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Capítulo 29: Rayito de sol

Jungkook aceptó la mano de su hermano cuando se la ofreció para que se levantara del suelo. Soltó un suspiro cansino. De alguna manera, debió esperarlo. Después de todo, la manera en la que se comportaba Jimin era muy difícil de deducir.

-Vaya actitud que tiene -DongJu parecía un poco molesto-. No esperaba eso.

-¿Por qué? -se atrevió a preguntar.

-¿A qué te refieres?

-¿Por qué no me dijiste que... sabías dónde estaba?

-Porque te conozco Jungkook -esta vez el rastro de alegría de su hermano desapareció, habló con seriedad-. Si ese día te hubiera dicho que encontré a Park Jimin, te puedo asegurar y me atrevo a decir que te apuesto cualquier cosa, que hubieras tomado el primer tren a Ulsan para verlo. Eres muy impulsivo, tu lengua se mueve más rápido de lo que tu cerebro piensa y todo lo que eso conlleva.

Desvió la mirada, quizá no de esa manera, pero en parte tenía razón.

-Además, ahora que lo conozco un poco más, no es alguien fácil de tratar. Tiene el orgullo herido y eso de por sí es difícil, hasta que le demuestres que puede confiar en ti -DongJu lo obligó a levantar la mirada-. No te sientas avergonzado. Tal vez, por la manera que lo recibiste se asustó, no lo sé, pero de algo estoy seguro. Verlo te puso una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Qué estás insinuando? -cuestionó un poco preocupado.

-Ese brillo en tus ojos, volvió a aparecer -DongJu sonrió-. Mi teoría es correcta, nunca me equivoco.

-¿Teoría?

-Deja de hacer preguntas -su hermano le golpeó ligeramente la frente y se quejó en silencio-. Ahora, solo espero que pienses en lo que harás después. Por ahora, hagamos como que nada pasó.

-Esta vez me temo que te tengo que llevar la contra -masculló-. Yo...

-Hazlo Jeon Jungkook, llévame la contra y me importará muy poco que seas el menor de la familia -sus palabras se interrumpieron cuando notó la mirada molesta de DongJu-. No hagas las cosas de esa manera, piensa un poco en cómo se siente. Yo sé que tus neuronas funcionan todavía.

-DongJu.

-Tienes dos días antes de cometer la primera tontería. Además, sabes dónde trabaja, dale tiempo.

-Pero...

-Tema cerrado -y ese tono de voz no admitía réplica alguna-. Me aprovecharé de que estás aquí, necesito que me ayudes en algunos papeles.

Observó hacia el techo con clara molestia que disfrazó con una sonrisa, cuando su hermano le preguntó si seguiría parado ahí o empezaría a trabajar. Está bien, se tomaría este fin de semana para pensar mejor las cosas y no actuar como un desesperado.

-Hyung -llamó tras un largo silencio que no parecía necesario-. ¿Puedo saber cuál es tu teoría?

-Jungkook -contestó DongJu sin dejar de leer un expediente-. Necesito esos expedientes para ahora, después hablaremos de lo que quieres.

-Me recuerda a esos días en los que era tu pasante.

-Sigue perdiendo el tiempo hermanito, sigue perdiendo el tiempo.

Tan solo volvió a su labor de buscar esos expedientes. Cuando su hermano se molestaba, lo mejor era esperar a que se calme un poco.

Todavía pensaba en la situación que ocurrió entre él y Jimin. ¿Tenía que entenderlo? Si daba una respuesta, ninguna sería correcta, porque poco o nada sabía del pasado de Park Jimin.

Sentía como su lobo ahora se regocijaba solo con escuchar ese nombre. No seas tan ingenuo, como para pensar en que eso es a causa de él, no. Sus pensamientos no mentían, pero... ¿qué decían sus sentimientos?

-¿Encontraste ese caso ya? No te escucho mover esas carpetas. -saltó sobre su lugar cuando el tono serio y demandante de DongJu llegó a él.

-A la orden capitán.

Dejaría de pensar en eso. Por ahora, tenía que hacer como si nada hubiera ocurrido, según las palabras de su hermano.

