Fantasma
He estado trabajando en esto desde hace un tiempo y al fin pude terminarlo. Lo iba a publicar para el día de Halloween pero me acabo de dar cuenta que no se si estaré disponible para esos días, así que lo voy a hacer ahora, aunque si algo se me ocurre lo publicare
Espero que les guste~
Macaque tarareo para si mismo, usando su glamour para verse como humano, utilizando ropa oscuro como siempre, aunque ahora tenía un sombrero muy particular sobre la cabeza, en punta y con estrellas blancas como estampa, de color azul oscuro y violeta en el interior, incluso tenía una capa con el mismo diseño. Había aceptado disfrazarse, así que ahora era un brujo.
-Hey, MK esta listo~- Wukong apareció, caminando a paso lento por el pasillo, usando su glamour de igual manera para verse como humano, aunque con ropa de vaquero, con la camisa a cuadros de color amarilla y roja, pantalones negros y botas, incluso tenía el sombrero que combinaba. -¿Listo para verlo?- se veía emocionado y divertido.
-Por supuesto- asintió con una sonrisa, sin mostrar lo emocionado que estaba de ver a su hijo, quien había decidido que su disfraz sería una sorpresa.
-¡MK!- llamó y es entonces que los rápidos pasos del menor se escucharon, el mono de las sombras jadeando con ligera sorpresa al verlo. Vestía pantalones rojos largos y zapatillas negras, con una remera marrón manga larga que de alguna manera tenía la manga derecha de color negro y la izquierda de color amarillo opaco, con una parte de una tela roja rodeando su cuello y lo otro cayendo por su espalda como una capa, también había una cinta negra rodeando su cintura y con una parte colgando libremente tras él para que se viera como una cola. Había una mancha rojiza alrededor de los ojos oscuros llenos de emoción, incluso tenía pintado una cicatriz que pasaba por su ceja y pasaba por sobre uno de sus ojos.
-¿Te gusta, Papá?- MK dio una pequeña vuelta, soltando una carcajada. -¡Soy tu!- chillo con puro orgullo, haciendo un pequeño baile para que su falsa cola se moviera.
-Oh...- con una versión bastante acertada de su antiguo uniforme de pelea, incluso con su cicatriz. Se inclino, rodeando con sus brazos a su hijo para alzarlo y abrazarlo con fuerza, conmovido por el disfraz.
-¡Le gustó, Monkie King!- el niño soltó una carcajada, abrazando a su papá con fuerza, feliz por aquella reacción.
-Te dije que le gustaría~- el dios sonrió, divertido, dejándolos tener su momento por unos minutos antes de impacientarse y empujarlos hacia la salida del departamento, ya queriendo reclamar todos los dulces posibles. Así que salieron a las calles llenas de múltiples niños disfrazados y contentos, a punto de sufrir una sobredosis de azúcar por todos los dulces que iban a recoger.
Caminaron a paso lento y vigilantes, viendo con diversión como MK daba ligeros saltos a su paso, balanceando ligeramente su calabaza naranja de plástico con gran sonrisa y ojos negros dibujados que habían conseguido especialmente para esa ocasión. MK estaba feliz, recibiendo elogios por su disfraz y soltando agradecimientos ante cada dulce que le daban.
Y después de un rato, los mayores se dispusieron a tomarse un ligero descanso, comprando unas gaseosas para tomar. Estaban algo abrumados, uno por la cantidad de gente y el otro por tanto ruido pero aún era controlable, así que no tenían ningún apuro por el momento.
-Hey...- Wukong golpeó ligeramente el hombro de su contraparte, llamando su atención. -...mira- señalo hacia la plaza, donde se podía ver a una mujer sentada en una de las tantas bancas que había allí, hablando con MK.
-Ese niño...- gruñó, ya caminando hacia ellos, sintiendo una extraña sensación al mirarla y escuchando los pasos del dios siguiéndolo de cerca. Mientras más se acercaban, mejor pudieron verla, notando el cabello castaño largo hasta por debajo de los hombro, sus ojos oscuros y la piel extrañamente pálida, junto a una sonrisa amable, vestida con un vestido amarillo y zapatos negros, sobresaliendo mucho en ese día en particular donde la mayor parte estaba disfrazada o vistiendo colores oscuros.
-Aquí tienes, cariño~- ella dejo unos cuantos caramelos dentro de la calabaza.
-¡Gracias, señora!- sonrió el menor enormemente, mirando dentro de su calabaza con curiosidad, sus ojos brillando al notar un detalle. -¡Son de frutilla, mis favoritos!- y ahora se veía mucho más animado.
-¡MK!- el mencionado se volteo ante el llamado, viendo a su papá acercarse.
-¡Papá!- corrió hacia él, abrazándolo apenas lo alzó, riendo ligeramente. -Mira, la amable señora me dio dulces de frutilla- comentó con emoción, alzando su calabaza llena de todo tipo de dulces.
-Eso es genial, mi pequeña sombra- sonrió suavemente, aunque aún estaba atento a ella, quien los estaba mirando con una extraña expresión en su rostro. Se veía tensa y algo molesta pero aún mantenía su sonrisa presente. -¿Quieres ir con baba a tomar algo?-
-¿Y tu?- hizo un ligero puchero.
