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Capítulo tres.

La cuarta vez, oh, la dulce cuarta vez.

El padre de Taeyeon tenía una tremenda y modesta mansión en la playa. Padre e hija iban una vez al mes, una manera de escapar del mundo. Taeyeon de la universidad, y Taehyung de la caliente vida de playboy maduro jefe de su propia empresa. , posiblemente estaba flechado por ese tremendo detalle. 

Le habían llamado los hombres mayores desde joven, pero jamás hizo nada con esas ideas. Más concentrado en sus estudios y en disfrutar con sus amigos de la misma edad. Pero, ahora, con casi 21 años, lo quería a él

Se había cansado de andar con chicos y chicas de su edad, incluso su novia le parecía algo aburrida, y se odiaba por pensar en eso, porque cuando la conoció, le parecía una chica inteligente, con muchas cosas en común, sin embargo, si tan solo no hubiese conocido a su padre... No era su culpa, por supuesto, Taeyeon era igual de encantadora que su padre, era una chica alta, hermosa, su piel cremosa era llamativa, tenía unos ojos claros, y labios rellenos, tenía una cara fina, más parecida a su hermosa madre.

Pero, pero su padre, benditos dioses.

Era un pecado, debía de ser el mismísimo diablo. Era vergonzoso que tuviera tantos sueños húmedos con él de protagonista, pero joder, era un hombre maduro, de esos que no aparentaban su edad. Era alto, esbelto, un cuerpo bien mantenido, musculoso de manera delgada, no podía dejar de ver sus manos cada vez que se encontraba con él. Eran grandes, muy grandes, con sus venas bien marcadas y solo podía imaginarlas alrededor de su cuello.

Era un dulce papi, quería acurrucarse sobre su pecho para que le diera besos en su cuello y luego lo follara contra la pared mientras lo sostenía por el cuello.

── ¿Jungkook? ¡Jungkook! ── El llamado de su novia le sacó de sus terribles pensamientos. Donde ya se había imaginado mordiendo con fuerza una almohada mientras el padre de su novia lo embestía por detrás.

Estaba perdido.

── ¿Uhm? ── Preguntó. Acomodando su cabello rubio frente al espejo, quería lucir lo más bonito posible, mirando un poco más allá a su novia en un bikini blanco enterizo, con una pequeña bata transparente encima.

Apenas le dio una segunda mirada, volviendo a arreglar su cabello.

 ── Papá pidió pizza, se acaba de ir a la alberca porque según él, la playa es para los niños. Tonto. ¿Esperas al repartidor mientras yo preparo las cosas de la playa?

No, no quería, desde que llegó se moría por ver al mayor en traje de baño, no sabía qué estaba usando, ¿un juego completo para la piscina, para la playa? ¿un short largo, pequeño? Quería verlo desnudo pero eso sería imposible, y muy poco descortés de su parte, era su nuero.

Quería decir que no, pero se contuvo, no tenía de otra.── Sí, está bien. Nos vemos allá.

Ni siquiera quería ir a la playa, ahora menos sabiendo que ese hombre estaba en la alberca. Su novia desapareció por las puertas francesas que daban a la playa. Primero pasando por la hermosa piscina/alberca donde ya estaba su padre. Era una zona grande, incluso tenía su propio jacuzzi, era un lugar salido de las mejores revistas de casas para ricos.

Y que solo él podía soñar.

Una vez que su novia desapareció más allá, se fue a la cocina, y tímidamente, con cuidado, observó por la ventana al guapo hombre que estaba tomando el sol en una silla sofisticada. Su boca se hizo agua al ver, solo tenía un short blanco, un poco más arriba de las rodillas, suelto, dejando al descubierto su fina piel bronceada, no pudo evitar mirar su paquete, el cual se le marcaba en ese short blanco de una manera perfecta y grotesca. Si así de grande era sin estar excitado, solo podía imaginar cuán grande era estando completamente perdido en el placer.

Recordar que era un rey del tamaño cuando se trataba de conseguir un hombre, lo hizo ruborizarse. 

Sus ojos vagaban, sintiéndose seguro porque el hombre estaba acostado de perfil, tenía que mirar sobre su hombro para observarle. Así que, estaba bien, mirando al mayor, escondido entre las cortinas de la ventana. Se deleitaba, sus iris recorrieron ese gran pecho, sus pezones eran oscuros, tenía un abdomen marcado. Se sentía como un acechador pero esta oportunidad no pasaba siempre.

