Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

D|iez

Es domingo. Los domingos son de ir al parque, es una costumbre en casa de los Jung. Cuando la queridísima Iseul vivía había impuesto esa tradición para pasar momentos agradables con su familia, y crear lindos recuerdos al ver a sus hijos jugar y divertirse. Sus ojos se llenaban de un brillo peculiar mientras observaba a sus pequeños retoños ir de aquí para allá juntos, dando pequeños brincos, persiguiéndose mutuamente. Su esposo, HoSeok, solía estar a un lado o  abrazándola por la espalda. También veía a sus hijos, y de vez en cuando observaba el perfil cálido de su esposa. Su amada esposa.

Han pasado aproximadamente dos meses desde que HoSeok comenzó a salir con Lee, desde que formalizó su relación. Justo el mismo tiempo en que la costumbre de salir los domingos se ha ido por el camino del olvido, lo que ha provocado que sus hijos se sientan un poco tristes y decepcionados por dentro. Cada vez que llegaba el domingo, se levantaban entusiasmados bajando hasta la cocina donde sabían que estaba su padre, sólo para escuchar que no irían porque él tenía una importante reunión. Asentían cabizbajos yendo nuevamente hasta su habitación, tratando de entretenerse en otras cosas; juegos donde utilizaban el poder de su imaginación para lograr pasar el rato hasta que su padre les avisase que era la hora de tomar el desayuno. Esa era una parte difícil, comer en familia siempre le había gustado a HoSeok, sobre todo por la parte en la que sus hijos solían hablar demasiado y ensuciarse hasta los codos debido a que era tanta la emoción con que contaban sus cosas que la comida saltaba de sus cucharas o salpicaba del plato. Sin embargo, sus actitudes han cambiado a lo largo de esos días, sus hijos no juegan demasiado con su comida y sólo balbucean entre sí.

Hoy no es diferente a los anteriores días, después de recibir la respuesta negativa por parte de su padre, JiMin y TaeHyung están peor que nunca. No pueden entender qué fue lo que provocó ese cambio en su padre, pero están seguros de que no les gusta. Sus expresiones en sus caritas detonan tristeza y quizás un poco de confusión, apenas han tocado su desayuno y bebido de su jugo de fruta natural. HoSeok está consternado y busca dentro de sus recuerdos una respuesta ante la situación que está viviendo.

«El parque. Ellos no han ido al parque desde hace dos meses», piensa dando un sorbo a su taza de café.

De repente se siente mal, no había caído en cuenta de lo que estaba haciendo hasta ese momento, pero no es como si pudiese negarse tan fácil a las invitaciones de Lee para salir. No tiene una justificación para librarse, sólo está actuando como por inercia. Si Lee pedía salir, salían. Si Lee pedía comer, comían. Si Lee pedía ir a comprar un regalo para el cumpleaños de una de sus mejores amigas, él la acompañaba. Si Lee le decía que se veía muy bien con saco, entonces él procuraba vestirse de esa forma cuando iba al trabajo, incluso cuando era viernes informal. Lee pide, HoSeok hace. Básicamente así es como estaba funcionando actualmente. En defensa de HoSeok, él sólo quiere complacerla, hacerla feliz, no quiere que se vaya así como así. No cuando ideas de una boda habían llegado a su cabeza una noche, en la soledad de su habitación. No obstante, la devastadora imagen de sus hijos frente a él lo rompió por dentro, su corazón explotó en pequeños pedacitos y dolió como nunca antes puesto que no estaba acostumbrado a verlos de aquella forma.

«JungKook», la palabra atravesó su mente como un relámpago. El tío Kook podría ayudarlo por hoy, sabe que no se negará, ya que HoSeok ha resuelto muchos de su problemas desde que lo conoció. Se lo debe, y pagaría, era hora de usar su carta.

—¿Y si el tío Kook los lleva? —lanzó viéndolos con los ojos expandidos—. ¿Mmh?

Sus hijos lo miran, sus ojitos pestañean, pensando. Ciertamente, ellos han salido con JungKook antes y suelen divertirse mucho. El tío Kook es bastante gracioso e ingenioso, pero ellos quieren a su padre, no a su tío.

—¿Ilemos contigo? —pregunta TaeTae subiendo sus codos a la mesa.

HoSeok niega levemente. —No, por eso irán con el tío Kookie. ¿Qué dicen? ¿Quieren ir al parque con el tío Kook? —pregunta en un tono demasiado alegre, casi falso.

