Red Son
Espero que les guste~
Nota: Jin-naranja, Yin-azul
-¿Ya terminaste?- MK estaba lleno de emoción, dando ligeros saltos, impaciente porque le dieran su pistola de agua.
-Tranquilo pequeño, ya casi terminó- sonrió Yin, divertido ante la actitud ajena. Se aseguró de que la pequeña pistola estuviera llena y no tuviera fugas antes de dársela al niño, quien sólito un chillido mientras la agarraba. El demonio se apresuró a llenar su propia pistola y cuando lo hizo, después de asegurarse de no tener ninguna fuga, supo que la guerra estaba por empezar. -¿Listo, pequeño?-
-¡Si!- salieron, solo para recibir un chorro de agua fría directo en las caras.
-¡Tomen eso!- sonrió Jin con pistola en mano y con Mei a su lado, quien se estaba riendo a carcajadas. El de piel azul y el niño bufaron, mirándose entre ellos de reojo, sonriendo.
-¡Venganza!- se lanzaron a la batalla, disparando, los cuatro riendo a carcajadas llenas de diversión y emoción, soltando ligeros chillidos ante el disparo de agua. La estaban pasando bien cuando alguien se cruzó y recibió un disparo de agua, sus gritos interrumpiendo su buen momentos. Era un chico pelirrojo, con el cabello largo atado en una coleta alta, vestido con una remera negra y pantalones rojos.
-¡¿Qué rayos les pasa?!- su cabello se volvió fuego, secando rápidamente el agua que había chocado contra su rostro, mirándolos con el ceño fruncido. Los ojos de MK se abrieron con asombro ante las llamas, supuso que era un demonio, uno con demasiado parecido humano o con un muy buen glamour.
-Oh no...- los hermanos se miraron de reojo, sin saber si sentirse temerosos del todo o no. Era Red Son, el hijo de DBK, fácil de reconocer después de tanto.
-Relájate, rarito...- bufo Mei, sin lucir para nada culpable. -...es solo agua- sonrió, divertida obviamente, solo haciendo que la molestia ajena creciera.
-¡No me importa que sea solo agua!- gruñó, las llamas de su cabello en aumento. -¡¿Sabes siquiera quien soy, niña?!-
-Si...- ella apuntó con su pistola hacia él, molesta. -...eres quien arruina nuestra diversión- y disparo, riendo a carcajadas ante los gritos del demonio de cabello rojo, sin detenerse hasta que se quedó sin agua. Corrió con una carcajada, el demonio con el cabello en llamas siguiéndolo con un grito de guerra.
-¡Mei-Mei!- MK los persiguió, disparando el agua que aún quedaba en su pistola, solo logrando endurecer más a Red Son, quien ahora se ocupaba de perseguirlos a ambos.
-No se si meterme o disfrutar- murmuró Jin mientras veía la extraña escena.
-Ni idea- negó Yin, algo preocupado por el par de niños y la ira del demonio, eso no podía terminar bien. Los demonios gritaron cuando Red Son logró agarrar al pequeño par, sujetándolos del cuello de la remera desde atrás y alzándolos, gruñendo entre dientes mientras ellos se removían y se quejaban.
-¡Suéltalos!- se adelantaron para agarrarlos y alejarlo del demonio con el cabello en llamas pero de repente, la sombra del niño se movió por sí misma, elevándose del suelo y tomando la forma de un mono muy familiar.
-Oh...- los ojos de Red Son de abrieron con asombro, reconociendo al clon de sombras, y mientras miraba al niño que extendía sus manos hacia el mono oscuro que había salido de su sombra, recordó el rumor que había llegado a ellos hace no mucho tiempo. -El hijo de Macaque...- pensó con una mueca, ya sintiendo que había cometido un error.
-Hola, Red Son...- se tenso ante la voz que venia de atrás y trago en seco, viendo de reojo al original Macaque caminando a paso lento, incluso con su glamour activado era extrañamente fácil reconocerlo. -...¿Tienes algún problema con mi hijo y sus amigos?- enarco una ceja, el clon y él extendiendo las manos hacia los niños.
-...no...- los soltó, dejando que alejaran al par de él, haciendo un ligera mueca.
-¡Rarito!- Mei, acomodada entre los brazos del clon, le sacó la lengua en un gesto infantil y de burla, sonriendo ante la mala cara ajena.
-Hola, papá- sonrió MK, abrazando al mayor, quien sonrió ligeramente.
-Hola, pequeña sombra- tarareo, mirando al pelirrojo. -¿Algún problema?- enarco una ceja, las sombras en el suelo luciendo más oscuras de repente.
-No, ya me iba- y se dio media vuelta, dispuesto a irse con su madre, quien de seguro lo estaba esperando.
-Bien, saluda a tu madre de mi parte- sonrió con diversión, viendo al demonio alejarse a paso rápido, acomodando a su hijo entre sus brazos. Se volteo a ver al par de hermanos, quienes lo miraban a con los ojos bien abiertos, asombrados y un poco asustados. -Parece que vieron un fantasma~- se sobresaltaron, mostrando una sonrisa nerviosa, ocultando las armas de plástico tras su espalda.
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