Capítulo 33: Guardar secretos y sentimientos
Jungkook tenía que admitir muchas cosas, entre ellas que aceptar las condiciones de Jimin eran algo tediosas para su persona. Vamos, no es como si él estaría haciendo todo esto por querer tener algo con el Omega, no; pero ya había dicho que se comportaría y cuidaría de ellos pase lo que pase. Tenía que aceptar las cosas tan cómo eran, incluso la tercera, que significaba una sola cosa: nunca los volvería a ver.
Y con el pasar de los días, aquel pensamiento fue tomando más fuerza por lo que siempre trataba de pasar el mayor tiempo posible con ellos, eso sí, sin insistir con Jimin sobre ciertos temas personales todavía. Esperaba ganarse la confianza del Omega así le quedara poco para ello.
Cuando iba a recoger a SoYeon y tenían que esperar a Jimin, solía conversar con el maestro Kim NamJoon, sobre todo de la manera en la que la pequeña Park era tratada en aula.
La primera vez que habló con él, todo se parecía más a una conversación formal en la que un padre pedía explicaciones sobre ciertos asuntos. No era la primera vez que lo hacía, pero si la primera en la que se sintió intimidado. El profesor Kim era sin duda una persona que a primera vista te generaba no solo respeto, sino que también podía intimidarte a pesar de ser una ternura de persona; un poco más alto que él, de sonrisa amable y que siempre tenía algo que decir, ambos pudieron quedar en buenos términos y parecían ser buenos amigos.
—Sin duda ha mejorado bastante —sonrió NamJoon al ver a la pequeña Park que sostenía su mano— y eso es porque lo ven a usted por aquí.
—Aun así me preocupa que se sigan dando estos casos —respondió un poco afligido.
—Como profesores y autoridades educativas, tratamos de hacer todo lo posible para que los casos de acoso escolar se disminuyan. Pero muchas veces la educación viene desde casa, no importa lo que nosotros hagamos —NamJoon parecía un poco decepcionado con el tema— si deciden no aplicarlo porque sus padres piensan así, es solo un trabajo sin frutos.
¿Cómo trataban a SoYeon antes de su presencia? En palabras del profesor Kim, que siempre está al pendiente de ella y de otros niños que llegan a sufrir cierto acoso, las cosas nunca acababan bien. Algunos de sus compañeros solían esperar a que salga del aula para molestarla y decirle cosas... que en su tierna inocencia, parecían tener sentido pero eran palabras demasiado terribles.
Su padre solía decirle: “Si te llamo la atención aquí es porque es por tu bien, en la escuela aprenderás a leer, a escribir, a educar tu mente y tener responsabilidades; pero en casa, aprenderás valores, que todo tiene un momento y sobre todo, aprenderás que está bien o que está mal, así que cuando salgas de aquí, tendrás la sabiduría suficiente para conocer la diferencia”.
Si en casa los valores que te enseñan son pésimos, no esperes que una vez que salgas, los demás te vean como una excelente persona, al contrario, tendrías que estar preparado para ser recibido como el idiota que eres, ya que pagarás por los errores de tus padres al haberte criado con formas de pensar nefastas. Al menos esa era la manera de pensar que su padre tenía y todos sus hijos compartían.
—Papá Jungkook —SoYeon agitó su mano llamando así su atención y la del profesor—. ¿Estás bien?
—Sí, sí —respondió con una sonrisa— solo... recordé algo.
—Oh, se me olvidaba —NamJoon revisó la hora del reloj en su muñeca—. Bueno, ni modo, ¿lo veré esta noche señor Jeon?
—¿Qué hay esta noche? —se atrevió a preguntar con curiosidad.
—Una cena entre colegas y sus parejas —sonrió NamJoon—. Esperamos que no falten, sería la primera vez que el profesor Park lleva a su esposo.
—Quizá —dijo un poco incómodo pero que trató de no hacerlo notar demasiado, no se acostumbraba del todo a ese título sabiendo que era mentira— tendría que preguntarle. Ya sabe, puede estar cansado o algo, no quiero incomodarlo.
—Pero si deciden ir, estará todo bien —le extendió su mano antes de despedirse—. ¿Lo pensará?
Asintió mientras estrechaban sus manos, una forma de despedirse diferente, pero que sin duda quedaba una invitación abierta a dicha cena.
Y ahí estaba sintiéndose nervioso, sin saber que responder a lo que le dijo Jimin mientras todavía sonaba de fondo aquella música suave. Había roto ya dos de sus condiciones e incluso fue él quien le llamó “cariño”, no sabía si esconderse o seguir actuando como si nada de eso estuviera pasando.
—Gracias —respondió—. ¿No te parece que estamos demasiado cerca?
