Capítulo 4: Adorable secreto
Los días transcurrieron como si nada y que gracias a su nuevo trabajo había conseguido más que un buen sueldo y algo de tiempo para estar en casa con un horario de acuerdo a sus necesidades. Si bien no le pagaban en el día, por lo menos algunas propinas le servían para comprar cosas que faltaban para el día siguiente.
Después de aquel incidente con aquel cliente, creyó por completo que no había durado ni dos horas, pero el señor Jeon pareció entenderlo sin necesidad de explicar su situación; no lo conocía del todo, pero estaba seguro de que alguien así sonaba irreal. Al final se trataba de un hombre que no tenía ni un centavo para pagar lo que comió y sólo iba a los restaurantes a cobrar por algo así, al menos eso les informó cuando terminó de hablar con ese hombre, aunque hablar no había sido lo único que hizo.
Jimin estaba maravillado con ese trabajo, e incluso tenía planeado estar en los próximos turnos nocturnos para ganar un poco más, solo que el señor Jeon le dijo algo que lo hizo aterrizar en la realidad.
-Se supone que eres un estudiante, tienes que prepararte más y no sólo trabajar. Sé que el dinero es importante, pero no te descuides de algo que es para tu futuro.
Existía una pequeña verdad en eso, no podía olvidar que tenía otras responsabilidades, su tiempo estaba calculado y apenas podría con dos turnos. A veces sentía que le hablaba un señor con mucha experiencia en la vida, y no un señor de veintiocho años. ¿Qué cómo sabía todo eso? Jang MinHye no se callaba nada sobre las cabezas del restaurante en el que trabajaba.
Sabía muchas cosas de las que no pidió información y aún así parecía que sí las necesitaba para entender al señor Kim SeokJin y Jeon Jungkook en muchas cosas.
Su turno terminó, mientras se cambiaba escuchaba a sus demás compañeros y compañeras hablar sobre muchas cosas poco interesantes, hasta que algo llamó su atención.
-Escuché que el señor Jeon traerá a cenar a su pareja, ya sabes, al Omega que siempre dice ser su amigo.
Algo nuevo que sabía, el señor Jeon no estaba soltero como hacía parecer. Tal vez por eso le hablaba de manera tan centrada, y aunque tenía solo una semana trabajando, parecía que tenía la tendencia de ser así que amable con todos por lo qie sentirse especial, no entraba en esto.
Aunque él no era nadie para opinar sobre algo así.
Se despidió de todos ellos y tomó su bolso en donde guardaba su ropa de cambio y su almuerzo brindado por el restaurante, no comía ahí hasta llegar a casa y tenía que apresurarse, salió sin notar a su jefe o a alguien en la recepción. Encongiendose de hombros, retomó su camino saliendo así del local.
Era habitual que no hubieran tantas personas caminando después de la tres de la tarde, por lo que incluso tomar el bus no sería tan molesto como en las horas de la mañana. Revisó su pequeño celular esperando algún mensaje pero no había nada, por lo que esperaba llegar a casa y que todo estuviera en orden sin preocuparse demasiado.
El bus llegó a su parada y se estacionó esperando que algunos bajen o suban, después llamaría para percatarse de todo.
Caminaba dos cuadras antes de llegar a su casa, o habitación de tamaño mediano en alquiler, solo que tenía que caminar con cuidado sin necesidad de llamar la atención de la dueña de la casa, esa mujer lo odiaba porque no pagaba a tiempo, y claro, por otras cuestiones que lo mejor era no hablar.
Le fue inevitable no soltar un suspiro cuando pudo ingresar a su habitación sin que saliese esa mujer. Escuchó risas tanto de su amiga como las de su pequeña hija de apenas 5 años, la razón por la que podría soportar muchas cosas por verla sonreír, con tan sólo 25 años ya sabía lo que era una caída de realidad cruda y sin tapujos.
-¡Ya llegué!- anunció logrando que las risas se detengan y empiece a escuchar susurros cuando se quitó los zapatos y entró con los pies descalzos a su pequeña sala, sonrió- ¿Dónde están?
-¡Bu! -salieron exclamando de su escondite, él solo sonrió mientras se sentaba en el suelo, su hija lo miró con reproche- ¡Papito!
-Oh perdón -se acostó en el suelo, sí, le gustaba exagerar las cosas más simples solo porque ella se sienta bien.
ByulYi tomó a la pequeña en brazos y rió mientras se acercaba al cuerpo de Jimin para después patearlo ligeramente en sus piernas.
-Papá no debería estar durmiendo cuando su hija está esperándolo desde hace mucho tiempo - Jimin volvió a sentarse, pudo dejar su pequeño bolso a un lado cuando la pequeña pidió ir con él-. Deberías hacer que vaya a clases, ya tiene 5 y es una niña muy inteligente.
-Lo sé, pero no tengo suficiente para pagar una buena escuela -sonrió mirando a la pequeña para hablarle con ternura-. Además, con lo traviesa que es, papi tendrá muchos problemas.
La pequeña Park SoYeon solía hablar muy poco, apenas articulada algunas palabras y esto no era porque le hicieran algo o no tuviera la suficiente estimulación para hacerlo, desde que dijo sus primeras palabras y fue aprendiendo, estas solo eran para decir cosas sencillas o que la molestaban. Tal vez a eso se refería ByulYi con que tenía que asistir a clases y Jimin se sentía culpable por no darle lo más importante que necesitaba.
-De nuevo esa expresión de culpabilidad -ella se sentó en el piso observando a ambos-. Vamos Jimin, lograste algo que muchos le tienen miedo y pocos consiguen, eres un papá excelente.
Su hija le tomó de la mejillas y besó su frente, como si con eso le dijera que todo estaba bien. Jimin devolvió el gesto sonriendo.
-Bien- sentó a la pequeña a su lado y sacó su comida del bolso- todavía no está frío y podemos comerlo.
-¡A comer! -gritó la pequeña logrando las risas de los dos adultos.
Mientras iban comiendo Jimin conversaba con su amiga sobre lo que había hecho, mañana tendría que quedarse en casa y trabajar por la tarde ya que ella tenía mucho que hacer en la universidad.
-Gracias ByulYi, cuidas a SoYeon cuando no es una responsabilidad tuya -susurró mientras la pequeña jugaba con una muñeca que le regaló ella-. Debes pensar que soy un aprovechado.
-No metas palabras en mi boca -ByulYi lo golpeó ligeramente -SoYeon es una niña adorable, y se que por muchas razones no dices que ya eres papá, así que ayudarte es lo menos que puedo hacer.
¿Quién negaría algo así? Ser papá es lo mejor del mundo y sentirse orgulloso es lo mejor que se puede hacer, pero la realidad es muy diferente, lo sabía muy bien. Nadie aceptaba del todo que alguien joven sea papá soltero, la discriminación no sólo sería para él, sería también para su pequeña niña y no soportaría verla sufrir.
Con tan sólo 19 años había "metido la pata" convirtiendose en papá a una edad muy joven emocionalmente. No tuvo el apoyo que esperaba y solo obtuvo el sentimiento de desprecio por parte de los que más amaba, hasta del idiota que simplemente lo tuvo para un tiempo esperando algo que obviamente nunca llegó.
Caminó solo por muchos días, sin comida o sin tener un lugar en el que pueda dormir siendo las calles su único lugar. Tuvo muchas oportunidades de hacer algo que consideraba malo, la desesperación le estaba ganando y ya no podía más con tanto rechazo. Comía sólo unas dos veces a la semana cuando había comida gratis por las obras de caridad, ahí conoció a ByulYi, la única persona que que le extendió la mano en el momen que más lo necesitaba.
Estuvo durante su embarazo y el crecimiento de su pequeña hija, Jimin le debía mucho, aunque ella negara que esto no le molestaba repitiéndose cada vez las mismas palabras, él estaba seguro de que como Omega ella olvidaba por completo que tenía una vida de la que preocuparse, estaba seguro de que eso deseaba ella pero no se lo decía.
Jimin ya no quería que su hija y él signifiquen un peso innecesario en la vida de una persona.
-Intenta hablar con tu jefe, dudo mucho de que te niegue algo si sabe que eres papá.
-No, suficiente hace con dejarme trabajar de acuerdo a lo que puedo -soltó un suspiro y sonrió- es una buen persona, y ya bastante me aprovecho de las buenas personas.
ByulYi no diría nada con respecto a lo que sentía, por mucho que ella intentara hacer que entre en razón no lo lograría. Jimin sabía de lo que estaba hablando, al menos eso pensaba.
Cuando la mañana llegó y se despertó mucho más temprano de lo habitual, observó a su pequeña hija que dormía plácidamente en la cama improvisada. Esperaba que algún día pudiese darle todo lo que ella se merecía, una niña no podía seguir pasando por tantas malas situaciones, eso era su pensamiento, ella merecía todo lo mejor del mundo.
Escuchó que golpearon unas dos veces la puerta de su habitación, están seguro de que la mujer no lo dejaría hasta que pague el mes que debe, sin embargo decidió omitir su presencia dedicándose así a preparar el desayuno. ¿Estaba mal hacerlo? Claro, pero bastante había tenido como para discutir con ella tan temprano.
Gracias a las propinas logró tener más que leche para darle a SoYeon, logró comprarse algo de huevos y harina, intentaría preparar algo decente para que ella coma más, ya que estaba en crecimiento y tampoco quería que se enferme.
-Papi -escuchó decir a su pequeña a manera de queja-. Papá.
Se acercó a ella dejando de lado su pequeña labor, la pequeña al sentir su aroma se calló para abrazar a su oso de felpa. Jimin estaba seguro de que su hija no solo necesitaba de su presencia para estar feliz.
Como le hubiera gustado, darle una familia de verdad, una en la que no falte nada y el amor sobre.
-No es momento de autocompasión Park Jimin, las cosas siempre se dan por algo -dijo para sí intentando no llorar, por lo que después retomó su labor de preparar el desayuno.
Holiiis, creo que lo primero que debería decir es que lo siento, siento no actualizar, la verdad es que me pasaron varias cosas y después vino el insti de nuevo y estoy muy atareada.
Prometo actualizar más seguido, muchas gracias por esperar y por el apoyo. Se despide:
—almin♡
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