El fin de semana transcurrió sin sorpresa alguna, sobre todo porque fue vigilado por parte de su hermano mayor sin poder salir, ya que él creía fervientemente que si lo dejaba solo iría a incomodar a Jimin. Pero no era esa su intención, solo quería hablar con él y disculparse, sin embargo, lo que más deseaba era saber el porqué de su traslado al otro extremo del país.

Quizá, ese tiempo en serio sirvió para que pensara mejor la situación que ocurrió con el Omega Park. Él era testarudo y todo, pero había algo en el Omega que le causaba gran curiosidad.

-Ya es lunes -dijo mientras veía como su hermano desayunaba-. ¿Qué tienes que hacer hoy?

-Nada importante -respondió DongJu sonriendo hacia él-, así que podremos quedarnos en casa y ver qué hacer.

-DongJu Hyung -estaba tomando el valor necesario para enfrentarse a él, porque a su hermano todavía no se le olvidaba la manera de actuar de Park Jimin frente a ambos-. Sé que me dijiste que le diera tiempo a esta situación, pero... esperé dos años por saber si estaban bien. Por favor, deja que realice un viaje a Ulsan para hablar con él.

DongJu enarcó una ceja, realizando un escrutinio con su mirada sobre él. Su sonrisa se convirtió en una mueca sería, en el ambiente podía sentir la tensión de ese silencio.

-Te haré la siguiente pregunta y, quiero que me respondas con la verdad Jungkook -asintió, aunque en su interior sentía mucha presión-. ¿Sientes algo por Park Jimin?

Cuando escuchó la pregunta estuvo a nada de atragantarse con su saliva, tosió un poco debido a la sorpresa.

-¿Sentir? ¿Qué clase de sentir exactamente?

-Si te sientes atraído por él, si te gusta, si cada que lo miras observas estrellas a su alrededor. A esa clase de sentir me refiero.

Frunció el entrecejo.

-No... solo, estoy un poco preocupado por él. Quiero decir, no terminé con mi trabajo y, siento que me necesita...

Sus confusiones iban dirigidas a eso. Él no podía hacer mucho, no podía suceder nada entre ellos dos, ¿verdad?

-Está bien, dejaré que vayas a Ulsan -sonrió cuando escuchó esas palabras-. Con una condición.

-¿De qué se trata?

-Si él te dice que quiere alejarse, no insistas. Tendrá sus motivos, tú debes respetarlos.

-Acepto.

Después del desayuno, alistó algunas cosas que llevaría, a pesar de que no pensaba quedarse muchos días, aprovecharía esta oportunidad que la vida le estaba brindando.

Las dos horas de viaje en tren se sintieron como quince minutos, probablemente debido a su emoción. Mientras caminaba por la estación recordaba en su mente la dirección que su hermano le había dado para llegar directamente a la escuela primaria y no perder el rumbo de Jimin.

Faltaba poco para el mediodía y si él trabaja ahí, tenía que apresurarse.

Tomó el primer taxi que vio a la salida, dio la dirección y cuando el auto siguió su marcha, muy amablemente le pidió que buscara la ruta más rápida. Observando las calles de la ciudad, pensaba en todo lo que diría o como podría explicar el motivo de su visita a ese lugar, cielos, no podía ni siquiera formular una excusa creíble.

En el momento que llegó a su destino, en un viaje de treinta minutos o más y pagar el costo del mismo, notó a su alrededor que muchas madres y muchos padres esperaban a las afueras de la puerta principal a que las mismas se abran y de esa manera recoger a sus pequeños. Acomodó su traje y corbata, tal vez se veía demasiado formal en una situación así, pero traía consigo una mochila con sus cosas. Quizá eso llamaba la atención.

Finalmente, el timbre resonó a los alrededores y las puertas de la escuela se abrieron. Dudaba de ingresar, llegó en buen tiempo y podría esperar a que Park Jimin salga y así invitarlo a comer o algo por el estilo. Aunque ese pensamiento duró muy poco ya que sintió la extraña necesidad de ingresar, como si percibiera que algo malo ocurría.

No se fijó en los alrededores, tan solo siguió a unos padres que caminaban hacia los cursos de los más pequeños y por lo que le había mencionado DongJu, la pequeña de Jimin tenía siete años.

