—Jin, mira lo que Kookie le ha hecho a mi trabajo.

El castaño dejó de cocinar y vio la tarea de su compañero, luego vio a Jungkook que sonreía mientras coloreaba un libro de Cars.

—A los listos no les pasa —se encogió de hombros. Miró la rabia de Namjoon empezándose a acumular—. El niño no tiene la culpa, él no entiende lo que está bien o está mal.

—Pero es que...

—Nada, por eso no debes dejar las cosas a su alcance, cosas peligrosas o importantes.

Namjoon respiró, tratando de bajar su mal humor.

—¿Qué voy a hacer? —preguntó.

—No son muchas páginas las que dañó, podemos volver a hacerlas, te ayudaré.

—¡Gracias! No sé qué haría sin ti.

Su felicidad fue tanta que lo cargó y le dio vueltas. El pequeño Jungkook lo miró y alzó los brazos.

—¡Yo quielo, cálgame papá!

Y Namjoon así lo hizo.

—Eres un niño muy travieso. —le pellizcó la nariz y lo hizo reír.

—Será mejor que empecemos o no acabarás. —comentó Seokjin.

—Tienes razón. —dejó al niño en su silla y fue por los materiales para seguir con su trabajo.