Daemon se encontraba en la oficina, ya todos los empleados se habían ido, pero él seguía revisando contratos. En eso oyó como la puerta de su oficina se abrió, alzó la mirada y vio a Laenor.

— Así que mi padre no mentía, estás haciendo horas extras.
— Solo me pongo al corriente.
— ¿Robando trabajo que no es tuyo?
— ¿Vienes a criticar solamente?
— En realidad, las niñas quieren ir a una excursión escolar y el permiso necesita tu firma.

Daemon suspiro, no había visto ni hablado con sus hijas desde hace 2 semanas. Tanto Rhaenys cómo Laenor lo habían mantenido informado, pero sus hijas se negaban a hablar con el cuando las llamaba. Ese día que se fueron, hablo con Rhaenyra, ella se ofreció a disculparse y hablar con las niñas, después de todo algo similar le había pasado a ella, pero él dijo que no, que el error había Sido de él, al final Rhaenyra le dijo que pusieran su relación en pausa, para que ambos pidieran arreglar las cosas con las niñas.

Daemon Ingenuamente creyó que eso bastaría para que sus hijas regresarán más rápido, pero realmente no había tenido ningún impacto en la decisión de sus hijas, excepto que ya estaban menos enojadas con Rhaenyra.

— ¿A dónde es la excursión?
— El Refugio central de animales.

Daemon se sorprendió, Laena había trabajado ahí muchos años. La única vez que las gemelas fueron, eran muy pequeñas.

— Están muy emocionadas.
— Me lo imaginó.
— pronto las tendrás de vuelta en casa Daemon.

Daemon no dijo nada, Laenor se despidió y se fue. Por lo que siguió con el papeleo, extrañaba a su hijas, su casa se sentía enorme y sola, esa era la razón por la que estaba haciendo horas extras. De esa forma sentía la casa menos sola, extrañaba mucho a sus hijas.

El día de la excursión, Daemon estuvo tentado a ir al Refugio para ver a sus niñas. Pero decidió enfocarse en su trabajo.

O eso creyó hasta que recibió una llamada. Era de la escuela, sintió un Déja vu, le acababan de hablar para decir que Baela estaba escondida en algún lugar del refugio y que Rhaena se negaba a decir dónde.

Daemon salió de la oficina y condujo hacia el refugio, al llegar a la oficina de administración vio a Rhaena sentada.

— Señor Daemon, gracias por venir, como le dije por teléfono, su hija sabe dónde está su hermana y no nos quiere decir.
— Hablaré con mi hija.

La maestra los dejo solos y para sorpresa de Daemon, Rhaena lo abrazo.

— No te enojes con Baela, ella solo quería ver a Vhagar.

En ese momento Daemon se hizo una idea de dónde estaba su hija mayor.

— Quédate aquí, cuando regrese con tu hermana, quiero hablar con las dos.

Daemon se dirigió a los establos dónde tenían a los caballos, se sorprendió de que todavía sabía cómo llegar. Entro en el establo donde guardaban a Vhagar y encontro a Baela.

— ¿Que haces aquí, papá?
— Me llamaron.
— No deberías estar aquí, este es un recuerdo importante que tengo de mi madre y no quiero que lo mancilles.
— Baela.
— Ya tenemos suficiente con que hayas macillado todo lo demás, como para que también nos arrebates esto.
— Hija.
— NO TENIA NI UNA SEMANA, no tenía ni una semana que mamá había muerto cuando ya estabas con alguien más, ni siquiera te importó como nos podíamos sentir Rhaena y yo.

Baela empezó a llorar, para su sorpresa su papá la abrazó.

— Fue un error, lo se. Quiero explicarles todo. Pero para eso tenemos que salir de aquí.
— Solo quería ver a Vhagar.
— Lo se, pero tu tío Viserys prometió que les dejarán verlo cuando quieran.

Baela asintio, salieron del establo y se dirigieron a las oficinas de administración, dónde Rhaena abrazo a su hermana. En lo que Daemon hablaba con los profesores.

— Vamos niñas, las llevaré a casa de su abuela.
— En realidad...
— Queremos ir contigo a casa papá.

Daemon sonrió y las abrazo.

— Suban al auto.

Continuará...