2.- Pequeños problemas.
JHON
Me tallo las sienes mientras intento ignorar el dolor de cabeza que he tenido desde la noche anterior. Pude eludir mis responsabilidades y quedarme en casa, mi padre probablemente haría preguntas, pero no puedo arriesgarme a marcharme, no mientras aún tengo a la inquieta bebé en mi habitación.
Fue una noche de mierda, tengo que admitirlo. Apenas pude pegar el ojo en toda la noche, aún con la ayuda de mi nana, parecía que la adorable niña había abandonado todo rastro de calma para torturarnos con sus llantos.
Mi nana dijo que era algo habitual, dado que se encuentra en un nuevo ambiente con personas desconocidas, pero, ¿qué no a esa edad los bebés solo duermen?
Lo cierto es que no puedo esperar a que los resultados de ADN lleguen para poder darle fin a todo esto. Aunque los diez días que tengo por delante hasta poder conocer al fin el resultado, serán una tortura.
Es curioso lo rápido que los planes pueden cambiar. Hace veinticuatro horas estaba disfrutando de una de las fiestas más exclusivas, y ahora estoy intentando enfrentar una posible paternidad de la cual no tenía ni idea.
—No puede demorar tanto —me quejo mirando a Byron.
—No es un simple análisis el que requieres —me recuerda —no puedo hacer nada para acelerarlos, si no quieres esperar, consigue otro laboratorio.
Sonríe ante la mirada estrecha que le dedico.
—Sabes bien porque no puedo acudir a otro sitio que no sea tu clínica —me dejo caer con descuido sobre el colchón —¿cómo se supone que espere diez días para solucionar esto?
Byron suspira, se acomoda frente a mí, en uno de los sillones.
—Escucha, te considero como un hijo por la amistad que tengo con tus padres —dice con seriedad —pero esto no es algo que puedas resolver sólo, lo sabes, ¿verdad?
—Puedo hacerlo sólo.
—¿Ah, sí? —arquea la ceja —¿cómo? Cuando tengas los resultados, ¿qué planeas hacer?
Mi mandíbula se cuadra cuando empleo fuerza, tratando de olvidarme de la sensación molesta en mi pecho.
—Si confirmamos que es tu hija, ¿qué vas a hacer?
—No puede serlo.
—Carajo, ¿pero si lo es? —Byron se incorpora luciendo frustrado.
Byron Sanders a sus cuarenta y cinco años sigue luciendo como un hombre joven, la edad no parece pasarle factura. Lleva una vida libre, soltero, con una fortuna que si yo no poseyera la mía propia, se la envidiaría.
Es uno de los mejores amigos de mi padre, sin embargo, son tan diferentes que me cuesta creer que pueda tener amistad con Leonard Cooper.
Byron, a diferencia de mi padre, siempre se ha preocupado por mí. Muchas de las cosas que sé es gracias a él, ha estado en todos los momentos importantes.
Es mi amigo, pero también es como un padre.
—Si lo es, entonces lo resolveré...
—No —me señala —necesitas tener un plan de acción, ¿crees que puedes disponer de su vida como si no importara?
—Byron...
—Estás actuando igual que ellos —me reprende y eso se siente como un golpe.
Me incorporo, sintiendo la indignación abrirse paso por todo mi sistema.
—No, no soy igual a ellos —espeto —si fuese igual a ellos no me preocuparía en lo más mínimo por esa niña, pero es porque me preocupo que espero que no sea mi hija porque sería un padre de mierda, porque decidí que no le daría a un niño la vida que yo tuve.
—John...
—Tengo planes, una vida que no puedo modificar y que no estoy dispuesto a modificar. Además, si resulta ser mi hija, ¿qué supone que haga? No tengo una pareja y tampoco intenciones de tenerla, un niño no puede crecer sin una madre.
Byron me mira con comprensión.
—A veces la vida nos pone en situaciones jodidas para que podamos reaccionar —es todo lo que dice mientras se acomoda el saco —tendrás el resultado en diez días.
No respondo. Me mantengo en silencio intentando encontrar una buena solución para esto.
—Si necesitas algo, llámame.
No respondo, me quedo en la habitación con la sensación de que independiente del resultado que obtendré... estoy más que jodido.
Me tallo la cara cuando los llantos no cesan del pequeño cuerpo que tengo delante.
—¿Qué es lo que quieres? —inquiero tomándola en brazos —vamos, no puedes llorar por siempre.
Como si fuese una respuesta, sus llantos se vuelven más fuertes. Aprieto los párpados mientras intento no caer en una seria desesperación.
Volteo cuando la puerta se abre, mi nana ingresa y me siento tan aliviado como nunca antes.
—¿Qué le haces a esta pobre niña que no deja de llorar? —inquiere tomándola en brazos. Los llantos bajan de intensidad, y tras un par de segundos, se ha calmado.
—No le agrado —sonrío —esa es la única explicación.
Mi nana rueda los ojos, me da la espalda mientras se mueve por la habitación dejando suaves palmaditas sobre la espalda de la bebé.
—Vi a Byron salir esta tarde —dice encarándose —quiero pensar que es por la prueba que solicitaste.
Asiento brevemente.
—Ambos sabemos que no era necesaria, pero espero que cuando tengas el resultado, seas un hombre para aceptar la responsabilidad.
Me apoyo contra una de las paredes, el llanto de la bebé ha comenzado a cesar, lo que definitivamente me deja en claro que no le agrado.
—Parece entonces que esperas demasiado de mí.
Se gira, su mirada se siente como un escáner que espera encontrar todo lo que deseo ocultar.
—No espero demasiado, espero lo que un hombre responsable haría.
Suspiro.
—Sé que no lo entiendes nana, pero te aseguro que quedarme con ella, tenerla en mi vida, no es lo mejor. Quiero decir, creo que los niños merecen tener padres que quieran serlo. Si estoy haciendo la prueba es solo para aclarar todo esto, independientemente del resultado, ella merece algo mejor.
—Ni siquiera te molestaste en preguntar su nombre, ¿cierto?
Suspiro de nuevo, ¿de verdad no escuchó ni una sola palabra de lo que dije?
—No —respondo —probablemente ni siquiera esté registrada. Lo que hará todo más sencillo.
—¿Sencillo para quién?
Esta vez guardo silencio.
—John, sé que crees que serías un padre terrible, pero tienes que saber que ya estás en esto, no puedes simplemente desatenderte como si ella no importara.
Su mirada viaja hasta la pequeña.
—Tal vez no es ella quien realmente te necesite, sino al revés. Tal vez es tu oportunidad para darte cuenta de que a pesar de lo que crees, puedes ser mucho mejor de lo que tus padres te hicieron creer.
Desvío la mirada.
—¿Así que me envían a una adorable bebé para que aprenda la lección?
Mi nana ríe.
—Nadie te la mandó, tú decidiste no usar un condón —dice con una sonrisa burlona —lo que claramente termina en esto, así que tú mismo te colocaste aquí, mi niño.
Sonrío levemente.
—Los resultados estarán en diez días —informo —tengo que hablar con mis padres antes de que se enteren por otros medios. Van a estar furiosos, pero no puedo hacer mucho para esconderla durante diez días.
Parece satisfecha con mi respuesta.
—¿Y qué planeas decirles?
Miro a la pequeña que ahora se encuentra entre sus brazos, algo se remueve en mi pecho con una fiereza que me toma desprevenido, he pasado todos estos años evitando una sola cosa, el compromiso. Y ahora, ahora parece que la vida me ha arrojado a la cara la única cosa que no deseaba.
—¿John?
Centro la atención en mi nana.
—No tengo idea.
—Deberías considerar decir la verdad —se encoge de hombros —no creo que haya una mejor forma de afrontarlo.
Le dedico una sonrisa irónica.
—De la forma en la que se los diga, dudo mucho que haya una diferencia en el hecho de que van a querer asesinarme.
Lucy mantiene su atención en mí, mirándome por varios segundos.
—No creías que ibas a poder vivir con libertad por el resto de tu vida, ¿no es cierto? —inquiere mientras balancea a la bebé entre sus brazos —eres el futuro CEO de las empresas de tu padre, John, tal vez es momento de que dejes de comportarte como un niño y seas responsable de las cosas que tú mismo propicias.
Los llantos de la bebé se han calmado así que la deja sobre el colchón, y me lanza una mirada que entiendo a la perfección. No dice nada más, el silencio consume toda la habitación y suelto un largo suspiro antes de colocarme en el borde de la cama.
Miro a la pequeña bebé que ahora duerme a menos de un metro de distancia.
Vine a traerte a tu hija.
Las palabras que pronunció Sophie hace poco más de veinticuatro horas, se clavan en mi mente. No puedo dejar de mirar al pequeño ser humano de quien ni siquiera sé el nombre.
—Estamos en problemas, pequeñita.
