategia. —Ese ataque lo debilitó momentáneamente. Pero no por mucho tiempo... necesitamos ganar tiempo o encontrar su punto débil antes de que cargue otra técnica como esa.

Mientras tanto, Rei comenzó a caminar hacia Ranma, con una mirada fría y letal en sus ojos. La batalla aún no había terminado, pero la situación era desesperada.

Rei, con una mirada de desprecio y determinación, tomó a Ranma del cuello y lo arrastró hacia donde Akane podía verlo con claridad. Akane, aún débil y protegida por Aiko, observó horrorizada cómo Rei arrojaba a Ranma al suelo con brutalidad.

—Quiero que observes bien, Akane Tendo, —dijo Rei con una voz fría y llena de rencor— cómo el hombre que intentó salvarte muere frente a tus ojos.

Ranma intentó levantarse, pero el daño que había recibido era demasiado. Rei comenzó a concentrar nuevamente su energía mortal, formando una esfera oscura entre sus manos que crecía con un zumbido aterrador.

—¡No! —gritó Akane, rompiendo el agarre de Aiko antes de que esta pudiera detenerla.

Lo que ocurrió sucedió en un abrir y cerrar de ojos y absolutamente nadie pudo evitarlo, Akane corrió y se interpuso entre Ranma y Rei, con los brazos extendidos.

—¡Detente, Rei! Si vas a matarlo, tendrás que pasar por encima de mí primero.

Rei frunció el ceño, pero su expresión pronto se tornó en una sonrisa cruel. —Como desees, mujer estúpida. Si tanto deseas compartir su destino, entonces así será.

Sin dudar, Rei liberó toda la energía acumulada de su ataque. Una explosión oscura y devastadora impactó directamente en Akane, quien apenas tuvo tiempo de girar su rostro hacia Ranma antes de recibir el golpe. La fuerza del ataque la arrojó hacia atrás, dejando un rastro de sangre en el aire.

Cuando Akane cayó al suelo, todos quedaron paralizados. Un silencio sepulcral llenó el lugar. Akane yacía inmóvil, con un agujero en el costado de su estómago, la sangre brotando rápidamente mientras su respiración se debilitaba.

—¡Akane! —gritó Ranma con desesperación, arrastrándose hacia ella a pesar de sus heridas.

Aiko, Mousse y Ryoga quedaron petrificados, incapaces de procesar lo que acababan de presenciar. Rei, con una mirada de satisfacción, observó la escena con frialdad.

—Eso les enseñará que no deben interferir con mis asuntos.

Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, Cologne, quien fue la primera en reaccionar, aprovechó la distracción. Con una velocidad impresionante, cargó su bastón con una técnica ancestral y lanzó un ataque directo hacia Rei.

—¡Fuera de aquí, insecto! —gritó Cologne, liberando una ráfaga de energía que impactó de lleno en Rei, enviándolo volando lejos del campo de batalla.

El impacto fue suficiente para que Rei desapareciera momentáneamente, pero Cologne sabía que no sería por mucho tiempo.

—No tenemos mucho tiempo —dijo Cologne con seriedad, acercándose rápidamente a Akane.

Ranma sostenía a Akane en sus brazos, su rostro lleno de angustia.

—Akane... aguanta... por favor... —susurró Ranma, luchando por contener las lágrimas.

Cologne se arrodilló junto a ellos, examinando rápidamente la herida de Akane.

—La herida es grave, pero no es imposible de tratar. Tenemos que detener la hemorragia ahora mismo, o no sobrevivirá.

Aiko y Mousse, recuperándose del impacto emocional, se apresuraron a ayudar. Ryoga, con el rostro lleno de furia y desesperación, miró hacia el lugar donde Rei había desaparecido.

—Juro que ese bastardo pagará por esto.

Mientras tanto, Ranma, sosteniendo la mano de Akane, murmuró en voz baja:

—No te atrevas a dejarme, Akane... no ahora, por favor, quédate conmigo. Te prometo que te salvaré.

El anciano observó con gravedad la condición de Akane y rápidamente se dirigió a Ranma.

—Debemos llevarla a mi cabaña ahora mismo. Si no comenzamos la curación de inmediato, no sobrevivirá.

Ranma no esperó un segundo más. Con Akane en brazos, comenzó a correr tan rápido como podía, sus piernas impulsadas por una mezcla de miedo, determinación y amor.

—Aguanta, Akane... por favor... no te vayas... —le susurraba mientras corría, su voz temblando de emoción. —No puedo perderte... no me dejes, no nunca.

Akane, apenas consciente, escuchaba vagamente las palabras de Ranma, como si fueran un eco distante en su mente.

Finalmente, llegaron a la cabaña del anciano. Este ya tenía preparado un lugar en el suelo cubierto con mantas y hierbas medicinales.

—Acuéstala suavemente —dijo el anciano con firmeza, señalando el lugar. Ranma obedeció, colocando a Akane con cuidado mientras su corazón latía desbocado.

Cologne entró detrás de ellos, lista para ayudar. El anciano se acercó con una pequeña botella de vidrio llena de un líquido azul brillante.

—Esta poción ayudará a cerrar la herida, pero el proceso será extremadamente doloroso. Debemos sostenerla firmemente.

