
Capitulo 48: Las sombras de una mentira
-¡Abuelita Jung!
Ambos sonrieron cuando la mujer abrazó a la pequeña mientras decía lo mucho que la había extrañado, Jimin por su parte, dejó sus cosas en un buen lugar antes de acercarse a ella y abrazarla expresando lo mismo.
-Uh, tienes mucho que contarme hijo -le dijo tras el momento de separarse cortamente, sonriendo, asintiendo a ello con alegría-. Aunque primero deberíamos comer.
Tenía que admitir que regresar a Ulsan era un poco diferente ahora que sabía que tenía a alguien esperándolo en Seúl. Podía sentir a través del lazo la manera en la que JungKook los extrañaba, por lo que, tenía muchos motivos para regresar allá, pero primero tenía que resolver sus asuntos en esta ciudad.
¿Por qué alguien lo buscaría en Ulsan, si muy pocos conocían de su paradero?
Trató de comer y tener una charla amena, solo que, esa angustia que empezaba a embargarlo, de por sí resultaba en algo que no le gustaría transmitir a nadie. Cuando logró comer y hacer que SoYeon lo deje unos minutos a solas con la señora Jung bajo la idea de que debería jugar con sus amiguitos del lugar donde vivían antes; solo le quedó bloquear el lazo, pensar en que seguía estando solo, para así poder concentrarse en lo importante. Claro que JungKook lo era, pero no quería lastimarlo de esa manera.
Alguien lo buscaba. ¿Para qué? Era la pregunta que debía responder.
-Tranquilo cariño -ella le sonrió dulce mientras sostenía su mano tratando de calmarlo-. Sé que te hice venir de manera rápida, sobre todo cuando ya estás con alguien.
Sonrió bastante apenado, bien, eso lo calmó aunque sea un poquito.
-Solo... bueno, estoy aquí porque esa persona me busca -masculló-. ¿No le dijo exactamente quién era?
-Insistió en que era tu hermano mayor -la mujer formó una mueca y después resopló de molestia-. Por muchas negativas que le di, pasó más de dos horas esperando a que le dijera algo. Luego, de la nada se fue.
Miedo. Un sentimiento al que estaba acostumbrado pero que con la compañía de su Alfa había desaparecido. Ahora tenía que ser realista. Tal vez DuckYoung sabía más de lo que él creía; después de aquel furtivo e infortunado encuentro en el restaurante hace dos años y un poco más, siempre temió a la idea de volver a hablar con él, sobre todo cuando ni siquiera hizo lo que le sugirió aquella vez que las cosas terminaron muy mal para su persona.
-¿Era un hombre de buena apariencia, cabello castaño y con un traje bastante costoso? -cuestionó con curiosidad.
-No -ella negó mientras fruncía el ceño tratando de recordar-. ¡Cielos! No lo recuerdo. Pero no parecía ser una persona de esa clase. Quizá al único que había visto así es a JungKook.
-No, para nada. No son nada parecidos.
La abuela Jung le miró perspicaz.
-Hijo -sujetó sus manos de forma maternal -Jimin solo bajó un poco la mirada-. Entre mi hija y yo te hemos recibido con los brazos abiertos, te hemos dado muchas cosas y las has devuelto igual o más de lo que deberías. Jamás te hemos pedido que nos cuentes más allá de lo que sabemos, pero ahora -sintió la mano de ella en su mentón lo que le hizo elevar la mirada- debes ser un poco más sincero respecto a la persona que crees que te busca.
-De hecho... sí -podía sentir su labio inferior temblar-. Había pensado en mis padres, pero mi madre fue muy clara cuando dijo que no quería saber nada de mí -pasó saliva y después giró la mirada hacia algún punto fijo en aquella sala- y... la única persona que creo capaz de eso, es... del padre de SoYeon.
La señora Jung abrió los ojos de la sorpresa. Si bien lo había mencionado, siempre fue muy poco, siempre siendo tan reservado con ese tema, era claro las muestras de sorpresa.
-Dijiste que...-Haneul se aferró a sus manos- no sabías nada de él.