—Estamos bailando, se supone que así debe ser.
La manera en la que Jimin hablaba le resultaba un poco graciosa, no estaba del todo ebrio y aun así, sonaba como si hubiera bebido más de la cuenta. Tal vez el Omega no resistía mucho el alcohol. Mientras continuaban bailando así, veía su rostro y ante los ojos de los demás daba la sensación que lo veía como un completo Alfa cautivado por la belleza de su Omega; admiraba desde sus ojos hasta su barbilla, sus mejillas regordetas y su sonrisa tierna. Su lobo aulló complacido por apreciarlo de esa manera.
Cuando la música terminó, Jungkook fue el primero en llevar a Jimin a la mesa, aunque sí le había tomado la mano, esta estaba entrelazada a la de él. Ahora sí parecían lucir como una pareja, algo que quizá alegraba el corazón, pero se sentía un poco mal.
—¡Eso fue adorable! —manifestó una de las colegas de Jimin con notable alegría— Se nota que disfrutaron de esa canción.
Desconocía al intérprete por completo, pero le daba el beneficio de la duda, fue una canción que disfrutó además de la compañía. En ese momento la conversación entre ellos continuó sobre cualquier tema en el que no se sentía del todo seguro de participar, mientras él por su parte, evitaba que Jimin siguiera bebiendo más allá de lo que podía.
—No —decía bajando el vaso lleno que hasta ahora el Omega no había podido terminar, Jimin le observaba con súplica—. Jimin, no caeré esta vez.
—P-por favooooor.
Así le suplicara, quería hacerle entender de alguna manera que ya no podía beber. Tomó su mano derecha y acarició el dorso tratando de llamar su atención.
—¿Sabes quién soy? —susurró en un tono tierno, Jimin asintió— Bien, quiero que entiendas que solo trato de cuidarte, podría pasarte algo y yo seré responsable. Ya no deberías seguir bebiendo.
—Oh —Jimin parecía procesar sus palabras, incluso se tambaleaba y eso no era del todo bueno—. P-pero... shi te fengo a ti, shé... que nadfa malo me pfasará.
—Ayuda, eso fue muy tierno —escuchó decir a una mujer, sonrió nervioso.
—Jimin, ¿nos vamos? —preguntó esperando apelar a la razón del Omega.
Jimin negó y le sonrió, sus mejillas estaban sonrosadas dándole de cierta forma un aspecto adorable. “No Jungkook, no” se regañó.
—Sholo... unfos minutos más.
—Sí, quédense un poco más —apoyó el profesor Kim—. Espero que mi comentario no importe pero... Jimin tiene suerte de tener a alguien como usted.
—Cierto —añadió una mujer a lado de él, la vio sola toda la velada y en el mismo lugar—. Otro en su lugar, quien sabe lo que estaría haciendo ahora.
No quería prestarle atención a esas palabras, solo al hecho de como Jimin se apoyaba en su hombro de manera tan cómoda.
Una sensación agradable de calor invadió su pecho.
—Agradezco los halagos —sonrió— pero creo que ya debemos irnos, mañana tendré que cuidarlo por la resaca que estoy seguro le afectará.
—Bueno, queríamos saber más cosas de ustedes, no han sido precisamente comunicativos.
—Habrá otro momento para una charla así —mencionó abrazando a Jimin por sobre su hombro—. Y como dije en un principio, hay mucho que no hemos vivido todavía.
—La primera vez que lo vimos, creímos que era un hombre bastante estirado —rio al escuchar aquello— y, pensamos que Jimin no tenía una grata convivencia a su lado. Ahora que estamos con usted, nuestra forma de pensar ha cambiado.
—Oh, ¿gracias? —contestó y al final escuchó la risa de Jimin a su lado.
—No es malfo —Jungkook frunció un poco el ceño y, cuando se dirigió su mirada hacia él solo sintió como su rostro era acunado por las dos manos del Omega— es… muy lfinfo con… migo.
—Jimin —habló—… lindo, no es necesario que…
Sus palabras se detuvieron cuando Jimin frotó su nariz con la suya. Aunque fue un movimiento tan diminuto, fue lo suficiente para que sintiera el calor subir por su rostro y los latidos de su corazón se intensifiquen.
—L-lindo —volvió a repetir el Omega sonriéndole y quedándose prendado de su mirada.
Tenía que parar esto de alguna manera, ya que entendía que entre ellos había un límite para todo lo que estaba pasando ahora. Aunque antes de que pueda decir algo o siquiera hacer el amago de ello… no pudo prevenirlo porque todo fue tan rápido, Jimin había vomitado sobre su traje después de soltar su rostro agradeciendo de alguna manera que se haya detenido. Tenía que buscar lo positivo en esa situación.
—¿Alguien tiene un… papel? —preguntó con una sonrisa hacia quienes observaban el espectáculo con gracia.
Hacer que Jimin quiera salir del restaurante, fue un poco difícil y claro que le tomó tiempo después de despedirse de todos, olvidándose por un momento que su pantalón no estaba limpio o cualquier otra que lo pudiera distraer, además de tener a Park Jimin murmurando cosas mientras lo sostenía para llevarlo hacia la habitación en la que se hospedaba.
Fue lo primero que se le ocurrió mientras conducía, ya que no podía llevarlo a su hogar, menos en ese estado. Tenía que admitirlo, la situación era un poco jocosa, así no debería parecerle de esa manera. Abrió la puerta con cierta dificultad pero lo logró al final.
—Jimin, siéntate aquí —le dijo cuando hizo que tomara asiento en el sofá, quedándose de cuclillas a su lado—. Vaya noche.
—Sí —aunque su voz ya no sonaba tan atropellada como antes, parecía cansado— q-quiero un poco… de agua.
Asintió ante su petición, se levantó y caminó hacia el refrigerador para sacar una botella personal de agua para regresar con el Omega que todavía parecía somnoliento.
—Toma —abrió la botella y se la entregó, Jimin la aceptó bebiendo de su contenido—. Despacio, te puedes atorar.
Tuvo que ayudarlo a dejar la botella, Jimin limpió su boca con la manga de su suéter gracias a que algunas gotas de agua cayeron en sus labios, tan solo le quedó sonreír ya que no solían conversar demasiado.
—Tengo que ir a cambiarme —dijo en un susurro cuando acarició el dorso de una de las manos del Omega—. Ponte cómodo.
Hizo el amago de irse hacia su cuarto, fue detenido por Park causando en él confusión.
—N-no se… vaya.
—Jimin, no me voy a ir —sonrió y acunó el rostro del Omega con sus manos— estoy aquí contigo, solo que…
—P-por favor —le interrumpió rompiendo su agarre y abalanzándose sobre él rodearlo en un abrazo—. N-no…
Aunque atemorizado por la manera en la que Jimin se comportaba, correspondió el abrazo, no tenía la posición más cómoda se sentó en el suelo sin dejar de abrazarlo sosteniéndolo entre sus brazos y el Omega sentado en sus piernas. El aroma de cappuccino y nuez moscada, que estos días se había convertido en su favorito, era diferente, delataba… tristeza. ¿Por qué Jimin estaba triste?
—¿Por qué no quieres que me vaya? —se atrevió a preguntar en voz baja.
—N-no…—decía, su voz temblaba y eso activaba todas las alarmas de preocupación en él— no me deje solo.
—No lo haré —respondió— no podría dejarte solo.
—¿E-en serio?
Se alejó un poco del abrazo para solo mirarlo a los ojos, peinó los cabellos sueltos que caían sobre su frente. Jimin le devolvió la mirada mientras mordía su labio inferior, quizá por la vergüenza que sentía.
—Sí, porque si no lo hago, ¿qué clase de Alfa sería para ti?
—Señor…
—Cuando estemos a solas, solo dime Jungkook.
—¿Se d-da cuenta que…? —cuando lo entendió, soltó una risotada provocando que Park le mire con el ceño fruncido— N-no es… gracioso.
—Para mí sí, porque —le iba a decir sobre las condiciones impuestas y fueron rotas en tan poco tiempo, pero al verlo tan apenado, solo calló—… está bien, no diré nada. ¿Te sientes bien?
—Un poco —respondió Jimin—. Lamento que me haya visto así.
—Jimin, sería muy hipócrita de mi parte si te dijera algo al respecto, créeme, yo me he visto envuelto en peores situaciones.
—Me agrada su modestia —rio al escuchar el comentario y como el agarre en su cuerpo se iba perdiendo poco a poco.
—Es bueno saber que te agrado —mencionó ya un poco tranquilo—. Ahora… necesito que te levantes… para que puedas ir a descansar.
Y el Omega así lo hizo, se levantó de su regazo pero al parecer no tenía la intención de irse de la pequeña sala, solo se abrazó a sí mismo apoyando la espalda en el sofá que antes había ocupado. De nuevo, las alarmas de preocupación se activaron, nunca había visto a Jimin tan afligido por algo.
—¿Por qué duele tanto? —esa pregunta lo sorprendió, pero más fueron las silenciosas lágrimas que rodaban por las mejillas de Park— ¿Por qué… a pesar de los años… sigue doliendo como ese día?
Cuando Jimin agachó la mirada y apoyó su cabeza en sus rodillas pegadas a su pecho, algo en él se quebró y formó sus manos en puños. No conocía su pasado, no sabía la identidad del padre biológico de SoYeon, no podía odiar a alguien sin conocerlo pero lo estaba haciendo; quería golpear al imbécil por el que el Omega se sentía tan lastimado. A gatas, se acercó a él y se sentó a su lado.
—Jimin mírame —pidió como si fuera una súplica, cuando Jimin le miró, limpió sus mejillas e intentó dedicarle una sonrisa—. No puedo darte una respuesta a lo que dijiste, pero… solo puedo decirte que cuentas conmigo para lo que sea. Yo… jamás te haré daño.
—No diga… eso —Jimin negó con un movimiento de cabeza— no…
—¿M-me tienes miedo?
—No, yo tengo miedo de…—el Omega desvió la mirada y volvió a morder su labio inferior— olvídelo. N-no es… no es importante.
—Si sigues guardando las cosas para ti, seguiremos así toda la noche.
—Usted se irá en una semana —Park lo decía con cierta aflicción— y… no lo volveré a ver.
—Porque fue lo que pediste —respondió— y lo haré. No sé qué más hacer para ayudarte, trato de no presionarte, de no ser molesto con lo que te ocurre, pero… tú tampoco me ayudas con eso.
—Si conoce la receta para curar un corazón roto, estoy dispuesto a escucharlo.
Lo dijo de una manera tan seria y dolida que lo hicieron agachar la mirada. Jungkook se estaba interesando demasiado en los asuntos del Omega, lo sabía, antes no le habría importado decirle a alguien que todo estaría bien y que ya conocería a alguien mejor. No, por extraño que suene, Jungkook no quería decirle eso.
Quería decirle que en él podía encontrar alguien en quien apoyarse, alguien que no le hará daño, alguien en quien puede confiar, alguien… que puede ayudarlo a curar su corazón roto. Era tantos los deseos que tenía de decir aquellas palabras, pero entendía que ese no era su lugar, por mucho que sus sentimientos le digan que sí.
Conocía sus sentimientos, pero tenía que callarlos por el bien… ¿por su bien o el del Omega?, ahondar en esa pregunta no sería lo adecuado.
—También me gustaría conocer la receta —murmuró observando sus manos y jugando con ellas—. Aunque mi… papá solía decir que tenía una.
—¿SÍ? —a pesar de que Jimin había escondido su rostro, quería verlo sonreír— ¿Y… cual era?
—Un abrazo muy, muy fuerte y escuchar los latidos del corazón de esa persona —sonrió y observó un punto fijo en la pequeña sala—. O quizá solo es algo que funciona en los niños, no lo sé. ¿Lo intentamos?
Escuchó una pequeña risa por parte de Jimin y como le miraba a los ojos, a pesar de que sus lágrimas seguían rodando por sus mejillas… le sonreía como si lo ocurrido hace un momento no habría pasado.
—Ya… ya deberías ir a la cama —mencionó— mañana, olvidarás esto.
—Ya no… me siento tan ebrio —contestó Jimin dejando de abrazarse— de hecho… me siento bien.
—No dirás eso mañana —Jungkook fue el primero en levantarse, acomodó su abrigo y extendió su mano hacia él—. Vamos, quiero que descanses bien.
Cuando Jimin tomó su mano y se levantó, ambos se miraron a los ojos otra vez perdiéndose en los misterios que cada uno escondía. Los sentimientos estaban a flor de piel pero ninguno lo admitiría.
Después de todo, Jungkook solo estaba como un papá en renta por una semana, al menos la que le quedaba, evitaría pensar en cosas que no debía. Cuando la mañana llegue, Jimin habrá olvidado todo lo ocurrido en la cena, el cómo le pidió que no lo dejara y el abrazo que compartieron, todo sería olvidado y se quedaría en él como lindos recuerdos. Porque no era un Alfa sin sentimientos, no era tan distraído como para no pensar en lo que sus palabras podrían causar, era solo una persona que quería ayudar con lo que podía así eso significara guardar secretos y entre ellos sus sentimientos.
Concordaba con Jimin en algo, no importa el tiempo transcurrido, el dolor siempre seguía presente igual que la primera vez, vaya que sí.
—Bien —rompió la mirada y guio al Omega hacia su cuarto sujetando su muñeca y con la otra abriría la puerta— tú dormirás aquí, yo en el sofá.
—¿Estará bien? —sonrió ante aquella pregunta cuando hizo que Jimin tomara asiento en la cama.
—Gritaré si tengo pesadillas —bromeó— descuida Jimin, estaré bien —y antes de desearle buenas noches, le dejó un pequeño beso en la frente—. Descansa y ten dulces sueños.
Eso fue el cap, espero estén bien los nombres. También quería daros las gracias de nuevo por los 20k, es una locura. Espero os guste. Se despide:
—almin♡
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