-Iré en un momento- esa mujer se le hacía familiar, incluso si estaba seguro de que nunca la había visto en su vida. Solo quería cerciorarse de algo.
-Esta bien- MK aceptó después de unos segundos. -Iré con baba- extendió su mano hacia el mayor.
-Bien...- Wukong se acercó, mostrando una gran sonrisa y empujando ligeramente su sombrero con la punta de su dedo, imitando un gesto que había visto en la televisión. -...vámonos, Mini-Mac- extendió sus manos, tomando al risueño niño en brazos y volviendo a donde antes estaba sentado, escuchando como el niño divagaba sobre los tipos de dulces había visto que tenía.
Mientras tanto, la mujer y el mono disfrazado los vieron irse, manteniéndose en un tenso silencio. Él se volteo a verla, sin saber exactamente qué decir, pero se le adelantaron.
-Él no me recuerda...- hablo ella de repente, mirando a donde estaba el niño con el dios, ambos sonriendo. -...no me recuerda...para nada- se veía tan triste de repente, sonando melancólica y con un repentino eco muy ligero.
-Tu eres...- teniendo en cuenta aquellas palabras, tenía una suposición algo extraña. -...¿Su madre?- ella asintió, el mono frunciendo ligeramente el ceño ante eso. Él había interactuado en el pasado con fantasmas, sabiendo de su existencia y de lo que eran capaces de hacer, pero nunca había esperado encontrarse con este fantasma en específico.
-Él te llamó papá...- comentó, haciendo un gesto hacia el lugar que había a su lado. -...el muy bastardo lo dejó, ¿no?-
-Eso parece- asintió, sentándose, sabiendo de alguna manera que por "bastardo" se referían al padre biológico del niño.
-Bien, es mejor que este muy lejos- gruñó ella, satisfecha de alguna manera. -Él me lastimo...- habló. -...y yo lo soporte...porque prometió no tocar a mi bebé...pero mi cuerpo no pudo soportar tanto...- el eco en su voz se hizo más notable, su estado reaccionando a su ira al parecer.
-¿Por qué no irte?- se arriesgo al preguntar, sin poder sentirse molesto con ella, era una víctima más que sufrió en manos de un hombre despiadado, uno que morirá en el acto si mostraba su fea cara por allí.
-Me amenazó con quedarse con mi bebé y yo no podía pagar un buen abogado, así que me quedé y soporte todo lo que pude...- frunció ligeramente el ceño, apretando los puños. -...pero morí...y deje a mi bebé solo con ese monstruo...- ahora había lágrimas silenciosas corriendo por sus mejillas y él no pudo evitar sentir tristeza por ella. -Vine aquí porque quería verlo otra vez y asegurarme que él no había hecho algo terrible...pero...- jadeo, la punta de su cabello empezando a elevarse ligeramente.
-No lo hizo, lo abandono a su suerte...- gruñó, recordando el estado del menor cuando lo había visto la primera vez. -...pero ahora esta a salvo, esta conmigo- la miro con seriedad y a los ojos. -Lo mantendré sano y seguro, puedo asegurarte eso-
-Eso es un alivio- sonrió, suave y ligero. -Mi bebé no tuvo un buen comienzo...pero espero que tenga una buena vida, que puedas darle todo lo que yo no pude-
-Lo haré- no había duda de eso.
-¿Matarás a ese bastardo si llega a volver?- porque conocía a quien había sido su marido alguna vez y sabía que con tal de sólo arruinar a alguien, era capaz de volver años después solo para poder hacerle la vida al imposible al menor y eso era lo que más temía.
-Ni siquiera lo dudes- y por un segundo, dejo caer su glamour, los ojos de ella abriéndose con sorpresa ante su apariencia de demonio. -Además, tengo un grupo entero que me ayudara a esconder su cadáver- sonrió, sádico, y ella no pudo evitar reír ligeramente.
-Estoy tan aliviada...- miro hacia dónde estaba el niño, quien estaba entre los brazos del dios, rebuscando dentro de su calabaza. -Me alegra mucho de que te haya encontrado...- su cuerpo empezaba a desvanecerse, lento pero contante. -...al fin siento que puedo descansar- murmuró, aliviada. Había estado allí, solo queriendo ver el estado de su hijo, y ahora que sabía que tenía a quien lo protegiera de todo, se sentía en paz.
-Me encargaré de todo, no te preocupes- asintió, viéndola desvanecerse.
-Gracias...por todo- sonrió y entonces desapareció por completo, dejando al mono solo en la banca. Él dejó escapar un largo suspiro, cansado, en serio que no esperaba que eso sucediera pero supuso que salió bastante bien en su opinión. Se levantó para volver con su hijo, viendo con cariño como parecía revisar sus botín de la noche y se sentó al lado del dios con un largo suspiro.
-¿Todo bien?- Wukong lo miró con curiosidad, notando un cierto cansancio en su contraparte.
-No tienes ni idea- se rasco la nuca, ya luego le contaría lo que había sucedido pero por el momento, quería descansar por unos segundos. Su vida se había vuelto rara, de eso no había duda.
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