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Capítulo 24: Misterios

Cuando llegaron a su hogar, SoYeon tan solo optó por ir a su habitación y cambiarse, Jimin no dijo nada ya que había notado el hecho de que su pequeña parecía abrumada por algo. Tenía parte de su comida lista y solo faltaba un poco para que pueda tener un almuerzo más que delicioso.

A medida que las horas pasaban, mientras Jimin le ayudaba a su pequeña con sus deberes, ella no había hecho o dicho algo como solía hacerlo cuando se cansaba o decía que estaba cansada. Su manera de jugar y molestarlo no estaba presente causando preocupación en él.

—¿Qué ocurre pequeña? —se atrevió a preguntar mientras peinaba sus cabellos.

—Nada papá —le regaló una sonrisa débil—. Solo... pienso.

Frunció el entrecejo y sonrió hacia ella.

—¿Y en qué piensa mi pequeña princesa?

—Cosas.

—¿No quieres contarle a papá?

SoYeon negó con un movimiento de cabeza todavía manteniendo su atención en su cuaderno.

Jimin por su parte sí estaba un poco inquieto con la actitud de su hija, si bien solía quedarse en silencio en ciertas ocasiones, creía que los secretos entre ellos no existían. Así sonara un poco hipócrita cuando lo pensaba.

—Bueno, entonces iré a comprar unos dulces.
Eso pareció llamar la atención de la pequeña.

—Papá —habló ella en queja.

—¿Sí?

—No sueles comprar dulces a mitad de semana.

—Pero quiero unos.

Se formó una pequeña discusión entre ambos sobre cuando compraban dulces, Jimin solo lo decía para molestar a la pequeña que respetaba el comprar dulces antes del fin de semana, así no fuera una regla impuesta, ella solía respetar eso por la rutina que tenía.

—Está bien, no compraré nada —alcanzó a reírse mientras dejaba un beso en su cabeza que le sacó una risa a SoYeon—. Solo te estaba molestando.

—Papi, ¿te puedo preguntar algo?

—Claro, para eso estoy —Jimin tomó asiento a su lado, para después rodear su pequeña cintura en un abrazo mientras ella se apoyaba en su pecho.

—E-es... sobre mi papá.

Con solo escuchar eso, se removió un poco incómodo en su lugar.

—SoYeon.

—Por favor papá —rogó la pequeña—, solo quiero saber cómo es él.

Desde hace mucho, algo tan trivial se volvió habitual. Sus inquietudes empezaron cuando la molestaron con ese tema, algo que no le agradó para nada y, claro que debería decirle, pero no era tan fácil.

—Pequeña... lo hemos conversado, podremos hablar sobre eso...

Se detuvo cuando ella rompió el agarre y caminó hacia su habitación cerrando la puerta tras de sí con algo de fuerza. Estaba sorprendido, porque SoYeon nunca había mostrado esa actitud frente a él, pero tampoco quería molestarla, en parte era su culpa de que incluso una niña de siete años se moleste por su actitud.

Tocaron la puerta de su hogar, se levantó un poco desganado porque no esperaba visita alguna.

—¡Hola! —le recibió un efusivo saludo por parte de Whee-in, quien parecía echar chispas de felicidad a su alrededor— ¿Puedo pasar? Tengo algo importante que contarte.

—Claro, pasa —sonrió—. Por cómo estás, supongo que es una buena noticia.

—Lo es, lo es —la Omega tomó asiento invitándolo a su lado—, además, voy a necesitar de tu ayuda.

—Primero, quiero saber de qué se trata.

—Mi prometido llega de Seúl en tres días.

Jimin se sorprendió. Conocía la historia de Whee-in y un hombre que conoció en Seúl hace tres años en un taller sobre el lenguaje de señas, sobre todo en su aprendizaje; según ella, había conocido al amor de su vida en esas fechas.

—No sabía que estabas comprometida. ¿Cómo se llamaba tu galán?

—Bueno —Whee-in sonrió— no se los había dicho, pero él prefiere mantener el misterio hasta que conozca a mi madre.

—¿Y yo...?

