Capítulo 16: Mejor amigo
¿Por qué hoy? ¿Por qué tenía que encontrarse a alguien conocido precisamente en Seúl? Jimin se hacía esas preguntas mientras se mojaba el rostro después de ese descanso que perdió todo sentido al encontrarse que estaba acostado encima de su jefe y ver a su amigo.
Tan solo quería irse e ignorar que había visto a Hoseok ahí afuera. De todas las cosas que creía que le pasarían, no podía creer que precisamente su amigo se encontrara en Seúl después de todos estos años.
Soltó una exhalación bastante asustado, sentía las puntas de sus dedos fríos, y por mucho que intentara parecer calmado e indiferente, sentía que no podía hacerle eso a alguien que hizo mucho por él. Salió del baño tras secarse el rostro, peinó su cabello, tragó saliva mientras caminaba hacia la sala.
Tenía que irse cuanto antes.
—Sí, ¿por qué? —escuchó la voz de su jefe con cierta curiosidad.
—Yo…—apareció en la sala tras cruzar ese pasillo, levantó la mirada viendo a Hoseok— Jimin.
Levantó la mano saludando con un ademán, lo conocía bastante como para ser más respetuoso que eso. No recibió alguna respuesta, solo vio como su amigo caminaba hacia él, tan solo se paró frente a él a una distancia considerable y no pasó mucho tiempo en el que rompió aquello en un abrazo que no se sentía capaz de corresponder.
—No puedo… no puedo creer que estás aquí —susurró Hoseok, seguido de un tono de voz quebrada.
—Yo… tampoco —respondió en un susurro.
Las palabras ya no eran tan importantes, porque podía notar la confusión en la mirada de su jefe.
Claro, él no sabía absolutamente nada y era obvio que estaba perdido con toda la situación que se le presentaba.
—Hoseok —susurró intentando romper el abrazo—. El señor Jeon…
Jung tan solo rompió el abrazo, cayendo recién en cuenta que estaba llorando, Hoseok estaba avergonzado.
—No te preocupes por él, es un buen amigo —sorbió su nariz mientras reía limpiándose sus lágrimas—. Lo siento, en serio lo siento.
—Siento que me he perdido de mucho —comentó Jungkook parándose al lado de Hoseok quien seguía limpiando su rostro—. ¿De dónde se conocen?
—Bueno, Jimin y yo…
—Señor —Jimin tuvo que interrumpir—. ¿Podría llamar a Byul-Yi?
El señor Jeon no se negó a esa petición, tan solo asintió girando sobre su lugar, seguro a traer su celular.
Cuando Jimin y Hoseok se quedaron a solas, ambos amigos se miraron a los ojos demostrando su nostalgia en algo tan simple. Aunque el Alfa seguía llorando, lo notaba en sus ojos.
—Hoseok Hyung, ¿puedo pedirte un favor?
—Claro, lo que sea por mi mejor amigo —respondió Hoseok sorbiendo la nariz.
—No digas nada por favor —sus palabras causaron confusión en el Alfa frente a él—, por lo menos hasta que yo lo haga primero.
Sabía que eso era demasiado para su amigo, el Alfa era demasiado obvio, no necesitaba demasiado para demostrar sus sentimientos ayudado así por sus expresiones. Jimin esperaba que solo con eso entendiera.
—Aquí está Jimin —la voz de su jefe rompió aquel momento, agradeció en un susurro ese gesto—. Supongo que te debe estar buscando.
Eso era imposible por la hora al menos, ella tardaba en llegar hasta después de las diez de la noche y la hora no pasaban de las siete de la noche. Jimin observó la pantalla del celular con cierta resignación, quería irse, pero tampoco quería ser una molestia para los Alfas presentes y hacer que alguien se preocupe más de lo necesario.
—Jimin —mencionó el señor Jeon—. ¿Pasa algo?
—No, todo está bien.
Caminó hacia un lugar más apartado de los dos Alfas a su lado, tal vez Byul-Yi estaba en clases y sería imprudente llamar e interrumpirla, así que escribió el número sin guardar el contacto para escribirle un mensaje rápido.
“Llámame apenas salgas por favor, después te explico. Te escribe, Jimin.” Cuando terminó observó sobre su hombro a su jefe quien parecía estar al tanto de sus movimientos. Soltó un sonoro suspiro, le gustaría tener un círculo más amplio al que pueda pedir ayuda en una situación así.
