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Capítulo 35: No diré adiós

Sin querer, habían formado una rutina interesante.

Desde esa noche, Jungkook casi no regresaba demasiado a su cuarto de habitación del hotel porque se quedaban hasta muy tarde conversando. Jimin se mostraba un poco más confiado con él, siempre sonriendo al contar lo que más le causaba gracia sobre las anécdotas de su adolescencia o la manera en la que Hoseok había sido como un hermano mayor sobreprotector. Verlo sonreír era bueno, demasiado que dolía.

Porque cada día que pasaba, lo tenía atesorado en un lugar especial en su corazón, el tiempo pasaba muy rápido. La manera en la que SoYeon se apegaba a él y buscaba cualquier excusa para abrazarlo o estar a su lado, la forma en la que Jimin le agradecía por todo sonriendo y diciéndole que estaba bien, lo hacían sentir especial. Nunca se había sentido así con una familia. Tan tranquilo. Quizá era porque no solía pasar mucho tiempo con ellos, siempre alternando su vida cotidiana con sus pequeñas misiones; en cambio, sin desearlo en realidad, la familia Park en estas dos semanas se había vuelto su todo. Desde que amanecía hasta que llegaba la hora de decir: "buenas noches", un rayito de luz en sus días grises.

Pero, algún día todo eso terminaría.

No faltaban muchos días para que él se vaya cumpliendo la única condición impuesta por Jimin con anterioridad. Sí, había dos condiciones rotas por las que todavía no cobraba penitencia y estaba pensando en ello todavía, porque si bien le habían recordado a Jimin como se había portado con él frente a sus colegas... nadie, más que él, sabían de la manera en que se aferró a él en su habitación.

-¿Y cuándo regresas? -DongJu lo había llamado para decirle que algunos de sus casos estaban siendo atendidos por él, algo que agradeció ya que lo había olvidado por completo.

-A más tardar, pasado mañana. Tengo que dejar algunos papeles listos para Jimin y regresar a Seúl, tal como me lo pidió.

-No suenas muy contento con la idea -Jungkook sonrió un poco cabizbajo, a sabiendas de que su hermano no lo notaba-. Será difícil, pero la esperanza es lo último que se pierde. Puede que llegue a cambiar de opinión.

-Lo dudo -respondió con certeza-. Jimin no podría. Por alguna razón no quiere que permanezca mucho tiempo a su lado.

-Te haré la misma pregunta que te hice el día que decidiste ir allá, Jungkook. ¿Sientes algo por él?

¿Qué podría responder ahora? Un "no, estás confundiendo mis palabras" sonaba más a una excusa, un "no, solo es la nostalgia de dejar otro proyecto culminado" sonaba más frío e impropio de él. Responder un "sí, puede que sí" no le decía nada, un "quizá, ¿es normal desear abrazarlo? creo que sí" lo hacía sentir como un tonto.

-No lo sé DongJu... y me da miedo no saber lo que me pasa.

-Te espero en casa Jungkook. Ya no quiero decir más, cuídate mucho.

Estaba mal. Eso era. Tal vez la cercanía era lo que le estaba afectando, no tener su mente ocupada solo pensando en cualquier cosa que le podría causar a SoYeon, o esperar a recordar algo agradable para contar en la noche mientras disfrutaban de una taza de chocolate caliente junto con Jimin.

Serían los días más largos para él.

Con el pasar de las horas, la noche llegó y con mucho frío esta vez, SoYeon estaba abrigada pero se acurrucó a su lado en el sillón ambos cubiertos con una manta. El lugar donde Jimin vivía no era malo, solo que debido a los años y con constantes reparaciones, el frío era algo que llegaba a colarse en la propiedad, al menos era lo que le decía Jimin mientras preparaba algo para calentarlos.

El invierno se acercaba después de todo.

-¿Por qué es tan calientito? -la pequeña Park se abrazó a un más a su cuerpo, apoyando su carita en su estómago y riendo-. Papá Jungkook, ¿tienes hambre? tu pancita hace ruidos extraños.

Soltó una pequeña risa. Por alguna razón que no quería conocer, ella no dejaba de llamarlo así, intentó corregirle un par de ocasiones solo que, al ser la clara imagen de Jimin, su terquedad parecía ser heredada y siempre le decía: "Papá Jungkook". ¿Le disgustaba? Para nada.

