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Capítulo 28: Encontré a papá

—No tengo en mente ir hasta Seúl.

Fue lo que culminó cuando Whee-in le preguntó sobre lo que había conversado con Jeon DongJu, el abogado que causó gran sensación durante su llegada. No negó que fue amable, que siempre lo trató con respeto y ofreció su ayuda de manera desinteresada, pero, la sola idea de regresar a Seúl le causaba un sentimiento parecido al pánico o peor.

—Entiendo —Whee-in asintió ante sus palabras observando en aquella mesa un dibujo que SoYeon realizó antes de irse a dormir—. Jimin, sabes que jamás cuestionaría tus acciones, porque en estos dos años que llevo de conocerte... sé que hay cosas que no conozco hasta ahora. Pero, creo que si sigues de esta manera, las cosas siempre serán difíciles.

Jimin se quedó pensando en ello. Claro que le gustaría dejar de huir, solo que... le hacía falta ese valor de aferrarse a la idea y no soltarlo por nada del mundo. Solo eso le faltaba, valor necesario para enfrentarse a los demás.

Si no fuera tan cobarde, quizá las cosas habrían cambiado hace mucho.

—Con eso, no quiero decir que deberías ir mañana mismo, sino, que deberías ver todo lo que estás pasando hasta ahora y tomar una decisión que sea correcta. Piénsalo Jimin —ella sonrió deshaciendo su cabello tras su repentino silencio—. Ya que, oportunidades como estas no se presentan dos veces en la vida.

Claro que lo pensó, porque le explicaron todo lo que llegaría a hacer si es que aceptaba ir hasta Seúl. Conocer a aquel hermano del abogado Jeon, causaba cierta curiosidad en él, solo que... tampoco quería regresar y exponer a su hija ante cualquier situación que involucre a su verdadero padre. Cielos, esas ideas no lo dejaban dormir y ya era demasiado tarde.

La puerta de su habitación se abrió, acompañado de pequeños sollozos; se alarmó por lo que, en el momento que volteó sobre su lugar y encendió la luz de su mesa de noche, los ojos cristalinos de su hija se posaron sobre él, causándole preocupación.

—Papi —dijo con un tono de voz tembloroso, todavía sosteniendo el pomo de la puerta—. ¿P-puedo dormir contigo?

—Claro que sí princesa, ven aquí.

Tal vez se trató de un mal sueño, porque SoYeon no solía dormir con él desde que tuvo la oportunidad de brindarle un cuarto solo para ella. Cuando ella se acostó a su lado, todavía podía sentir como temblaba de miedo.

—Tranquila princesa, papá está aquí —susurró antes de abrazarla y besar su cabecita que ahora se apoyaba en su pecho—. No te pasará nada.

—Papá —susurró—. ¿Tú nunca me vas a dejar... verdad?

—Nunca —respondió—. Porque soy tu papá y siempre voy a estar a tu lado, pase lo que pase, jamás te voy a dejar sola y tampoco voy a permitir que te suceda algo malo.

No recibió respuesta alguna, sonrió, esperando unos minutos antes de apagar la luz y dormir al lado de su pequeña que ahora no temblaba de miedo, al contrario, parecía que aquel mal sueño que tuvo... se esfumó solo con su presencia.

Oh cielos, lo que daría porque sus miedos se esfumaran de esa manera.

Los días transcurrían y la idea de ir a Seúl para evaluar su caso con los abogados Jeon, no dejaban su mente en paz. Sus intenciones quedaban en eso, hasta que cierta mañana ocurrió algo.

Se desarrollaba la reunión de padres de familia y maestros sobre entrega de notas, todos parecían complacidos con el aprovechamiento de sus hijos y como los profesores estaban haciendo un buen trabajo. Aunque, los halagos en este caso iban más hacia Whee-in que a Jimin, como si buscaran hacerle menos.

—Pero nada de eso no sería posible si no tuviera al profesor Park a mi lado —la Omega, apoyándose sobre su hombro, sonrió hacia los padres que parecían incómodos con esa idea.

—Profesora Jung, con todo el respeto que se merece —una madre levantó ligeramente su mano sonriendo con cierta incomodidad—. Por mi parte, me atrevo a decir que... es cierto que el profesor Park está haciendo un excelente trabajo, pero...—se quedó en silencio mientras parecía pensar en sus palabras— nosotros sabemos que... bueno... él...

—Lo sé señora, sé lo que dicen del profesor Park, sobre todo viniendo de ustedes.

Cuando Whee-in interrumpió las palabras de aquella madre, todos parecían sentirse regañados. Se quedaron en silencio, esperando quizá alguna otra palabra más. Jimin también tenía conocimiento de todo lo que se decía de él; que si es padre soltero, que poco o nada se sabe de su pareja o si es casado, los comentarios iban de la clase de familia que le estaba brindando a su hija o cómo era fuera del recinto escolar. Las habladurías incluso sobrepasaban el marco del respeto que se merece y puede brindar.

—Debo decir que estoy sorprendida —Whee-in habló tras su silencio—. No parecen ser la clase de padres que enseñan a sus hijos “cosas malas”, no lo sé, su actitud me sorprende. El profesor Park Jimin está haciendo un buen trabajo, en lo que respecta a su vida privada no debería ser motivo para cuestionar lo que hace con tanto cariño.

Cuando la reunión culminó, su amiga le observaba con cierta ternura, él estaba acomodando algunos papeles en el escritorio, aunque se vio interrumpido cuando sintió como le peinaba el cabello que cubría su frente.

—¿Por qué no dijiste nada en esta reunión? —cuestionó Whee-in con tono dulce.

—No quería empezar una discusión —respondió elevando un poco la mirada— y lo que digan de mí… no me interesa.

—Te creo —sonrió hacia ella—. ¿Y lo pensaste?

—Sí, iré este fin de semana. Creo que hice que el abogado Jeon esperara demasiado por mi respuesta.

Tan solo esperaba no equivocarse en tomar esa decisión.

El transcurso de la tarde se basó simplemente en alistar unas cuantas cosas que llevaría y despedirse, hasta que llegó el momento de abordar el tren acompañado de su hija que parecía estar más emocionada con el viaje que harían. Cuando llegó a Seúl, eran las siete de la noche y existía algo que quería hacer primero.

—Papi —SoYeon movió su mano mientras caminaban fuera de la estación—. ¿Iremos a visitar a la tía Byul-Yi?

—Que sea una sorpresa —sonrió hacia su pequeña quien correspondió de la misma manera—. Te lo debía, ¿no?

Claro que iría a visitar a su amiga, aprovecharía su pequeño tiempo en Seúl para hacer eso, después de todo, la extrañaba demasiado. Tomó un taxi, le dio la dirección esperando que ella siga viviendo en ese mismo lugar, SoYeon parecía que no podía con su propia emoción mientras observaba por la ventana el pasar de los negocios, las luces, todo parecía causar emoción en ella.

Llegar a esa dirección conocida se sintió igual que la primera vez, aunque ahora tenía a SoYeon a su lado. Caminaron por ese lugar y subieron las escaleras saludando a los vecinos que parecían extrañados de verlos por ahí, al menos hasta que estuvo frente a la puerta de ese departamento.

Jimin soltó un suspiro antes de tocar la puerta, pero fue SoYeon quien se adelantó primero en anunciar que llegaron.

—Sí, espera…—se escuchó una risa al interior antes de que la puerta se abra— No SeokJin yo…

—Hola tía —SoYeon movió su mano hacia la Omega.

Saludó con una reverencia y una sonrisa, esperando que diga algo después de verlos ya que estaba hablando por celular.

—Te llamo después —Byul-Yi guardó su celular en el bolsillo de su chaqueta tras haber colgado la llamada—. Ustedes… ¿me caí?, ¿bebí mucho que ahora estoy alucinando? —se agachó a la altura de la pequeña y tocó su rostro mientras sus ojos se llenaban de lágrimas— ¿E-en serio estás aquí princesa?

—Sí tía, queríamos darte una sorpresa y ¡aquí estamos! —exclamó finalmente para abrazar a Byul-Yi.

Los invitó a pasar, era un reencuentro tan lindo y especial, Jimin solo escuchaba todo lo que había pasado en estos dos años que se alejaron por su decisión.

—Te estuve buscando todo este tiempo —comentó mientras cenaban los tres—. ¿Tienes idea de lo preocupada que estaba?

—Byul-Yi, lo hablaremos después —sonrió—. Si algo te puede dejar tranquila, es que estoy aquí porque… un abogado me ayudará con algo importante.

—Tienes que ponerme al día de todo lo que has estado haciendo todo este tiempo.

—Pero primero, debo hablar con él para saber si me puede atender.

Y el resto es algo que conocemos ya.

Cuando llegó a ese imponente edificio acompañado de Byul-Yi y SoYeon, se esperó muchas cosas, un recibimiento con mucho respeto por parte del abogado Jeon DongJu y que llevara a su
amiga e hija a una sala especial. Menos que vería a Jeon Jungkook en esa oficina donde esperaría a Jeon DongJu.

Menuda suerte la suya.

—S-señor Jeon…

Se levantó de su lugar ante la espera de que el Alfa frente a él haga algo más que solo mirarlo como si estuviera frente a un fantasma. Jimin se sentía diferente, su respiración era lenta y su lobo, que en todos estos años se mantuvo renuente a los demás parecía estar interesado en la presencia del Alfa.

El silencio no era incómodo, solo… extraño, incluso cuando Jeon Jungkook rodeó ese escritorio para caminar hacia él, parecía mágico, quizá. Cielos. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué estaba paralizado esperando que se acercara?

No reconocía por completo a su exjefe, la primera vez que lo conoció, él siempre parecía deslumbrar a los demás con su alegría, siempre empático, con una sonrisa, su sola presencia calmaba a cualquiera. Pero ahora, no parecía existir rastro del Jeon Jungkook que conoció.

