Capítulo cinco.
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Dado el último acontecimiento, Jungkook estaba frustrado.
Esa noche, se acostó caliente y necesitado.
No durmió con su novia, no tenía permitido hacerlo, así que tenía una habitación para él solo. Por suerte para él, pudo masturbarse pensando en su suegro y en lo que habían hecho, pero no era suficiente, maldita sea.
Menos cuando más tarde esa noche descubrió al mayor teniendo sexo con otro. ¡Hirvió de celos! ¡Porque él lo había puesto caliente y otro estaba comiéndose lo que él merecía! ¡Lo que era suyo!
Así que al día siguiente se las iba a cobrar.
Solo que se le complicó un poco. No contaba con que la familia paterna de Taeyeon, o sea, hermanos y sobrinos de Taehyung. No lo esperaba, y ninguno de los Kim se había dignado a decirle.
Su sorpresa fue enorme cuando a la mañana siguiente, mientras desayunaba, empezaron a llegar mucha gente. Tenía chorreando leche en su mentón cuando llegaron y entraron a la cocina. Su sorpresa fue grande, y en un principio, también sintió incomodidad, no conocía a nadie de los miembros de la familia de los Kim.
Y era el novio de la princesa de la familia, así que varios le dieron una mirada de molestia y las tías, de curiosidad.
Era realmente incómodo.
Pero lo sobrellevo como un campeón.
Una vez que se acostumbró, empezó a tratar con cada uno de ellos. Era gentil con las hermanas de Taehyung, eran cuatro, también tenía dos hermanos pero no habían podido llegar. Sus hijos habían venido en su lugar, dos de cada uno, mientras que por el lado de las hermanas, una tenía tres hijos, otra uno, y las demás ninguno, eran las niñas de la familia Kim, junto con Taeyeon, eran apenas cuatro años mayores que su novia. Al parecer, fue un embarazo no esperado, eso le dieron a entender.
Se notaba que todos eran Kim, además del cabello negro, ojos oscuros, y rostro de corazón, tenía esa imponencia de superiores. Altos, grandes, fríos. Y no era para menos, siendo de las familias más influyentes del maldito país... Le recordó que él era un cero a la izquierda. ¿Qué había visto Taeyeon en él cuando podía tener a alguien mil veces mejor y más rico? Hasta la Nya era más rica que él.
— Así que tú eres el novio. — Jungkook dejó de comer mientras uno de los guapos primos de Taeyeon se acercaba a él. Era un hombre alto, parecía un par de años mayor que él, su cabello era... rojo, de un rojo vivo, que combinaba con sus ojos oscuros. Era el único que no tenía ese color negro medianoche, junto con su cabello rubio, eran los únicos diferentes.
— Sí, Jeon Jungkook. — Saludó, porque su madre le crió bien. El resto le habrá ignorado, pero no tenía que ser un idiota.
— Hoseok, por aquí, uno de los primos mayores. Entonces, ¿Cuánto llevas con la princesa?
— Unos meses.
— Ah, solo unos meses...— ¿Por qué todo lo que decía este chico sonaba como si se estuviera burlando de él? Y más con esa sonrisa burlona, parecía que no podía soltar esa sonrisa. ¿Lo estaba juzgando o burlando? — Entonces, no es nada serio. Qué bien.
— Sí. Supongo.
— Ignora a mis primos, son muy sobreprotectores, y mis tías son mansas mientras les ayudes en todo lo que quieran, aprovecha que sus molestos esposos no están. Mi tío Taehyung les prohibió la entrada a esos dos después de que se emborracharon al punto de vomitar la alberca, no se lo ha perdonado. No hagas lo mismo. — Apuntó Hoseok con una gran sonrisa, riéndose enérgicamente al recordar ese momento.
Y sus palabras solo hicieron recordar su momento en la alberca con el empresario. Como sus erecciones se habían mezclado de esa manera tan caliente. Frotándose como dos colegialas desesperadas por su primer orgasmo, experimentando algo nuevo. Y aunque los dos habían pasado esa etapa hace años. La adrenalina y el deseo perfumando sus sentidos y brillando en sus iris era más. No eran inexpertos, eran dos hombres adultos sabiendo lo que querían.
Querían al otro.
Jungkook tenía tantas ganas de besarlo, de comerlo, de morderlo, de escuchar sus gruñidos encima de él. De sentir como lo abría con su glande, y como lo dominaba. Pero sobre todo, quería chuparle la polla demasiado. Siempre había sido un amante de las pollas en su boca. Le gustaba lo pesada que se sentían en su boca, y sabía, solo sabía, que Taehyung tendría una gran polla con la que podía jugar.
Joder, estaba caliente ahora.
— No, no, soy siempre respetuoso con el Sr. Kim. — Respondió una vez que se dio cuenta que Hoseok estaba esperando una respuesta.
— Menos mal, podría no parecerlo pero le gusta que todos se porten bien en su casa. O en cualquier que sea su territorio, esa sería toda la ciudad, pero son solo detalles. Ven, vamos a ayudar.
Agradece que el primo de su novia sea tan generoso, y sociable.
Porque su novia brillaba por su ausencia, ni siquiera le había presentado al resto de la familia. En realidad, ni siquiera sabía dónde estaba. La adoraba pero a veces podía frustrarse con ella.
Y luego terminaba pensando en su padre y él haciendo cositas.
— ¡Muy bien! — el grito de Hoseok lo volvió a la realidad. El mayor lo había llevado hacía la alberca, era una zona grande, así que, por supuesto, había una zona para un picnic, hacer hamburguesas, y asar carne. No se había fijado en eso ayer...
... porque tenía mejores cosas en qué fijarse, como en el cuerpo del señor Kim.
Maldita sea, ahí estaba otra vez divagando como una puta.
Y joder, como le gustaría ser la puta del Señor Kim.
Enfócate, Jungkook, enfócate.
— ¡Mamá! ¡traje manos extras! — Una de las mujeres volteó, claramente era la que había tenido solo un hijo, Hoseok. Era hermosa, igualito que su hijo. Alta, esbelta, con una larga cabellera roja, del mismo color vivo que su hijo, era una la copia femenina de Hoseok, definitivamente.
— Hoseok, primero, límpiate esas manos. Tú también, cariño. — La mujer apuntó hacía un baño cercano, muy al estilo playero y costoso. Como todo en esta casa.
Obviamente le hicieron caso. Como dos niños pequeños. Así la pasó casi toda la mañana, ayudando para la comida del almuerzo, que tenía demasiados platos específicos, muy estilo de restaurante. Al parecer una de las hermanas de Taehyung era una famosa chef consumada, y estaba llevando la batuta como una reina.
No intercambió palabras con nadie más, solo hacía lo que le pedían, era un tanto incómodo pero soportable. Solo faltaban dos personas, y eran justos con los que estaba relacionado. Taeyeon y Taehyung no se veían por ningún lado.
Jungkook estaba frustrado, porque uno, había querido hoy empezar con su plan de ver qué coño quería Taehyung, y qué quería él. Necesitaba quitar este ardor, este deseo que no era normal. Simplemente no lo era.
Lo estaba haciendo ahora porque si le terminaba a Taeyeon, sabía que no volvería a ver a Taehyung nunca más en su vida. Era su hija, después de todo, y naturalmente, iba a agarrar su lado. Y tenía miedo.
Además, no era lo suficiente valiente para buscarlo por su cuenta.
Las horas pasaban y él estaba ahora de unas pequeñas hamburguesas, pendiente de que nada se quemara cuando ellos llegaron.
Kim Taehyung salió como el rey que era, confianza y seguridad en cada partícula de su cuerpo. Estaba condenadamente guapo. Estaba de traje negro que acentuaba su gran musculatura, como si acabara de salir de una junta importante, su cabello perfectamente arreglado hacía atrás lo dejaba más guapo posible.
Realmente era un hombre guapísimo.
Y a Jungkook le hubiese encantado saborearlo más, disfrutar de la vista que desfilaba como si fuera el dueño del mundo, y lo era, al menos de esta ciudad, pero, había una gran pero, estaba acompañado por otro hombre. El mismo jodido hombre que anoche.
Lo reconocería fácilmente, dado que lo detestaba tanto que su imagen se había marcado en su cabeza. Verlo disfrutar de las atenciones de Taehyung lo mató de celos. ¿Y ahora verlo aquí luciendo tan orgulloso? Quería arruinar ese feo rostro.
— Te tardaste demasiado, ¿cómo te fue? — Dijo una de las hermanas, yendo a abrazarle, los demás siguiendo poco después.
— Mejor que bien, cariño. ¿Cómo va todo por aquí?
— En orden y casi terminando, ¿va y te cambias?
— Oh no, tendría que salir en breve a buscar a Taeyeon, al parecer, está teniendo problemas en un trabajo grupal, tuve que llevarla temprano a un lado y más tarde tengo que ir a buscarla.
Y su novia no se había dignado a avisarle de nada. Era tan incómodo ver cómo estaba quedando como un idiota frente a todos. Si no fuera por Hoseok, quién no lo conocía de nada, que lo presentó e integró en la manada Kim, que ya de por sí era imposible porque todos eran muy fríos, hubiese estado desde hace horas, en la cocina sin hacer nada, e incómodo, más de lo que ya estaba.
A este punto, quería irse.
Taeyeon sabía que no le gustaban esta clase de situaciones, donde se sentía atrapado. Ni siquiera sabía que a su novia se le había presentado algo porque nadie le avisó.
— ¡Jungkook, las hamburguesas!
El olor leve a quemado llegó tarde a sus fosas nasales. En cuestión de minutos, las pequeñas hamburguesas se incendiaron, el fuego agarró parte de su camisa, sin embargo, tan rápido como apareció ese fuego, así de rápido desapareció cuando alguien le tiró agua de un balde. ¿O fueron dos?
Como sea, solo sabía que ahora estaba empapado de agua de los pies a la cabeza.
— Creo que así no se apaga el fuego...
— ¡Al menos estuve ayudando!
— Cállate, no hiciste nada, ¡fui yo!
Hoseok estaba peleando con uno de sus primos, pero Jungkook no le prestó atención; enfocado en no hacer el ridículo mientras se limpiaba.
— Es mejor si te cambias, esa agua era la que estaba usando para lavar los platos...
Por supuesto... Qué maldita suerte.
— Sí, señora. Disculpen el desastre, me distraje. Ya vengo. — Murmuró apenado, su cabeza baja, su cabello rubio aferrado a su frente por lo mojado que estaba. Pasó a todos, para desaparecer por la puerta de la cocina.
Estaba tan avergonzado. Dejó quemar las hamburguesas y se llenó de agua sucia frente al padre de su novia. Y al hombre con el que vino. ¿Así pensaba seducirlo?
Mientras subía a su habitación, se quitó la camisola azul que tenía puesta. Era una que resaltaba su piel y tatuajes, y la había usado solo para seducir a su suegro, pero ni para eso funcionaba.
A medida que llegaba a su habitación, la vergüenza e incomodidad, pasaron a enojo, y frustración. Tanto que ni se dio cuenta que alguien venía detrás de él. Su habitación estaba en el segundo piso, tenía un ala para él solo, prácticamente, completamente alejado de su novia. Qué coincidencia.
Como sea, joder.
Entró a su habitación abriendo la puerta con fuerza, y la cerró de la misma manera... pero el portazo nunca sonó.
— ¿Por qué mierda estás enojado, niño?
Sus ojos se abrieron a la par al escuchar esa voz. Miró sobre su hombro y se encontró con Taehyung, que le estaba mirando de esa manera profunda, y casi acusatoria. Eso le hizo enojar mucho más.
— ¿Algún problema?
— ...
— ¿Te tengo que responder? Creo que no.
— ...
— Ya te puedes ir a la mier-...
Se paró abruptamente porque el mayor se abalanzó hacía él, tomándolo por la garganta con un fuerte agarre, haciendo que subiera su rostro para mirarlo.
— Los niños bonitos no deberían de ser tan groseros.
— Te puedes ir bien a la ver-... aaaah. — gimoteó cuando Taehyung apretó más su mano, no lo estaba asfixiando, lo estaba lastimando un poco pero...
Pero joder, eso le puso demasiado caliente. Su erección se movió en sus pantalones, tomando nota. Y la mirada caliente que estaba recibiendo del hombre mayor, solo hizo que su corazón bombeara mucha más sangre directo hacia el sur.
— Esa boca tuya necesita un control jodidamente pronto. — gruñó el empresario, su voz ronca como si hubiese tomado un pesado whisky y le hubiese dejado raspada toda la garganta.
Era demasiado caliente para la creativa mente de Jungkook.
— ¿Acaso te importa? — A estas alturas, no le importaba ser grosero, estaba enojado, estaba cachondo, solo quería que una buena glande lo consumiera al punto de llorar por ella.
Y la de su suegro estaba bastante cerquitica, justo ahí, a la palma de su mano...
¡y aquí está! lamento muchísimo la tardanza. La universidad me está consumiendo, y sospecho que seguiré tardando hasta terminar De Rodillas , para poder enfocarme en esta historia, sin embargo, las actualizaciones estarán, eso es seguro.
¡Muchas gracias por todo el apoyo! ¡Nos vemos!
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