Dejo de mirarla para centrar mi atención en el techo, aprieto los párpados y exhalo el aire de mis pulmones.
Vaya que estamos en problemas.
Paso el resto de la tarde dividiendo mi tiempo entre terminar el trabajo que tengo pendiente, y atender a una bebé que parece odiarme.
Lucy ha sido de gran ayuda, eso tengo que admitirlo, sin ella probablemente ya hubiese perdido la cabeza, sin embargo, a pesar de darme su ayuda incondicional, ha dejado muy en claro lo que espera que yo haga.
Y no sé si seré capaz de entregarle eso.
Por el momento, he llamado a Dann para que averigüe si Sophie registró a la bebé, ya que la mujer ha decidido no tomar ninguna de mis llamadas y hay cosas que necesito saber con urgencia.
Por ejemplo, su nombre.
—No parece haber registro de ella —Dann se deja caer en el asiento con comodidad —hice llamadas, busqué registros, nada.
—Así que ni siquiera se tomó la molestia de ponerle un nombre —mascullo —no sé si eso me ayuda o me coloca en un sitio peor.
—Te ayuda en realidad, si la prueba es positiva y ella estaba registrada con los apellidos de su madre, tendríamos que hacer todo un proceso para el cambio, al no estar registrada...
—Ni siquiera tiene un nombre —repito ignorando lo que ha dicho —maldición, ella necesita uno.
Dann arquea la ceja.
—No creí que eso te importara mucho —dice con diversión.
Resoplo, me incorporo de mi asiento y me muevo por el estudio en un intento de calmar todas las sensaciones que me embargan y que no entiendo.
—Me siento jodidamente mal teniéndola bajo mi techo, y que ella no tenga un nombre. Al menos debió de tomarse la molestia de hacer que exista en la ley. Si ocurre algo, ¿qué se supone que haga sin documentos?
—Si prácticamente la abandonó aquí, ¿por qué se tomaría la molestia de hacer algo con ella?
Permanezco en silencio. Mi mente parece una completa maraña de pensamientos cruzándose unos con otros.
—Creí que las mujeres tenían el instinto materno por naturaleza —expreso.
—No todas, la mía nunca lo tuvo —volteo hacia mi amigo, Dann sonríe con ironía —y por lo que sé la tuya tampoco así que... ¿por qué pareces tan sorprendido?
Sacudo la cabeza, a pesar del tono irónico, sé que habla con la verdad. Una verdad que siempre he tenido clara y que es la principal razón por la que me juré que no tendría hijos, que nunca le haría pasar a un niño lo que yo viví, pero justo ahora, tengo a una pequeña niña que ha sido abandonada por su madre y que posiblemente tiene un padre de lo más idiota.
—Me juré que nunca sería como ellos —susurro —y ahora tengo a una bebé que puede ser mi hija. No tengo idea de que es lo que haré, Dann. ¿Criar a una niña? ¿Cómo se supone que haga eso?
Aprieto los párpados y por primera vez desde que Sophie la abandonó, siento la culpa clavarse en mi pecho.
—Si resulta ser o no mi hija, lo mejor sería que alguien más se hiciera responsable de ella, puedo buscarle una buena familia, tengo los recursos para asegurarme de que sea así.
Una pizca de amargura me llena la voz.
—No dudo de que tengas los recursos, y que eres capaz de encontrar a personas maravillosas para que la cuiden, pero lo importante aquí amigo, es lo que eso significará para ti.
Dann se incorpora, se aproxima hasta donde me encuentro y deja un par de palmadas sobre mi espalda.
—Lo que decidas, cuenta conmigo.
Me sonríe y yo asiento. Escucho sus pasos alejándose, el silencio cae sobre mí y siento como si me encontrase en una especie de cárcel. Suelto un suspiro y saco el celular, sé que solo hay una persona que puede ayudarme a resolver esto de la mejor forma posible.
Una persona que seguramente va a querer asesinarme y a borrarme de su testamento apenas se entere de lo que ocurre.
Pero necesito saber que la decisión que tome, es la correcta. Sin importar lo que pudiera ocurrir.
Así que pulso la pantalla hasta encontrar su contacto, luego llamo. Él me contesta enseguida, como siempre suele hacerlo.
—John, ¿Qué ocurre?
—Hola papá, tengo un...asunto. Y necesito que me ayudes.
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Hola hola!
Lamento mucho haberme tardado con las actualizaciones pero pasé por un bloqueo demasiado intenso y hasta ahora comienzo a recuperarme.
Espero que la historia les guste mucho!
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