Volvió hacia donde estaba, realizó una reverencia sintiéndose apenado por la situación.
—¿Te contestó? —cuestionó el señor Jeon.
—No… tal vez, sigue ocupada.
¿Qué excusa podía usar ahora? No podía soportar el hecho de seguir en el mismo lugar donde estaba Hoseok, eso significaba muchas cosas.
—Debo irme —de repente las palabras de Hoseok llamaron su atención— creo que estoy siendo un mal tercio aquí.
—Nada de eso —alegó su jefe acercándose a Jung para abrazarlo por sobre sus hombros—, comamos algo y veremos que hacer después.
Jimin tan solo aceptó resignado, ya que, al dirigir su mirada hacia su hija, la pequeña tallaba sus ojitos buscando a su alrededor. Ella acababa de despertar y de seguro estaría con hambre.
La cena se llevaba con un aura diferente a lo que solía estar acostumbrado. Debía admitir que hace mucho no tenía esa sensación del calor de un hogar, su jefe hacía que la pequeña coma repitiendo lo mismo en la tarde, mientras Hoseok bromeaba respecto a la comida que había preparado el Alfa.
Sin embargo, a pesar de ser una sensación agradable, todavía estaba inseguro de lo que sucedía. Sonaba tan irreal.
—Y, ¿te gustó la comida Jimin? —cuestionó Hoseok sacándolo de su ensoñación asintiendo ante su pregunta— Me alegra, deberías comer más, bajaste mucho de peso.
—Ya, Hoseok, ¿por qué comentas eso? —preguntó Jungkook casi bromeando— Está comiendo tranquilo, no lo molestes.
—Estoy bien señor Jeon —comentó sin dejar de lado su comida.
—Hoseok, agradece que una pequeña está aquí —finalizó el Alfa Jeon con cierta modestia continuando en su labor de hacer que la pequeña coma su comida.
A pesar de ese silencio que solo se llenaba con el sonido de las cucharas chocar, no se sentía tan incómodo. Poco después de que todos terminaran de comer y el señor Jung se ofrezca en recoger los trastes, Jimin agradeció la comida observando a su pequeña que hacía lo mismo.
—Es muy adorable —mencionó Hoseok con una sonrisa desordenando el cabello de la pequeña— me sorprende que sea tu hija.
—¿Solo quieres atacarme Hyung? —cuestionó siguiéndole el juego.
—No, no es eso —SoYeon tan solo observaba a Hoseok con cierto recelo— es solo… que no esperaba esta sorpresa después de tanto tiempo —sonrió—. Me alegra saber que soy tío.
Jimin sonrió con ternura. Siempre se habían tratado como hermanos cercanos a pesar de que hace mucho se creía que serían más que eso, algo que esperaban se diera ya que Hoseok siempre lo protegió de todo, pero las cosas no fueron así ni salieron como alguna vez lo planeó.
—¿Quién fue, Jimin? —esa pregunta lo dejó absorto, tragó saliva intentando ignorarla bajo el silencio— Entiendo.
—Lo siento Hoseok, será en otro momento.
Su jefe volvió al comedor sonriendo, tomó asiento en su lugar y apoyó su codo sobre la mesa sujetando así su rostro apoyado en su mano. Dirigía su mirada tanto a Hoseok como a él.
—¿Por qué se quedaron callados? —cuestionó— Desde que se han visto en la tarde, solo susurran frente a mí.
—Y sé muy bien que odias eso —masculló Jung con una sonrisa bajando a la pequeña cuando ella se lo pidió al mover sus manos.
—Exacto —su mirada esta vez viajó hacia él—. Creo que no lograremos mucho Jimin si sigues así.
Quería disculparse, solo que el sonido de un celular llamó la atención de todos. Jungkook tomó su celular bastante extrañado, aunque contestó con cierta curiosidad.
—¿Hola? —pareció esperar la respuesta— Oh, sí él está aquí… claro… por supuesto, adiós.
—¿Era Byul-Yi? —cuestionó solo porque así lo consideró prudente.
—Sí, dice que está en casa así que, quiere ver que estás bien —su jefe tan solo se estiró en su lugar—. ¿Te quieres ir?
—No quisiera causarle más molestias.
Se levantó realizando una reverencia con cierta pena, caminó unos pasos hacia su hija quien jugaba con los cojines del sofá. Fueron muchas emociones para un solo día.
