Mente #2
Espero que les guste~
Nota: No tienen ni idea de cómo me costó este cap xD
El pasillo del departamento era corto y bien iluminado, con cuatro puestas, dos de ellas siendo las habitaciones de cada quien, una siendo el baño y otra siendo una especie de estudio del mayor pero aquí, en la mente de MK, el pasillos era mucho más largo y con más puertas de lo esperado. Todas eran unas bonitas puertas de madera y con nombres grabados en letras grandes en la parte superior, separadas por solo unos pocos metros, aunque los picaportes de cada una eran diferentes. Del lado izquierdo estaban los nombres de Pigsy, Tang, Mei, Jin, Yin y Red Son; mientras que del lado derecho estaban los nombres de Macaque, Wukong y Nezha, con dos puertas de aspecto antiguo y viejas, casi como si estuviera a punto de derrumbarse, los nombres tapados por las grandes tablas que las bloqueaban. Un poco más allá, había dos puertas más, del lado derecho había una puerta blanca, con muchas figuritas pegadas en la superficie de caricaturas, con letras rechonchas y de colores que escribían "Imaginación" en la parte de arriba; mientras que enfrente de esta había otra puerta de madera que decía "Recuerdos" en la parte de arriba.
-¿A donde vamos exactamente?- pregunto Wukong, sin poder con el silencio y la curiosidad.
-Aquí- se detuvo en la parte más profunda del pasillo, en una zona algo oscura, señalo hacia la única puerta escondida allí, completamente negra y luciendo realmente vieja, con un aura siniestra y casi fría rodeándola.
-¿Qué puerta es esa?- Macaque frunció el ceño, desconfiado y teniendo un mal presentimiento.
-La de las pesadillas- ambos retrocedieron ante eso, tensos y con el ceño fruncido.
-¿Escondiste esa maldita llave allí?- gruño, molesto con el guardián.
-No fue intencional- se cruzo de brazos, molesto, el pelaje de su cola erizándose visiblemente. -Cuando esa cosa llego aquí, reboto por todas las habitaciones y cuando pude agarrarla, MK tuvo pesadillas...- hizo una mueca. -...a veces, las pesadillas salen de la puerta y se extienden rápidamente...- miro hacia la puerta. -...pero cuando MK despertó, las pesadillas volvieron a donde debían pero se llevaron la llave-
-...no quieres ir solo- hablo el dios, viendo como el guardián se tensaba ante sus palabras.
-Las pesadillas no son bonitas- los miro de reojo. La expresión de Macaque se relajo porque lo entendía, él era quien consolaba a su sollozante y asustado hijo pero no quería imaginar lo que seria ver esas pesadillas, debía ser horrible.
-Vamos- asintió el de pelaje castaño con decisión, dando un paso hacia adelante, su contraparte siguiéndolo rápidamente. El guardián pareció aliviado y agradecido, asintiendo mientras se acercaba para abrir la puerta oscura, una ola fría golpeándolo al instante pero no retrocedieron, respirando profundo para armarse de valor y entraron, siendo rodeados por una opresora oscuridad al instante. Caminaron básicamente a ciegas, sin poder ver nada además de la oscuridad presente, escuchando los susurros inentendibles a su alrededor que no dejaban de resonar pero lo ignoraron lo mejor posible, buscando la odiosa llave por la que estaban allí. Se sentían incómodos, no sólo por el feo habiente, sino que también se sentían invasores.
-¿Eh?- Macaque se sobresalto cuando una mano agarro la suya y miró, notando lo tenso que estaba el dios a su lado, con los ojos fijos hacia el frente, obviamente intentando ignorar las pequeñas imágenes que a veces aparecían entre la negrura. Suspiro y el dio un ligero apretón, ambos necesitaban el apoyo en esos momentos, incluso si era con un simple gesto.
-Esa cosa debe estar aquí- gruñó el guardián que caminaba por delante de ellos, tenso y molesto, mirando a su alrededor con ojos atentos y con sus seis orejas moviéndose ligeramente.
-¿Buscaban esto?- alzaron la vista ante la voz, viendo que de entre la oscuridad aparecía una figura, solo haciendo que los tres se tensaran. Era Mayor, o por lo menos se parecía a él, luciendo más loco con aquella enorme sonrisa tensa en su rostro y con los ojos brillando de azul pero tenía lo que estaban buscando en su mano. Era una ilusión, una creada por la mente de un pequeño niño que obviamente se había asustado al ver a aquel hombre.
-Dánosla- ordenó Wukong, su pelaje erizándose ante la presencia ajena. No era real pero de igual manera, era molesto verlo.
-No...No lo creo- tarareo, su sonrisa agrandándose de alguna manera y eso solo hizo endurecer a Macaque aún más.
-¡Bastardo!- soltó la mano ajena y se lanzó con un gruñido lleno de furia, logrando atraparlo y tirarlo al suelo, manteniendo un fuerte agarre para evitar que escapara. Ese bastardo ya había molestado a su hijo, no iba a permitir que lo siguiera haciendo, no en su propia mente. Rodeo el cuello de aquella versión de Mayor con sus manos, apretando con fuerza hasta que el hombre se volvió polvo de repente, dejando atrás la llave. La agarro bruscamente y se levantó para volver con sus acompañantes, el guardián y el dios mirándolo con los ojos bien abiertos. -Me moleste- guardo la odiosa llave en su bolsillo.
-Me di cuenta- asintió, entendiendo pro completo. Él hubiera hecho lo mismo pero su contraparte se le había adelantado.
-Salgamos de aquí- el guardián hizo un gesto, empezando a caminar a paso rápido y los monos no dudaron en seguirlo, agradecidos de que llegar a la puerta rápidamente y casi tropezando para salir, la puerta cerrándose con un chirrido y un fuerte golpe. Suspiraron de alivio y se permitieron relajarse por unos segundos antes de disponerse a cruzar el pasillo por donde vinieron pero Macaque no pudo evitar detenerse en seco ante las puertas bloqueadas con grandes tablas de madera, mirándola con curiosidad.
-¿De qué crees que sean?- el dios se paro a su lado, al parecer igual de curioso, su cola moviéndose lentamente.
-No lo sé, están desde mucho antes de mi llegada- comentó el guardián deteniéndose para mirarlos.
-Es lo que queda de lo anterior- se sobresaltaron ante la repentina voz, notando entonces que la pequeña versión de MK con características de mono parado a su lados. Se movía silenciosamente al parecer.
-¿Lo anterior?- enarcaron una ceja ante eso.
-Si, lo anterior- sonrió, aunque había una suave tristeza repentina rodeándolo de repente. -Este lugar era muy diferente antes de tenerte, papá...antes de tenerlos a todos- y con un destello, todo a su alrededor cambió. Ahora era una simple habitación, las paredes luciendo agrietadas y viejas, con algunas cartas tristes dibujadas por la superficie y a diferencia de lo que habían visto, sólo había tres puertas. La negra de aspecto aterrador que llevaba a las pesadillas y dos de madera, aunque ninguna de las dos se veía en buen estado, desgastadas y luciendo como si fueran a caerse en cualquier momento. Una tenía la palabra "Mamá" tachado con un enorme rayón y la otra otra no era siquiera visible por los múltiples rayones que tenía encima. -Ya no hay tantos recuerdos de mamá...- se acercó a la puerta correspondiente, sus pequeña mano apoyándose contra la superficie. Y ahí es cuando se dieron cuenta que su apariencia también había cambiado, siendo como más pequeño ahora, luciendo tan sucio y triste como la primera vez que Macaque lo vio. Le rompió el corazón. -...muchos de sus recuerdos se rompieron...- miro la otra puerta, retrocediendo con miedo, parándose en medio de los monos. -...y los de él...se volvieron pesadillas...- se dio vuelta, acercándose al guardián, quien se inclino para alzarlo y dejar un pequeño beso en su frente en una señal de cariño muy familiar.
-Lo siento, Kid- Wukong lo miro con tristeza.
-Esta bien...- sonrió y con un destello, todo volvió a cambiar, volviendo a ser el mismo cálido y bonito lugar que era antes, nuevamente parados en el pasillo llenos de puertas. -...eso ya no importa, ahora los tenemos...- una nueva puerta de formó en la pared, una de un brillante color verde y con la palabra "Salida" escrita en blanco. -...y eso hora de que vuelvan- la puerta de abrió y antes de que ambos pudieran reaccionar, fueron absorbidos, sintiendo que caían a la nada de repente y con un ligero grito.
... ... ... ...
Macaque abrió los ojos de repente, esa extraña sensación de caída habiéndolo despertado, sonriendo cuando lo primero que vio fue a su hijo aún profundamente dormido. Apretó su pequeña mano, aliviado de alguna manera al poder sentir el peso ligero de la llave en uno de sus bolsillos.
-¿Funcionó?- murmuró Wukong, su mano acariciando suavemente la espalda del menor.
-Funcionó- asintió a pesar de que el otro seguro no podía verlo pero de igual manera, ambos suspiraron al mismo tiempo de alivio. Había funcionado y eso era lo más importante.
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