Capítulo 3.
El partido de basquetbol que había mencionado SeungCheol estaba planeado para el sábado al medio día, lo que significaba levantarse temprano. Hoseok recuerda perfectamente haber preparado el uniforme de SeokMin para ahorrarse una tarea en la mañana, lo que estaba agradeciendo internamente, pues el sueño todavía reinaba en tres de sus cinco sentidos. Despacio, giró sobre la cama y atrapó entre sus brazos el cuerpo semidesnudo de su esposo Yoongi. Una de las actividades preferidas de Hoseok al despertar es admirar por un rato el pacífico rostro de su amado esposo, abrazar su delgado y suave cuerpo mientras lo invadía de pequeños besos en todo su rostro. Yoongi suele molestarse porque odia que lo despierten tan temprano, sobretodo que Hoseok sea consciente y aún así haga de las suyas.
—Yoongi... —musita melodiosamente su nombre sobre su frente y deposita un beso ahí—. Eres tan lindo cuando duermes. —Hoseok comienza besando sus mejillas, dos delicados roses en cada una, luego sobre la nariz, ojos y mentón. Yoongi no le da una respuesta, ni siquiera se mueve, por lo que termina besando su cuello. Ya no son roses suaves o dulces, su lengua recorría cada centímetro de su piel y al pegar sus belfos terminaba por humedecerle el área.
Yoongi se mueve, incomodo, sintiéndose invadido de repente. No reacciona hasta que siente la mano de Hoseok acariciar la parte interna de sus muslos, es entonces cuando despierta y quita las manos invasoras de su cuerpo.
—¡Hoseok! ¡No molestes! —espeta Yoongi, envolviéndose en las cobijas como un gusanito y dándole la espalda a su esposo— ¿Por qué me despiertas a esta hora en sábado? Eres un demonio.
—¿Ya lo olvidaste? SeokMin tiene partido hoy —Yoongi abre demasiado los ojos. Hoseok continúa hablando, ahora para sí mismo—: Que raro, parece que todavía no despierta.
Entonces, se oyen claramente las pequeñas y rápidas pisadas de SeokMin por todo el pasillo, exclamando con sus pies descalzos lo muy emocionado que se sentía el día de hoy. Hoseok, sin evitarlo, sonríe inconscientemente mientras niega con la cabeza ante la semejante energía de su pequeño. Ya estaba preparado para levantarse de la cama.
—No iré.
Hoseok se detuvo a medio camino, en dirección al baño, cuando Yoongi pronunció aquellas palabras. Giró sobre sus talones.
—SeokMin se pondrá muy triste, Yoonie.
—No lo creo. Ni siquiera intentó mencionármelo. Lo supe por boca de Cheol.
Hoseok frunce los labios, algo decepcionado por el comportamiento de SeokMin. Suspira sin más remedio, adentrándose al baño.
Por una parte entendía a SeokMin, su padre tenía la cara de un perro rabioso, y su forma lenta y profunda de hablar no le auxiliaba en lo absoluto. Pero desde que SeokMin nació, ese ceño fruncido y su seca manera de expresarse habían sido revocadas por unos ojos llenos de amor. Yoongi ama infinitamente a su pequeño, siempre fue un entusiasta de los niños, cuando supieron de la existencia de SeokMin a Yoongi no le cabía la felicidad.
Hoseok atesora aquellos días con mucho amor.
—¡Voy a saltar tan alto como Michael Jordán! —gritaba un efusivo SeokMin con su pelota de basquetbol arriba de su cabeza y de pie sobre el sofá de la sala.
Hoseok de vez en cuando le echaba un vistazo desde la puerta de la cocina y le sermoneaba cuando lo atrapaba saltando en los sillones.
—¡SeokMin, vas a caerte!
—¡Appa Hobi, voy a volar en el partido!
—Sí, mi amor, pero baja de ahí —pidió por cuarta vez, volviéndose a la estufa.
SeokMin no escuchó a su padre y prosiguió brincando en los sofás de la sala. Saltaba de uno en uno, imaginándose a sí mismo encestando todos los pases y con el trofeo en sus manos mientras sus compañeros lo idolatran. SeokMin no había dejado de pensar en aquello desde que despertó.