—Quiero que me acompañes en este momento especial para mí. ¿No hay ningún problema, verdad?

—Ninguno —respondió y con alegría la abrazó—. ¡Estoy muy feliz por ti!

Aunque por dentro, Jimin tenía un poco de temor respecto al misterio del prometido de Whee-in, pero lo mejor era no pensar en cosas negativas.

Sin duda alguna, los días transcurrían con tal rapidez que incluso parecía que nada molestaba a la familia ante la espera del prometido de Whee-in. Claro que, eso era en la casa de la familia correspondiente, que mucho difería del como pasaba Jimin con su hija.

En esos tres días ella no volvió a sacar el tema de su padre, aunque seguía mostrando su habitual comportamiento, se podía percibir claramente su molestia y que a pesar de los intentos vanos por el Omega para acercarse a ella, estos solían culminar con un: “estoy bien papi, no te preocupes”, Jimin sabía que eso no era así.
Cómo ahora por ejemplo, que mientras él estaba lavando la cabeza de su pequeña, ella parecía más concentrada en jugar con los patitos de hule que le habían regalado en su cumpleaños número seis.

—SoYeon —habló tras ese silencio que entre ellos no era tan habitual, en las horas del baño.

—¿Sí papá?

—¿No hay nada que quieras contarme?

Ella solo negó con un movimiento de su cabeza, no podía insistir porque el agua pronto bajaría su temperatura y lo que menos deseaba era que ella se enfermara. La bañó tan rápido como se lo permitió, la cubrió con una toalla tras sacarla de la pequeña tina improvisada y la llevó hacia su habitación en lo que ella arrastraba sus pies para no enfriarse.

—Bien —la sentó en su cama mientras usaba otra toalla para secar su cabello—. Espera un minuto en lo que escogemos que usarás esta noche.

—Papi —él solo respondió con un sonoro “sí”—. ¿Qué sucederá esta noche?

—Conoceremos al prometido de tu tía, por lo que es una invitación que no podemos rechazar.
Alcanzó a vislumbrar un movimiento de cabeza aceptando la idea. Tomó un vestido que a ella le gustaba usar de vez en cuando, de color celeste y floreado con un acabado de princesa que según sus palabras, le quedaba bien.

Se agachó, sentándose sobre sus tobillos con las rodillas apoyadas quedando a la altura de la cama y terminando de poner las últimas prendas en la misma, secó todavía las gotas que se deslizaban en su rostro y sonrió.

—Sabes que no me gusta que estés callada —SoYeon solo formó un mohín con sus labios—. ¿Hay algo que te molesta?

—Sí —respondió en voz baja— pero..., no te gusta hablar del tema.

Jimin agachó la mirada, frunciendo los labios, estaba seguro de que era el único tema que ella sentía curiosidad ahora que podía.
¿Cómo podría decirlo así como si nada? Porque detrás de esa historia, no había nada bueno que rescatar, al contrario, eso la dañaría.

—Cielo —levantó la mirada y acomodó su propio cabello—. Está bien, vamos a hablar de tu... padre.

SoYeon elevando la mirada y cubriéndose aún más con las toallas, esperó atenta a sus palabras.

—Yo... solo quiero decirte que tú no tienes ninguna responsabilidad del porqué él y yo no estamos juntos —sonriendo, bajó la mirada—. Tu padre y yo... no logramos quedar en buenos términos y... bueno, seguimos nuestros propios caminos.

—¿Por qué? —preguntó ella con evidente curiosidad.

—Porque los adultos —masculló y la miró a los ojos— ohm... en muchas ocasiones, tomamos ciertas decisiones que no nos gustan. Y bueno, tu papá solo necesitaba su espacio.

—¿No nos quería?

—Cariño —acomodando los mechones que escapaban de la toalla encima de su cabeza, escogía las palabras adecuadas para decirle a una niña algo como eso—. Él tenía sus motivos, pero estoy seguro de que sí te quería, mucho.

Mentira. Una vez más decía una mentira. Solo que no se sentía con el valor suficiente para quitar una ilusión de esa manera. SoYeon no tenía por qué cargar con cosas que no la ayudarían en nada.
—Papi —volvió a llamar su atención—. ¿Y... quién es el hombre al que alguna vez llamé papá?