El tiempo del viaje en el auto se sintió corto después de una despedida poco incómoda, Hoseok le había dicho que lo iría a visitar en cualquier momento, probablemente eso era bueno después de tanto tiempo. Aunque se seguía sintiendo culpable.
Tras que el auto se estacionó frente al edificio, dirigió su mirada hacia SoYeon quien se mantuvo quieta durante todo el viaje para después dirigirla hacia el Alfa quien solo sonreía.
—Llegamos —dijo apagando el motor—. ¿Seguro que no quieres que te acompañe?
—Estaré bien, gracias —respondió teniendo la mirada hacia el frente—. Señor Jeon.
—Puedes tutearme Jimin, no es necesario que seas tan formal.
—Jungkook Hyung —expresó tras pensarlo un poco—, le pido que por favor no averigüe mucho de mí de parte de Hoseok. Es… es personal.
—Claro, jamás haría eso —Jungkook tan solo asintió confirmando así sus palabras— prefiero que seas tú quien lo cuente. ¿Estamos?
—Muchas gracias.
Tras tener esa seguridad, se despidió de su jefe con una pequeña venia, bajó del auto para después bajar a su pequeña. Agradeció una vez más y caminó con SoYeon hacia el interior de su edificio. Subieron las escaleras jugando, algunas vecinas lo saludaron, respondía con sonrisas demasiado forzadas porque ahora solo tenía ganas de llorar.
Le costaba demostrar que era fuerte, sobre todo ahora con este pequeño episodio. Fue un shock bastante fuerte para él. Al llegar a la puerta del departamento, tocó la puerta.
—Jimin —fue lo primero que dijo la Omega al verlo, lo abrazó para después observar a la pequeña—. SoYeon, ¿dónde estaban ustedes dos?
—Lo hablaremos después —susurró—. Me sorprende que llegaras temprano.
Byul-Yi tan solo sonrió haciéndose a un lado para que pasaran. Apenas ingresaron, la pequeña corrió a su habitación como si nada sorprendiéndolos. Tal vez ella entendía más de lo que entendían.
—¿Pasó algo? —cuestionó la Omega.
—Muchas cosas —respondió acomodando su cabello mientras caminaba hacia uno de los sillones—, estoy agotado.
Cubrió su rostro con ambas manos tras tomar asiento, sentía como sus ojos se acumulaban de lágrimas. Sintió el peso de alguien sentándose a su lado, luego, un ligero peso que se apoyaba en su hombro.
—Sabes que puedas confiar en mí —dijo Byul-Yi.
—¿Recuerdas que te conté de Jung Hoseok? —cuestionó, recibió un ligero “sí” como respuesta— Y-Yo… lo volví a ver después de tanto tiempo.
Su voz temblaba con tan solo decir esas palabras. Ya no quería seguir llorando, pero era imposible considerando el hecho de que su pasado lo estaba siguiendo.
—Éramos muy buenos amigos… en el instituto —continuó ahora solo cubriendo sus ojos— hasta que… él tuvo que irse de viaje —las primeras lágrimas se deslizaron por sus mejillas— fue… durante ese tiempo que conocí al padre de SoYeon… ¿lo recuerdas?
—Jimin, tranquilo —su amiga acarició su espalda—, deja de atormentarte con eso. Eso ya me lo contaste hace mucho.
—Me pidió que me cuidara —sollozó sintiendo como se le oprimía el pecho—… que no me dejara…
—Papi —tuvo que dejar de cubrir sus ojos al escuchar la voz de su hija— papi.
Limpió su rostro desviando la mirada, ella no debería verlo de esa manera. Sintió como las manos de su hija se apoyaban en sus muslos, siguió limpiando las lágrimas que se deslizaban todavía.
—Papi —volvió a decir SoYeon, suspiró un poco antes de volver a dirigir la mirada hacia ella—. ¿Po… qué llolas?
—No… estoy llorando cariño —dijo, no pasó mucho de que su pequeña tomara sus mejillas limpiándolas con sus pequeños dedos—. Papi está bien.
Existían muchas cosas que lamentaba, decisiones de las que ahora arrepentirse cobraban poco sentido cuando veía a su hija, que le veía con tanta preocupación y cariño. Un cariño incondicional y duradero, así existan heridas que sanar, su hija era lo más importante que tenía.
Bueno, no se si he puesto bien los nombres, porque estoy re cansada y ya no sé qué hago jajaja, espero que estén bien. Espero que os guste. Se despide:
—almin♡
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