-Y no mentía -JiMin sentía su corazón latir con fuerza, como sus rodillas temblaban y las ganas de llorar regresaban-. Cuando le dije que estaba encinta, él... reaccionó muy mal. Me echó la culpa de todo a mí, que no debería traer al mundo a un bebé, me ordenó que me deshiciera del error que había cometido. Tuve que dejar mi hogar porque nadie me apoyó -sorbió su nariz, recordarlo, seguía doliendo bastante-. Quizá no merecía una ovación por lo que pasó, pero esperaba que al menos mis padres... pensaran en que yo... los necesitaba en ese momento.
-JiMin.
-A pesar de los años -sonrió con amargura mientras algunas lágrimas silenciosas se escapaban- sigo diciendo que fui un tonto al creer que él era la pareja perfecta que merecía todo lo mejor de mí. Creí en sus mentiras, caí muy bajo por su culpa... y cuando me rompió el corazón... todos me dieron la espalda.
-No, cariño -Haneul sujetó ahora su rostro y limpió sus lágrimas-. No tienes que llorar por un idiota así, él no tiene idea de lo que se perdió. Deja de enfocarte en lo malo... y piensa en todo lo que has logrado sin su ayuda.
-Lo sé. Pero también me hizo una advertencia -sorbió su nariz- una, que estoy seguro, es capaz de cumplir.
-¿Qué clase de advertencia?
-No quiero que me quite a mi pequeña -y JiMin se quebró, esa idea lo atormentaba en demasía-. Ella lo es todo... todo para mí. A pesar de que no sabe nada de ella, él... podría alejarla de mi lado.
-No. No lo vamos a permitir -fue envuelto en un abrazo maternal, de aquellos que recordaba muy poco, llorando en su hombro y siendo arrullado para que se calme-. Tranquilo.
-Dijo que haría de mi vida un infierno...-sollozó aferrándose a ese abrazo- y sé que es capaz de hacerlo. Sobre todo si eso involucra a mi pequeña. No... quiero que me la quiten.
Si bien creían que nadie los estaba escuchando, sumidos en su propio mundo de adultos, que olvidaron por un momento que las paredes y puertas a veces suelen ser delgadas.
"Mi papá... ¿es malo? ¿no me quiere?" se preguntó mientras soltaba la perilla con cierto susto.
Cuando terminó de conversar, buscó a SoYeon para que ambos puedan pasar algo de tiempo con la señora Jung, pero por mucho que la llamó, ella no aparecía. Teniendo en mente aquella idea, comenzó a buscarla preguntando a los pequeños que jugaban todavía, y respondieron que sí estuvo con ellos, pero luego se fue a su cuarto sin decir a qué iba.
Eso lo calmó un poco, se dirigió hacia aquella habitación que ocupó hace unas cuantas semanas, antes de que su mundo diera un giro tan importante. Tocó la puerta y asomó su cabeza notando que su pequeña limpiaba sus mejillas y observaba su ropa con tristeza, sentada en el sillón.
-¿Todo bien princesa? -cuestionó tras ingresar y cerrar la puerta.
-Sí... solo -la escuchó sorber su nariz, ella solía llorar muy poco, por lo que verla en esa condición provocaba que su corazón se haga chiquito- extraño a papá Jungkook.
Se enterneció, para después acompañarla en el sillón, la acercó hacia su pecho y besó su cabeza peinando su cabello.
-No estaremos mucho tiempo aquí, cielo -SoYeon se aferró a su suéter y asintió de manera suave-. Lo veremos muy pronto. Lo prometo.
-¿Tú extrañas a papá Jungkook?
-Mucho -sonrió al dar esa respuesta, no mentía, estando lejos ahora de él, se daba cuenta de la diferencia entre querer hacer todo solo y saber que cuentas con alguien-. Lo extraño tanto como tú, ¿por eso estabas llorando cariño?
La pequeña negó, provocando que frunza el ceño. Si hubiera recibido una pequeña afirmación, le habría sugerido llamar a Jungkook para que se tranquilice, aunque no descartaba la idea, primero tenía que saber por qué ella estaba llorando.
-¿Qué ocurre princesa? -la acunó en su pecho, todavía peinando su cabello, sintiendo como temblaba debido a sus sollozos.
-Quiero ir a casa, papito -habló apenas-. Ya no quiero estar aquí.