Cologne asintió, colocándose detrás de Akane para sujetarla con firmeza por los hombros. Ranma, arrodillado junto a ella, tomó su mano con fuerza.

El anciano comenzó a rociar la poción directamente sobre la herida en el costado de Akane. El líquido chisporroteó al contacto, y un fuerte aroma herbal llenó la cabaña. Akane abrió los ojos de golpe y lanzó un grito desgarrador que resonó por todo el lugar.

—¡Duele! ¡Ranma! —gritó, sus ojos llenos de lágrimas mientras se retorcía por el dolor.

—¡Akane! —Ranma la sostuvo con fuerza, sus manos temblando mientras la veía sufrir. —Estoy aquí, Akane. Por favor, aguanta...

Entre su agonía, Akane giró el rostro hacia Ranma. Sus ojos, llenos de dolor pero también de una suave ternura, lo miraron fijamente.

—Ranma... —susurró, apenas audible. Sus dedos débiles se alzaron para acariciar suavemente el rostro de Ranma. —Gracias...

Antes de que pudiera decir algo más, el agotamiento y el dolor la vencieron. Sus ojos se cerraron lentamente, y su cuerpo quedó inmóvil, cayendo en la inconsciencia.

—¡Akane! —gritó Ranma con desesperación, sacudiéndola suavemente.

—Tranquilo —dijo el anciano, levantando una mano. —Está desmayada por el dolor, pero está viva. Ahora debemos dejar que la poción haga efecto.

Ranma, con el rostro empapado de sudor y lágrimas, tomó la mano de Akane con fuerza.

—Por favor... recupérate... no sé qué haría sin ti...

Cologne, observando la escena en silencio, colocó una mano en el hombro de Ranma.

—Hiciste lo correcto al traerla aquí. Ahora todo depende de su fuerza y la eficacia de la poción.

La cabaña quedó en silencio, solo interrumpido por la respiración pesada de Akane y el leve zumbido del viento afuera. Ranma no se apartó de su lado ni un segundo, su corazón estaba lleno de miedo y esperanza.

En la cabaña, el ambiente seguía tenso. Ranma permanecía arrodillado junto a Akane, aferrando su mano mientras el resto del grupo observaba en silencio. Cologne rompió el momento con una voz firme y decidida.

—Escuchen todos. Si queremos detener a Rei y proteger a Akane y a los demás, debemos unir fuerzas. Ninguno de nosotros puede derrotarlo solo.

Ranma seguía mirando a Akane, perdido en sus pensamientos y en la reciente experiencia de casi perderla por segunda vez. Cologne frunció el ceño, al notar su falta de reacción.

—¡Ranma! —exclamó con dureza, pero él no respondió.

Ryoga, frustrado, se adelantó.

—¡Esto no es momento para quedarte en shock, idiota! —gritó antes de lanzarle un golpe directo al rostro que lo hizo retroceder.

—¡¿Qué diablos haces, Ryoga?! —exclamó Ranma, llevándose una mano al rostro.

—¡Te estoy haciendo reaccionar! —rugió Ryoga, su rostro lleno de enojo y determinación. —¿Crees que quedarte aquí lamentándote hará algo? Si realmente quieres vengar lo que le hicieron a Akane, entonces pelea. ¡Es la única manera!

Ranma apretó los puños, mirando a Ryoga con furia al principio, pero luego bajó la cabeza. Sus hombros se tensaron y finalmente se levantó, con una nueva resolución en sus ojos.

—Tienes razón. No puedo quedarme aquí. Rei no se saldrá con la suya.

Cologne asintió, satisfecha.

—Esa es la actitud que necesitamos. Pero escuchen bien: Rei es más fuerte de lo que imaginan. Ya lo han visto. Si no trabajan juntos, no tienen ninguna oportunidad. Esta vez, cada uno de ustedes debe dar lo mejor de sí.

Ranma, Ryoga, Mousse y Aiko intercambiaron miradas. Sabían que sus diferencias y rivalidades debían quedar de lado.

—Abuela, te encargo a Akane —dijo Ranma, mirando a la anciana con seriedad. —No puedo perderla... no puedo perder a nadie más.

—No te preocupes por ella, yerno —respondió Cologne, colocando una mano en su bastón. —Haré todo lo posible para que se recupere.

Antes de que partieran, el anciano que los había guiado se acercó con una pequeña botella de líquido dorado.

—Esto les ayudará a recuperar sus fuerzas —dijo, entregándoselo a Ranma. —Es una poción poderosa. Úsenla sabiamente y no la desperdicien.

Ranma asintió y tomó la botella.

—Gracias, anciano.

El anciano les dirigió una mirada llena de sabiduría y esperanza.

—Les deseo mucha suerte. Traigan paz a este lugar.

Con la poción guardada y una nueva determinación en sus corazones, Ranma, Ryoga, Mousse y Aiko salieron de la cabaña, dejando atrás a Akane bajo el cuidado de Cologne y el anciano. Sus pasos resonaron con fuerza mientras se dirigían al encuentro de Rei, listos para la batalla decisiva.

Continuará.....

Ando llorando 😭

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