—¿Cómo? —preguntó sorprendido.

—Sí... eh, recuerdo que estábamos en el parque y decías que lo regañarías. Ese es mi único recuerdo… por un momento pensé que era mi papá.

A pesar de mostrarse extrañado, en el fondo, sabía de quién estaba hablando.

Jeon Jungkook. Oh. Era la primera vez en tanto tiempo que lo nombraba como tal.

—Se nos hará tarde cariño, tu tía nos debe estar esperando —evadió el tema levantándose con cierta dificultad—. Vístete en lo que yo voy a cambiarme.

De ese tema, claro que no hablaría. Había pasado tanto tiempo, que de seguro su exjefe ya estaba casado y con una familia. Seguro era así. Quitó esos pensamientos de su cabeza tras dejar la habitación de su pequeña y soltó una exhalación.
Esta noche debería prestar atención a otros detalles.

Una vez que ambos integrantes de la familia Park estuvo lista, tanto que la pequeña soltaba halagos de como su papá se veía bien y ella presumía de estar muy linda gracias al peinado queél había realizado; salieron para dirigirse hacia el lugar donde se desarrollaría la cena de presentación, por así decirlo.

SoYeon fue la primera en tocar la puerta. Pasaron pocos minutos en los que un hombre algo alto, con cabellera negra peinada (eso asumía debido a los rulos que lo hacían lucir despeinado), de tez bronceada, muy atractivo, que por la manera en la que vestía daba la sensación de ser alguien con mucho dinero o solo le gustaba vestir elegantemente.

—Hola. ¿En qué los puedo ayudar? —sonrió hacia ellos.

—Hola —respondió— bueno... eh... estamos...

—Cariño, ¿quién...? —Whee-in detuvo sus palabras y sonrió con evidente alegría hacia ellos— ¡Jimin, SoYeon! Me alegra verlos por aquí. Pasen, pasen.

El extraño se hizo a un lado de la puerta y los dos ingresaron.

—Me disculpo por si mi actitud les resultó molesta —mencionó él cerrando la puerta—. Whee-in me comentó que llegarían, pero quizá lo olvidé.

—Descuida —Jimin realizó una reverencia—. Soy Park Jimin.

—¡Y yo me llamo Park SoYeon! —su pequeña imitó su acción aunque, con clara alegría más que la suya sacándole una ligera risa al hombre frente a ellos.

—Y yo soy Kim TaeHyung.

—¿No es adorable? —la Omega estaba parada a su lado, TaeHyung asintió ante su pregunta— Bueno, Jimin seguro dirá que es un amigo, pero no, para mí es como un hermano y me convertí en la tía de la pequeña.

—Tengo una tía muy linda, ¿no? —SoYeon lanzó esa pregunta hacia Kim, quien sonrió con evidente curiosidad por la actitud de la pequeña.

—Muy, muy linda —respondió TaeHyung, mientras abrazaba a la Omega y dejaba un beso en su mejilla.

—Ya, no es necesario que digas eso —Whee-in estaba sonrojada e incluso había agachado la mirada—. ¿Cenamos?

—¿Ya está listo? —Jimin preguntó algo apenado.

Se suponía que para pasar algún tiempo chismeando sobre el misterio del prometido, llegaría antes, solo que no esperaba que él estuviera ahí antes que ellos. Whee-in le dijo que después hablarían de lo que él quisiera.

La pareja se dirigió primero hacia el comedor, donde la señora Jung los esperaba tras haber puesto el último plato para ellos. SoYeon sin perder el tiempo, tomó asiento al lado de quien solía llamar “abuela” y luego cada adulto tomó su lugar.

Sin duda alguna, TaeHyung era un hombre bastante agradable, a pesar de la primera impresión que podría dar, había hecho que la cena no se sintiera tan molesta o pesada como Jimin esperaba. Al contrario, tenía historias o anécdotas que eran graciosas sobre lo que le había pasado o que conocía, sacando más risas que comentarios molestos. El ambiente era más ameno y familiar.