-Haces muchas preguntas, pequeña -acomodó su pequeño gorro y la acercó aún más a él-. Supongo que hace esos ruidos porque tu papito está preparando chocolate caliente. Ñam ñam.

-¿Me dejarías escuchar los latidos de tu corazón, papá Jungkook?

Asintió ante aquella petición. SoYeon si parecía ser la clase de niña que no a todos podría gustar, demasiado melosa, pero era solo una niña que disfrutaba de esa compañía y sonreía a cada momento sorprendiéndose por cada cosa que hacía o aprendía. Cómo todo niño a su edad. Sus padres son lo mejor y el mundo era solo su patio de juegos.

Apoyó su cabecita en su pecho mientras se abrazaba en él, la recargó entre sus brazos y con una mano libre acarició su pequeña espalda peinando su largo cabello. Se sentía extrañamente feliz. Porque sería l manera en la que un padre abrazaría a su hija para que se sienta segura. Cielos.

-Su corazón late muy bonito -dijo SoYeon y sintió una sonrisa-. Hace tun, tun, tun, parecido a un tambor.

-¿Interrumpo? -volteó un poco la mirada al notar como Jimin sonreía y tomaba el lugar que la pequeña había ocupado antes- ¿Qué haces SoYeonnie?

-Escucho los latidos de papá Jungkook -se levantó un poco de su posición-. Ven papito, ¡escucha!

-Oh, no creo que tu papito quiera -Jungkook pasó saliva antes de continuar-. Además, solo accedí a qué tú lo escucharas. Solo es tuyo.

SoYeon negó y se cruzó de brazos.

-No, mi papito también tiene que escucharlo -ella volteó a ver a Jimin quien parecía divertido con la situación-. Papito.

-Si él no quiere, no podemos obligarlo -Jimin se encogió de hombros dándole toda la responsabilidad a él-. Dijo que solo quería que tú lo escucharas.

Estaba frente a dos tercos, Jungkook de eso estaba seguro. Jimin y SoYeon eran iguales en ese aspecto dónde ninguno daría su brazo a torcer hasta que por lo menos uno le diera la razón al otro o por lo menos llegaran a una especie de acuerdo.

Y estaba un poco asustado de la forma en que los conocía ahora.

-Está bien -suspiró rendido y bromeando- no me haré más joven esperando a que eso pase.

SoYeon celebró y volvió a su posición esta vez dejando un espacio para su papá. Esperaba que Jimin no accediera.

-Ven.

SoYeon tomó la mano de su papá y la puso encima de su pecho diciendo que ahí era su lugar para él y que así pueda escuchar los latidos de su corazón. No estaban muy separados físicamente pero había un espacio pequeño, cruzaron sus miradas y sonrieron un poco incómodos por ponerse en aprietos gracias a la pequeña.

A estas alturas, cualquiera pensaría que eran una familia de verdad.

-¿Puedo? -le preguntó Jimin sin quitar la mano de su pecho, sonriendo con cierta inocencia.

-Adelante.

Quizá su pecho no era lo suficientemente grande como para abarcar a dos personas en ella, pero si parecía ser más que suficiente para los dos Park. Cuando Jimin apoyó su cabeza ahí, intentaba no mostrar su nerviosismo, aunque quizá los latidos de su corazón lo delatarían. Sentía un calor muy bonito en esa parte.

-¿Por qué late tan rápido? -escuchó preguntar a SoYeon y en ese momento Jimin levantó su cabeza, alejando su mano-. ¿Estás bien papá Jungkook?

-Sí, sí, estoy bien.

-Serviré el chocolate -dijo Jimin levantándose y yendo hacia la cocina.

Después de explicarle a SoYeon que estaba bien y que no le pasaría nada, disfrutaron mucho de una conversación trivial en el que ambos adultos buscaban responder la pregunta de la pequeña Park intentando ser lo más serios posibles: ¿Existen los unicornios y porqué hacen popó de arcoíris?

Cuando llegó la hora de dormir, arroparla fue sencillo, dijo que estaba cansada y que esperaba mejores respuestas en la mañana. Como si fuera una jefa ordenando a sus empleados. De hecho, se los dijo, solo que no en esas palabras. Ella era su reina y los dos ahí sus súbditos, algo que aceptaron diciéndole que harían su mejor esfuerzo.

-Ya debería irme -Jungkook cerró la puerta de la habitación de la pequeña, en el momento que ambos salieron.

-Es temprano todavía -Jimin le dedicó una sonrisa-. Y no hemos conversado como lo solemos hacer. Aunque si está ocupado...

-Está bien, me quedaré -sonrió interrumpiendo las palabras del Omega-. Además, está haciendo un poco de frío, ¿no?

Se abrazó a sí mismo exagerando un poco su propia sensación, se fueron a sentar en ese sillón y se cubrieron con esa manta, sin embargo, en un extremo al otro del mismo. Si, preferían estar de esa manera, aunque a Jungkook ya le parecía demasiada modestia después de que lo llamara "cariño" y frotara su nariz con la suya.

"No, no, no", se refería en su mente a la espera de que alguno diga algo.

-Gracias -escuchó decir después de un silencio que no se le hizo incómodo.

-¿Por qué Jimin? -el aludido no le miraba a los ojos, de hecho notaba su sonrisa solo que miraba sus manos- Solo hice lo que te prometí, a estas alturas ya te quedó claro, de eso estoy seguro.

-Usted siempre tan modesto -Jimin rio y se giró para observarlo-. ¿Algo más que deba presumir?

-Déjame pensar. Hay muchas cosas que puedo presumir. ¿No soy adorable por eso?

-Yo diría que tiene una buena autoestima -intentó hacerse el indignado, aunque sabía que el comentario de Jimin no era malintencionado, le estaba siguiendo su broma.

-No solo yo -estaba tentando suerte, al final, ya existía suficiente confianza entre ellos, se acercó a él-. Conozco a cierto Omega que se atrevió a usar sus encantos. Quería corromper mi inocencia.

-Ya me había disculpado por eso y por todo lo que le hice -enarcó una ceja y se sorprendió de ver un ligero sonrojo.

No tenía que considerar como un buen deseo el abrazarlo otra vez y que apoye su cabeza en su pecho. Estaba mal. Además de que estaban volviendo a coquetear de manera inconsciente, ¿o no era así?

-¿Te disculpas incluso del abrazo que me diste? -preguntó algo que había pasado por su mente en voz alta.

-¿Hice qué?

-Ahora que lo pienso, sueles abalanzarte a mí cada vez. ¿Te gusto, Jimin?

Si ya lo había regado, de alguna manera sentía que hacía lo correcto. El Omega intentaba responder, al menos eso decía la forma en la que su boca se movía balbuceando para solo reírse en tono bajo, de nuevo sonrojado.

¿Esperaba un sí? Eso era demasiado codicioso.

-Quizá sea porque es demasiado suave, supongo. Me di cuenta cuando SoYeon me pidió que escuchara su corazón.

Aunque Jimin sonreía, no tenía idea de los estragos que causaba en su corazón. Su lobo aullaba complacido. Estaba feliz.

Sábado por la mañana.

Un delicado aroma llegó a su nariz, lo reconocía muy bien, cappuccino y nuez moscada. Sentía mucho calor pero no al grado de ser molesto y un peso singular que lo apresaba en la cama. Tranquilo.

¿Cama? ¿En qué momento se fue al hotel?

Abrió un poco los ojos, los delicados rayos del sol apenas cruzaban por la ventana. La habitación era pequeña, tenía dibujos pegados en una pared y la pintura desgastada apenas se notaba. Se sentía desorientado e intentó removerse, fallando en el proceso.

Una mata desordenada de cabellos estaba apoyando en su pecho, un brazo rodeaba su estómago y sus piernas estaban enredadas con las suyas y las sábanas. Un desastre. Soltó una exhalación de tranquilidad al ver que ambos estaban vestidos. Minuto. ¿Jimin lo llevó a su habitación o cómo terminó esto así?

Recordaba haberlo acompañado ya que le dijo que sentía un dolor en el vientre bajo, lo acostó y se quedó a su lado. Oh...

-Jeon...

La puerta de la habitación se abrió dejando ver a la pequeña Park tallando su ojito con una mano y en la otra sostenía el peluche que le había regalado.

-¿Papá Jungkook? -musitó ella soltando un bostezo, Jungkook solo sonrió.

