Camino a la casa de mis padres el viento me dice que estoy cerca, también me lo dicen los árboles a los lados del camino tan tajantes como siempre. El lago brillante por el reflejo de las estrellas en sus aguas cristalinas  que sigue siendo también el mismo me confirma mi ubicación, falta poco para llegar a la casa de mis padres... a mi casa. Nada a cambiado, sin embargo todo luce diferente.

"Conducir de noche es poco seguro" imagino que dirá mi padre al verme llegar, de seguro y lo dirá con voz suave tratando de regañarme pero sin que nadie fuera de mi lo note o tal vez solo me abrace en silencio y no diga palabra alguna tratando de que no nos embargue la nostalgia porque de seguro y el sabrá que sus palabras evocarían en mi recuerdos de infancia de esos días en los que era regañado con dulzura para que no me sintiera avergonzado frente a mis amigos, "un padre debe siempre corregir pero nunca avergonzar" eso se lo enseño mamá y la misma se había empeñado en no dejárselo olvidar.

La oscuridad de la noche me calma, es como si solo estuviéramos yo y la nada y el auto que me transportaba era solo el medio que me acercaba mas al vacío. Había escogido llegar a estas horas y sin avisar porque no quería encontrarme con nadie por el camino, imagine que a media noche todo el mundo estaría dormido y si no sabían que no era propicio salir tan tarde. No quería encontrarme con los viejos amigos de la familia dándome consuelo o queriendo saber como estaba, sabiendo que si les decía que bien no iban a creerme y si por el contrario les decía que mal intentarían a toda costa "ayudarme a superarlo" y tampoco quería ver a los familiares que vivían cerca y que de seguro si avisaba de mi llegada se empeñarian en hacerme una fiesta para alivianar el ambiente, para olvidarse un poco del dolor y reemplazar aunque sea solo por unos segundos el luto por el regocijo de una bienvenida.

El pueblo lucía mejor así, por lo menos para mis ojos y en ese preciso momento describía todo lo que estaba sintiendo. Siguiendo el camino que conducía a la casa pude sentir como se me encogía el corazón al llegar a la entrada, bajando del auto me acerque al viejo portón de madera y lo empuje, estaba abierto, el portón siempre estaba cerrado lo que además de la sorpresa supuso un alivio para mi ya que no tendría que llamar para que lo abrieran. Volví a mi auto y atravesé la entrada dejándolo justo en frente de la casa, me volví y divise el viejo roble que estaba a un lado de esta y camine hacia él, mi madre lo había plantado y él al igual que todo a su alrededor se había vestido de un tono gris melancólico, no se si era la noche pero algo lo hacia lucir distinto "tu también la extrañas" dije tocando la corteza del árbol y sintiendo una punzada de dolor en el corazón me arroje al suelo y comencé a llorar, lágrimas brotaron a  raudales de mis ojos y sin saber como ni cuando me quede dormido a sus pies.

—¿Tomy? —escuche una voz masculina preguntar desde el portón— abriendo con dificultad los ojos me encontré con la mirada confundida de mi padre —Vi el portón abierto y me acerque a cerrarlo ¿desde  cuando estas aquí? —volvió a decir—. Algo en mi padre lucía diferente, al igual que el viejo roble se veía triste y cansado. En ese momento me percate que aun estaba abrazado al árbol y lo solté sintiendo los brazos algo entumecidos —llegue anoche —respondí levantándome del suelo— lo iba a cerrar, disculpame —dije señalando el portón.

Mi padre camino hacia mi y se detuvo a mirarme unos segundos en silencio, como lo había predicho la noche anterior, luego me dio un fuerte abrazo y me dijo con alegría en la voz "bienvenido hijo"  yo le devolví el abrazo y ambos nos dirigimos en un silencio nada incómodo hacia la casa.