ChimChim hace pucheros, sus labios juntos se estiran hacia el frente y luego los mueve hacia los lados, su vista se enfoca en tratar de ver el puente de su nariz provocando que sus ojos se pongan bizcos. TaeTae sigue con sus codos sobre la mesa, los dedos de sus manitos entrelazados, se queda mirando el plato de su desayuno, y aunque no se ve a simple vista, sus pequeños pies se balancean por debajo del mantel debido a que no logran llegar al suelo.

—Sí —dice TaeTae luego de unos segundos sin mirar a su padre—. ¡Vamos ChimChim! —llama a su hermano, en su mente tiene claro que debe ir a cambiarse para cuando JungKook los pase a recoger.

ChimChim es sorprendido comiendo, tiene su boca llena y mira a su padre asintiendo. Sonríe con su boca cerrada, haciendo que sus mejillas se estiren tanto que sus ojos se transforman en dos pequeñas medias lunas, sus mejillas sonrojadas advierten que se ha avergonzado, ¿de qué? Quién sabe. Traga su comida y baja con cuidado de la silla, sus pies tampoco llegan al suelo así que para bajarse da un pequeño brinco. Una vez en el suelo, va hacia donde su hermano, quien ya se encuentra en la puerta de la cocina. Lo único que HoSeok puede escuchar son sus pasos al subir las escaleras, luego la puerta de su habitación es abierta y cerrada al instante. Suspira desganado. Eso había sido extraño, preocupante y no sabe cómo más describirlo. Mira su desayuno a medio terminar, el de sus hijos está exactamente igual. Él quisiera ir… más bien, él quiere ir, pero no es tan sencillo. En su mente ha ideado un plan para que los pequeños conozcan a Lee, aunque sabe que es muy pronto. Y de alguna manera, también siente que es su deber pasar tiempo con su novia, porque una relación conlleva tiempo y consideración, ¿no?

Preocupado, y con una ligera tensión sobre sus hombros, levanta los platos de la mesa para después ir a marcar a su buen amigo JungKook.

Sólo que no esperaba una respuesta negativa.

—Lo siento, Ho —se disculpa JungKook al otro lado de la línea—. ¿Te acuerdas de YoonGi? Bueno, hemos quedado salir hoy. Sabes que él y yo ni siquiera comenzamos de la mejor forma.

—Creí que te había mandado al demonio —dice Ho, interrogante.

—Sigo ahí, de hecho —contesta riendo levemente—, pero me ha dado la oportunidad de explicarle.

—Creí que no insistirías porque habías llegado a la conclusión de que tienes que sacarte a Kim SeokJin de tu cabeza —le dice Ho un tanto molesto. En su interior quiere que JungKook le diga un: “tienes razón, mejor voy con tus hijos al parque”. Y más le valía que dijera eso, porque sus opciones son limitadas. Su madre está demasiado ocupada en su florería, además sus dolores en su cuerpo cada vez son mayores. No puede llamar a Rose porque le ha dado el día libre, ella ya hecho suficiente todos estos meses cuidando a sus hijos y velando por ellos. Sería desalmado no cumplir con su palabra.

—¡Hombre! —exclama—. Pues salir con él no significa que vayamos hacer algo más.

HoSeok no contestó.

—No haremos nada más —recalca JungKook sacando aire, haciendo que se escuche un ruido mortificante en el oído de HoSeok—. Tengo en cuenta mi pequeño detalle con SeokJin y él también, pero YoonGi resultó ser un buen amigo… y no sé, él parece un poco solitario y… Bien, no lo sé, lo único que quiero es no quedar mal con él, ¿de acuerdo? No lo merece.

HoSeok hace una mueca y cierra sus ojos. A veces odia el buen corazón de JungKook, pero ¿qué puede refutar? Él es igual.

—Entiendo. —Sus párpados se cierran lentamente y a su vez trata de no emitir cualquier queja—. Gracias de todas formas.

JungKook suelta un suspiro pequeño.

—Escucha, supongo que sé cual es la razón por la que no has llevado a los niños al parque… —Se detiene un momento pensando en lo que está a punto de decir—. Realmente debemos hablar sobre esto, aunque por ahora quizás tenga a alguien que podría ayudarte.

—¿Así? ¿Quién?

—NamJoon —contesta rápidamente.

HoSeok se queda mudo. No sabe qué decir, ¿debería dejar que Kim NamJoon salga con sus hijos? ¡Apenas lo conoce!

—Tómalo o déjalo —habla JungKook al notar el silencio de su mejor amigo.

—¿Es seguro? —pregunta dudoso.

—¡Claro que es seguro! ¡No dejaría a mis sobrinos en manos de cualquiera! —Se jactó JungKook. Y no miente, él daría lo que fuese por ellos, en verdad. Esos niños lo alegraron cuando su vida era gris y triste… mucho más que ahora.

—De acuerdo —murmura HoSeok aún dudoso por la oferta—. Dile que pase por ellos en media hora.

—De acuerdo, hablamos luego. —Y JungKook colgó.

El celular todavía está en la mano de HoSeok, el número de la llamada recién hecha brilla y se muestra en grande en su pantalla. No sabe muy bien porqué aceptó, pero de alguna forma no se siente tan nervioso a cómo se supone debe de estar porque alguien que “no conoce” cuidará de sus hijos, sin embargo estamos hablando de Kim NamJoon. Y él ya tiene bastante referencias sobre ese sujeto que hace que una leve calma se adueñe de él, lo ha visto jugar con sus hijos y ha observado que ellos le tienen una gran simpatía. Sí, puede funcionar. Con una media sonrisa en su cara sale disparado a arreglar a sus hijos con todo lo necesario para que ellos puedan divertirse un rato aunque él no esté (aunque desea estar), y quizás coloque un poco de perfume extra sobre su cuerpo y acomode sólo un poco más su cabello para que luzca mejor.

Pero ni siquiera está seguro del por qué le provoca tanto entusiasmo hacerlo otra vez, si ya se ha arreglado para la cita con Lee. De cualquier forma, cuando termina de arreglar a unos no tan entusiasmados niños va directamente hacia su habitación, y hace lo que tiene planeado. Se mira al espejo, acomoda el cuello de su camisa y se queda observando sus labios. ¿Necesitan algo de humectante? No. No, así están bien. ¿Lo necesita?

«Se ven resecos», piensa mientras sujeta el humectante cerca de su boca. «Al diablo, es sólo un poco de humectante». El pequeño cilindro se desliza sobre su labio inferior para luego ser pasado por el superior, un pequeño paw paw se escucha cuando HoSeok junta sus labios hacia adentro para que no quede ningún lugar sin humectar. De repente siente un sabor a rosas, y es ahí donde se da el tiempo de ver la etiqueta. Por supuesto, era de rosas.

A Iseul le gustaban las rosas. A él le gustaba comprarle rosas a Iseul. De cualquier tamaño, de cualquier color, aunque sus favoritas siempre fueron las rosas rosadas. Sonríe para sí mismo cuando el recuerdo remueve su interior. Una vez tuvo que atravesar casi media ciudad para conseguirle sus rosas favoritas a su difunta esposa; habían discutido, algo leve, pero HoSeok no soportaba la culpa. Así que fue por ellas, sin importarle mucho lo lejos que se encontraba la florería. Cuando regresó tuvo un final feliz con Iseul, una buena reconciliación.

El timbre lo sacó de sus pensamientos. Correcto. Kim NamJoon debe de estar tocando a la puerta. Se apresura a dejar todo donde estaba y sale para atender al llamado.

—Buen día, Sr. Jung —saluda NamJoon con un gesto amable.

Ahí vamos de nuevo. HoSeok realmente no quiere sonar mal, pero desde que escuchó por primera vez a Kim NamJoon llamarlo “señor” se le pusieron los vellos de punta. ¡Él no es tan señor! Además, ¿cuánta edad tienen de diferencia? Están casi en el mismo rango de edad.

Tomando un poco de aire y fortaleza le aclara a NamJoon—: Hola. Por favor, no vuelvas a decirme “señor”. Te lo ruego —dice arrugando su ceño con sentimiento—. Me haces sentir incómodo.

NamJoon lo ve, no puede evitar levantar una ceja tan alto debido a su impresión.

—De… acuerdo —murmura sin mucha seguridad—. Como usted prefiera.

—Gracias —dice HoSeok sonriendo levemente. Sus pequeños hoyuelos se han descubierto dándole una apariencia un poco más joven de la que es.

—De nada —dice NamJoon mientras se encoge de hombros.

Un silencio pequeño se forma entre los dos. NamJoon observa que HoSeok está arreglado de manera relajada pero no deja de verse bien. El pensamiento de que HoSeok realmente se había visto bien durante su juventud lo atraviesa en el interior, sin embargo decide no darle mucha cuerda porque eso sería demasiado extraño incluso para él. Una tos falsa sale de sus labios porque el silencio se ha extendido demasiado, es algo que lo ha puesto incómodo.

HoSeok se da cuenta de la escena en la que ambos están metidos, así que mejor decide hablar antes de que se vuelva aún más incómodo y… raro.

—Gracias por esto. ¿Cómo te convenció Kook? Creo que te debo un favor muy grande —habla mientras se aparta de la puerta y hace un gesto con la mano para que NamJoon entre.

NamJoon lo hace, aunque medio dudoso. Realmente no esperaba tener mucha interacción con HoSeok, de hecho aún sigue teniendo cierta precaución hacia él desde la vez que hizo llorar a uno de sus hijos.

—Kookie realmente sabe cómo convencerme —dice simplemente—. Sus tácticas son demasiado infalibles y yo no puedo… decirle… que no —dice lo último casi en un susurro. No quiere dar más información. No quiere dar pistas de su gusto porque ya no quiere más lástima de nadie.

—Ya veo. Sí, a veces él hace lo mismo conmigo.

—¿Ah? —pregunta confundido, tratando de no molestarse.

¿Qué hace Kook con él?

—Ya sabes, él es bueno confundiendo a la gente para obtener lo que quiere. Es… buen negociante. —Una risilla se le escapa de sus labios.

«Buen negociante», se burla NamJoon en su mente. Lo único que Kook tuvo que hacer fue ir a verlo a su departamento, mirarlo y decirle que lo iba a querer más si lo hacía. Debió ser más fuerte. Ugh.

—¿Y los niños? —pregunta NamJoon tratando de que la irritación en su voz no se notase.

HoSeok hace una expresión que indica asombro por algo que acaba de recordar. —Cierto. En seguida vuelvo.

Dicho esto se apresura a ir rápidamente con sus hijos. Mientras NamJoon, parado donde está, piensa en porqué dijo que sí a JungKook. Es decir, lo sabe, pero eso no evita que piense en cómo carajos se le ocurrió decir que sí cuando sabe que no puede cuidar ni una mosca. ¿Y si les pasa algo a los niños? O mejor dicho, ¿y si le pasa algo a él? Sabe que suele ser un despistado de lo peor. Ruega internamente que no pase nada grave. Además, tiene ese sentimiento de duda sobre si los niños quieren ir a jugar, porque hasta donde él sabe siempre han ido con HoSeok. ¿No se sentirían algo incómodos? Aunque bueno, ellos ya se conocen. Él ha jugado con JiMin y TaeHyung, eso debería ser suficiente. Sus pensamientos se paran abruptamente cuando escucha pequeños piecitos correr.

—¡Señol Kim! —exclama JiMin abriendo sus bracitos para él—. ¡Señol Kim! —Sonríe en grande, abrazando sus piernas puesto que su altura no le permite dar un mejor abrazo.

NamJoon sonríe mostrando sus hoyuelos dando a su vez pequeñas palmaditas en la cabeza de JiMin.

—¿Cómo vas, amigo? —le pregunta con tono cariñoso.

Cuando NamJoon vuelve su vista hacia HoSeok percibe que TaeHyung está escondido tras sus piernas, tiene sus ojitos rojos y una expresión de enojo difícil de no notar. Tiene una idea del porqué está así, sólo espera que no esté así todo el viaje porque eso sería muy pesado de tratar.

—TaeTae, ya llegó tu amigo NamJoon, ¿no quieres saludar? —pregunta HoSeok dándole unas palmadas en su espalda.

TaeHyung niega fuertemente aferrándose más a la tela de los pantalones de su padre. No. Él no quiere a nadie. Podrá llevarse bien con el Sr. Kim pero él no es su padre, y si su padre no va con ellos al parque él tampoco irá.

—Hey, amigo, ¿qué pasa? —habla Nam con algo de preocupación—. ¿No quieres jugar con nosotros? —pregunta señalando a JiMin con la cabeza; él niño aún está aferrado a sus piernas.

A HoSeok le es imposible no notar la interacción de su segundo hijo hacia NamJoon… De alguna manera, eso hace que su corazón se sienta cálido, pero es tan pequeño que no le da ninguna importancia.