—¿En verdad… en verdad estás aquí? —Jungkook preguntó, si estaba frente a él, con su mirada incrédula, manteniéndose un poco lejos de su lado— Jimin.

—Sí —respondió— No creí que lo volvería a ver de nuevo, señor.

—Yo tampoco —tal vez el Alfa se estaba tomando esto en algo serio, porque acomodó un mechón de su cabello que caía sobre su frente—. No puedo creer que… estás frente a mí.

—¿De que se trata todo esto? —su pregunta fue hecha en un susurro, sin poder quitar su mirada del rostro de Jungkook— ¿Por qué…?

Sus palabras se vieron interrumpidas cuando fue envuelto en un abrazo, algo completamente inesperado que lo congeló en su lugar. El aroma del Alfa delataba tristeza, pero a pesar de eso, fue algo que le gustó a su lobo, porque no se sentía amenazado ni incómodo.

—SoYeon, espera.

Escuchó la puerta de aquella oficina abrirse y, aunque quería romper el abrazo porque estaba seguro de que su hija estaba ahí, Jeon Jungkook no parecía compartir esa idea, ni siquiera parecía percatarse de eso.

—No tienes idea… de lo mucho que esperaba saber que estabas bien.

¿Quién era ese hombre que abrazaba a su papá?

Fue la primera pregunta que pasó por la mente de SoYeon cuando abrió la puerta, porque no quería estar lejos de su papá, además de que había notado que el hombre que los recibió parecía conocer a su tía. Pero ahora estaba un poco confundida con lo que veía.

Se acercó y abrazó a su papá de su cintura, tratando de interponerse en el abrazo antes de decir:

—Aléjese de mi papá —con un evidente tono molesto.

Ese hombre lo hizo, la observó con confusión para después disculparse con ella.

—Lo siento pequeña, no quería molestarte de esta manera —cuando él sonrió, algo resultaba familiar en esa sonrisa.

Lo miró de pies a cabeza, hasta que se quedó observando su rostro tratando de que sus recuerdos se hagan presentes.

“—Tiene unos ojos bonitos… como los tuyos.”, una pequeña imagen mental al fin se manifestó. Ella le estaba enseñando sus juguetes a alguien, que ahora que lo pensaba más… se parecía en algo al hombre frente a ellos dos.

—Disculpe señor Jeon, ella es mi hija y, no suele aceptar que alguien desconocido me abrace.

—Tranquilo, tampoco debí actuar de esa manera —pudo notar como limpiaba su rostro ante algunas lágrimas y lo siguiente que hizo, fue arrodillarse para quedar a su altura y no dejaba de sonreír—. Hola pequeña.

De su mente no desaparecía aquella imagen que atesoraba como un pequeño secreto. Y finalmente algo parecía hacer click.

—¿Papá?

En el momento que lanzó esa pregunta no esperaba que saliera de su boca, tan solo había pensado en voz alta. Pero como no quería molestar a su papá, elevó su mirada hacia él.

—¿Quién es él? —preguntó con cierta inocencia, porque había reconocido esa sonrisa con hoyuelos que le era dedicada con dulzura.

—Él es…—su papá peinó su cabello y la acercó ligeramente— un amigo.

—Tal vez no me recuerdes mucho, soy Jeon Jungkook, pequeña. Un gusto.

Incluso era el mismo tono de voz. Tenía que tratarse de su papá. ¿O solo estaba pensando demasiado en ello?

—Mi nombre es… Park SoYeon —masculló todavía abrazándose a su papá—. No era mi intención elevar la voz, lo siento.

—¿Por qué te disculpas pequeña? —le preguntó sin borrar su sonrisa— Está bien que protejas a tu papá, la próxima vez, que sea con más fuerza. Porque en serio me asustaste, pero sé que eres una niña adorable.

—¿Me conoce?

—Sí, te conozco muy bien.

Iba a decir algo más, pero el abogado que se presentó en un principio ingresó a la oficina interrumpiendo sus intenciones.

—Lamento mi demora, pero veo que ya se presentaron. Señor Park Jimin, él es mi hermano Jungkook, sé que lo ayudará en…

—No —la respuesta de su padre fue tajante—. Agradezco su intención abogado Jeon DongJu, pero no me gustan los juegos. Conozco a su hermano, por lo que… me retiro, tengan un buen día.

—Pero señor Park…

—Hasta luego, abogados Jeon.

En ese momento que salieron de esa oficina, volteó a ver a quien creía que era su papá, agachó la mirada al suelo y su sonrisa se apagó. Eso fue algo que no le gustó, pero no podía hacer mucho cuando notaba que su papá parecía disgustado.

¿Ahora qué pasaría?

Eso es todo, estoy medio dormida porque ya es tarde, así que si veis algo mal, me avisáis porfiis. Espero os guste. Se despide:

—almin♡

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