-Dijimos que llevaríamos algunas de tus cosas -al parecer ni siquiera su aroma estaba funcionando para calmarla-. ¿Te pasó algo? ¿Alguien te hizo daño?
¿Cómo decirle a un adulto que habías escuchado su conversación tras la puerta, cuando siempre te había dicho que esas conductas no son correctas?
SoYeon había ido con la idea de contarle que una de sus amigas, adoptó a un gatito muy lindo de color blanco y, si es que ellos podrían adoptar a una mascota, dudaba mucho de qué papá Jungkook le diga que no; sin embargo, cuando escuchó que hablaban de su papá (sin que sea papá Jungkook o su papito), que podrían alejarla de su papito y otras cosas más que no quería recordar, fue muy duro para una pequeña que apenas sabía quién era su verdadero padre, o que por lo menos le habían dicho que él la quería. En la mente de un niño, muchas cosas no tienen sentido, otras resultan curiosas y algunas pueden resultar en cosas que requieren de una explicación que no suelen pedir.
-No papito -volvió a negar y esta vez se levantó del pecho de su papito mientras limpiaba su carita, sorbiendo su nariz-. Es que... yo...-mordió su pequeño labio tembloroso y agachó la mirada- mira, mi amiga adoptó a un gatito... pero cuando yo te lo iba a contar... escuché de lo que estabas conversando con abuelita...
Jimin al principio consideró que se trataba de algo de niños, que tal vez ella quería una mascota también, pero luego de escucharla decir que había escuchado su conversación, sabía que ya no podía seguir disfrazando más las razones por las que no estaba al lado de su verdadero padre. Entre tantos temores, esperar por esa conversación no era de las que quería que lleguen antes.
-Mi amor, yo...
¿Qué le diría? Que no había querido mentirle de esa manera, que son cosas de adultos que no podía entender. Sí, SoYeon era pequeña, pero ya tenía en claro muchas cosas, él había jurado el día que nació que rompería con la forma tradicional en la que había sido criado; su pequeña no era tonta, menos alguien a que deba esconderle algo así. Una cosa era pensarlo, otra era hacerlo. Tampoco la regañaría, no fue su culpa.
-Perdón papito -limpió sus mejillas con las manguitas de su ropa y sostuvo su rostro, mirándolo con tristeza, como si esperara un regaño-. Yo jamás, jamás, jamás te desobedecería... no quise escuchar tras la puerta...
-Lo sé mi amor -peinó un mechón suelto y lo acomodó detrás de su oreja-. Sé que eres una niña muy obediente, inteligente y por sobre todo, mi niña especial -apretujó sus mejillas, tragándose el nudo que sentía en la garganta, queriendo ser el pilar que ella veía en él, porque si bien durante este tiempo no lo vio llorar, cuando era más pequeña... de alguna u otra manera le decía que no quería verlo llorar-. La razón por la que me despierto todos los días, la única mujer en el mundo que me ama, mi dulce estrellita fugaz.
La llenó de besos en todo su pequeño rostro, limpiando sus lágrimas con sus manos mientras decía lo mucho que la amaba. Buscaba hacer que se sienta bien, que piense en sus palabras lindas y no en aquellas cosas que escuchó.
-Ya papito -al fin la escuchó reír y apartar su rostro con sus manitos mientras sostenía sus mejillas-. Yo también te amo mucho, mucho.
-Vamos a limpiar tu carita y así vamos con tu abuelita, ¿te parece? -cuestionó esperando que diga que sí, pero solo negó y besó su mejilla.
-De hecho, estaba pensando en...-infló sus mejillas antes de soltar un suspiro- ¿podemos llamar a papá Jungkook?
Asintió accediendo a su petición. Sacó del bolsillo de su pantalón su celular y ambos buscaron el contacto de Jungkook, que hace poco ella había cambiado como: "Papá HoSeok <3", pulsó el altavoz y esperaron a que tomara la llamada. Los pitidos tratando de conectar la llamada terminaron y el mensaje de: "El usuario que trata de conectar no se encuentra en línea, puede dejar un mensaje" los recibió causando gran sorpresa. Él poco o nada solía tardar en contestar, volvieron a insistir un par de veces más sin éxito alguno.
-Debe estar ocupado -dijo con una sonrisa, aunque SoYeon formó un pequeño puchero-. Princesa, sabes que tu papito tiene muchas cosas que hacer, de seguro llamará después.
