Capítulo 17: Dudas y una situación inerperada
Jungkook, tras llegar a su hogar después de dejar a la familia Park, se sintió un poco abatido y hasta preocupado. No era idiota, había notado que Jimin se sentía agobiado, probablemente no debió inmiscuirse de esa manera en el reencuentro de Hoseok y Jimin. Se apoyó en su puerta, soltó un suspiro para después caminar hacia la sala notando que Hoseok seguía en su casa, sonrió y se acercó a su amigo.
—¿Todo bien? —cuestionó tomando asiento al lado de Hoseok, quien solo le regaló una sonrisa débil.
—Sí, todo tranquilo —respondió. Hoseok no era bueno para mentir, pero preguntarle sobre el tema sería romper su palabra con Jimin.
¿Quería eso? No, esperaría a que sea el Omega quien le cuente todo lo ocurrido. Era un Alfa, un hombre que mantenía su palabra.
—Bien —dijo tras un corto silencio—. ¿Unas cervezas?
—Sí, ya que estás dispuesto a limpiar algo de vómito.
Ambos Alfas rieron, aunque sea un poco asqueroso el chiste, Jungkook se levantó para traer unas cuantas cervezas de la cocina. Beberían un poco, así por lo menos el ambiente no se sentiría tan incómodo, porque estaba seguro de que Hoseok estaba esperando sus preguntas. Lo mejor era quitarle esa idea de la cabeza con cualquier otra cosa.
Mientras sacaba las cervezas, su celular vibró notificándole la llegada de un mensaje, puso las latas en la mesa, sacó el celular de su bolsillo y revisó la pantalla con cierta curiosidad de ver que se trataba de YoonGi.
“¿Estás ocupado? Necesito hablar contigo de algo importante.”
Frunció el ceño, no era extraño que YoonGi se comunique con él, lo extraño era recibir un mensaje cuando podía llamarlo. ¿Le habrá ocurrido algo? Se preguntaba.
Escribió tan pronto como pudo mencionándole que no y que estaría pronto en su casa.
—Hoseok —habló tras guardar su celular, caminó solo con una lata de cerveza hacia la sala, para después entregársela—. Tengo que salir, surgió algo.
—¿Puedo quedarme?
—Estás en casa amigo. Ya regreso.
Se despidió. Solo esperaba que YoonGi estuviera bien, era demasiado misterio por su parte.
Tras un corto viaje en su auto, gracias a que el tránsito nocturno le daba esa facilidad, llegó al edificio donde vivía su amigo. Realizó todo el proceso de registro y a quien visitaba, para que su viaje en ascensor se sienta largo, puesto que, no se sentía del todo tranquilo.
Una vez que las puertas del ascensor se abrieron, caminó, o más bien dio pasos largos para solo llegar con prontitud a la puerta del departamento de YoonGi. Tocó el timbre. No esperó mucho para que el Omega abriera la puerta, tenía la mirada gacha, moviendo sus pies.
—No imaginé que llegarías tan pronto —dijo YoonGi después de un corto silencio levantando la mirada en el proceso.
Quería decirle algo. Solo que no sabía que palabras usar. Tan solo se acercó al Omega y lo abrazó sin más.
—¿Pasó algo? —cuestionó.
—Nada, nada —pudo percibir una sonrisa y el cómo correspondía su abrazo con gusto—. Pero creí que te había molestado, me dijiste que…
—Mejor pasemos —Jungkook se separó un poco tan solo para ver a YoonGi sonriendo—, querías hablar conmigo de algo importante, hablemos de ti, no de lo que dije.
Ingresó al departamento, esperó a que YoonGi cerrara la puerta para después caminar con él hacia la sala. Necesitaba quitarse esa espina de preocupación, YoonGi no era tan callado, al contrario, solía mencionarle cualquier cosa con el fin de no tener un ambiente tan silencioso. Tomaron asiento dedicándose sonrisas pequeñas casi pareciendo tímidas.
—No voy a negar que me gusta verte —dijo después de ese silencio— solo que… tanto misterio me…
—Oh, ¿estás preocupado? —cuestionó YoonGi sonriendo— Lo siento, no quería hacerte creer eso.
—¿Está todo bien? —preguntó sosteniendo las manos del Omega con las suyas— YoonGi.
—Tranquilo —YoonGi le regaló una pequeña sonrisa—. No es nada malo, en serio. Solo quería comentarte la noticia que me dieron en la empresa.