-Disculpe -una mujer de mayor edad, detuvo su caminar hacia el primer curso-. ¿Quién es usted?

Era obvio que aquello pasaría, era la primera vez que estaba en el recinto escolar. Nadie lo conocía y cualquier padre pensaría mal de su presencia.

-Mi nombre es Jeon Jungkook, señora -finalizó con una reverencia.

-¿Es padre de algún estudiante? -cuestionó ella con un tono severo- Porque si no lo es, tendré que pedirle que se retire.

-Eh... verá -Jungkook sonrió y cuando estaba a punto de sacar su tarjeta para presentarse, una exclamación llamó su atención.

-¡Papá, si viniste!

Tanto la señora que lo detuvo y él dirigieron su mirada hacia el origen de aquella voz infantil llena de alegría. Esperaba que se tratara de una confusión, pero no, era la pequeña Park que exclamó aquellas palabras mientras corría hacia él, aunque se detuvo al lado de aquella mujer.

-Buenas tardes señora directora -dijo ella sonriendo y sosteniendo las correas de su mochila.

-Buenas tardes SoYeon, ¿esperas a tu papá?

-Sí, es él -lo señaló y... bueno, por su parte quería que la tierra lo tragara.

-¿Es eso verdad, señor... Jeon?

Río nervioso realizando una reverencia. Quería negarse a lo que había dicho la pequeña, pero pudo notar algo que le hizo molestarse internamente. A unos cuantos metros, notó como dos niños acompañados de sus madres parecían observar a SoYeon con lo más parecido a una mirada de burla y desprecio.

Dirigió por último su mirada hacia la pequeña, que ahora sonreía forzadamente, como si con eso le pidiera seguir sus palabras.

Esperaba no arrepentirse de lo que haría.

-Sí. Estoy llegando de un viaje muy largo y bueno... no había tenido la oportunidad de venir antes.

-Así es -acotó SoYeon-. Puede preguntarle a mi papá si así lo desea.

-Y eso haré -si antes la directora le había ofrecido una mirada seria, ahora se parecía más a una mirada llena de enojo-. Señor Jeon, espere aquí por favor.

Asintió ante aquellas palabras. Cuando ella se retiró, se agachó a la altura de la pequeña Park y enarcó una ceja.

-¿Algo que decir al respecto? -preguntó con un tono dulce- No debimos mentir de esa manera.

-Lo sé -SoYeon abulto sus labios en un pequeño puchero-. Es solo que... fue lo primero que pensé cuando lo vi.

-¿Te molestan con eso? -ella asintió ante su pregunta- Vaya.

-Son demasiado crueles -el puchero se transformó en una mueca extraña, parecía que quería sonreír sin hacerlo en realidad- y, dicen cosas muy horribles de mi papito.

-¿Quieres un abrazo? -cuestionó ofreciéndole una sonrisa.

-Sí, pero -SoYeon observó detrás suyo- quiero esperar a que mi papá esté aquí. ¿Me ayudaría con algo más?

-Acabo de decirle a la directora que soy tu padre, estoy seguro de que tu papá apenas me vea negara todo, pero -pudo notar que sus palabras no eran las más acertadas para decirle a una niña- por ti, haré un pequeño sacrificio. ¿Estamos?

-Sí -SoYeon asintió con alegría-. Quiero que apenas llegue mi papá, me dé un abrazo y me alce y... que le dé un beso a él.

-No puedo hacer lo último.

-¿Por qué?

-Porque tu papito y yo no tenemos esa clase de relación -sonrió-. Él se molestaría, no puedo hacerle eso.

-¿Ni siquiera en la mejilla? -cuestionó ella y volvió a girar sobre su lugar- Por favor, será algo chiquito.

Jeon Jungkook, ¿por qué carajos estás asintiendo ante la petición de esta pequeña?

Tuvo que regañarse después de haber escuchado aquello. Cayendo recién en cuenta que tanto Jimin como la directora ya estaban cerca de ellos dos.

SoYeon fue la primera en notarlo y tal como le había solicitado, se abrazó a su cuello y él cumpliendo su parte, la alzó entre sus brazos antes de erguirse sobre su lugar. Sonrió incluso cuando la pequeña, todavía sujetándose a él se apoyó en su cuello.

-Hola -saludó hacia Jimin, a pesar de que su sorpresa no desaparecía de sus ojos.

-¿Y bien profesor Park? -la directora no dejaba de mirarlo con desdén.

Internamente sabía que Jimin negaría todo y él quedaría como un mentiroso. Pero aceptaría las consecuencias de sus propias decisiones y por sucumbir a las peticiones inocentes de una niña demasiado adorable.

-Señora directora, ¿me permitiría hablar a solas con él? Por favor -pidió Jimin y la directora asintió dejando que los tres se quedaran solos.

La mirada molesta del Omega no era un buen presagio.

-Cariño -llamó a SoYeon quién escondió su rostro en su cuello, eso le recordaba a algo parecido que ocurrió hace mucho-. ¿Qué sucede?

-No quiero que te enojes con él -masculló con un tono bajo- todo fue mi idea.

-Jimin -se atrevió a hablar-. No creo que sea necesario que hagas esto.

-Y yo no creo que su presencia aquí sea necesaria -replicó el Omega cruzándose de brazos-. Ahora, ¿podría bajar a mi hija?

-Está bien -no tenía intenciones de discutir con él, menos en un lugar así, pero al parecer, SoYeon no parecía seguir su idea; separarla de su lado parecía imposible-. Pequeña, tu papá quiere que vayas con él.

-No.

-Por favor, ¿sí?, no queremos que papito se enoje.

-No hasta que haga lo que le pedí.

Vaya que era una niña demasiado terca, igual a su papá. Observó al cielo y soltó un suspiro.

-Me disculpo de antemano por lo que haré ahora -susurró y estaba a nada de acercarse a las mejillas del Omega, aunque no fue de la manera que esperaba.

Sus labios fueron atrapados por los dedos de Jimin, mientras todavía fruncía el ceño, viéndolo con aún más molestia.

-¿Qué cree que está haciendo? -cuestionó él, aunque había camuflado bastante su tono molesto.

Estaba a nada de pedirle que soltara sus labios, sin embargo, Jimin lo hizo soltando un suspiro, probablemente cansado de la situación. Agradeció internamente sabiendo que le debía una explicación.

-Mire, tengo que terminar de hacer algunas cosas -Jimin parecía resignado ante el hecho de que estuviera ahí y su pequeña hiciera caso omiso de sus palabras-. ¿Podría cuidar de SoYeon, por lo menos hasta la salida, por favor?

-Sí, claro -asintió. Aquello pareció llamar la atención de la pequeña Park que solo optó por dejar su cuello como escondite.

Cuando Jimin se retiró, recién se percató del peso extra que tenía en brazos y el que, de cierta manera le estaba cansando un poco. Dirigió su mirada hacia SoYeon quien no dejaba de verle como si fuera alguien importante.

-Te dije que a tu papá no le gustaría la idea -dijo y sonrió-. Solo espero que no se moleste.

-No lo hará, papá es muy bueno -respondió ella correspondiendo su sonrisa-. ¿Ahora qué sigue?

-Primero, vamos a aclarar unas cuántas cosas -sin decirle nada, la bajó de sus brazos y cuando ella se sostuvo en el suelo, acomodó sus cabellos sueltos-. Sabes que no soy tu papá, solo soy un amigo de tu papi, ¿lo sabes verdad?

-Sí, es solo que -la pequeña agachó la mirada hacia el suelo-... fue lo primero que pensé cuando lo vi.

-No lo tomes como un regaño linda, después me contarás lo que pasó, ¿está bien?

Tuvo que decir aquello cuando vio los labios de SoYeon abultados en un pequeño puchero. Su corazón se hizo pequeño y tan solo le gustaría decirle que todo estaba bien, pero quizá eso ya sería mucho. Tan solo le regaló una sonrisa y siguió peinando algunos cabellos sueltos hasta que logró verla de nuevo con una sonrisa.

Bueno si hay algún nombre mal, me avisáis. He intentado actualizar lo antes posible pero estoy medio dormida y creo que habrá equivocaciones. Espero os guste. Se despide:

-almin♡

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