La pequeña ingresó arrastrando sus pantuflas, cuando llegó al borde de la cama y notó que ambos estaban abrazados de esa manera, subió encima de su papá esperando encontrar un espacio en el cual encajar.

-Papito, yo también quiero abrazar a papá Jungkook -decía con voz adormilada mientras levantaba el brazo de su papá y se hacía espacio entre ellos.

-SoYeon, tu papá tiene el sueño muy pesado -susurró y se removió para que la pequeña se termine de acomodar-. ¿Dormiste bien?

-Sí -respondió la pequeña con notable somnolencia-. Creí que se había ido, suelo venir a molestar a mi papito por las mañanas. ¡Me alegra verlo aquí!

Y cuando terminó de decir eso, se acercó a su rostro y dejó un sonoro beso en su mejilla.

Probablemente fue eso o quizá fue el grito de emoción que emitió la pequeña lo que despertó a Jimin, rompiendo el abrazo y sintió frío. Con sus ojos adormilados los observó a ambos, sonriendo en dirección a su hija... mostrando sorpresa al verlo en su habitación.

-Papito, papito -dijo SoYeon sosteniendo el rostro de su papá con sus manos-. ¿Por qué papá Jungkook está aquí?

-Yo...

-Hacía mucho frío -interrumpió a Jimin quien todavía no parecía entender la situación- y... no me quedaría solo, ¿no?

Al parecer esa explicación fue suficiente para SoYeon quien solo se acurrucó en el pecho de su papá. No sabía si levantarse, irse y fingir que eso no había pasado o solo esperar a que algo más suceda entre ellos. Algo conversaban los dos Park y no participaba en ella.

-Ve corazón, yo te espero.

SoYeon sonrió y se levantó de la cama cantando con clara alegría. Ambos se quedaron a solas, tragó saliva.

-Jimin, yo no quería...

-Descuida -el Omega se continuó estirando en la cama y se rio- fui yo el que insistió en venir aquí. Creo que sí soy una mala influencia.

-Malo para mi salud, diría yo -respondió-. Espera, ¿esto amerita una penitencia?

Park solo sonrió y escondió su rostro en su almohada. Mierda.

-Bueno, usted ha cumplido con su palabra, el que lo rompió fui yo. Espero que lo que tiene en mente no sea malo.

Claro que lo tenía en mente, sería antes de irse. Como un pequeño recuerdo y secreto para él.

De nuevo el tiempo no era su amigo, el día se pasaba tan rápido entre la diversión, disfrutar del momento que, cuando llegó el domingo, tenía la intención de pedir un día más. DongJu le mencionó que ya estaba listo su pasaje para que pueda regresar a Seúl; tenía que hacer algo especial antes de irse.

-¿En serio iremos a comer helado? -los ojitos de la pequeña se iluminaron cuando les dijo que los invitaba a comer helado después del almuerzo.

-Si tu papá acepta, sí.

Ambos se quedaron mirando a Jimin formando un puchero con sus labios y esperando tener la expresión más tierna.

-¿Por qué hacen eso? -Jimin terminó asintiendo- Vamos, vamos.

Esa salida se sintió más especial. SoYeon no soltaba su mano, Jimin solo le decía que estaba siendo demasiado amable, creando un ambiente demasiado familiar que... era demasiado para Jungkook. Sumando lo que le dijo SoYeon al llegar a casa, algo que hizo que su corazón se sienta pequeño porque nunca esperó escucharlo a pesar de los años cuando no todos lo decían.

"¡Me gusta tenerte como papá!"

-Jimin, ¿podríamos salir tú y yo? -le preguntó después de recibir una visita de la señorita Whee-in al llegar- a solas.

-Si quieren, vayan, yo me quedo con SoYeon -apoyó Whee-in sonriendo y SoYeon asintió a sus palabras diciendo que se quedaría.

-¿Vamos? Es por algo importante -le sonrió, quería que Jimin le dijera que sí al final de cuentas, no quería despedirse.

La pequeña sabía que él en algún momento se iría, pero jamás le dijo cuando sería. No era bueno con las despedidas y tratándose de ellos, no sería capaz de decir adiós. Se iría por la noche, en el último tren que saldría a Seúl. Algo que Jimin no sabía. Quizá fue algo que aprendió.

-Bien, creo que se lo debo, ¿no?

Dentro de sí aplaudió, sin embargo, solo sonrió tomando un sobre que dejó en la tarde antes de esa salida. Salieron de ahí bajo el abrazo de la noche, sus abrigos los cubrían muy bien de aquella brisa fría, sería una caminata corta en el parque cercano a donde Park Jimin vivía.

-¿Qué era eso tan importante que me quería decir? -cuestionó Jimin con las manos en el bolsillo de su abrigo.

-Antes de eso, tomemos asiento -señaló una banca en la que ambos tomaron asiento, algunas hojas de los árboles bailaban al compás del viento-. Ahora que lo pienso, no fue mi mejor idea el llevarlos a comer helado -Jungkook se rio y extendió el sobre hacia Park.

-¿Qué es esto?

-¿Creíste que había venido hasta aquí solo para ser t-... un Alfa berrinchudo? -"Jeon Jungkook, ¿en serio le ibas a decir "tu Alfa berrinchudo"?"

-No entiendo.

-Jimin, hice algunos arreglos a los papeles que te hacían falta en la escuela y con el seguro de SoYeon -su sonrisa se hizo más grande cuando Jimin tomó el sobre con notable alegría-. Es lo menos que pude hacer en estas dos semanas, tuve un poco de ayuda, espero que ya no te molesten con eso.

-Yo... yo no sé qué decir. Esto...

-Me quedo con lo que pasó en estas dos semanas. Es más que suficiente.

Se alarmó cuando vio como unas lágrimas caían sobre las sonrosadas mejillas por el frío. De nuevo, tenía esa necesidad de abrazarlo y decirle que todo estaba bien. No sabía si se trataba de suerte o algo así, pero fue Jimin quien lo abrazo sollozando en su hombro.

-Jimin...

-No diga nada por favor -masculló Park y se separó un poco mientras trataba de limpiar su rostro-. Yo... es que... no esperaba que lo hiciera.

-Es un regalo -sonrió ayudando a limpiar las lágrimas-. Además quisiera que ya no tengas problemas con cosas tan básicas, te he visto sonreír tanto que preferiría que sigas así.

Se quedaron mirándose a los ojos bajo la luz de la luna, todavía sonriendo mientras Jungkook limpiaba esas lágrimas que ahora parecían hacer brillar los bonitos ojos del Omega.

-Me iré esta noche -dijo finalmente- y será por lo menos la única condición que voy a cumplir. Todo lo que pasó, se quedará aquí, fue bueno mientras duró.

-Oh...-en esa simple palabra parecía existir un dejo de decepción por parte de Jimin. Lo confundía demasiado.

-Todavía me debes algo. Y creo que será lo único que podré llevar. ¿Cerrarías los ojos?

-¿Por qué?

-¿Confías en mí? -Jimin asintió- Hazlo por favor, será lo único que te voy a pedir antes de irme.

Era demasiado suspenso, de eso estaba seguro, pero tampoco se iba a comportar como un idiota para arruinar todo el progreso con el Omega. Cuando Jimin obedeció, acunó su rostro entre sus manos y pasó saliva al observar los bonitos labios de este, cielos, en serio había perdido la cabeza porque estaba seguro de que si no estuviera en esta situación, de seguro no lo habría hecho nunca.

Acercó su rostro y estando a centímetros, con el aroma de cappuccino y nuez moscada inundando su nariz con gusto intentando grabarlo en su memoria, sus respiraciones chocar; era una despedida, en Ulsan se quedarían los buenos momentos vividos, se quedaría una parte de él porque entendía que no lo volvería a ver, los abrazos, esas formas tan extrañas de molestarse. Todo se quedaría aquí.

Incluso la persona que puso su mundo de cabeza. Demonios. Quería decirle tantas cosas, solo que ellas se quedaron atoradas porque no pretendía romper su promesa de nuevo. Esperaba demasiado, vaya que sí.

No era un adiós, era un hasta pronto. No diría adiós, no, porque quería verlo de nuevo.

Rozó sus labios, sintiéndose casi como una caricia... y antes de arrepentirse, chocó sus labios con los del Omega.

AAAAAAH estoy muy soft y triste, la autora me lo avisó pero literal estoy muy triste :(. Eso es todo, si veis algún error, me avisáis. Espero os guste. Se despide:

—almin♡

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