—Oh, entiendo —dice NamJoon asintiendo—. Entiendo, entiendo —repite como si cantara—. Vamos, ChimChim. Al parecer tu hermano no quiere un helado de fresa. —Al momento de terminar de hablar toma la mano de JiMin entre la suya y comienzan a caminar dando pequeños pasos hacia la salida. HoSeok mira la escena entre maravillado y preocupado por la reacción de TaeHyung. Por otro lado, JiMin sonríe dando saltos de felicidad mientras exclama—: ¡Helado, helado!

—Chocolate con galletas —dice TaeHyung un poco bajo pero alcanzando a NamJoon y tomando su mano libre.

HoSeok no supo en qué momento corrió hacia ellos, pero sonríe de gusto y alivio.

—¿Cómo? No te escuché —dice Nam para disculparse.

—Chocolate con galletas, Sr. Kim —repite TaeTae viéndolo a los ojos.

—Es su helado favorito —interviene HoSeok—. Es el único que come.

NamJoon asiente, captando la información. —Correcto. Lo tengo.

HoSeok se apresura hasta sus hijos colocando una mochila en cada espalda correspondiente. Ambas tienen un peluche pegado al frente como decorativo, excepto que uno es de un corazón rojo con cara, y otro es un perrito con traje amarillo y la lengua de fuera.

—Tienen juguetes y más cosas que siempre utilizan cuando van, también tienen botellas de agua y una fruta —explica al notar la mirada de NamJoon sobre él—. Incluso tienen tarjetas con números de teléfono de policía, hospital y el mío, por supuesto. Los niños de ahora saben cómo utilizar un celular.

—No me digas que tienen uno —dice NamJoon divertido. Espera que sea un no, pero su sonrisa se vuelve más grande (por la gracia) ante el silencio sepulcral de HoSeok.

—Sólo JiMin. Y es uno pequeño, sin tanta tecnología —se excusa.

De repente se siente avergonzado, ¿es demasiado que como padre haga algo como eso? Bueno, él es demasiado protector en ese sentido. Siente sus mejillas calentarse y no está seguro hacia dónde mirar.

—Pienso que es lindo —habla Nam aunque al instante quiere darse un golpe en la mandíbula… por hablador—. Bueno… eh… sí, es lindo —murmura—. No es algo que un padre preocupado no haga.

Por un instante HoSeok lo mira, directo a sus ojos mientras le regala una pequeña sonrisa de alivio.

—¡Vamosss! —exclama un alegre TaeTae—. ¡Tarde, estamos tarde!

HoSeok le sonríe. Su hijo siempre ha sido algo impaciente y más cuando sabe que después conseguirá un helado.

Sin nada más que decir todos caminan hacia la puerta principal. Estando ahí, NamJoon mira hacia los lados, será difícil que un taxi libre pase, quizás debió considerar pedir uno hace media hora. Reprime un suspiro y voltea su cara hacia HoSeok porque siente su mirada sobre él. Unas llaves cuelgan frente a su cara y tintinean por el movimiento repentino.

—¿Tu auto? —pregunta NamJoon confundido.

—Claro, ¿qué pensabas? Después de todo estás haciendo demasiado por mí hoy.

—¿Y tú?

—Pasarán a recogerme, no te preocupes. Adelante.

NamJoon toma las llaves, desactiva la alarma mientras se acerca al auto. Los pequeños lo siguen por detrás, así que abre la puerta trasera para ayudar a subirlos. HoSeok contempla la escena, repentinamente su corazón se ha vuelto cálido otra vez, como si recordase momentos del pasado pero que de alguna forma ya no duelen más. Ve las expresiones en la caras de sus hijos; están más feliz que hace algunas horas, y eso lo pone feliz a él.

—Estaremos de regreso a las seis, ¿no? —pregunta NamJoon esperando una confirmación.

HoSeok asiente haciendo un gesto de despedida con sus manos.
—Nos vemos en un rato.

Después de eso, observa como el auto arranca y como sus hijos le dicen adiós con sus pequeñas manitos y sonrisas enormes. Un suspiro de confusión, enojo y algo más combinado sale de sus labios.

Cielos, él en verdad hubiese ido, pero… pero… No hay pero que valga en esta situación, ¿no?
Cierra la puerta con lentitud, para después ir hacer algunos deberes faltantes. Lee llegaría en un rato, así que debe estar listo.

No tiene otro elección… ¿O sí?

- - -

¡Gracias por leer!

(^^)

Advertencia: Los saltos en el tiempo continuarán.

Editado 12/12/18.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro