Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

T|reinta [FINAL]


Los descubrimientos de Jung HoSeok

Ir a terapia no es fácil incluso si ya has decidido hacerlo, estar parado frente a la puerta de un consultorio que a simple vista se ve frío y extraño causa una sensación en tu pecho y tu estómago parece tener un torbellino dentro. Es como HoSeok se está sintiendo, sus palmas sudan así que hace lo posible porque no se note y las limpia en la tela de su pantalón. 

NamJoon se percata del nerviosismo del contrario por lo que atrapa su mano con la suya sosteniéndola con amabilidad, le dedica una sonrisa genuina mientra intenta transmitir tranquilidad con la mirada.

HoSeok mira el agarre fuerte que hay entre ellos y sonríe ligeramente. Hay algo profundo en ese detalle que aún no puede descifrar o no se siente listo para aceptarlo por lo que no emite palabra alguna hasta que la secretaria le informa que puede pasar. Sin embargo, se tarda unos segundos en comprender la orden y se levanta aún tomando la mano ajena. NamJoon sonríe, pero delicadamente desliza su mano de la contraria haciendo que este se gire a verlo con cara asustada. 

—Seguiré aquí para cuando salgas —informa NamJoon y HoSeok lo agradece internamente. No quiere verse como alguien necesitado o molesto, por lo cual evitó hacer cualquier tipo de oración que involucrase algo así. 

HoSeok asiente en compresión, toma un poco de aire y comienza la caminata hasta el consultorio que de repente se ve más frío y extraño que antes. Cuando la puerta es cerrada detrás de sí, HoSeok puede sentir dos emociones distintas pero al mismo tiempo fusionándose en su pecho: miedo y libertad. 

El miedo lo envuelve como un viejo amigo, lo abriga bajo su manto oscuro y le susurra al oído las cosas que jamás será capaz de hacer como ir nuevamente a pasear con sus hijos al parque, jugar bajo la lluvia, hacer galletas o ir a la playa. Lo tiene sujeto de ambas manos haciendo imposible que pueda retirarlo, pero mientras todo lo demás esté libre él seguirá intentando.

La libertad es algo que siente en su pecho, se expande tan grande y purifica cada rinconcito de su ser desde dentro. Recorre desde la puntas de los dedos de sus pies hasta el último cabello de su cabeza, y hace que respirar le sea más fácil ahora. Parece que está renaciendo con cada inhalación y saca la basura con las exhalaciones. Mientras su corazón siga latiendo tan fervientemente, la libertad seguirá atrayéndolo a su despertar, eso es seguro. 

—Hola —dice sentándose enseguida con su cabeza en alto.

En cuanto el psicólogo le sonríe mientras le cuestiona que lo ha traído ahí sabe que tendrá que desempacar su corazón para hacerlo más ligero. Inesperadamente ese pensamiento no lo aterra, quizás le duele un poco todavía, pero sabe que podrá hacerlo.

Está dispuesto a hacerlo.

* * *

Los días continúan siendo difíciles para HoSeok, a veces se levanta en medio de la noche asustado porque ha soñado con ella y no sabe porqué. Gotas de sudor recorren su frente y rápidamente va hacia el baño para despejarse un poco. Estar en casa nunca le ha sido tan complicado como ahora, y dormir en aquella cama donde un lado está vacío le duele terriblemente dentro de su alma. No tiene las agallas aún para decirle a NamJoon que se quede a dormir una noche, ni siquiera sabe qué piensa al respecto de todo lo que ha sucedido. 

Va directo hacia las sábanas para envolverse con ellas, algo dentro de sí se quiebra un poco más porque realmente quiere un abrazo, pero no sabe cómo pedirlo ni siquiera está seguro si sus hijos, NamJoon o JungKook lo tomarían a bien si les comentase sus pensamientos. Él no quiere seguir estorbando, causando problemas, se supone que la terapia es para eso no para seguir sintiéndose mal y culpable, al menos desde su punto de vista. Cierra sus ojos para intentar dormir, pero no lo consigue. Su mente lo sigue llevando a lugares y escenas que realmente desea borrar. 

«No te lo mereces», piensa cuando su respiración se vuelve agitada. 

Cielos, ¿es eso cierto? ¿No se merece nada de lo que está tratando de hacer? Quiere recuperar su vida, salir del hoyo en el que está y comenzar a caminar. Si algo ha aprendido a lo largo de todo esto es que siempre puedes hundirte más aunque no quieras, hasta que lo único que te queda es la muerte. Él no quiere eso, es algo que tiene claro, pero se hace tan difícil con todos esos pensamientos crueles y oscuros que recuerda prácticamente a cada minuto. Quizás, lo primordial sería comenzar a tratarse con un poco más de gentileza. Es un ser humano también, ha cometido errores, sin embargo está dispuesto a solucionarlos. Eso también da valor a una persona. La aceptación de sus errores y la disposición de corregirlos, puede sonar fácil, pero es complicado. Conlleva un análisis de la situación, y la determinación para poder hacer algo al respecto. 

Pero esta noche, él está ahogado en sus problemas. Dando vueltas y vueltas hasta que el reloj marca las dos de la madrugada que es cuando finalmente logra cerrar sus ojos. Sueña acerca de lo mucho que le gustaría salir con sus hijos y NamJoon hacia alguna parte, algo que los haga reírse a carcajadas y haga enternecer su corazón. HoSeok no se da cuenta que llora mientras duerme con sus manos aferradas a su cabeza y su cuerpo en posición fetal.

Al amanecer, se levanta de inmediato para comenzar de nuevo. Se siente cansado, pero intenta no darle mucha importancia, y cuando mira su reflejo en el baño quiere darse un golpe porque realmente se ve devastado. La ansiedad se filtra por su sistema rápidamente, ¿por qué está así? ¿Cuándo realmente mejorará? ¿Qué es lo que está haciendo mal? Y su mente se vuelve un pantano de emociones intensas que lo único que logran es hacerlo pensar que no está haciendo nada bien, que nunca lo hará aunque lo intente. Haga lo que haga nunca estará bien porque se lo merece. Este es su castigo por haber descuidado a sus hijos tanto tiempo, por haber lastimado a la persona que ama y por haber dañado el recuerdo de la persona que amó.

Mas no todo está perdido. A pesar de sus ojeras, de su cabello quebrado y sin brillo, él está sorprendido. ¿Cuándo le fue tan fácil pensar que amó a Iseul? Es la primera vez. Jamás lo había aceptado hasta ahora.

—Te amé —susurra HoSeok viéndose en el espejo—. Te amé —repite.

Impresionado por la facilidad con la que salen estas palabras se dirige hasta su cama para buscar su celular y realizar una llamada. De pronto tiene muchas emociones encontradas, sentimientos que lo hacen palidecer pero al mismo tiempo lo hacen querer brincar de alegría.

—¿Hola? —dice cuando la llamada es tomada.

—¿Ho? —habla JungKook—. ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

HoSeok sonríe un poco, Kook siempre está preocupándose, llamándole casi todos los días, y de repente otro descubrimiento lo flecha haciéndolo estremecer. ¿Así se siente darse cuenta verdaderamente?

—La amé, Kook —dice intentando controlarse—. La amé. 

JungKook toma su tiempo para responder. Parece ser que no está entendiendo del todo, así que pregunta:

—¿A qué te refieres? —Su voz se combina entre la curiosidad y preocupación.

—¡La amé! ¡A Iseul, por supuesto! —exclama HoSeok acercándose a su ventana para poder observar la calle—. La amé cada segundo de mi vida y…

—Ho, ¿estás bien? —lo interrumpe Kook. La preocupación se hace más notoria esta vez.

—Creo que sí, pero déjame explicarte —pide HoSeok—. Amé tanto a Iseul en el pasado, y hasta ahora me he tomado el tiempo de aceptarlo, de tener el coraje de poder decírmelo en cara, Kook. He tenido miedo desde su muerte, incluso la mención de esa palabra me hacía estremecer, pero me acabo de dar cuenta que puedo decirlo ahora. Ella ya no está, y aunque hace tiempo fui a verla, todavía sentía que había algo que no estaba considerando. Aún me faltaba poder decir que ella ya no está, pero eso no significa que no la haya amado tanto. Tú lo sabes, ¿verdad? Que la amé con todo lo que tengo, que fue para mí un verdadero sueño poder estar con ella. 

—Lo sé, Ho. Sé que la amaste demasiado —confirma JungKook tratando de no hablar de más. Quiere seguir escuchando a su amigo.

—Exacto. Pero ella ya no está más aquí, soy yo al que le toca vivir, y aunque todavía estoy recobrando mi mundo, al fin puedo decir que me merezco estar con alguien que ame porque tengo que seguir con mi vida, ¿verdad? —JungKook emite un ligero «sí» porque su garganta se ha cerrado de la emoción, entonces HoSeok retoma su discurso—: ¡Estoy sorprendido! Es sorprendente. Siento… Si-siento como si pudiera gritar mucho. Oh, Kook. Estoy… No sé cómo explicarlo. Ella siempre estará en mi corazón, la tendré guardada en un rinconcito, pero su recuerdo no debe de pesar. No lo hace más. Siempre la recordaré con cariño, era mi esposa después de todo. Llámalo como quieras, el destino, la vida, quien sea que haya trazado su final de esa forma, pero yo sigo estando aquí. Yo lo amo, Kook. Y tengo miedos también con ello, por supuesto, pero de alguna manera ya no se siente incorrecto poder decírselo. ¡Quiero decírselo! 

—¿Y por qué no lo haces? —pregunta JungKook alegre de que sea una llamada normal y no una videollamada porque no quiere que lo vea llorar.

—Aún tengo cosas que solucionar antes de eso, pero estoy dispuesto a decírselo cuando sea el momento. Aunque, creo que él merece muchas explicaciones, no quiero que piense que solo lo estoy utilizando o jugando con él de ninguna manera.

—Estoy muy orgulloso de ti, Ho —dice JungKook delatando que ha estado derramando lágrimas. Sus sollozos se escuchan del otro lado de la línea.

—Estoy muy agradecido contigo —le dice HoSeok con total honestidad—. Eres mi más grande amigo. 

Y JungKook no puede más que sollozar porque está alegre que al fin su Ho se esté dando cuenta, esté mejorando. Parece un niño pequeño quien ha mirado la luna por primera vez y quiere saber por qué lo está siguiendo a todas partes. Esa es la esencia de HoSeok.

Jung HoSeok, quien está volviendo. 

Jung HoSeok, quien está retomando su rumbo.

Cuando la llamada es finalizada, HoSeok se toma su tiempo para respirar tranquilamente en lo que su vista sigue fija a la calle, notando algunas personas dando su paseo rutinario mañanero. 

Piensa acerca de su segundo descubrimiento del día, su amigo eterno Jeon JungKook no parece estar harto de él ni siquiera molesto. Él ha estado ahí cada que lo ha necesitado, cada vez que pide ayuda y cuando no. Está ahí tanto en los momentos tristes como los felices, y agradece tener a alguien como JungKook en su vida. Porque él lo ha llamado todos los días preguntando si ya comió, si los pequeños están bien, si está bien con su psicólogo actual, si necesita que él vaya a su casa. En una ocasión mencionó graciosamente que llevaría a YoonGi durmiendo si era necesario hasta su casa porque lo había llamado a media noche llorando ante la culpa y la inmensa ola de tristeza que alberga su corazón. Le quiere demasiado, y piensa con felicidad el poder estar junto a él cuando ambos sean ancianos, recordando viejas anécdotas en un café. Una plática recordando los viejos días donde ambos eran jóvenes y hacían bromas a TaeHyung y JiMin o a sus esposos.

HoSeok se sonroja, el amor que siente hacia NamJoon incluso lo ha llevado a pensar en una boda. ¿Tendría el valor para hacerlo? Él piensa que sí. Podría… La pregunta real es: ¿NamJoon quiere? No puede estarse imaginando cosas que probablemente lastimen su corazón, eso sería un golpe duro. Sin embargo, mantiene la esperanza. 

Baja directo hacia la cocina encontrándose con sus pequeños sentados a la mesa comiendo cereal, entra en pánico por un segundo porque ¿cómo han podido bajar el cereal de la alacena? Ellos ya no son unos niños. 

—Buen día —saluda con una leve sonrisa.

Observa como JiMin medio sonríe respondiendo el saludo, sabe que aún está resentido, así que quiere transmitir de nuevo esa seguridad de antes. TaeHyung lo mira antes de seguir comiendo, para él es diferente, parece que ha hecho punto y a parte a todo lo sucedido. Eso preocupa un poco a HoSeok, ¿no le hará daño en el futuro? Quiere llegar a conversarlo en su terapia. No quiere que su hijo tenga más daño emocional por no poder decirle que alguna vez pensó en odio y rencor. Nota como ambos han crecido, sus nuevos cortes de cabello, la manera en que sus facciones se mueven cada que se meten una cucharada a la boca. Sus niños han crecido, y no quiere seguir perdiéndose eso de ninguna manera. Camina con cautela hasta tomar un tazón y llenarlo de cereal también, se acerca a la mesa preguntando antes de sentarse:

—¿Puedo…? —Deja la pregunta en el aire, señalando la silla.

—¿Por qué no te sentarías, papá? —pregunta TaeHyung un poco confundido arrugando sus cejas.

HoSeok lo mira y sonríe, entonces mira a JiMin, esperando alguna respuesta también.

—Supongo que sí —susurra con sus ojos en su tazón.

«Al menos está contestando», piensa HoSeok. 

El ambiente se apaga en cuanto toma asiento, lo cual lo hace dudar un poco. No pensó en aquella posibilidad, así que toma un poco de aire para quitar un poco de nervios de su cuerpo y pregunta:

—¿Y la leche? —dice no sabiendo qué más decir.

TaeHyung lo mira como si hubiese dicho lo más loco del mundo, emite una pregunta con su rostro sin decir nada: «¿qué sucede contigo?» HoSeok siente que la pregunta es tonta, pero en su defensa, una pequeña parte de él debía preguntar porque ciertamente, ¿dónde carambas está la leche? ¿Acaso comería cereal con agua? 

—Ah… En el refrigerador, como siempre —contesta JiMin para después meterse una cucharada a su boca. 

—Claro, por supuesto.

«Claro, por supuesto», repite HoSeok en su mente, «¿no podría haber dicho otra cosa? Claro, por supuesto».

Se levanta para abrir el refrigerador y encontrar el cartón de leche vacío, una cara de decepción surca por su rostro, ¿y ahora qué? Se dirige hasta su asiento nuevamente dejando sobre la mesa el envase lo que causa que sus hijos lo miren, TaeHyung con un poco de culpa, y JiMin algo serio.

—Todavía queda pan tostado y mermelada —sugiere JiMin después de unos segundos como quien no quiere la cosa.

HoSeok lo mira y sonríe. Cuando intenta levantarse, Tae lo detiene con su mano.

—Yo puedo hacerlas —ofrece colocándose de pie. 

HoSeok asiente un tanto conmovido. 

—Déjame ayudarte —dice JiMin a su hermano pero antes de levantarse mira a su padre y vuelve hablar—: Aún puede lastimarse con el cuchillo.

«Claro, por supuesto», piensa HoSeok con una pequeña sonrisa admirando como sus pequeños están preparando su desayuno. Incluso si JiMin sigue enfadado y desconfiado, sabe que con el tiempo y unas buenas charlas podrán volver a confiar plenamente.

Cuando el desayuno se coloca delante de él con un café extra incluido siente que es el mejor desayuno que está por comer en todo el mundo. 

* * *

Las mantas están sobre él una vez más, envolviendo su no-tan-delicado cuerpo, ayudándolo a tratar de conciliar el sueño. El día fue tan agotador emocionalmente que siente que podría dormir por una semana, pero no sabe aún porqué sigue mirando el techo con la manta hasta su nariz. Sus hijos ya deben estar durmiendo, tienen escuela mañana. Se pregunta cuándo podrá volver a trabajar, ya que todavía no se siente preparado, pero más importante aún es que debe buscar un nuevo trabajo. Lógicamente, faltar tres semanas sin avisar debe de costarle el empleo a alguien… ¡Vaya! Debió pensarlo mejor, ¿no es así? 

Sus suspiros son pesados, hay un pequeño lugar en su cabeza que duele un poco, pero ya no quiere tomar más pastillas por lo que rindiéndose ante su derrota al intentar dormir baja a la cocina para prepara un té. Espera que haya porque se ha dado cuenta que no hay mucha despensa en su casa, él quiere salir a comprar, pero incluso realizar eso lo pone nervioso y no sabe por qué. ¿Son los recuerdos que esto conlleva? Probablemente. Espera poder ir pronto. 

El agua se vierte en el interior de la taza y lo toma después de dejar reposar la pequeña bolsita unos minutos. El silencio lo sobrecoge y el tic-tac del reloj le hace recordar que existe uno mas no recuerda dónde. Camina con la taza entre sus manos para ir a su habitación, pasa por la habitación de TaeHyung y abre discretamente la puerta para encontrarse con que JiMin está junto a él, ambos abrazados y durmiendo. Su pecho se oprime un poco, pero cierra la puerta lo más delicado que puede después de observarlos por otros cuantos segundos. 

Está por entrar a su habitación, sin embargo la puerta al final del pasillo llama su atención. Rápidamente lleva una mano a su pecho buscando el collar con la llave para abrirla, es cuando se da cuenta que hace tiempo ya no la mantiene ahí. ¿Desde cuándo exactamente? Lo recuerda vagamente. Una noche mientras dormía junto a NamJoon se levantó asustado y con ganas de llorar, pero no quería despertarlo. En aquellos momentos aún mantenía el collar colgado, así que sin pensarlo mucho fue directamente hasta el estudio de Iseul. Se quedó allí hasta que sintió nuevamente aquel tipo de presencia que sabes que no puedes explicar, pero está ahí. Le tomó solo unos segundos dejarse llevar por el aroma a canela y manzana, sentía que se liberaba de cualquier tipo de estrés. Sin embargo, cuando tuvo que marcharse de ahí para volver a su cama junto aquel hombre que le estaba dando todo de sí se sintió tan culpable que se dijo a sí mismo que debería de hacer un esfuerzo. Sí, él lo intentó. Alguna vez lo intentó, pero no fue suficiente. Seguía pensando, pensando, y pensando cada día, revisando que el collar siguiese en su lugar secreto. 

Recordando todo esto HoSeok decide ir a su habitación, abrir su clóset y buscar en aquella cajita pequeña el collar con la llave. Al encontrarla se va a pasos agigantados hasta el estudio, se ha olvidado de su taza en su buró, pero le ha dejado de importar. Abre la puerta con sumo cuidado, el polvo sigue haciendo de las suyas. El polvo y el tiempo. Las luces se encienden en automático y queda petrificado al notar como aquel lugar poco a poco se ha estado deteriorando. Las paradas están fracturadas, la pintura se está cayendo, los muebles están cubiertos de polvo, y la ventana está demasiado sucia como para poder observar el pasaje del exterior. Mira el escritorio roído, y la pequeña lámpara para leer en una esquina. El lugar se ve tan triste, le causa una nostalgia infinita. Pudo, quizás, esforzarse por conservarlo mejor, pero ¿lo ameritaba? Incluso si está viejo y le genera tristeza, el lugar no tendría sentido a menos que sus hijos estén interesados en mantenerlo conservado, pero algo en él le dice que ellos ni siquiera han pensando en esa posibilidad. Entonces se da cuenta que sus hijos no han visto nada del legado de su madre, al menos no libremente, y se siente culpable porque nuevamente recuerda que si no se hubiese adueñado de su recuerdo ellos habrían disfrutado más de todo aquello. 

Suspira cabizbajo, eligiendo sentarse en la silla detrás del escritorio. Observa la capa de polvo que cubre el pedazo de manera y pasa un dedo sobre ella solo por curiosear. Hay tres libros apilados, si no mal recuerda; sus preferidos. Sonríe abiertamente, rememorando. Hay un portalápices, unas hojas blancas, el pequeño estuche de sus lentes, y algunos sobres debajo de la lámpara para leer. Sabe de la existencia de aquella carta desde siempre, pero jamás pudo encontrar valor para leerla. ¿Con qué fin? ¿No dolería eso más? ¿No sería masoquista?

Pero se dice que no debe engañarse más, así que lo intenta. Sus dedos tiemblan cuando toma los sobres y nota por primera vez que no solo hay uno para él sino para sus hijos y JungKook, entonces el sentimiento de culpabilidad se hace más grande. Sus lágrimas caen sobre su rostro como piedras grandes que están rodando hasta el infinito. ¿Qué otra cosa hizo mal? Y se lamenta profundamente mas el daño ya está hecho. 

«Concentración», se repite en su mente cuando ha dejado de llorar. Seca sus lágrimas con las palmas de sus manos y las limpia con la tela de su pijama. 

—Tú puedes —se anima tomando su carta. Su nombre está al frente con una bonita letra. Ella siempre hacía todo tan delicadamente. No respira cuando saca el pequeño papel doblado en cuatro ni tampoco cuando lo desdobla. 

Tan solo leer la primera línea lo ha hecho volver a llorar, pero no se detiene. Considera que no es justo, él debe leerla hasta el final. ¿Cuántas cartas no le ha escrito antes? ¿Y cuántas no le escribió antes de su muerte? Ella las leyó, por supuesto. Todas. Todas cuanto su vida le permitió.

Entonces, lee:

Querido Hobi:

Sabes que mi fuerte nunca han sido las cartas, pero esta es una ocasión especial por lo que me he esforzado un poco. Primero quiero dejar plasmado mi amor hacia ti, quiero escribirte lo mucho que te amo, mi querido Hobi. No sabes lo lindo que te ves en algunas ocasiones (¿o siempre?) cuando sonríes y haces bromas para que los demás se rían también. Es algo que siempre te ha caracterizado, y es una de las cosas que me hizo enamorarme de ti. La manera que tienes de ver el mundo me deja anonadada cada vez que te hago una pregunta y la respondes de una manera muy creativa. Uno pensaría que un empleado de oficina no podría hacer chistes sobre el universo o el sistema solar, pero te has llamado a ti mismo esperanza así que supongo que eso es posible. 

Nos hemos cruzado de casualidad un día lluvioso por la calle, tú perdido, yo teniendo prisa y con un paraguas. Me alegra haberte «ayudado». Me alegra haber compartido mi vida contigo desde ese momento y criar a nuestros hijos juntos. Son unas pequeñas personitas que poco a poco están creciendo para ser hombres de bien y ayudar al mundo, estoy segura de ello. Me siento orgullosa de ambos, pero al mismo tiempo estoy triste. Por supuesto que lo estoy, me estoy yendo de este mundo y nadie les ha dicho a ellos que ya no estaré. Creo que eso sería muy peligroso ahora, pero quiero creer que lo comprenderán. Lo único que quiero es no causarles dolor. Sé que las despedidas son difíciles, y más aún cuando sabes que la persona ya no volverá jamás. 

Aquí entre nos, estoy un poco asustada. Siempre he creído en la vida después de la muerte, pero ¿qué pasa si no la hay? No quiero solo cerrar mis ojos y ya. ¿Cómo podría aparecer en sueños como una premonición o presagio? Sería realmente interesante, ¿no lo crees? Lo sería aún más porque sé bien que puedes llegar a asustarte fácilmente. 

Estoy divagando más que de costumbre, ¿no es así? Es solo que estoy tan nerviosa y llena de pánico, pero es el destino de mi vida incluso si no lo elegí. Así que está bien, mantendré la frente en alto y lo aceptaré. Hicimos lo que pudimos, Hobi. No quiero irme de este mundo y dejarte sintiéndote culpable por algo que claramente no es tu culpa. El cáncer apareció, fui al doctor, hice todos los tratamientos posibles, los habidos y por haber, y tú estuviste ahí ayudándome. Estuviste a mi lado en cada momento sosteniendo mi mano, animándome cuando no pude más y me puse a llorar. Secaste mis lágrimas, me diste de comer cuando no pude hacerlo, me bañaste y vestiste, a veces me sentía como una muñeca, pero estoy profundamente agradecida de que nunca te hayas ido. Me enamoré de un hombre tan amable y leal, una persona que daría lo que fuese por la persona que ama, y estoy muy contenta de haber sido yo a quien le diste todo tu amor. 

Quiero pensar que yo también di mi contribución a toda esta relación, ¿a qué sí? Espero que hayas notado las veces que sostuve tu mano también y las incontables veces que tapé tu cuerpo porque habías olvidado hacerlo incluso cuando había demasiado frío. ¿Lo hacías a propósito? De todas formas, siempre te cuidaré. ¿Recuerdas esa vez que te cayó café en tus pantalones delante de todos en el trabajo y me llamaste casi llorando y tuve que ir a dejarte otros? Fue muy gracioso, cada vez que lo recuerdo me río. Ahora puedo confesarlo, más porque tus compañeros del trabajo te molestaron por una semana creyendo que te habías hecho en tus pantalones. Vaya, espero que no estés enojado por eso. 

Ah, querido Hobi, hay tantas cosas que quiero decirte, y una carta no me es suficiente aun teniendo todo el papel del mundo porque son cosas que se expresan por medio de acciones, es más satisfactorio besarte y decirte que te amo que escribirlo. 

Quiero que tengas en mente que incluso si me voy trataré de cuidarte desde donde esté, a ti y a nuestros bellos hijos. Debes cuidarlos, sé que lo harás bien. Siento que nuestro TaeTae será muy comprensivo y amable, pero JiMin está por ser algo rebelde. No quiere decir que se volverá malo, pero quizás le costará expresar mejor sus emociones cuando esté en aquella terrible etapa que llaman adolescencia. Ayúdales con sus dudas, diles lo mucho que lo amas todos los días, recuérdales visitar a su abuela al menos un fin de semana por mes, toma muchas fotos de ellos para avergonzarlos cuando tengan pareja. Oh, no puedo creer lo que me perderé. Si hay manchas de tinta es porque me he puesto a llorar sin querer, lo siento.

Sé que harás un excelente trabajo, Hobi. He visto que a veces te menosprecias, pero sé que eres un excelente padre. Recuerda que nadie nace con un manual para ser padres, sin embargo no debemos ser tontos y ariscos, ¿de acuerdo? Compresión y comunicación es lo importante. ¿Lo prometes?

Recuerdo cuando te conocí, estabas esperando un chico que nunca llegó… Jamás me ha importado nada de eso, siempre fuiste claro conmigo, pero de alguna forma sentía que a veces te cerrabas. HoSeok, está bien si cuando yo me vaya encuentras a un hombre que te haga sentir de nuevo lo que es el amor, ¿qué clase de persona sería yo si te pudiese lo contrario? Podría decirte que no, que estarás sin nadie para alcanzarme en el más allá, ¿y yo qué ganaría con eso? El ser humano es muy complejo… Estoy segura de que podrás volver a enamorarte, pero si tú crees que podrás amar a alguien como lo hiciste conmigo y sin miedo a considerarme pretenciosa, te digo que estás equivocado. ¿Cómo vas a compararlo? ¿Eso sería justo para la otra persona? Nadie quiere vivir sabiendo que es segundo lugar en la vida de alguien. A mí no me gustaría y a ti tampoco, te lo aseguro. El amor es diferente para cada persona, de alguna forma única e irrepetible, aunque usemos las mismas palabras como «te amo» o «te quiero», sabemos que hay diferencias en el sentir de nuestro corazón, la forma en cómo se acelera, se encoge o reboza de alegría. Cada pequeña gota de amor tiene su pequeña gran diferencia, pero eso no significa que no haya amor. ¿Me estoy dando a entender? Sabes que siempre divago mucho… Así que… ¿Prometes intentarlo? Sé que en algún momento alguien especial llegará a tu vida nuevamente. Estaré feliz de verte sonreír otra vez. 

HoSeok, la vida es eso que viene y va, como una rueda que gira en muchas direcciones hasta que se detiene y queda inmortalizada sin nadie que pueda levantarla. Me alegra mucho haber ido y venido contigo. ¿Puedes, por favor, tomarlo en doble sentido? Es lo único a lo que haré referencia a eso, y que lo extrañaré también. Ahora estoy llorando y riendo al mismo tiempo.

Ah, querido Hobi. Te amo mucho. Quisiera dejarte consejos más elaborados, pero apenas puedo escribir. Solo son un montón de galimatías reunidas en un pedazo de papel, espero que entiendas. 

Pero sé esto, aunque la vida pueda parecer injusta y desastrosa siempre hay momentos divinos. No puedes esperar que siempre sean chocolates y caramelos porque de ser así, ¿dónde estaría eso que te haga apreciar lo otro? La vida es así, sin tanta vueltas. Aunque la tormenta dure días enteros llegará el momento en que parará, no te quedes allí, debes seguir. Siempre se puede caer más bajo. Siempre. Forma recuerdos agradables que te ayuden a seguir caminando junto a nuestros hijos, y al tío JungKook. ¡No olvides a JungKook! ¡Es mi bebé también, ¿de acuerdo?! Sin discusiones. 

Creo que este es el final, Hobi. Gracias por estar ahí, gracias por quedarte, gracias por no irte. Gracias por amarme.

Te amo demasiado, mi amado Jung HoSeok.

Kang Iseul, la chica enojada porque casi le robas su paraguas en un día lluvioso.

—No fue mi intención —dice HoSeok riendo mientras deja la carta sobre el escritorio. Recuerda ese día a la perfección, Iseul siempre solía molestarlo por ello—. Creí que alguien lo había olvidado en la calle, eso es todo. 

Apenas se da cuenta que no está llorando porque el sentimiento liberador que siente en su ser es reconfortante. Su pecho parece expandirse tanto y permite que el oxígeno invada sus pulmones. 

Ah, ¿así es cómo se siente entonces darse cuenta?

Toma las cartas antes de pararse y salir de ahí, la puerta es cerrada con un leve click tan pacifico que HoSeok sonríe tímidamente incluso si no hay nadie allí que vea eso. Va directo a su habitación, da un trago a su té a punto de ponerse completamente frío, se acomoda en su cama y se duerme. Ya sabe lo que tiene que hacer.

* * *

Los enfrentamientos de Jung HoSeok

Le ha tomado dos días enteros para hacer lo que sabe que tiene que hacer, pero no tiembla cuando llama por teléfono a Kim NamJoon. El nombre en la pantalla lo hace sonreír, y lo hace aún más cuando la llamada es aceptada.

—Hola, Nam —saluda y de pronto la timidez lo embarga.

—Hobi, ¿sucede algo? —pregunta de inmediato NamJoon con tono preocupado.

HoSeok niega aunque sabe que no puede verlo.

—Sí —dice—, pero esperaba que pudieses venir a casa hoy.

NamJoon suele ir por las tardes e irse hasta muy tarde por la noche algunas veces, HoSeok se siente agradecido cuando él llega. Los niños lo siguen amando, HoSeok lo sigue amando.

—Claro, de hecho planeaba pasar por ahí una vez termine con algunos pacientes —ríe.

Vaya, cuánto le encanta a HoSeok la manera en la cual se expresa NamJoon de los animales que llegan a su veterinaria. Los llama con motes cariñosos, y algunas veces se encariña tanto con ellos que se pone un tanto nostálgico cuando sabe que no irán con él.

—¿Puedes venir más temprano hoy? —pide esperando que la respuesta sea «sí».Se alegra en cuanto lo es, y cuelga deseándole un buen día.

Esa misma tarde antes que NamJoon llegase, le pide a sus hijos que se queden junto a él en la sala. Sonríe algo nervioso a sus hijos, les explica que están esperando por NamJoon, y eso se les hace raro. Su padre está sudando hasta de su frente, y quieren saber qué es eso tan importante que hay para decir.

El tiempo pasa, NamJoon se encuentra sentado junto a los niños en aquel sofá grande, la curiosidad se siente en el aire. Pero HoSeok se decide a hablar, explica por qué los ha citado a todos ahí.

—Vamos —dice señalando con su cabeza hacia la segunda planta.

Pronto todos están frente al estudio de Iseul, él abre lentamente con aquella llave que ya no mantiene colgada, y una ola de polvo innunda sus fosas nasales; TaeHyung no puede evitar estornudar.

—¿Estás seguro, papá? —pregunta JiMin preocupado tomándole de su muñeca.

HoSeok asiente, entrando primero. Observa cómo sus hijos entran al estudio lentamente, miran en silencio todo cuanto hay alrededor. NamJoon se ha quedado en la entrada, dudando entre si permanecer afuera o no. HoSeok nota como Nam está debatiendo, así que se dirige hasta él y lo sujeta de su mano.

—Ven conmigo —musita con una pequeña sonrisa—. Por favor.

Y NamJoon se deja hacer porque él no puede ante la sonrisa de HoSeok, siempre ha caído incluso al principio cuando no sentía nada por él, ¿quién no caería ante sus encantos? 

—Esto es… Vaya, Hobi —susurra NamJoon—. Estoy muy orgulloso de ti. 

HoSeok sonríe, también él lo está.

Algunos minutos pasan y HoSeok decide que es momento de aclarar algunas cosas. Les explica cómo su madre comenzó a trabajar en su estudio porque quería algo de tiempo para ella sola, como al principio realmente no tenía nada especial, pero lo era para ella. Iseul leía, comía, dormía, lloraba en aquel lugar, y tenía impregnado su esencia. Ese lugar es todo lo que ella ha sido hasta el último día de su vida.

—Fui bastante egoísta y me disculpo por ello. No debí hacerlo, era su madre también —dice viendo a sus hijos a los ojos—. Tengo algo para ustedes —recuerda sacando de su bolsillo delantero un pequeño collar en forma de corazón—. Tomen —dice extendiéndolo para ambos. 

JiMin lo mira fascinado, tiene algunas lágrimas aferradas a sus contornos porque no quiere llorar. Toma el collar y lo extiende delante de su hermano y él.

—Es de mamá —dice TaeHyung sonriendo—. Gracias, papá.

—¿No nos lo quitarás de nuevo? —pregunta JiMin con un poco de recelo.

HoSeok niega. —Es todo suyo. Espero sepan compartirlo.

—No —dice JiMin viendo a su hermano—. Es de TaeTae. 

HoSeok mira a sus hijos y después a NamJoon quien está sonriendo, no esperó esa respuesta por parte de su hijo.

—¿Seguro? —pregunta TaeHyung tímidamente—. Podemos compartirlo.

JiMin mueve su cabeza en negación. 

—Es todo tuyo —responde haciendo quedar de espaldas a su hermano y colocarle el collar. 

—Gracias —dice TaeHyung mirando aquel dije completamente fascinado, puede sentir la esencia de su madre en él. Sin aguantar más, lo abraza—. Gracias —repite con voz quebrada.

—También tengo esto para ustedes —retoma la charla HoSeok mostrando dos sobres; las cartas—. Su madre las dejó para ustedes y también pido que me perdonen. Nunca supe hasta hace unos días que ella había escrito esto para ustedes, me siento mal si no fuese porque…

—Está bien, papá —interrumpe JiMin—. ¿Podemos leerlas ahora?

HoSeok asiente dándoselas al momento, JiMin y TaeHyung se sientan en el sillón que está a un lado para poder leerlas. Así que se concentra en NamJoon ahora.

—Hola —dice tomando su mano—. ¿Está bien para ti?

NamJoon lo mira, aferrándose fuertemente a la mano contraria, encontrándose con esos ojos que tanto le han cautivado.

—Supongo que sí. Creo que la pregunta es, ¿está bien para ti?

HoSeok se ruboriza haciendo reír a Nam, quien ha comenzando a acariciar la mano ajena.

—Fue duro al principio —cuenta HoSeok arrugando sus cejas—. Y muy complicado. Darme cuenta de todo lo que le he arrebatado a mis hijos ha sido triste, ¿cómo puedo llegar a ser un buen padre? —mumura cabizbajo—. Estoy muy arrepentido por todo, pero supongo que es parte del proceso, ¿no? Cada día que pasa me siento menos encerrado, esa sensación en mi pecho está alejándose de mí un poquito conforme pasan el tiempo.

—Eso es grandioso —responde NamJoon—, es de admirar, Hobi. Lo estás haciendo bien, bonito.

Las mejillas de HoSeok no pueden estar más rojas, ¿desde cuándo se ruboriza con facilidad? Bueno, escuchar que lo llamen de esa forma no es algo que haya escuchado todos los días. 

HoSeok asiente, está por decir algo, pero sus hijos se han comenzado acercar a él con lágrimas en sus ojos. 

—¿Sucede algo? —pregunta con su corazón en la boca.

Ambos niegan y van directo a abrazarlo.

Oh.

Así que así se siente esto, el pensamiento recorre por todo su cuerpo, lo siente incluso en su espina dorsal. Sus hijos lo rodean con sus pequeños brazos y él los envuelve dejándose caer en el suelo. Sus hijos comienzan a sollozar haciendo que él también lo haga. NamJoon se siente tan conmovido que no puede evitar que una lágrima se derrame sobre mejilla.

—¿Quieres leerlas? —pregunta JiMin apartándose un poco para ir por la carta, pero HoSeok lo detiene.

—No, eso es suyo. Es mejor de esta forma. 

—Pero sí podemos decirte que ella dijo que te amemos y cuidemos siempre —suelta TaeHyung volviendo bajo los brazos protectores de su padre. 

Un abrazo más es celebrado. Es el cielo mismo, HoSeok puede decir por primera vez que siente que hizo lo correcto. Se siente bien, la felicidad lo apaña dentro de sí que no saben qué hacer con ella más que disfrutarla.

El momento emotivo acaba siendo sustituido por una conversación más fuerte, pero que todos saben de alguna forma que tienen que tocar.

¿Conservar el estudio o no?

Cuando la pregunta es planteada el silencio envuelve a cada uno de ellos para que puedan pensar. NamJoon propone que cada uno debe escribir en un papelito su opinión al respecto y colocarlo en una caja para después contar los votos. Él se encarga de eso, así que vuelve al estudio con una caja de cartón y unos papeles recortados. 

JiMin lo mira interrogante. —¿No escribirá su voto? —pregunta confundido.

—¿Cómo? 

—Si no va a escribir su voto —repite JiMin señalando la caja—. ¿No quiere participar, señor Kim?

NamJoon mira a HoSeok sin encontrar respuestas y de nuevo a JiMin.

—Yo no creo que eso sea conveniente, ChimChim —murmura.

—Pero señor Kim, ¿no es usted parte de la familia ahora? —averigua TaeHyung con una pequeña sonrisa traviesa.

—¿Qué? Yo… Bueno… No lo sé… Yo… —tartamudea—. Sencillamente es algo que deben hacer los miembros envueltos en esta situación, es todo.

HoSeok mira a sus hijos, incluso aunque JiMin quiera aparentar ser mayor, su cara denota decepción pura a la respuesta del señor Kim. 

—Lo que pasa que no quiere ser parte de nuestra familia nunca más —susurra TaeHyung, pero ha heredado la discreción de su padre por lo que se termina escuchando en todo el lugar.

—No es así —dice Nam un poco apenado por el pensamiento del niño—. No es así, TaeTae. Mira que yo siempre me he sentido parte de esta familia a pesar de todo. Solo considero que esto es un poco más personal… Vaya, no me incumbe decidir aquí, yo no conocí a su madre, ustedes son los que tienen un vínculo con ella.

HoSeok sonríe por lo bajo, NamJoon siempre sabe qué decir. Aunque a él tampoco le hubiese molestado si daba su voto, pero ciertamente no es algo que tendría que hacer.

JiMin y TaeHyung parecen satisfechos con aquella contestación, así que una vez que terminan de escribir depositan su voto en la cajita, al igual que HoSeok. NamJoon sacude la caja para hacer el momento más emocionante y los niños ríen ante eso. El primero dice que no quiere conservarla, pero podría ser transformada en un cuarto de arte. Todos miran hacia TaeHyung porque ha puesto su nombre por firma.

—Podría ser —se limita a responder HoSeok.

El segundo dice que no también, pero que podría transformarse en un cuarto de juegos, y todos miran a JiMin porque ¿de quién más sería? JiMin se sonroja levemente.

—Podríamos jugar por horas y horas —se defiende.

Y el tercero dice que no, pero menciona la posibilidad de un cambio de casa. Al momento de terminar leer, NamJoon mira a HoSeok sorprendido.

—Lo he estado pensando por mucho tiempo, sé que aquí hay muchas anécdotas, pero creo que es momento de comenzar a construir nuevas. Solo si ustedes quieren —dice HoSeok mirando a sus hijos—, si están dispuestos a continuar con este hombre —se señala a él mismo—, y comenzar nuevamente.

—Solo si el señor Kim vive con nosotros —regatea TaeHyung con una mirada pícara. 

NamJoon tose, lleva una mano a su nuca para rascarse.

—De eso me encargo yo —susurra HoSeok haciendo a reír a sus hijos.

* * *

Antes de comenzar con la mudanza, antes de que JungKook lleve a rastras a YoonGi para ayudar y antes de que HoSeok hable con NamJoon, él debe hablar con su madre. No recuerda hace cuánto tiempo perdió comunicación con ella, la última vez fue hace meses. Sus charlas no han sido buenas desde que ella descubrió que estaba con Kim NamJoon, ella solía decir cosas con malas intenciones, y HoSeok trató de ser comprensivo, pero todo tiene un límite por lo que cuando ella insultó a NamJoon supo que era momento de alejarse. 

Hasta ahora, siente que debe hablarlo con ella de una forma clara, siente esa necesidad de buscarla y aclarar las cosas, pero cuando pone un pie en aquella florería el miedo le invade. Parece que todo sigue siendo igual que siempre hasta el pequeño montoncito de piedrecillas sobre las macetas que están en el alféizar, las que sus hijos habían puesto ahí hace mucho tiempo. 

Se topa con su madre de forma desprevenida, pero logra formar una sonrisa. La saluda, y ella a él también. Su madre lo invita a sentarse, le ofrece una taza de té o café, en otro tiempo hubiese contestado que café aunque no le gustase el que preparase su madre, pero se encuentra tan decidido que por primera vez elige té, asombrando a la mujer. Al menos ella no prepara el té, solo coloca la bolsita y listo.

Su taza humea, y mira como el agua va adquiriendo el color de la manzanilla. 

—Tú vienes a decirme algo —dice su madre tomando su taza—. ¿Qué sucede?

HoSeok inspira, ¿por qué le está costando tanto trabajo?

Su madre le ama, está seguro, y también a sus nietos. Ella le ha demostrado que puede estar allí en los momentos difíciles y apoyarla, pero ella no sabe nada al respecto de lo que HoSeok ha tenido que pasar hasta ahora. Y si lo piensa, no es que sea realmente necesario, así que solo lo comenta por encima. Acerca de su proceso por estar bien y dejar vivir el recuerdo de Iseul. Su madre sonríe, parece que su cara se ve aliviada por las buenas noticias.

—Qué bueno por ti, hijo —dice.

HoSeok intenta ser una vez más comprensivo, ella fue educada de manera diferente, así que le costaría trabajo dejar de lado todo en cuanto ella ha creído. No quiere forzarla, no quiere guerra entre ambos, pero tampoco quiere desaires ni malos comentarios, así que suelta lo que ha mantenido desde hace mucho tiempo.

—Estoy enamorado de un hombre —expone claro y fuerte—, y su nombre es Kim NamJoon. Entiendo que no puedas entender esto, pero te pido respeto; algo que debí hacer hace tiempo. Entiendo que pueda parecerte extraño, pero no estoy pidiendo nada más que respeto. La última vez lo llamaste de maneras horribles, y antes de cualquier cosa él es un ser humano como tú y como yo. He venido aquí a crear un vínculo de paz nuevamente, pero si no deseas ir a mi casa, lo entenderé. Sin embargo, estará en mis hijos su decisión de venir a visitarte o no, y a la mínima insinuación de comentarios discriminatorios, podrás despedirte de ellos. De mi parte, siendo mi madre, vendré también, pero no te aseguro que tenga la misma paciencia de antes para soportar tus comentarios, ¿de acuerdo? Si tú no puedes hacer esto, entonces no tienes que hacerlo. Yo tampoco tengo qué, pero estoy aquí porque te amo, mas no permitiré que vuelvas a hacerme sentir mal por lo que soy y por la persona a quien amo.

Su madre lo mira sorprendida antes de dejar su taza sobre la pequeña mesa delante de ella, y cierra sus ojos.

—No puedo —dice entrelazando sus manos con fuerza. 

HoSeok sabía que algo así podía pasar, no lo ha tomado por sorpresa, pero la pequeña esperanza dentro de sí causa un dolor en cuanto muere.

—Entiendo —musita HoSeok—, espero que en algún momento en el futuro pienses en esto o te dejes ayudar para informarte más.

La señora niega, mirando hacia otro lado que no sea su hijo.

—De acuerdo, de todas formas tienes mi número —dice levantándose de su lugar—. Qué estés bien, mamá.

Y se va de ahí, aunque con una extraña liberación en su pecho.

Quiere a su madre, sabe que ella le quiere también, solo le queda esperar el día en que pueda comprender todo lo que HoSeok es, que él sigue siendo una persona; su hijo.

* * *

Cuando la mudanza se pone en marcha, hay unas cuantas cosas que HoSeok tiene en claro: él debe tirar muchos objetos personales a la basura. Comienza por ropa que no se volverá a poner, después con pequeños objetos que merodean su habitación y francamente ni recuerda para qué son. 

—Toc toc. —Escucha como JungKook toca la puerta de madera—. Llegó el servicio de basura. 

HoSeok ríe, JungKook siempre ha sabido cómo hacerlo reír.

—Hay muchas cosas. Quisiera poder tirar todo, pero qué tal y boto un documento importante —lloriquea HoSeok—. Debe de leer todo.

—Ya, ya. Sabes que las mudanzas son difíciles —dice entrando a la habitación. Espera unos cuantos segundos más y habla—: ¿Y dónde está?

HoSeok arruga su ceño. —¿Dónde está, qué?

—Mi carta, los niños me hablaron de ella —dice JungKook sonriendo.

—¿Cuál carta? —HoSeok se hace el tonto—. Ella solo dejó tres. 

—Imposible, ellos nunca mentirían de esa forma —murmura JungKook sentándose en una esquina de la cama—. Entonces… ¿Ella no me dejó nada?

HoSeok niega con tristeza.

—Quizás le caías gordo después de todo —dice sentándose junto a él.

—¡¿Qué?! —exclama JungKook con su corazón dolido—. ¿Cómo es eso posible? ¿Sabes las veces que estuve siendo su paño de lágrimas? Una carta es lo mínimo que me merezco.

—Según sé, todas esas deudas están saldadas por invitaciones al cine o tomar un café.

—Ella te lo dijo, ¿no es cierto? —averigua JungKook riendo a medias—. Ah, debí imaginarlo. Pero… Yo… Bueno, yo sí esperaba una despedida como esa… Ya sabes.

HoSeok nota que la voz de su amigo se quiebra y se siente un poco mal por hacerle una broma tan pesada, pero en su defensa… No, no hay nada. Solo ha estado pensando en una forma de molestarlo. Al parecer se salió de sus manos.

—Ya hombre, aquí está —dice HoSeok dándosela.

—¡Eres el peor! —exclama JungKook con indignación tomando el sobre, pero sonriendo al mismo tiempo.

Kook comienza a saltar y en cuanto ve a YoonGi entrar por la puerta se abalanza sobre él para darle un beso.

—Estoy feliz ahora —dice saliendo de ahí y dejando a su novio confundido.

—Estará bien —le dice a YoonGi.

Aunque HoSeok no ha tenido demasiada interacción con YoonGi cree que pueden llevarse bastante bien, pero en ese momento solo siente incomodidad porque aún no ha roto el hielo completamente.

—Como sea —dice Yoon—, ¿tienes cajas que quieras bajar? NamJoon me ha dicho que es mejor comenzar a despejar todo poco a poco.

HoSeok asiente.

—Sí, estas. —Las señala—. Y estas de aquí.

YoonGi asiente y toma una a una para bajarlas a la sala. Cuando va por la última se encuentra con un HoSeok sentado en su cama con un pequeño frasco de vidrio, lo que parece ser un perfume. Alguien tendría que demandarlo por meterse en lo que no le importa, pero piensa que si le dice a JungKook lo que vio y no hizo nada al respecto podría ganarse dormir en el sofá, y él ha estado teniendo un dolor en su espalda últimamente. No quiere arriesgarse.

—¿Estás bien? —pregunta acercándose.

HoSeok lo mira; asustado porque no se ha percatado de su presencia.

—Sí, sí, es solo…

—No te ves tan bien ahora —comenta Yoon sentándose a su lado—. ¿Qué tienes ahí?

HoSeok no habla por varios minutos hasta que algo en el aura de YoonGi le provoca seguridad. 

—Ella me lo dio como regalo y lo he conservado desde entonces. Aunque ya no tiene nada; está vacío.

Yoon suelta un ruido de afirmación dejando que HoSeok se explique.

—Estoy sorprendido, ni siquiera supe cuándo sucedió; solo pasó. Creí que iba a llorar mucho en cuanto se terminara, pero estaba tan ido de todo que no lo había notado. No sé si pueda tirarlo aunque sea un frasco vacío.

Yoon asiente en compresión. 

—Escucha, HoSeok. Quizás no soy la mejor persona ni nada, pero ¿sabes? Yo trabajé en una heladería —sonríe nostálgico—. Me sucedieron muchas cosas en ese lugar que aún me siento agradecido por haber trabajo ahí. Fue el lugar que me hizo conocer a ese chico con ojos grandes. —Ambos rieron—. Me enseñó tantas cosas, y estoy por contarte algo que una vez llegué a contarle a NamJoon. 

Entonces, YoonGi tiene a HoSeok escuchando atentamente toda aquella anécdota del chico con su sándwich de galleta, solo y triste. 

—…"Ahora estoy aquí sentado, con mi billetera vacía y un helado que me costó menos de un dólar. Le compré helados a todas, y cuando quise para mí ya no tuve para comprarlo" —cita Yoon perfectamente—. No estoy diciendo que seas parecido al señor o sus citas, pero ¿cuándo te animarás a decirle lo que sientes?

—Tu trabajo en la heladería debió ser increíble —dice HoSeok en lugar de contestar.

—Eso mismo dijo NamJoon.

—Solo siento que no es el momento.

—¿Y cuándo lo es? Yo no planeé encontrarme a JungKook en un día donde la lluvia me quería matar, pero pasó. Y así como pasan estas cosas, también pasan situaciones contrarias. Las personas se cansan, y si de algo estoy seguro es que incluso aunque NamJoon te ame, no esperará siempre. Él ya te lo ha demostrado de muchas formas, creo que lo único que falta es que seas claro, tal vez piense que necesites tiempo y espacio, pero el corazón de todos siempre hace tic-tac como una bomba de tiempo.

HoSeok está por hablar, pero YoonGi no lo deja.

—Piénsalo —dice por último antes de irse con la última caja entre sus manos.

HoSeok asiente. Los minutos pasan y JungKook ha llamado a todo el mundo para que vayan a comer, se para dispuesto a encontrarse con los demás, pero antes de hacerlo deposita el frasco en una de las cajas que mandará a la basura.

La puerta es cerrada lentamente y él lo siento como sinónimo de libertad.

* * *

Aún falta mucho para que puedan mudarse a su nueva casa, pero NamJoon ha convencido a todos —HoSeok e hijos— en ir al supermercado a comprar víveres y demás cosas. JiMin y TaeHyung se muestran alegres, en seguida forman listas mentales de lo que quieren comprar. Ellos se adelantan a tomar un carrito y rápidamente TaeHyung se adentra en él para ser empujado por su hermano.

NamJoon ríe, y mira a HoSeok algo preocupado. No dice nada, pero toma su mano para darle a entender que está ahí para él. El carrito se llena de cosas útiles y algunas cosas comestibles, y otras que NamJoon preguntaría la razón de llevarlo. ¿Qué harían con un paquete de biberones? Así que terminaron por dejarlo en su lugar. Cuando están por pagar, HoSeok toma un chocolate y la nostalgia lo embarga; los recuerdos afloran en su mente.

NamJoon le pregunta por qué no lo lleva, entonces él lo hace porque hace tanto, tanto tiempo que no ha comido uno. Sus hijos comienza a quejarse, queriendo uno también, pero NamJoon sonríe y señala el carrito.

—Ustedes chicos, llevan helado y galletas. —Y con esto deja en claro en su punto.

HoSeok no cree que fuese tan fácil, pero sus hijos asienten, y eso lo deja anonadado.«Ellos han crecido», se recuerda.

Salen hacia el estacionamiento, sin embargo NamJoon sigue notando que hay algo mal en HoSeok. No dice nada, pero cuando JiMin y TaeHyung suben al auto, y ellos se quedan subiendo las bolsas a la cajuela, no puede aguantar más y pregunta:

—¿Qué sucede, HoSeok?

El susodicho siente un vibración por su espina dorsal, ser llamado por su nombre demuestra la preocupación de NamJoon y en todo este tiempo él no ha querido eso, solo ha estado ahorrando energía y acumulando valentía.

—Te he notado raro el día hoy, ¿te encuentras bien? —insiste NamJoon dejando la tarea de subir las bolsas de lado.

HoSeok muerde su labio mirando hacia otro lado. Él puede hacerlo, sabe que sí.

—Pasa —dice mirándolo a los ojos—. Que estoy harto.

Los ojos de Nam se expanden en asombro.

—¿Harto?

—Sí, pero no es lo que estás pensando —aclara—. Estoy harto de que no pueda decir nada de lo que siento ahora, y ya no quiero hacerlo más; quiero decirlo.

—¿Qué quieres decir? —pregunta Nam con cautela.

—¡Que estoy enamorado de ti! —exclama HoSeok fuertemente colocando su cabeza en el pecho de NamJoon—. Te amo.

HoSeok siente como NamJoon acaricia sus cabellos, y poco a poco lo envuelve entre sus brazos. Sería una mentira decir que no está feliz porque lo está; demasiado. Aunque ha creído que HoSeok tardaría más en atreverse, en confesarlo.

No hay mucho más que mimos por parte de HoSeok, quien se ha dejado llevar dándole pequeños besos en el cuello a NamJoon, lo cual lo hace reír levemente. Toma la cara de HoSeok entre ambas manos para que se miren a los ojos.

—Te amo también —contesta NamJoon acariciándole las mejillas.

Poco a poco el espacio entre ellos se convierte en cero porque sus labios se han juntado, moviéndose decidida pero delicadamente. Un beso suave que transmite mucho más que las palabras, un beso que asegura que todo está yendo sobre la marcha, y que el destino está haciendo lo suyo. Un beso que asegura el compromiso por parte de ambos para que todo funcione.

Un beso que es interrumpido porque JiMin ha hecho tocar el claxon para llamar su atención, ya que quiere comer helado.

HoSeok niega levemente, mientras NamJoon se encoge de hombros. 

* * *

Los amores de Jung HoSeok

A lo largo de su vida Jung HoSeok ha querido a pocas personas, pero los ha querido con su alma entera. Claro que ha tenido inconvenientes con ellos como cualquier persona, pero siempre encuentra la forma de resolverlos. Se siente tranquilo por tener a esas personas consigo cuando más los necesita, y se siente bien que ellos puedan confiar en él.

HoSeok conoció a JungKook inesperadamente, y se quedó para siempre a su lado. Incluso en esos momentos en los que requería ayuda con la mudanza, otra persona se hubiese ahorrado el desgaste de estar discutiendo con los señores de la compañía de mudanzas por no dejar las pertenencias a tiempo en lugar que le fue indicado, pero así es Jeon JungKook. 

Ellos salen de vez en cuando, comen helado y platican como los viejos amigos que son, aunque no lo hacen tan seguido como lo quieren pues ambos trabajan. HoSeok se siente alegre por volver a trabajar, nunca pensó que extrañaría estar encerrado en una oficina, pero HoSeok ama su trabajo, y saluda a todo mundo como lo haría antes, y le ofrece dulces de menta a sus compañeros. Eso le trae recuerdos bonitos.

JungKook lo hace ir a caminar en cuanto pueden verse, su lugar preferido es el parque. HoSeok le ha tomado cariño a ese lugar por lo mismo. A veces YoonGi y NamJoon los acompañan, pero no son lo suficientemente divertidos —en palabras de JungKook— como para disfrutar de las competencias por un helado de ir corriendo de un extremo del parque al otro.

—No tengo condición y quieres hacerme correr todos los fines de semana. —YoonGi se ha defendido por undécima vez, pero todos saben que habrán más veces. 

HoSeok solo ríe en aquellas situaciones, no tiene nada más qué pensar que: «Jeon JungKook es Jeon JungKook y se acabó».

Siguiendo este pensamiento a veces JungKook lo incita a seguir haciendo alguna que otra broma, puesto que la diferencia de edad sigue presente, y JungKook es más joven pero no por eso menos inexperto o inmaduro.

Solo que a veces es divertido correr a mitad de la noche después de tocar el timbre de una casa o subir a un árbol solo para probar que siguen estando en forma. Sí, cosas como esas hacen que HoSeok tenga presente el sentido del peligro y de su propia conservación y cuidado de su cuerpo.

HoSeok tiene a sus hijos, quienes han estado con él tanto como han podido y no les puede exigir más. Él los ama tanto, y está agradecido con ellos por esa segunda oportunidad. Intenta darles consejos de vez en vez y abrazos todos los días. Ellos han vuelto a confiar y no quiere volver a traicionar esa confianza. 

Se alegró en cuanto supo que JiMin recibió una pequeña carta de amor de una compañera de escuela por su propia boca, y supo que JiMin al fin lo aceptó nuevamente. Su hermano se burló por días, JiMin solo quería mantenerse escondido bajo sus sábanas. La niña ni siquiera le gustaba. Al final, NamJoon le animó para que hablase con JiMin. Aquel abrazo lo atesora como uno de los más bonitos de su vida.

TaeHyung por su parte, lo ha retratado en varias ocasiones. HoSeok ha tenido que posar por varias horas para que su hijo pueda pintar su cara en un lienzo, le parece un bonito detalle, y que lo incluya en su proceso creativo es divertido de cierta forma. TaeHyung también ha obligado a NamJoon, y después a ambos a posar, quiso hacer lo mismo con JiMin, pero él estaba enfermo aquella vez y desde entonces no lo ha vuelto a intentar. JiMin estornudando a cada minuto no fue bueno para su paciencia, esa vez fue NamJoon quien ayudó a resolver el problema.

Sus hijos lo aman de forma tan diferente, pero tan preciosa a la vez. Siente su amor en los abrazos inesperados de TaeHyung o las sonrisas risueñas de JiMin que se le escapan algunas veces en su dirección.

HoSeok tiene a NamJoon, ¿y qué decir de él? Si es la persona con la que sueña estar siendo viejitos. Piensa en ello y se siente como en una linda nube; flotando.

Tiene tanto qué decir. Se siente agradecido, ciertamente. Pero más se siente amado, profundamente amado. NamJoon tiene lindos gestos hacia él, como preparar el desayuno y llevarlo a su cama, o recordarle fechas y cosas importantes de su trabajo, o tomarlo desprevenido para darle un beso o poner música para llevarlo a bailar en la sala. HoSeok, por supuesto, quiere retribuir a esto, así que prepara la comida favorita de NamJoon, lo suele ayudar con esto y aquello en su trabajo también, y le enseña a cómo bailar debidamente para que no quede como un robot delante de los niños.

NamJoon suele reír mucho, y no hay algo que le cause más felicidad que ver las sonrisas de esas tres personas que ahora son parte de su vida.

HoSeok se tiene a él mismo, aunque le ha costado mucho trabajo entenderlo. Ha comprendido que primero que todo debe contar con él mismo para después contar con los demás, que la manera en que su vida ha ido mejorando es porque él ha querido y tenido fuerzas para seguir luchando. Sigue yendo a terapia cada mes, a veces no es todo miel sobre hojuelas, hay días en los que parece que pierde la cabeza, pero siempre logra detenerse un momento para pensar: «¿Por qué estoy así? ¿Por qué estoy pensando esto? ¿Realmente vale la pena?». Cuando es día de su cita, sale de ahí conociendo más sobre su persona, y un bonito sentimiento se aloja en su pecho justo a lado de su corazón. 

Sí, HoSeok ama a muchas personas, en su vida ha tenido múltiples amores, pero él jamás olvida que amarse uno mismo es fundamental.

* * *

Todos están reunidos en la sala, la reunión ha sido un éxito, la comida ha quedado deliciosa. HoSeok le atribuye el crédito a JungKook y este sonríe mientras dice:

—Por supuesto, ¿quién más podría ser?

YoonGi revira sus ojos, JungKook le da un golpe en su hombro. JiMin está platicando con su hermano en voz baja mientras los adultos hablan de otras cosas que no son de su interés. Hasta que TaeHyung habla de repente, llamando la atención de todos.

—Oye, papá, ¿y el anillo? —pregunta de forma angelical.

El silencio que se arma hace que HoSeok se atore con su bebida.

—¿Qué? —Logra preguntar.

—Sí —dice JiMin—, el anillo, papá. El que guardaste en tu bolsillo.

Los adultos miran expectantes a HoSeok, quien tiene sus mejillas coloradas.

—¿Cu-cuál anillo? —pregunta una vez más, haciéndose el tonto.

—Este anillo —dice su hijo acercándose para sacar el estuche azul afelpado del bolsillo del pantalón de su padre.

JiMin ha escuchado a su padre practicar antes que todos llegasen a casa así como también lo ha escuchado decir que lo mejor sería hacerlo otro día. Pero eso es lo que JiMin ha escuchado las últimas siete reuniones pasadas. Un empujoncito no le hace mal a nadie.

TaeHyung ríe caminando hasta el señor Kim, en tanto JungKook y YoonGi se sientan para ver el espectáculo delante de ellos.

—Señor Kim, ¿no quieres decirlo tú? —pregunta viéndolo a los ojos.

NamJoon mira HoSeok, ambos están sonrojados ahora. 

—Yo… ¿Qué quieres que diga?

—No lo sé, señor Kim. ¡Piense! —exclama TaeHyung con un puchero.

NamJoon no está seguro de qué responder, ¿y si no es lo que él cree que es? No quiere pasar vergüenza, sobre todo no quiere hacer sentir incómodo a HoSeok. Es decir, sí, ellos están viviendo juntos y compartiendo todo incluso el amor de sus hijos, pero estar comprometidos de esa forma es un paso grande y aunque lo ha discutido con HoSeok él no ha creído que sucediese tan pronto… Claro que él quiere, solo que como siempre ha decidido dejar que HoSeok lo analice con calma.

—No lo sé, TaeTae —dice NamJoon pensando rápidamente en un respuesta que no implique mucha presión—. ¿Una cita?

¡Papá no quiere una cita! —chilla TaeHyung con sus brazos sobre su pecho.

—¿No? —cuestiona.

—¡No! —gritan todos incluido HoSeok y YoonGi, y eso lo asombra.

—Entonces, ¿qué quiere? —pregunta viendo a los ojos a HoSeok.

NamJoon se acerca hasta él para tomarlo de las manos, y sonríe pícaramente.

—¿Qué quiere? —pregunta al aire, como quien no quiere la cosa.

—Quiero casarme contigo —responde con sus labios temblando.

—Yo también quiero casarme contigo —responde NamJoon con una linda sonrisa con hoyuelos.

—¡Al fin! —exclama JungKook parándose de su asiento y yendo abrazarlos.

—¡Una boda! —exclama JiMin alegremente.

—¡Ahora es papá también! —chilla TaeHyung.

De pronto, hay muchos abrazos y felicitaciones. De pronto, HoSeok da un vistazo hacia atrás en su vida y se da cuenta que se ha permitido volver amar nuevamente, no solo a sus hijos o a sus amigos, no solo NamJoon, a él mismo. Que probablemente todo es efímero, menos el amor.

—¡Obviamente seré el padrino! —exclama JungKook haciendo reír a todos.

Sí, obviamente será el padrino.

Y también quien limpiará todo.

Fin.

━━━━━━ • ✿ • ━━━━━━

Por favor, lee la siguiente G|irasol para enterarte de todo, y mis agradecimientos. 💜

Canción que me ayudó para inspirarme:

Ven - Zabdiel

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro