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Los Hermanos #3

Espero que les guste~

Nota: Jin-naranja. Yin-azul. Esto es mas para mi que para ustedes xD

Nota-2: Me quedo super largo :3

La mañana llego, con la tormenta detenida pero con el cielo aun nublado, todo a su alrededor mojado y con charcos, por no mencionar el barro. MK se había levantado de buen humor, con mucha energía, saliendo de un salto de la cama improvisada que le habían hecho en el sillón, corriendo para ver a los demonios quienes dormian plácidamente. Logró subirse a la cama de Yin, parándose a los pies de la cama, sonriendo.

-¡Arriba!- salto sobre el demonio, riendo a carcajadas al escuchar el grito del mayor, el cual despertó al otro demonio durmiendo no muy lejos. MK tuvo que correr por el hogar del par, riendo a carcajadas mientras el par lo perseguía con intenciones de venganza por el ruso despertar. Lograron atraparlo y le hicieron cosquillas hasta que suplico piedad con lágrimas en los ojos y dolor en los costados de tanto reír.

Y después de algunas vueltas, con el par de demonios cambiándose para empezar el día y el niño poniéndose su campera ahora seca, luego de comer algo rápido como desayuno, se dispusieron a salir. Así que con MK sentado en los hombros de Jin, tarareando una ligera melodia, dándole una mordida a una barra de chocolate que le habían dado, contento de escucharlos competir entre ellos. Eran divertidos.

-¡Charco!- sonrió Yin, dando un gran salto para llegar al charco en su camino, salpicando.

-¡Ahí hay otro!- el de naranja se adelanto a grandes pasos, sujetando las piernas del niño sentado en sus hombros. -¡Charco!- dio un pequeño salto y salpico, MK riendo ante eso. Como le gustaría tener sus botas de lluvia para hacer eso también.

-¡Otro!- señaló hacia el frente. -¡Charco!- rio ligeramente cuando Jin volvió a saltar sobre el charco, aferrándose cuando el demonio resbaló, quien lucho un poco para volver a recuperar el equilibrio.

-Eso estuvo muy cerca- suspiro de alivio, no se cayó al manos.

-¡Casi tiras nuestra carga!- el de piel azul empujó ligeramente a su hermano, quien frunció el ceño.

-¡Voy a tirarte los dientes!- bufo, sacando al niño de sus hombros para llevarlo entre sus brazos, el par sonriendo ante la risa del menor. Caminaron por la vereda, riendo a carcajadas y haciendo bromas, sin importarles que llamaran la atención. MK habló un poco de su casa y algo de eso llamó la atención del par. -¿Vives sobre un teatro?- preguntó.

-¡Sip!- asintió con ánimo. -Papá hace shows ahí y mucha gente llega para verlo- sonrió.

-Eso suena genial- sonrió Jin ante la emoción ajena.

-¡Es genial!- asintió. -Le pediré que los invite, se van advertir mucho- se emocionó al pensar que sus nuevos amigos pudieran ver y escuchar uno de los tantos cuentos de su papá.

-¡Hey!- los hermanos se voltearon, viendo al grupo de demonios que los miraban con el ceño fruncido. -¡Ese niño es nuestro!- señaló, el menor temblando con miedo.

-Son los malos de ayer...- murmuró, abrazando el demonio que lo sostenía. El par se miró entre ellos y tragaron en seco, asintiendo con decisión.

-¡A correr!- se dieron media vuelta y empezaron a correr, escuchando las voces y pasos fuertes que los seguían, reclamando que les diera al niño, quien se aferraba a Yin con fuerza. Los hermanos no eran realmente valientes, aunque no lo admitirían en voz alta, pero no iban a entregar al menor asustado a esos demonios con malas intenciones. Doblaron una esquina, deteniéndose en seco al ver que había algunos demonios allí y cuando se dieron vuelta para volver por donde vinieron, no pudieron evitar tragar en seco. Estaba atrapados y sin salida.

-Eso es malo...- Jin hizo una mueca, apretando ligeramente su agarre en el menor entre sus brazos, sintiéndolo temblar.

-...muy malo...- asintió Yin, pegándose todo lo posible a su hermano. MK se dio cuenta, con miedo, que estaban rodeados y sin escapatoria. Estaba en peligro, sus amigos estaban en peligro y no quería que ellos salieran heridos, no después de lo amable que habían sido con él. Así que respiro lo más profundo que pudo, decidido a hacer lo que debió haber hecho el día anterior.

-¡PAPÁ!- grito con todas sus fuerzas, esperando en serio que el mayor pudiera escucharlo. Todo quedó en silencio por un segundo y de repente, algo oscuro se empezó a formar en el suelo, esparciéndose a gran velocidad y pasando por debajo que los pies de los demonios, quienes abrieron los ojos con alarma.

-Oh no...- fue lo único que alcanzaron a pronunciar antes de ser engullidos por la oscuridad bajo sus pies, alguien más saliendo al poco tiempo. Jin y Yin temblaron ante el mono de pelaje oscuro que emergía de la sombra en el suelo, llenos de miedo, colocando al menor entre ellos y acurrucándose, mirando a su alrededor en busca de una salida.

-Ustedes dos...- Macaque se volteo a ver al par, gruñendo, sin molestarse por usar su glamour. No había muchas personas fuera en esos momentos. -...suéltenlo- mostró los colmillo, sus facciones viéndose salvaje y con los ojos brillantes, haciendo temblar al pobre par de demonios.

-Estamos muertos- pensaron, sollozando internamente.

-N-No te lo daremos- negó Jin, sólo apretando su agarre en el niño.

-N-No lo tendrás- negó Yin, copiando a su hermano. El pelaje del mono se erizo, levantando una de sus mano y ahí es cuando MK decidió intervenir.

-¡Papá, no los lastimes!- chillo, logrando sacar las manos de la pequeña prisión en la que estaba atrapado, agitándolas para llamar la atención.

-¡¿Papá?!- y si antes los hermanos tenían miedo, ahora estaban aterrados. Tenían al hijo del gran y tenebroso Macaque, se lo había llevado a casa. Oh por todos los cielos, los iba a matar.

-¡Ellos me ayudaron!- miro a su papá con ojos suplicantes, sintiendo la tensión que venía del par de demonios que aún lo sostenían entre ambos.

-Si tu lo dices...- y se relajo, las sombras a su alrededor retrocediendo rápidamente hasta volver a su propia sombra, el lugar a su alrededor viéndose un poco más iluminado y menos aterrador. Se acercó con las manos extendidas y a pesar de que el par aún estaba tieso en sus lugares, lo entregaron sin preguntar. -Que bueno que estés bien, pequeña sombra- murmuró, abrazando a su hijo, una ola de alivio inundándolo. Había estado tan preocupado y tenso durante la noche.

-Lo siento, papá- se sintió mal haber asustado al mayor pero ahora estaba de vuelta juntos y eso era un alivio. -¡Jin! ¡Yin!- se separó del mono y se volteo, viendo entonces que el par se estaba alejando a paso lento, tensándose ante el llamado. Hizo un gesto para que lo bajaran y el mayor lo hizo a regañadientes, viendo con ojos atentos como su hijo corría hacia el par, quienes se agacharon para recibirlo. -¡Juguemos juntos en algún momento!- porque a pesar de las circunstancias, se había divertido mucho con ellos. Ambos estaban aterrados por la sola presencia del mono de las sombras que los miraba fijamente pero decidieron centrar su atención en el niño.

-Claro, pequeño- sonrió Yin.

-¿Qué te gustaría jugar la próxima vez?- sonrió Jin.

-Tengo una pelota y muchos juegos de mesa...- sonrió con emoción.

-Ufff, soy genial en el Monopolio- el de piel naranja infló en pecho con una sonrisa orgullosa.

-Siempre terminas en la cárcel- se burló el de piel azul, riendo ante la mala cara ajena. -Yo, por otro lado, soy asombroso en Twister-

-Eres tan flexible como un bloque de concreto- rodó los ojos, riendo ante la mala cara de su hermano.

-También tengo cartas- MK se tapó la boca, riendo, queriendo ver que más podían decir. Era divertido verlos discutir.

-Podemos jugar al truco- sonrió Yin.

-Oh, y apostar dulces- asintió Jin. -Me quedaré con todos tus dulces- miro con diversión a su hermano.

-Te morderé- le saco la lengua, volteándose al escuchar al niño reír. Macaque dejó escapar un largo suspiro, pasando su mano por su pelaje, cansado de repente.

-Vamos a almorzar...- hizo un gesto, su apariencia de mono siendo escondida por su glamour. -...¿Quieres invitar a tus amigos?- los ojos de niño se iluminaron ante eso.

-¿Vienen?- los miro con ojos suplicante. -¿Por favor?- ellos tragaron en seco.

-Claro, pequeño- sonrieron, sin poder decirle que no al niño.

-¡Si!- chillo, volteándose a ver a su papá, quien ya le extendía un par de botas de lluvia color amarillo. Se cambió los zapatos lo mas rápido posible, yendo a donde los hermanos apenas terminó, extendiendo sus manos hacia el par. -¿Charcos?- ahora tenía sus botas, así que podía hacerlo.

-¡Oh, si!- tomaron las manos ajenas. -¡Charcos!- salieron de donde estaban, adelantándose para saltar en charcos, ellos ayudando al niño de vez en cuando. Macaque los siguió a paso tranquilo, atento y vigilante, contento de escuchar la risa de su hijo. Escucho un batir de alas y en un destello dorado, había alguien a su lado.

-Lo encontraste- sonrió Wukong con su apariencia humana, caminando justo al lado de su contraparte, aliviado de ver al niño jugar.

-Me llamó...- que alivio que había sido escuchar su voz. -¿Que tan malo es que se junte con esos dos?- señaló.

-¿Jin y Yin?- se encogió de hombros. -Son torpes y bromistas pero son inofensivos- el mono de pelaje oscuro dejó escapar un largo suspiro. Esperaba que ese par no causarán muchos problemas.

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