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Favor

Espero que les guste~

Tener un niñero siempre dispuesto a cuidar de MK es un alivio que no había esperado sentir. Lo dejaba con Pigsy cuando programaba muchos shows para un día o cuando necesitaba hacer negocios con otros demonios, siempre contento cuando lo volvía a buscar y era recibido con gran entusiasmo por su hijo, quien divagaba sobre lo que había hecho.

Esta vez, es diferente. Va a recoger al menor y quien lo recibe es Pigsy, quien se ve ansioso y algo nervioso, tenso también.

-¿Qué paso?- frunció el ceño, preocupado casi al instante, sintiendo un ligero miedo que empuja al fondo de su mente.

-No lo sé. Los deje con Tang un rato para darme un baño, les estaba contando una historia creo pero cuando salí, Tang ya no estaba y los niños estaban así- hace un gesto para que entre a su departamento y es recibido por silencio, Sin risas, sin parloteo, solo el bajo volumen de la televisión que esta prendida. Tampoco hay señales de Tang, quien parece vivir allí prácticamente. Eso no puede ser bueno. Se adentra por completo en el pequeño lugar y ve casi al instante a su hijo, quien sentado en el sillón y esta acurrucado contra Mei, ella luciendo seria y rodeándolo con los brazos de una manera casi protectora. Se acerca y se agacha, MK no se exactamente triste pero tampoco feliz, mirando a la nada con expresión en blanco.

-Hola, mi pequeña sombra- hablo con suavidad, preocupado cuando el menor parpadea lentamente antes de mirarlo. Parece relajarse ligeramente en su lugar, mostrando una pequeña sonrisa, estirando una de sus manos y el mono tomándola, dándole un apretón. -Hola, dragona- saluda a la niña, quien alza ligeramente la vista para mirarlo.

-Hola, Sombrin- murmura, apretando un poco su agarre en su amigo. -Quiere irse a casa- el mono no pregunta, solo los alza a ambos y después de despedirse de Pigsy, quien luce culpable a pesar de no saber que había sucedido, se va para devolver a la niña a su hogar y llevar al niño al suyo. 

Esa misma noche, las pesadillas comienzan. Macaque tiene que esforzarse para calmar el llanto de su hijo, quien murmura suplicas que no puede entender, repitiendo siempre cuanto quería a su papá y como no quiere irse. No lo entiende pero murmura todas las palabras de consuelo que se le ocurren y se siente aliviado cuando el menor logra dormir después de unas horas. Para su desesperación y sorpresa, las pesadillas continúan por unos días. MK esta cansado después de 4 noches de pesadillas contantes y pocas horas de sueño, ahora sentado frente al televisor que estaba dando su serie favorita y comiendo panqueques con chispas de chocolate, vestido aun con pijamas y bostezando de vez en cuando. Tiene el inicio de unas ojeras y los ojos algo irritados por el llanto.

El mono, viendo lo triste y cansado que se ve su hijo, decide tirar su orgullo por la ventana y traer a quien sabe que podrá animarlo de alguna manera.

-Lo que hago por este niño...- murmura para si mismo antes de empezar a subir. Lo hace caminando a paso lento, sin querer enfrentarse a ese tonto que se hace llamar sabio pero esperando que su presencia logre animar al niño. Lo está haciendo por él, se recuerda a sí mismo cuando llega a la cima de la montaña.

-¿Que rayos haces aquí?- Wukong se cruza de brazos, parado con firmeza y el ceño fruncido, no muy contento de verlo pero para Macaque, el sentimiento es mutuo.

-Necesito un favor- dice a regañadientes.

-Lárgate de mi montaña- ordeno casi con un gruñido, su cola erizándose visiblemente. Estaba dispuesto a echarlo a patadas si era necesario pero se detiene y por alguna razón que no entiende, lo observa con atención. Macaque tiene el pelaje peinado y por el suave aroma que puede oler en el aire, esta recién bañado. Vestido con pantalones de aspecto cómodo, zapatillas y un buzo color violeta que parece quedarle algo grande, lo cual es extraño al decir verdad. Se ve serio y tranquilo al mismo tiempo pero hay una sensación de cansancio flotando a su alrededor. -¿Qué te paso?- frunció el ceño, acercándose un par de pasos, aunque se mantuvo alerta.

-Estoy cansado- lo esta, aunque en su mayor parte esta preocupado por su hijo. No había tenido pesadillas en semanas pero de repente, las tiene, peores que antes al parecer y haciéndolo llorar de manera desconsolada. Le dolía el corazón verlo en ese estado. -Escucha...- se paso una mano por el pelaje, dejando escapar un largo suspiro. -...no vendría hasta aquí si en serio no necesitara un favor- el dios entrecierra los ojos, aun sospechando pero su instinto no grita peligro, así que supone que no puede ser nada malo.

-¿Qué es lo que quieres?- primero quiere saber de que se trata.

-Tengo un hijo...- empieza a explicar, solo para ser interrumpido bruscamente.

-¿Tienes un hijo?- Wukong mira a su contraparte con sorpresa.

-Si- saca su teléfono de su bolsillo y se lo extiende al dios, quien lo agarra con algo de confusión, parpadeando con sorpresa al ver la foto en la pantalla. Es un niño de gran sonrisa y ojos brillantes, abrazando un peluche de mono.

-Es adorable~- piensa el de pelaje claro, alzando la vista para mirar al otro mono. Tiene tantas preguntas ahora mismo.

-Es tu fan...adora tus historias, se las sabe de memoria a estas alturas y esta haciendo un libro de dibujos entero sobre ti...- no importa cuanto odie a Wukong, adora ver a su hijo feliz. -...es su cumpleaños hoy...pero no ha tenido unos buenos días últimamente. Tuvo muchas pesadillas, no ha dormido mucho y...- parece tan cansado y desesperado en ese momento que algo en el interior del dios se ablanda.

-¿Quieres que vaya a verlo?- es una suposición.

-Escucharte divagar como siempre haces y verte hacer alguna tonteria...creo que podría animarlo...- esta dispuesto a intentarlo a estas alturas. Wukong tararea y mira la foto una vez mas, pensativo. Aun desconfía del mono de las sombras pero su instinto le dice que vaya y este nunca le ha fallado, así se decide. Si es algún tipo de trampa y el niño no existe, pateara el trasero del mono emo.

-Iré- extiende el teléfono hacia su dueño, mostrando una gran sonrisa, notando como Macaque deja escapar un largo suspiro. El de pelaje negro recupera su teléfono y antes de que el dios pudiera reaccionar, ambos se están hundiendo en una sombra.

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