Jungkook sintió como su corazón volvía a latir con tranquilidad, era bastante claro que la situación solo le causó gracia al Omega por la manera en la que había actuado. Ahora se sentía como un completo tonto por sacar conclusiones apresuradas.
—Veo que estás mejor, ahora escúchame —el Omega tan solo tomó una bocanada de aire antes de continuar—. Hay una posibilidad de que me vaya a Canadá en unas semanas. Me ascendieron Jungkook.
—Oh… eso es… ¡es fantástico YoonGi! —exclamó rompiendo el agarre de sus manos para abrazarlo, porque sabía todo el esfuerzo que él ponía en su trabajo— ¡Estoy muy feliz por ti!
Se quedaron así unos cuantos minutos hasta que fue el mismo YoonGi quien rompió el abrazo. Acercó su mano hacia su rostro y lo besó, algo pequeño y tierno que sin dudas era bastante para él.
—¿Y… eso? —le fue imposible no cuestionar lo obvio.
—Estoy feliz y lo quería pasar a tu lado, ¿hay algo de malo en eso?
—No, no, claro que no —sonrió— solo que… creo que deberíamos celebrarlo de otra manera.
Era la primera vez en años que “rechazaba” una proposición así. No es como que siempre pensara en sexo cuando estaba con YoonGi, pero claramente su respuesta causó extrañeza en el Omega. ¿Por qué de repente no se mostraba dispuesto a un poco de placer carnal? ¿Qué le estaba pasando?
—Está bien —aceptó YoonGi—. ¿Algo especial que quieras?
Claramente sería una noche larga, pero no de la manera que esperaba.
Cuando la alarma de YoonGi sonó a tempranas horas del día, fue Jungkook el primero en despertarse. Habían comido algo y tomado muy poco, la conversación fue amena hasta que ambos decidieron irse a dormir. YoonGi había intentado hacer que… bueno, suceda algo más, pero falló en su intento porque sintió que su lobo interior se mostraba renuente a aceptar la oferta. Tenía más problemas consigo mismo y el conflicto estaba presente en su cabeza.
Frotó sus ojos esperando espabilar un poco. Miró la hora del reloj a su lado, debería irse después de despertar a YoonGi. Eso pasó, tuvo su momento para molestarlo y aunque logró su cometido, el Omega no había despertado de un buen humor, al menos así lo dedujo con solo ver su expresión seria. Preguntar las razones sería demasiado estúpido de su parte, solo le dijo que se iría ya que tenía algo importante que hacer.
—Gracias por haber venido —masculló YoonGi mientras caminaba hacia el baño—. Te llamaré cualquier cosa.
Asintió. Cuando escuchó la puerta cerrarse, tan solo se mordió su labio inferior. Quería regañarse. ¿Por qué? ¿Por no haber aceptado tener sexo? Lo mejor era pensar con la cabeza correcta, tan solo eso.
Tras salir del departamento de Min, se tomó el tiempo suficiente para conducir su auto pensando en lo que tenía que hacer hoy. Primero, ultimar algunos detalles en el restaurante, aunque eso podría dejárselo a SeokJin; segundo, ver a Jimin y a la pequeña SoYeon. ¿Habían quedado en una hora concreta? No lo recordaba, pero si quería continuar con lo prometido, lo mejor era llamarlo apenas llegara a su hogar, o bien podría aparecerse en ese departamento después de desayunar. Lo que venga primero, se dijo deteniéndose ante el semáforo en rojo.
Las horas parecían pasar muy rápido. Al menos así lo sintió cuando llegó a su casa, se baló y cambió para después prepararse un desayuno rápido, realizar unas llamadas y esperar a que Hoseok se despierte para que pueda decirle que debería darse una ducha. Mala idea dejarlo beber solo.
—Sí…—decía mientras conversaba con SeokJin—. ¿En serio te dijo eso? Bueno, justo iba a verlo. Le preguntaré, adiós amigo.
Cuando cortó la llamada, no esperó recibir alguna noticia en especial, por lo que estaba muy sorprendido. Le habían informado que Jimin no podría ir a trabajar ya que no se sentía bien, esperaba que no le haya pasado nada o que sea una excusa por miedo a que lo hostigue con temas personales. Algo que nunca haría.
Salió de su hogar siendo solo las diez de la mañana, para el momento que llegara al departamento de Jimin habrían pasado por lo menos cuarenta y cinco minutos, un tiempo de viaje estimado, sin contar el congestionamiento vehicular. Intentó comunicarse con la amiga del Omega, pero parecía ser que no tenía la intención de contestarle. Eso solo activó las alarmas de preocupación en él.
Llegó al edificio con ciertas dificultades, pero lo importante es que estaba en su destino. Dejó el auto con seguro y procedió a subir las escaleras de dos en dos sin tomarse el tiempo de saludar a quienes lo veían correr como alma que lleva el diablo. En el momento que llegó a la puerta de los dos Omegas, tocó evitando llamar la atención de quienes estaban curioseando por ahí.
Esperó un poco a que le abrieran la puerta ante sus insistencias, siendo recibido por Jimin que estaba envuelto en un cobertor de pies a cabeza cuando abrió la puerta.
—¿Te olvidaste…? ¿Señor Jeon? —cuestionó Jimin con sorpresa.
—Jimin —dijo entrando sin realmente ser invitado, solo que el aroma de cappuccino y nuez moscada le llegó directo a la nariz, sintiéndose como un golpe fuerte—. ¿Qué demo…?
Si bien antes había percibido el aroma del Omega, no fue tanto al grado de poder identificar los aromas. Todo el ambiente estaba lleno de ese aroma, claro que debió deducirlo, pero en su defensa, tampoco era adivino para saber que él estaba en ese estado.
—¿Vine en un mal momento, no es así? ¿Estás solo? —preguntó recibiendo solo un asentimiento de cabeza por parte de Jimin— Lo siento, lo siento.
Disculparse no serviría de nada. Jimin le pidió que tomara asiento en lo que él traía un poco de agua y abría un poco las ventanas.
Carraspeó un poco agradeciendo su atención. Los minutos pasaron para que Jimin hiciera todo lo mencionado, se sentó a su lado entregándole el vaso de agua, se quedaron sumidos en un silencio que resultaba un tanto incómodo.
—¿Qué lo trae por aquí? —preguntó el Omega, sonriéndole todavía con el cobertor encima.
—Y-yo… quería saber si…—de repente el cuello de su camisa se sentía muy apretado, tragó saliva— si estabas bien. Pero creo que no debí preocuparme.
—Bueno, agradezco su preocupación —dijo Jimin en voz baja— aunque avisé que no podría ir a trabajar, omití los detalles porque no lo consideré necesario.
Jungkook le dedicó una sonrisa nerviosa, bebió un poco de agua. El aroma de Jimin no había desaparecido como esperaban. Se sentía de repente con mucho calor y eso no era una buena señal.
—Estás bien, con eso puedo quedarme —habló tras ese silencio corto, terminó de beber su vaso de agua y agradeció—. Me retiro, no quiero ser una molestia.
Aunque eso decía, por alguna razón no se levantó de su lugar, tan solo miró a Jimin a los ojos dejándose encandilar por el color que habían tomado, un precioso color avellana. Su respiración se detuvo en su pecho y abrió la boca intentando formular alguna palabra o algo, pero parecía hipnotizado por ellos.
—Jungkook —de repente sentía que su nombre dicho por el Omega, parecía acariciar su nombre—. ¿Está… bien?
—Sí —respondió quitando la mirada, observando el suelo como si fuera algo interesante— solo que… olvídalo, no es nada.
Deseaba marcharse, claro que sí, porque él no era la pareja de Jimin como para atenderlo en pleno inicio de su celo. Siquiera pensarlo no debería cruzar por su mente, porque Jungkook podrá ser muchas cosas, menos un Alfa que se aprovecharía de un Omega en una situación tan personal.
¿Por qué entonces seguía sentado en la sala y al lado de él?
—Jimin —volvió a dirigirle la palabra, esta vez decidido a marcharse, seguro de que no tenía nada que hacer ahí—. Te veo en el trabajo, cualquier cosa, puedes llamarme.
El Omega no respondió, ni siquiera realizó algún movimiento de cabeza para asegurarle que le había escuchado. Nada. Lo siguiente sí que no lo esperaba, Jimin se acercó a él, olfateándolo desde su pecho y subiendo lentamente por su cuello, rozando su cuello y volviéndolo innecesariamente vulnerable. Se quitó el cobertor de encima y el aroma de nuevo llegó con gustó a su nariz, aunque después de eso, el Omega se sentó a horcajadas en sus muslos.
—Espera. No puedo hacer esto.
Bueno eso es todo, si veis algo que esté mal me avisáis. El miércoles no se si actualizaré, sino lo hago el viernes. Espero que os guste. Se despide:
—almin♡
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