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La Llave

¡Muchas gracias a quien me envió esta idea por privado! Creo que me inspire de mas :3

Espero que les guste~

Nota: No es muy claro que tipos de poderes le da LBD a Mayor al decir verdad

Nota-2: Cuando pueda, arreglaré los errores

Nota-3: Hay una teoría que dice que LBD quería que MK fuera quien la liberará, que por eso el Mayor le da la llave a él

MK y Mei estaban en el parque, disfrutando del día, aprovechando que había sol pero sin hacer calor gracias a la ligera brisa que soplaba en esos momentos. Estaban jugando a la mancha junto a todos los demás niños que estaban presentes, todos huyendo entre risas y ligeras burlas de quien era la mancha en esos momentos. El menor se alejo con una risa, viendo como su amiga era perseguida, y ahí es cuando sintió algo duro bajo su zapato. Retrocedió un paso y miro al suelo, curioso por ver lo que había pisado.

-¿Eh?- era una llave o por lo menos, eso parecía, se veía muy rara par su gusto y no creía que pudiera abrir nada con eso, con lo que supuso que era una calavera en el mango. -¿Se le cayo a alguien?- no noto la alta figura que se elevaba tras él y no sintió miedo hasta que una mano de repente tapo su boca, amortiguando sus gritos. Lucho y se removió, intento quitar la mano de quien se que lo estuviera sosteniendo para poder gritar por su papá pero su fuerza de niño no era nada.

-No, no, no, pequeño niño...- tembló ante la voz que susurraba cerca de su oído. -...solo vamos a tener una charla~- un brazo fuerte lo rodeo y lo alzo, los gritos del niño fueron amortiguados por una gran mano que tapaba su boca y no le quedo otra mas que ver, con pánico creciente, como se alejaba de los otros niños y de su mejor amiga. Se sentía asustado y aterrado pero al mismo tiempo, se sentía extrañamente somnoliento, su vista se estaba nublando y sus parpados estaban cada vez mas pesado 

-¡MK!- pudo escucharla gritar por él antes de quedar inconsciente. Esperaba que nada le pasara a su mejor amiga y que su papá pudiera rescatarlo.

... ... ... ...

Enterarse que su hijo fue secuestrado por algún extraño en la ciudad no era exactamente la noticia que Macaque esperaba pero de alguna manera, realmente no lo sorprendida a estas alturas. Así que dejó a la niña dragón, quien sollozo mientras soltaba amenazas de muerte, y se fue a su propio departamento, dispuesto a empezar a buscar al niño.

-Reviví solo para morir de estrés- Macaque se masajeo las sienes, cansado y preocupado.

-Estoy seguro que cuando decidiste ser su "papá" sabias que no seria nada fácil- Wukong palmeo la espalda ajena, la situación era serie pero había algo ligeramente divertido en la expresión de su contraparte, parecía que estaba al borde de arrancarse el pelaje con las manos del estrés que estaba sintiendo en esos momentos.

-Era consiente de eso...- gruño, pasando una de sus manos por su rostro. Necesitaba vacaciones, unas largas y relajantes vacaciones. -...pero no espere que ese niño tuviera un imán de problemas y tanta mala suerte- en serio que no se lo había esperado. Dejó escapar un largo suspiro y cerró los ojos, concentrándose, buscando con su buena audición la voz de su hijo o algo así para que pudiera guiarlo. Tardó un poco pero entonces, una voz en particular llamó su atención, una muy familiar en la que no dudo en concentrarse.

-Hola, Macaque. Si realmente quieres a tu pequeño...ven a buscarme~- fue una voz masculina, una que reconoció rápidamente, abriendo los ojos con un gruñido de ira.

-Lo mataré, le arrancarle las extremidades y averiguare como revivirlo solo para poder torturaron más- se levantó lleno de enojo, su pelaje erizándose al mismo tiempo que sus ojos brillaban intensamente.

-¿A quien?- enarco una ceja, curioso ante eso.

-Un bastado con un deseo de muerte...- gruñó, ya planeando un asesinato a sangre fría. -...un deseo que cumpliré con mucho gusto- una sombra se formó en el suelo bajo sus pies.

-¿Quieres ayuda?- el dios se ofreció, mostrando una sonrisa de lado, dispuesto a ayudar a esconder un cuerpo en esos momentos. El mono oscuro asintió bruscamente, su sombra extendiéndose para llegar a estar bajo los pies ajenos, ambos hundiéndose rápidamente, emergiendo dentro de lo que parecía ser una sala abandonada y en muy mal estado.

-Puedo escucharlo tararear aquí- aunque ese irritante tarareo parecía resonar en aquel lugar, así que no podía precisar su ubicación. Los ojos de Wukong brillaron ligeramente, señal de que activo su visión dorada, viendo a su alrededor con el ceño fruncido. El lugar parecía deshabitado, tenía un segundo piso con unas cuantas habitaciones, aunque con pocos muebles y algunas tablas rotas, con suciedad y telas de arañas en todos lado pero entre todo eso, pudo ver una figura dentro de una las tantas habitaciones de arriba.

-Hay alguien arriba...- entrecerró los ojos pero sin poder encontrar al niño allí. -...pero no hay rastro de MK- parpadeo, apagando su vista dorada. El mono de pelaje oscuro gruñó, moviéndose rápidamente para subir al segundo piso, el dios siguiéndolo de cerca. Había unas cuantas puertas, la mayoría abiertas pero una de las puertas estaba cerrada, una que Macaque no dudo en derribar de un patada, entrando rápidamente a la habitación. Adentro no había nadie, luciendo abandonado como todo lo demás, aunque en el centro de todo había un espejo de aspecto limpio y nuevo, demasiado para una casa de gran tamaño abandonada.

-¿Que rayos...?- se acercaron al espejo, frunciendo el ceño con molestia y curiosidad. El espejo les devolvió su propio reflejo por solo unos segundos antes de distorsionarse lentamente y cambiar, mostrando una imagen diferente a lo que esperaban, algo que hizo que abrieran los ojos con algo de sorpresa y alarma. Ahora mostraba a MK, un poco mayor pero fácilmente reconocible con su usual peinado y gran sonrisa, la imagen cambiando unas cuantas veces más. Primero lo mostró abrazando a Mei, ambos con grandes sonrisas; apareció también Red Son, quien estaba rodando los ojos con una sonrisa divertida; luego lo mostró abrazando a Pigsy y a Tang; después estaba entre Jin Y yin, enganchando sus brazos a los ajenos y sonriendo; luego estaba con Macaque, quien rodeaba los hombros de su hijo con su brazo y con el menos sosteniendo a Azul entre sus brazos; la última mostraba a Wukong, quien tenía una sonrisa orgullosa mientras abrazaba al menor. El mono en la imagen desapareció, dejando solo al chico, quien ahora tenía un bastón tan horriblemente familiar que hizo jadear al par sin poder evitarlo.

-Eso es...- Macaque miró de reojo a quien estaba a su lado.

-Es mi...- Wukong se señaló a su misma, mirando a su contraparte. Decidieron ocuparse de eso después al notar que la imagen en el espejo volvía a cambiar. El rostro de MK mostraba asombro ahora, acunando algo entre sus manos, las cuales extendió hacia enfrente para mostrar lo que tenía allí.

-No...puede...ser...- y una ola fría lleno su cuerpo de repente, viendo con horror la llave que no había visto en mucho tiempo entre las manos de su hijo. Eso era una mala señal, una muy mala señal.

-¿Una llave?- el dios enarco una ceja, mirando a su contraparte. Se le hacía familiar pero podía ubicar de donde.

-Te...Te lo diré después...- negó rápidamente, la imagen cambiando nuevamente. MK aún estaba allí pero ahora tenía una expresión llena de miedo e incomodidad, sus ojos brillando intensamente en color blanco, una mujer de piel pálida y cabello blanco flotando por encima de él, sus ojos rojos brillando casi y con una malévola sonrisa. Ambos maldijeron al instante, reconociéndola con una horrible facilidad. Era ella, lo cual era malo. Macaque rugió, apretando su puño con firmeza y golpeando con fuerza de más el maldito espejo, rompiéndolo en pedazo.

-¡Macaque!- Wukong se sobresalto ante eso, aunque no estaba muy sorprendido, él mismo había querido hacerlo.

-¡Te arrancarle los malditos ojos, bastardo!- miro a su alrededor, furioso, su pelaje totalmente erizado y haciéndolo ver un poco más grande lo que realmente era.

-Tan malagradecido como siempre, Macaque- se voltearon rápidamente, viendo a alguien parado bajo el marco de la puerta. Ahí estaba aquel hombre, el seguidor más fiel de LBD, luciendo una sonrisa creída mientras los miraba con sus ojos brillantes. Ambas se tensaron, viendo que entre los brazos ajenos estaba el niño al que estaban buscando, demasiado quieto para el gusto del par. El hombre avanzó hacia ellos, luciendo orgulloso por el enojo que emanaba el par. Él se detuvo justo a unos pocos pasos del mono de las sombras, quien estaba temblando por aguantarse las ganas de golpearlo. -Eres un malagradecido...- tarareo, su sonrisa agrandándose. -...pero el destino es difícil de esquivar, debes recordarlo- y de repente se volvió humo gustó frente a sus ojos, Macaque lanzándose para atrapar a su hijo rápidamente.

-Mi pequeña sombra...- jadeo, acunándolo entre sus brazos. MK estaba pálido y frío al tacto pero respiraba y estaba vivo, estaba justo entre sus brazos, eso era el mayor alivio que podía tener.

-Vamos...- Wukong habló, llamando la atención ajena. Le mostró una pequeña y muy ligera sonrisa, viendo cómo el mono se aferraba al niño. -...nos ocuparemos de lo demás luego- el mono de las sombras hizo una mueca pero asintió, hundiéndolos en una sombra, solo queriendo volver a su casa lo más pronto posible.

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