—¡Dokyeom, cuidado!
SeokMin no había prestado atención a su camino por andar dentro de una fantasía y dio un último salto en la orilla del sillón. Su caída era una segura picada hacía el suelo, de no ser porque su padre Yoongi lo atrapo a tiempo. El pequeño susto lo obligo a abrazar a su padre, quien parecía igual de espantado que él. Yoongi lo apretó entre sus brazos y le acaricio sus castaños cabellos, aliviado de verlo entero y sin ni un rasguño.
—¿En que estabas pensando para lanzarte de esa manera, SeokMin? —lo cuestionó su padre después de bajarlo. Se había puesto de cuclillas para quedar a la misma altura, encontrándose con sus tiernos ojos de bebé.
—P-Perdón —susurró, apenado, y con los ojos llenos de lágrimas. No tardó mucho en soltar su llanto, lo que termino agobiando a Yoongi, pues quería ayudarlo pero ya sabía que todo eso era a causa de su presencia.
—¿Qué ocurre? ¿Por qué esta llorando SeokMin? —pregunta Hoseok al salir de la cocina, limpiándose las manos con un pequeño trapo que usa para eso mismo.
Yoongi suspira de manera exhausta y mantiene las palabras dentro de su boca, dándose media vuelta para dirigirse a la cocina. No se necesitaba ser un genio para saber que SeokMin lloraba porque estaba muy cercas de él. Aquello le causaba amargura y tristeza.
Hoseok se arrodillo frente a su hijo y retiró sus manitas de la cara, pidiéndole con una voz tranquila y amorosa que lo viese a los ojos. SeokMin lo hizo, pero no dejaba de llorar.
—¿Appa Yoongi te hizo algo malo?
Como si de cerrar la llave se tratara, las lágrimas de SeokMin se detuvieron al instante, y aquellos ojitos rojos e hinchados vieron incrédulamente a su padre Hoseok. Él sonrió, divertido con la expresión en su rostro.
—Bueno, bebé, si tu padre no hizo nada que pudiese lastimarte, no tienes por qué llorar, ¿cierto?
SeokMin lo dudo, pero acabó asintiendo. Hoseok quería pensar que asintió porque entendía sus palabras, y no porque solamente se trataba de él transmitiéndole confianza.
Como sea, ya estaba resuelto el asunto.
Después del desayuno, SeokMin brincaba por todas partes de la casa mientras esperaba a sus padres que todavía se encontraban en el segundo piso. Escuchó unos pasos en las escaleras y divisó a su padre Hoseok usando una combinación extraña de prendas pero que a él le lucían espectacular. SeokMin siempre ha pensado que su papá tiene estilo para vestir.
Hoseok abrió la puerta principal y a SeokMin le pareció extraño. Miró las escaleras y se percató del hueco silencio que estas emitían.
—SeokMin, se va hacer tarde.
—¿Appa Yoongi no vendrá?
Hoseok se sintió gratamente sorprendido. Apretó los labios, ocultando una brillante sonrisa.
—B-Bueno... Digamos que espera de una invitación.
—Pero tío Coups se lo dijo.
—Se lo dijo, más no lo invitó.
SeokMin trata de esconderse entre sus hombros, decolorándoseles las mejillas. Es cierto que su padre es aterrador, pero eso no quería decir que él no lo quisiese ver durante su partido. Le gusta compartir los mejores momentos de su vida con sus dos padres.
—Voy... —murmura con cierto desgane. Sube las escaleras, cabeceando por mero dramatismo. Frente a la puerta del estudio de Yoongi, SeokMin se atreve a girar el picaporte y asomar su pequeña cabeza. —Appa Yoongi, lo estamos esperando. —Cierra la puerta y corre a toda velocidad de regreso con su papá Hoseok, ganándose un pequeño regaño por bajar las escaleras tan rápido.
Arriba, en el estudio, Yoongi no podía creer lo que sus oídos escucharon. Quería llorar de la emoción, pero no tenía tiempo para esas cosas. Lo primero que hizo fue guardar las partituras de la canción en la que estaba trabajando y corrió en tiempo record hacia su habitación para arreglarse. Puede que haya sido exagerado de su parte hacer un desorden solo por encontrar las prendas perfectas para ir a apoyar a su hijo en su partido, incluso perfumarse para la ocasión. Pero no lo juzguen, su hijo lo fue a buscar, ¡no era cualquier cosa!
Bajó casi saltando las escaleras y con una enorme sonrisa le hizo saber a sus parientes que ya estaba preparado. Hoseok negó con su cabeza, fulminándolo con la mirada.
—¿Qué? —pregunta Yoongi.
—Acabo de decirle a SeokMin que sea cuidadoso al bajar las escaleras y tú... —Yoongi lo caya con un beso. No quiere que nada en el mundo arruine este día.
La familia Jung fue bien recibida por Jeonghan cuando llegaron al estadio donde sería el partido, sobretodo Yoongi, pues al chico de cabello largo le era asombroso verlo ahí. Jeonghan le hizo saber a SeokMin dónde se encontraba SeungCheol con el equipo para que el pequeño se dirigiera a esa misma dirección. El esposo de Jeonghan es el entrenador del dichoso equipo y su hijo Jungkook es parte de él. Jeonghan también fue quien guió al matrimonio Jung a las gradas, específicamente a su lado.
—Me alegra mucho que vinieras, Yoongi —dice Jeonghan con toda honestidad, él pensó que estaría ausente después de lo sucedido.
—SeokMin lo invitó —presume Hoseok.
—¡Woah! ¿De verdad?
—Sí —asiente Yoongi con su sonrisa al límite y la mirada perdida en el escenario. No iba a perderse ni un momento del partido, Yoongi es un aficionado al baloncesto. Cuando supo que a SeokMin le apasionaba el mismo deporte, no dudo nada en inscribirlo a un buen equipo, casualmente al que SeungCheol lidera. SeungCheol es reconocido por ser un buen entrenador, su capacidad le permite entrenar ligas mayores, pero prefiere trabajar con niños.
Después de una hora, el partido dio comienzo y el equipo de SeungCheol llamado "Canguros" se mostró en el área de juego. Hoseok y Jeonghan aplaudieron con entusiasmo y gritaron pequeñas palabras de aliento a sus hijos, como los padres del resto de los jugadores, pero Yoongi fue todo un espectáculo: Gritos, aplausos, brincos; Mentiría si dijera que SeokMin no se sintió avergonzado.
Sus rivales, los "Titanes" se mostraron en la cancha unos segundos después, un equipo de niños mayores entre los 7 y 8 años, inclusive de una gruesa masa muscular. Su porra fue todo un caos que hizo a más de uno estremecerse, los padres poseían pulmones de acero, casi provocaban un temblor con su estruendo.
—Presumidos —espeta Yoongi, cruzándose de brazos y con el ceño fruncido—. ¡Y mira a esa bola de grasa! ¡¿Cómo se atreve a marcar a mi pequeño?!
Hoseok miró mal a su esposo, pero él se encontraba ocupado mirando el partido, analizando cada detalle. SeungCheol les dio indicaciones a sus chicos antes de que sonara el timbre y comenzara el partido, las cuales acataron, pero no había mucho qué decir, ellos sabían brillar en equipo como individualmente. Durante todo el partido se podía escuchar los eufóricos gritos del equipo rival y los de Yoongi apoyando a su hijo. En la segunda mitad, Hoseok y Jeonghan se unieron a la porra, ya que los Canguros no habían logrado encestar a causa de los constantes bloqueos de los Titanes y todo porque ellos eran un poco más altos, pero ellos tampoco podían tirar ya que les robaban el balón reiteradas veces. Cuando llegaron al cuarto tiempo, se dieron cuenta que el partido sería decisivo sólo por 2 puntos.
—¡Vamos, Dokyeom! ¡Quítate ese pez globo y encesta! —gritaba Yoongi, con sus manos a cada lado de su boca. Estaba frustrado y completamente molesto porque su hijo no había podido encestar ni una a causa de aquel niño gordito.
—¡Yoongi! ¡Deja de llamarlos así! —lo regaño Hoseok nuevamente. La forma despectiva en la que llamaba al pequeño niño regordete lo estaba fastidiando, y también que usara ese raro apodo en SeokMin. —¿Qué voy hacer contigo? —Jeonghan se rió un poco de la escena.
SeungCheol también estaba estresado porque su equipo parecía incapaz de huir de los constantes bloqueos de su rival, aunque era inevitable, eran mayores y más altos. Lo mejor sería dejar libre a Jungkook, que es la escolta, para que logre un tiro libre de larga distancia o que SeokMin, el cual su puesto es alero, logre burlar aquel corpulento chico y lance un tiro corto. Sólo tenían dos posibilidades durante los 8 minutos que quedaban de juego.
El último tiempo muerto que había pedido SeungCheol había acabado y los niños ya sabían qué hacer. La jugada fue difícil, pero lograron burlar un poco al equipo y que Jungkook quedará libre. La base lanzó el balón y Jungkook lo atrapó, dio un salto y dirigió el balón a la canasta. Como cámara lenta, el balón voló por los aires, pegando contra el muro del aro, después en la esquina del aro, para después caer fuera. Las esperanzas cayeron estrepitosamente, los 50 segundos restantes del juego corrían veloces hasta el 0, el tiempo extra sólo destruiría el espíritu del equipo y perderían...
—¡DOKYEOM!
SeokMin vio el balón caer hasta su encuentro, sus pequeñas manos lo atraparon y enseguida apunto al aro. Aquel chico regordete que no dejaba de fastidiarlo se posiciono delante de él, sonriéndole con malicia. SeokMin perdió la paciencia.
—¡Quítate de mi camino, pez gordo!
Con aquel insulto, el rival se sintió un poco desorientado, dándole la oportunidad a SeokMin de pasar su bloqueo y lanzar la pelota. El marcador llego a cero, pero el balón seguía en el aire, dio vueltas en el aro pero cayó dentro. El timbre sonó y los gritos eufóricos de los espectadores despertaron al equipo ganador. Los niños corrieron hacia SeokMin e hicieron una gran bola humana, abrazándolo. SeungCheol se acercó con una sonrisa preciosa en el rostro y levantó a SeokMin, quién alzaba sus brazos y gritaba contento.
—¡Ese es mi hijo! ¡Es mío! ¡Mi hijo! ¡Mi pequeño encestó! ¡Mi pequeño encestó!
Hoseok comenzó a reír al ver a su esposo, el hombre no dejaba de presumir a su pequeño y de gritar mucho. SeokMin volteo hacia ellos y alzó su pulgar. Hoseok respondió inmediatamente al gesto, con sus dedos arriba también, y lo felicito. Yoongi también felicito a su pequeño, lo ha hecho desde que metió el balón en el aro, pero esta vez aplaudió con fuerza y le mostro el puño.
—¡Lo hiciste increíble, Dokyeom!
SeokMin quedó mirando a su padre unos segundos y sonrió a medias. Observo su manita y luego le mostro el puño también, como si chocaran estos. Aunque a SeokMin le aterre su padre, le dio una especie de satisfacción tenerlo en el partido, de no ser por él no habría reaccionado y jamás hubiese insultado a un niño. Todavía le da miedo, pero se alegra de haberlo invitado.
¡hola, hola!
tengo que agradecerles muchísimo. estoy completamente anonadada al ver más de 400 lecturas cuando no podía alcanzar ni las 80. fue muy duro conseguir lectores, pensé que me habían ignorado en el grupo, ¡pero llegó aquí y me encuentro con mucho amor!
¡MUCHAS GRACIAS POR LA OPORTUNIDAD!
voy a trabajar muy duro para que esta historia sea de su total agrado, es mi primer fanfic Sope y en serio quiero darlo todo.
Espero que les haya encantado el capítulo, fue más largo de lo que imagine.
Les mando muchos besos y abrazos.
bye, bye
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