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Capítulo 2.

—¡Cariño! ¡Hemos vuelto!

SeokMin se adentra a la casa a pasos veloces mientras Hoseok cuelga la chamarra de su hijo en el perchero de la entrada.

—¡Yoongi, ya estamos de regreso!

—No lo escucha, appa. Está trabajando —responde SeokMin frente al televisor. A esa hora comenzaba su programa favorito.

—No, no —Hoseok toma el control remoto y presiona el botón rojo de inmediato. SeokMin iba a reclamar cuando su padre habló—: Primero sube tus cosas, SeokMin, y dile a papá que ya llegaste.

—Pero está en su estudio.

—Lo sé, cariño, pero de cualquier forma tienes que subir a decirle que ya estás aquí. Me tengo que ir al trabajo —Hoseok aprieta las mejillas de su pequeño y le da un beso en la frente—. Te amo, SeokMin. Appa Yoongi no ha de tardar.

Hoseok sale de su hogar tan pronto como puede, llevándose consigo una mochila con ropa, toallas, agua embotellada y sus zapatos deportivos.

Hoseok es un reconocido coreógrafo de la empresa PLENDIS Entertainment, ha creado las mejores coreografías que nadie más ha visto, siempre tan estricto con el desempeño de sus aprendices pero a la vez lleno de pasión por el arte de la danza.

Solía llevarse muy seguido a SeokMin al trabajo para evitar algún suceso con Yoongi, pero después de analizarlo con cautela, comprendió que su hijo jamás reconocería a Yoongi si se "ahorran ese problema". Lo mejor es que convivan lo más que se pueda, mínimo que sientan la presencia del otro. Es cierto que nada ha cambiado, ni siquiera han logrado mejorar su relación, pero Yoongi al menos es feliz teniendo a su hijo en casa mientras él se encuentra fuera.

Recurrentemente su trabajo varía el horario, nunca se sabe la hora de entrada y salida de sus empleados, tampoco era abusivo. Por petición, Hoseok entra en la tarde, ya que es el encargado de llevar a SeokMin a la escuela y traerlo de regreso a casa, pero su hora de salida podía ser impredecible. Yoongi, por el contrario, trabaja en casa casi por completo, naturalmente empieza en las mañanas para tener la tarde libre, por lo que es el encargado de cuidar a SeokMin cuando Hoseok no está, también de algunas tareas del hogar.

El cuidado de SeokMin fue creado también por la necesidad. El más emocionado ha sido Yoongi, porque es una oportunidad para él. Hoseok también se alegra por Yoongi, pero extraña muchísimo ver a su pequeño tratando de imitar sus coreografías.

Alrededor de las 4:00 pm, Yoongi decide tomarse un descanso. Recarga todo su peso en el respaldo de la silla giratoria y estira brazos y piernas hasta que deja salir un pequeño jadeo de alivio. Ve las partituras de su canción y sonríe al ver que ya casi esta completa. Aún le faltaban unos ajustes y la letra (por supuesto) pero todavía se encontraba a tiempo de la fecha límite.

—¡Jake! ¡Tenemos que salvar a la dulce princesa! No se agüite, compañero.

Yoongi escuchó muy a penas la voz de uno de los personajes preferidos de su hijo, conocía la caricatura porque también es un fanático de la serie. Guarda las partituras de su canción y se encamina de inmediato a la sala. Antes de bajar los últimos escalones, puede divisar a su hijo a la distancia. SeokMin veía el programa muy cercas del televisor, lo que a Yoongi no le gustó. Estaba sentado en el suelo con el uniforme escolar puesto y su mochila descansando en el sofá. No quería sonar como un padre estricto a las reglas, pero lo es, sólo que nunca ha salido de su boca algún tipo de reprimenda hacía su pequeño. Naturalmente le dice a Hoseok qué decir para educarlo porque si él habla entonces estaría acabado.

—Dokyeom.

El niño inmediatamente apaga el televisor y da media vuelta mientras se levanta del piso.

—Hola...

Yoongi le regresa el por poco inaudible saludo de su pequeño con un ademán.

—Creí que te habías ido con tu padre.

—No.

—¿Y por qué no me avisaron?

—Tenía prisa.

—Sí, pero tú... —SeokMin agacha la cabeza y aprieta con ambas manos la orilla de su chaleco verde—. Olvídalo. De haberlo sabido habría bajado hace una hora. ¿Tienes hambre? ¿Quieres hot dogs o hamburguesas?

—Appa Hobi dice que eso no es comida sana.

—Lo sé, pero tu padre no está aquí. Divirtámonos un poco, cariño.

—No quiero —dice SeokMin. Yoongi levemente inclina la cabeza a la izquierda—. No quiero a comida de appa Yoongi. —Luego toma su mochila y corre a las escaleras.

Yoongi recure con regularidad a la comida rápida a domicilio porque SeokMin rechaza la suya, acto que no es nada nuevo, pero dejó de llamar cuando su hijo se había enfermado del estomago (para ese entonces tenían más de dos meses seguidos comiendo chatarra). Cuando llevaron a SeokMin al consultorio, el doctor les había dicho que se debía a su alimentación (no era novedad) y Hoseok prohibió casi por completo las grasas saturadas.

Si fuera solamente su estomago ya habría llamado a la pizzería, pero está consciente de que SeokMin debía comer más saludable. No podía esperar hasta la llegada de Hoseok, ¡estaría loco!, tal vez sea uno de esos días cuando regresa hasta la media noche.

—¡Jeonghan! ¡Cheol! —exclama Yoongi con alegría cuando vio a los recién llegados.

—¡Tío azúcar!

Yoongi baja la mirada hasta toparse con el pequeño Jungkook, hijo del matrimonio que tiene enfrente. Pedía sus brazos como cuán bebé aunque prácticamente tiene la misma edad que SeokMin, pero Yoongi no se resiste ante sus tiernas acciones. Levanta a su sobrino hasta arriba de su cabeza y da un par de vueltas en su eje mientras hace sonidos de avión que divierten mucho a Jungkook. A Jeonghan casi se le sale el corazón.

—¿Cómo estás, Kook? —le pregunta después del pequeño juego, manteniéndolo en sus brazos. Jungkook sigue riendo.

—Bien, tío —responde. Yoongi deja pasar a la pareja al interior de su hogar. Cheol cierra la puerta y se encaminan a la sala.

—Y dime, ¿tu padre ya te enseñó a hacer tu tiro libre o voy a tener que ayudarte a perfeccionarlo?

—No, tío azúcar. Appa Coups ya me ayudo.

—¿Quiere decir que estamos listos para una revancha?

Jungkook levanta los brazos, emocionado.

—¿Appa Yoongi?

SeokMin se encontraba a dos escalones arriba, asomándose por encima del barandal.

—Seokson, hola —lo saluda Jeonghan dulcemente, con una sonrisa cálida, mientras SeungCheol le hace una señal con la mano para que se acerque. SeokMin permite que SeungCheol lo tome en sus brazos y sacuda su melena castaña.

—Seokson, ¿listo para el partido de mañana? —SeungCheol pone su puño y SeokMin lo choca con el suyo, que es más pequeño y delicado.

—Sí, tío Coups.

—¿Partido? —inquiere Yoongi, confundido— Dokyeom, no me dijiste que tendrían un partido.

—¿No lo hizo? —indaga SeungCheol pero enseguida regresa la mirada a su sobrino— Les dije que se lo comentaran a sus padres.

—¡Lo hice! —asegura— ¡Se lo dije a appa Hobi!

—Pero... tío azúcar es tu papá también, SeokMin, y mi appa Coups dijo que los dos debían saber —dijo Jungkook.

SeokMin baja su cabecita con la cara roja de la vergüenza y toma entre sus manos su camiseta naranja. SeokMin tiene el mal hábito de arrugar sus ropas cuando se siente nervioso o acorralado.

—Appa Yoongi estaba trabajando —se excuso.

—Pero, Dokyeom, sabes perfectamente que puedes entrar al estudio cuando necesites o debas decirme algo.

—Appa Hobi pudo decírtelo también —Yoongi quedó sin palabras.

—Galletita, ve con Seokson a jugar un poco en el patio trasero —propone Jeonghan para terminar con la situación incómoda en la que se encontraban—. Les prepararé algo rico, ¿sí?

Los menores asienten con la cabeza y son libres de los brazos de sus parientes. Corren a toda velocidad hacía la puerta de la cocina, la cual conecta con el patio trasero.

—Yoongi...

—¿En serio mi hijo no quiere que sea parte de su vida? —La voz de Yoongi sale entrecortada. Sentía un dolor asfixiante en la garganta que ni las lágrimas conseguían expulsarlo de él.

Jeonghan inmediatamente se acerca a su amigo y le da un fuerte abrazo. El matrimonio sabe que no existe manera de acabar con aquel dolor que día a día siente Yoongi por el rechazo de su hijo, pero son incapaces de abandonarlo o minimizar su situación ó sencillamente ignorarla. No se imaginan si un día Jungkook comienza a rechazarlos también, no tendrían la misma fuerza que Yoongi tiene. Él era de admirar, SeungCheol lo sabe, Yoongi ha sido fuerte a pesar de todo y ama a su hijo como ningún otro padre lo ha hecho.

—Puedo hablar con Seokson si gustas —SeungCheol le ofrece su ayuda como siempre, pero igualmente Yoongi la rechaza—. No, escúchame un poco, tal vez podríamos entender lo que pasa...

Yoongi se aparta de los brazos de Jeonghan con cuidado e interrumpe al primo de Hoseok.

—En serio, Cheol, muchas gracias, pero no es tan sencillo.

—Déjalo que lo intente, Yoongi. Mi esposo trabaja con niños, sabe de esto —dijo Jeonghan, apoyando a SeungCheol y animando a Yoongi a aceptar—. Pueda que Seokson tenga una razón para todo esto.

—Me odia, es todo.

—Primo, Seokson no te odia, ¿de acuerdo? —Lo apunta SeungCheol con su dedo— Nunca permites que los demás te ayuden y no has ganado nada tú solo. Deja que me encargue.

—Que no, estoy bien.

El silencio se mantiene por unos segundos. Yoongi no deja de ver a los ojos a SeungCheol y viceversa, como un par de rivales que quieren ganar un partido de basquetbol.

—Estamos aquí para ayudarte con la comida —Jeonghan se puso en medio, a la vista de Yoongi. Le sonreía con comprensión y calma, cosa que permitió a Yoongi descansar sus tensos hombros—. Hagamos eso.

—Gracias —hace una reverencia—, por todo.

NOTA
No saben lo mucho que estoy disfrutando de escribir esta historia. Tengo tantas ideas, tanto que mostrarles, espero que mi inspiración me permita desarrollar esta idea correctamente. Y también espero que les guste mucho. Gracias por leer y que el capítulo haya sido de su agrado.

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