Pareció entenderlo, porque después le pidió que vayan a ver a su abuelita, porque tal vez estaba preocupada por no verlos ahí. Aunque antes dijo que iría a lavarse la carita si es que no quería causarle más preocupaciones.
Ella quizá trató de no mencionar sobre ese tema que dejaron pendiente, pero si lo hablaría en algún momento, sería cuando tenga a su lado a Jungkook, porque estaba seguro de que no lo haría estando solo.
Un tercer amanecer. Aunque no pudo dormir demasiado, pensando en lo que había ocurrido. Siempre había escuchado que, por mucho que las mentiras traten de cubrirse, siempre éstas de alguna manera saldrán a la luz. No importa cuánto intentes hacer parecer que las cosas estén bien, no siempre lo están.
Sumándole a eso, el hecho de que su Alfa no devolvió sus llamadas, aunque intentó llamarlo un par de veces antes de dormir, tampoco hubo algún resultado bueno que no lo haga preocuparse. Escribió mensajes que tampoco fueron contestados. SoYeon le dijo que a primera hora tenían que intentarlo de nuevo, ella incluso se durmió más tarde de su hora habitual solo por querer escuchar un "buenas noches" de su papá. Considerando su horario, sus responsabilidades, JiMin no insistió por un día entero en el que hizo muchas cosas, desde guardar las cosas que llevarían y los papeles que le dijo que necesitaría para su pequeña, de a ratos le escribía o llamaba, pero luego decía que tal vez estaba ocupado para no recibir respuesta alguna.
¿Por qué Jungkook no contestó sus llamadas o respondió sus mensajes?
Y como si lo hubiera invocado de alguna forma, su celular comenzó a sonar fijándose en la pantalla que se trataba de su Alfa. Se levantó de la cama tratando de no molestar el sueño de su pequeña.
-Hola corazoncito -le decía con voz adormilada, incluso le escuchó bostezar-. ¿Te preocupé demasiado?
-¿Estás bromeando, verdad? -se quejó saliendo de su habitación solo para poder regañarlo- Porque si me dices que hablas en serio, apenas regrese, no sé qué sería capaz de hacerte.
-¿Besarme? ¿Abrazarme? ¿Montarme? Hay muchas cosas que puedes hacerme y no me quejaría. -Jungkook se rio y él se sonrojó después de escuchar lo último-. ¿Sigues ahí mi amor?
-Agradece que SoYeon sigue durmiendo -masculló avergonzado-. Eres terrible.
Continuaron conversando de lo que habían hecho del tiempo que no se vieron o hablaron, él pidiéndole perdón con que no había sido su intención dejarlos así, que había olvidado su celular en la oficina del restaurante y, que no había sido hasta la tarde de ayer que recordó que no lo habían llamado. Jimin le contó lo que había hecho también, aunque sin dar demasiados detalles.
-Pero lo bueno es que ya estarán aquí -Jimin sonrió- y podré tener a mis personas especiales en casa, cuidándome. ¿A qué hora crees que lleguen?
-No lo sé -respondió-. Todavía me faltan empacar algunas de las cosas de SoYeon, ella no quiere dejar nada -sonrió-. Incluso estoy considerando en contratar un camión de mudanzas.
-De eso no te preocupes amor. Yo me encargaré de enviarlo. Solo quiero que estés aquí conmigo. ¡Te extraño!
Siguieron molestándose hasta quedar una hora en la que él enviaría aquel camión y la hora que llegaría a Seúl. Sería por la tarde, después de despachar el camión de mudanzas. Jungkook dijo que volvería a llamar más tarde para hablar con su pequeña.
Y así fue, el día pasando tan rápido como empezó. Un viaje que realizó de manera corta para saber quién lo buscaba y no conseguir nada a fin de cuentas, siendo una pérdida de tiempo en ese aspecto, muchos de los que le conocían aseguraban que sí hablaron con alguien que dijo ser su hermano mayor, pero que no tenía las características con las que daba. Tampoco dieron mucha información porque no tenían mucho parecido, pero que lo mejor que podía hacer es estar atento a esa situación.
Lo estaría una vez regrese a su lugar seguro, en casa, con su Alfa.