Su respiración se agudizó, sus labios estaban entreabiertos, agrietados, como si hubiese pasado años sin una gota de agua. Su lengua hormigueaba por querer pasarla por ese mentón filoso, su glande se apretó incómodamente en sus shorts, eran más cortos y más pegados de los que tenía el magnate. Los había comprado especialmente para este momento. Quería ver si obtenía alguna reacción, algo, lo que sea.

No sabía cuánto había durado mirando sin pena, solo que fue de un tiempo considerable cuando escuchó que el timbre de la enorme casa sonaba por todo el lugar. La pizza había llegado.

Corrió para atender al repartidor porque la pizza era su excusa para acercarse al mayor. Así que, aceptó las tres cajas de pizza, dándole una propina, cerró la puerta y se volvió a la cocina. Notó que una de ellas era su pizza favorita... Su corazón saltó porque recordó que Taeyeon le había dicho que fue Taehyung quién las había pedido, sin embargo, sus esperanzas fueron aplastadas porque seguro Taehyung le preguntó a su hija su pizza favorita.

Como sea, no se iba a desanimar, dios, en qué estaba pensando, tenía una hermosa novia esperando por él. Dejó las pizzas en la mesa y fue a salir. Tomó una respiración profunda para calmar sus nervios, antes de ir con su novia, le iba a avisar al mayor que ya habían llegado las pizzas. 

── Ey, señor Kim, las pizzas ya llegaron. ── Dijo. Su voz baja y clara, tratando de que sus iris no se enfocaran en toda la piel bronceada que tenía en frente.

Estaba haciendo calor, un sol floreciente, perfecto para adquirir un buen bronceado. O sudar de una manera admirable, justo como el cuerpo de este hombre. Su mente le hizo una jugada, se imaginó que se subía en el regazo del mayor, y posaba sus manos sobre aquel pecho mientras se frotaba contra la dureza que podía detallar... y...

── ¿Oh? ¿No comiste?  ── Los ojos del mayor parpadearon algo perezosos. Lo miraba con esos ojos entrecerrados, oscuros, letales. No decían nada, solo le brillaban por el reflejo del sol.

La alberca tenía una zona con sombra, pero claramente, no estaba en sus planes usarla. El jacuzzi no estaba muy lejos. Sin embargo, eso no le importaba, estaba enfocado en el tremendo hombre acostado como un dios griego en su frente.

Piensa en cachorros y gatitos, Jungkook, piensa en cachorros y gatitos porque sería tan vergonzoso tener una erección frente a su suegro.

── No, señor. Lo haré más tarde, después de ir a la playa.

── ¿Otra vez con señor? Te he dicho que me llames Taehyung.

── Uhm. ── Abrió su boca y la volvió a cerrar sin saber qué decir. Parecía un pequeño ciervo.── Trataré.

── Buen chico. ──Su cuerpo se estremeció ante esas dos palabras. Le gustó demasiado, que le llamara buen chico. Con gusto sería su buen chico.

Observó cómo el hombre tomaba un protector solar. Por su mente pasaron mil escenas, y jamás pensó que una de ellas se le cumpliría.

── Ven aquí. Veo que no te echaste protector solar y con tu piel, es mejor cuidarla. 

Tartamudeo con nerviosismo, acatando la orden naturalmente. Fue vergonzoso lo rápido que se instaló entre las piernas del mayor. El cual se había acomodado de manera que Jungkook podía sentarse frente a él, dándole la espalda, en la larga silla de playa.

Jungkook no era capaz de darle su frente, así que, esperó pacientemente mientras la crema le era untada en sus hombros y espalda, no era cómodo pero, no había de otra. No muy lejos de ellos estaba Taeyeon, arreglando todavía su sitio de playa.

La playa estaba desierta, era una playa privada, donde solo los ricos con estás casas podían tenerla. Era hermosa.

Se enfocó en eso, tratando de ignorar las grandes manos en sus hombros, y como subían y bajaban por su espalda.

── ¿El carro te ha metido en problemas?

── ¿Uhm? ── volvió a preguntar, su mente volviendo a la vida, haciéndole saber que no estaba solo con el hombro, y que no eran nada.── Oh, siempre lo hace, señor, ya estoy acostumbrado. Es una vieja reliquia, no debería de sorprenderle.

Se sorprendió por la capacidad que tuvo para decir todo eso sin tartamudear, o mostrar su obvio nerviosismo. Era mejor cuando no lo estaba viendo.

── Es peligroso. Deberías cambiarlo, o no usarlo más. ── regañó el hombre, levantándose de su cómodo puesto y caminando alrededor para untar más crema, ahora, en su frente. 

No era necesario. Pero, lo había hecho, se había levantando y ahora echaba la crema por todo su pecho, Jungkook se tuvo que inclinar un poco hacia atrás para que fuera más cómodo. Su respiración se tambaleó, sus ojos enfocados en aquellas grandes manos pasando sobre sus pezones, hasta su barriga y volviendo a subir. 

Su corazón empezó a latir más rápido, y sin pensarlo, su glande se puso pesada, moviéndose interesada entre sus piernas. Se ruborizó al máximo, no sabía qué hacer, o qué decir. Parecía un adolescente, pero esas manos lo estaban recorriendo por todos lados. Suaves y calientes, haciendo su trabajo, eran grandes, se sentía grandes en sus hombros, y no solo eso. Tenía la entrepierna de su suegro en frente, a pocos centímetros, su boca se hizo agua. 

Quería ser un buen chico, quería acercarse, bajar con lentitud el short para dejar libre aquella erección que seguro era grande. Quería probarla, tenerla en su boca, lamerla con su lengua, chuparla, y. . .

── ¡Papá, déjalo ir! Ya está más blanco de lo que era ante tanto bloqueador solar. 

── ¿Eso es así? ── Sus miradas se encontraron, como estrellas infinitas a punto de colapsar. 

Y por fin Jungkook vio lo que tanto había querido. Deseo.

Había deseo en esa mirada. Era pesada, caliente. Lo quería.

Y eso fue todo lo que necesitó. Esa chispa de un comienzo, de algo.

Estaba mal en todos los sentidos posibles. Sabía que lo primero que tenía que hacer era terminar con su novia, pero tenía miedo, miedo de que si lo hacía, ya no podía ver a este hombre. Al menos siendo el novio de su hijo, tenía la excusa para verlo, para pasar tiempo con él, para charlar. Si no fuera el novio, sería un ridículo tonto buscando excusas para verlo, sería patético. 

Y no, no podía caer tan bajo. Lo hacía estúpido, claramente. ¿Un hombre queriendo meterse en los pantalones del padre de su novia? Era un completo idiota, su novia no lo merecía, y era así.

Pero, era una persona egoísta, una persona con deseos propios. Mientras nadie se enterara de lo que estaba por hacer, ¿Qué importaba? 

Sí, un completo imbécil. Lo era, de los peores hombres antes estos pensamientos tan malos que tenía. 

En ese entonces, no le importaba nada. Sentía algo por un hombre caliente, un hombre guapo y respetuoso. El soltero más codiciado de toda la ciudad. Y saber que este deseo era de ambos lados, lo hacía sentir poderoso. Tantas mujeres lo querían, y él era el elegido.

Jamás nadie lo había puesto de esta manera. Todo tembloroso, sin saber respirar, sin saber qué decir, cómo actuar. Solo él, Kim Taehyung. 

Había tratado de olvidarlo, muchas veces, y en todas esas, fracasó estrepitosamente, era imposible. Solo pensar en su sonrisa coqueta, esa de lado donde mostraba un poco sus dientes, era caótico. El mismo diablo.

O uno de sus hijos, o algo, porque no podía ser real. Y este deseo no podía ser real, pero lo era. En estos meses, desde que lo conoció, solo podía soñar, fantasear, imaginar. Era un cabrón.

Y amaba serlo. Si eso significaba tener a ese hombre en su cama, si eso significaba ser su amante, si eso significaba olvidar de todo y de todos, que así sea. A veces uno necesita conocer a una persona para sacar lo malo de ti. ¿No?

Ojos que no ven, corazón que no siente.

¡hola, hola! ¡Espero que lo hayan disfrutado!

Espero que el siguiente este pronto pero no prometo nada. Quiero terminar mi otra historia, y pues, tendrá prioridad para terminarla pronto y poder enfocarme más en esta y otra de omegaverse que tengo.

Recuerden seguirme en mi cuenta secundaria, en mi cuenta de Inkspired, y ya tengo cuenta en Ao3. Todas las consiguen en mi perfil, esto es por precaución, sabes cómo es, y para que no se pierdan de nuevas actualizaciones.

¡Muchas gracias por todo, nos vemos!

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