Estaba consciente de que no era bueno juzgar sin conocer, solo que por alguna razón, se sintió un poco incómodo al principio con él. Tal vez se debía al hecho de que no sintió aroma que lo rodeara o por como lucía.

—Entonces —la señora Jung habló tras el momento en que terminaron lo que se habían servido, a diferencia de la pequeña que seguía comiendo—. ¿Conociste a mi hija en el taller sobre lenguaje de señas?

—Sí señora —respondió él observando a Whee-in a su lado— y si estoy aquí, también es porque queremos formalizar nuestra relación.

Unos pequeños aplausos resonaron, notando así que eran los de SoYeon, llamando la atención de los adultos presentes.

—Oh, perdón —masculló ella.

Eso sacó más risas sin dudar, pero sin olvidar el tema central del porqué estaban reunidos en una cena tan especial.

—Señora Jung —habló Kim tras un corto silencio— vine hasta aquí, para pedir su bendición y que me pueda casar con su hija.

—¡Oh cielos! —la señora Jung rio con evidente alegría— Muchacho, no necesitas ser tan formal. ¡Sabes que estoy de acuerdo con esto!

La celebración continuó, a pesar de que TaeHyung mencionó como chiste que había esperado una respuesta negativa, agradeciendo que aquello no sucedió quitándole un peso encima, según sus palabras. Por lo que, tras dejar el comedor se dirigieron hacia la sala donde la conversación se mantenía.

—Ahora seré un poco curioso —dijo TaeHyung dirigiéndose hacia Jimin— porque tu nombre me suena de algún lado, solo que, no recuerdo de dónde.

—Oh. Dudo mucho que nos hayamos conocido antes —respondió—. Porque sinceramente, te habría reconocido con las pistas pequeñas que solía darnos Whee-in.

—Ni te imaginas —acotó la señora Jung—. Siempre que le preguntábamos de quien se trataba o cómo lucía, lo mantenía como un secreto.

—Porque era su príncipe —SoYeon respondió abrazándose a la cintura de la Omega, mientras ella acariciaba su cabeza—. ¿Verdad tía?

—Por supuesto, SoYeon lo sabía.

—Me siento halagado ahora —TaeHyung sonrió—. Pero cariño, no era necesario tanto misterio.

—¿Lo ves? Incluso tu prometido lo asegura —Jimin se quejó—. Pero como dije antes, dudo mucho que nos hayamos conocido en algún momento, quizá ella me nombre en algún momento.

—Tal vez estés...

Las palabras de TaeHyung se detuvieron ante el sonido de su celular seguro por una llamada entrante. Se disculpó antes de contestar y levantarse, pero saludando con alegría.

—¡Jungkook!

Y Jimin se quedó petrificado en su lugar sin dejar de sonreír hacia Whee-in quien le comentaba sobre todo lo que podrían hacer ahora que conocían a TaeHyung. ¿Se trataba del mismo Jungkook que conocía? Lo dudaba mucho o quizá buscaba negarlo.

Porque, ¿qué tan mala tendría que ser su suerte como para que el prometido de su amiga, sea el amigo de su exjefe?

Era inevitable no pensar en ello. A pesar de lo que había sucedido entre ellos (que no escaló a mayores), sabía muy en el fondo, pero muy en el fondo, que aquel Alfa, le había demostrado que no todos eran unos patanes.

—Jimin, ¿te pasa algo cariño?

La dulce voz de la señora Jung vino acompañada de esa pregunta, tal vez se había quedado ensimismado en sus pensamientos sin quererlo realmente. Negó sonriendo.

—Estoy bien. Solo… recordé algo.

—Sí, llegué con bien… no te preocupes —se podía escuchar la conversación de TaeHyung al otro lado— se lo haré saber, gracias.

No podía tratarse del mismo Jeon Jungkook.

Primero de todo gracias por los 5k en esta historia, estoy muy contenta uwsnksmaka. Segundo, ya sabéis si encontráis algo mal me avisáis. Tercero pero no menos importante, espero os guste. Se despide:

—almin♡

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