-Esas cosas por allá por favor -señaló hacia los hombres que lo ayudaban a trasladar sus cosas, lo último de hecho.
Tal vez no tenía mucho que presumir, pero igual eran cosas que consiguió con su esfuerzo, más que nada para darle algo más a su pequeña hija que parecía estar atenta en la calle sin prestar atención a ellos.
-¿Qué ocurre? -preguntó cuando la llamó para que puedan recoger algunas cosas más e irse a casa, pero ella no le escuchó.
-Ese auto papito, sigue estacionado en el mismo lugar.
Levantó su mirada. Parecía ser verdad. Había visto ese auto ayer, desde que salió para realizar su búsqueda infructuosa hasta que regresó de comprar unas cosas que podrían compartir para la cena. Al principio creyó que se trataba solo de un auto que alguien dejó estacionado y que estarían regresando en algún momento. Pero ahora que se estaba yendo, le causó cierto temor.
Algo que desapareció cuando vio a un hombre rechoncho y con una sonrisa amable que los saludó e ingresó al asiento del conductor, para después mover su auto de aquel inusual parqueo. Extraño. Demasiado extraño.
-Debemos irnos cariño -volvió a sujetar la mano de SoYeon que asintió con notable alegría-. Ya nos esperan en casa.
-Y veremos a papá Jungkook -SoYeon saltó mientras seguía a su papá-. ¿Le puedo preguntar sobre adoptar a una mascota?
-Ya veremos cariño, ya veremos.
-Señor -llamó aquel hombre-. Tuvimos que movernos ya que esa persona está regresando a Seúl.
-De seguro ustedes, par de idiotas fueron demasiado obvios -contestó el jefe muy malhumorado- si no fuera porque tuve que regresar antes, los golpearía en este instante.
-Señor...
-Escuchen muy bien idiotas. Sepan a qué hora sale el tren que lo traerá de regreso -ambos se miraron algo confundidos-. Yo todavía tengo que resolver un asunto con alguien.
-¿Quiere que... le hagamos daño?
-Le tocan un solo pelo y yo haré que se traguen sus pelotas, sobre todo si tocan a la niña -masculló y al fondo se pudo escuchar como una mujer lo llamaba-. Solo síganlos. No los molesten, no sean obvios, sean sigilosos. Él podría darse cuenta.
Su jefe cortó la llamada sin darles oportunidad de responder a aquello.
-Me siento mal vigilando a ese Omega -confesó uno de ellos después de que se estacionaran frente a un parque-. Ni siquiera nos dijo porque teníamos que estar aquí.
-Ya conoces al jefe -respondió el hombre rechoncho que se dejó ver, fingiendo que había pasado por una larga visita para subir al auto y no llamar más la atención-. Tiene sus propios asuntos, al menos nos está pagando, agradece eso.
-Pero molestar a una familia así, me parece enfermo -el otro se cruzó de brazos pensando en la situación-. Si la señora no hubiera entrado en labor de parto, quien sabe lo que habría pasado si él confirmaba que ya no vivía aquí.
-¿Te importa? -le cuestionó con pesar- Ya te dije, son sus propios asuntos, no los nuestros. Lo que ese Omega y esa niña signifiquen en la vida del jefe, no nos debería importar.
-Pues a mí sí. Y no pienso seguirlos, me iré apenas lleguemos a Seúl.
-¡Escucha idiota! -lo tomó del cuello y lo empujó hacia un costado del asiento-. No conoces a Jun DuckYoung, ese hombre es peligroso, si le das la espalda es capaz de hacer lo que sea para que recuerdes tu lugar.
Su compañero lo soltó y se frotó el cuello, no podía quejarse porque le ganaba de cierta forma en fuerza. Al final, solo era parte de su trabajo, así tengan que seguir a una familia que poco o nada era consciente del peligro que parecía rodearlos.
Holiis, traigo un capítulo por acá para daros una explicación del por qué no he actualizado. Y es que esta historia me toma mucho adaptarla, no sé por qué, además la autora tiene esta historia "pausada" ya que no está actualizando y por ello tampoco quiero que os quedéis es un momento importante pero intentaré poco a poco seguir actualizando. Gracias por la espera y espero os guste. Se despide:
–almin♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro