022
GABRIEL
Me observo frente al espejo, me sentía yo mismo pero en otro cuerpo; me gustaba de cierta manera. Aunque ya estaba acostumbrándome a mi forma masculina.
Alzabú viene por detrás y me abraza por la cintura, besando mi cuello con humedad y me aprieta hacia él.
-Y decías que no te iba a gustar.- murmuro, sintiendo esa presión en su entrepierna-. ¿Andas queriendo algo más que un beso, no?
Noto que la puerta ya estaba cerrada, Alzabú se quita la camiseta y yo recorro mis manos por su tonificado y tatuado abdomen y pecho. Me encanta, lo empiezo a besar y me carga con facilidad para acostarme en la cama. Se levanta para apagar la luz, siendo iluminados por las luces de la calle; se acuesta encima mío empezando a besarnos.
-Tenemos que probar que se siente así.- susurra entre jadeos, yo sonrío.
Entre los dos, nos quitamos la ropa y nos metemos bajo las sábanas; me acomodo encima de él y con cuidado su miembro entra en mi, ahogo un gemido y unimos nuestros labios.
Empiezo a mover mis caderas lentamente de adelante hacia atrás, se sentía aún mejor con cada movimiento; emitía gemidos pero mi novio los callaba con besos apasionados. Sus manos estaban recorriendo mi espalda hasta mis glúteos los cuales apretó con desesperación.
Mis movimientos aumentaron cuando sentí una electricidad recorrer mi cuerpo, mis piernas temblaban y en mi vientre sentía un cosquilleo que aumentaba cada vez más cuando me movía más.
-Mierda, mierda.- gimo sintiendo llegar al clímax y a los minutos Alzabú también-. Mm...
-Ay que...- Alzabú cierra los ojos, excitado-. ¿Te gustó?
-Si...- me acomodo en su pecho y saco con cuidado su miembro-. Se sintió mejor, me gusta.
-Podemos repetir cuando quieras.- me acaricia la mejilla y yo me rio bajo-. ¿Se durmió?
-Con Edén.- él frunzo ligeramente el ceño-. Ya puede tener su vida tranquila y lo sabes, ella no te dice nada cuando tú me haces-
-Ya, ya.- los dos reímos, le doy un beso en los labios-. ¿Otra vez?
-Cuanto quieras.- sonríe volviendo a besarme y ahora él poniéndose encima mío.
Me empieza a besar recorriendo mis pechos hasta bajar a mi entrepierna, haciéndome ahogar un gemido y cerrar los ojos del placer.
***
Había pasado una semana, y hoy era el cumpleaños de mi hija; Eris y yo habíamos ido hace unos días a comprar nueva ropa para mi; y se había vuelto como una buena amiga.
Ayer por la noche, los cuatro habíamos ordenado todo para darle la sorpresa a Lilianne, los chicos se encargaron de sacarla de la casa por la noche, comentándonos luego que se habían ido a una feria de la plaza donde pusieron juegos mecánicos.
Me gustaba que ahora ellos estuviesen bien, que tuvieran una vida más sana y calmada. Aunque lo que a nosotros nos tenia algo incomodos era que Allivna vendría con su pareja e hija.
Alzabú estaba gruñón, por eso claramente; pero yo me encargaba de calmarlo, simplemente le decía que estuviera enfocado en el cumpleaños de nuestra hija, que era lo que hoy importaba.
En la mañana, los tres junto con Edén habíamos salido a tomar desayuno a un lugar especial, pasar un momento en familia; y por un momento habíamos olvidado que éramos un ángel, un demonio, una semidiosa y un arcángel. Solo éramos una familia normal.
Y ya estaba atardeciendo, cada uno se había encargado de arreglarse para la ocasión, se había pedido para la ocasión usar ropa de tonos claros, ya sea beige o blanco.
Me termino de arreglar el cabello en un moño alto, solo caían algunos mechones; llevaba un vestido suelto pero a la vez pegado al cuerpo. Alzabú vestía una camisa blanca con unos pantalones negros al igual que sus zapatos.
-¿Lista?- me asomo en la habitación de mi hija, quien miraba su vestido en su cama-. No te has cambiado...
Se había duchado y Magda la había maquillado inclusive con hacerle el peinado; me acerco a ella para hacer que me mire y puedo notar su mirada triste. Me siento en la cama, con cuidado de arruinar su vestido y le tomo las manos.
-Tengo miedo.- susurra, yo me quedo callada para que siga-. ¿Dolerá mucho?
Le habíamos comentado de que sus alas por fin saldrían, era el pico alto de toda su magia y poder angelical donde salía de ella y se manifestaba como realmente debía ser.
-No mi amor, no dolerá mucho.- murmuro acariciando algunos mechones de su cabello-. Ya debes alistarte, te quiero ver hermosa aunque siempre lo eres.
-Está bien... mmm.- sabía que tenía dudas-. ¿Como te puedo llamar para no incomodarte?
-Mamá, o como tú desees.- le beso la frente-. Alístate corazón.
Me levanto para dejarla sola y cerrarle la puerta para que pueda cambiarse. Me encuentro justo con Alzabú quien luce algo nervioso, le tomo el rostro para besarlo y calmarlo.
-Ya llegaron.- me dice, yo suspiro-. ¿Y nuestra princesa?
-Alistándose, se ve muy hermosa nuestra niña.- sonrío suavemente-. ¿Todo bien?
Le acaricio el rostro a mi novio, anda muy nervioso pero ahora que ya se que no es por los nuevos invitados, es que algo trae.
-Si, solo que... no sé si contártelo.- yo le hago una cara obvia-. Edén le quiere pedir para formalizar a nuestra princesa.
Doy saltitos de emoción, Alzabú se ríe tomando mi cintura y besando mis labios.
-Es mejor bajar ya, quiero ver cómo será.- le devuelvo el beso con emoción y bajamos juntos-. Además debo saludar a los nuevos invitados.
-Vamos, va.- salimos tomados de la mano, ya todos estaban en el jardín.
Veo a Allivna acomodándole el vestido a quien era su nueva hija, y de alguna manera me molestaba que pudiera estar como si nada con ella. Miguel se me acerca, sorprendido; yo suspiro.
-Te ves bien.- me sonríe, yo ruedo los ojos-. ¿Lilianne?
-Ya baja, veo que tienes tu familia feliz.- murmuro, él mira a Allivna unos segundos-. Me alegro por ti.
-Son mis princesas, y me alegro que ahora te sientas más cómoda con tu familia.- me palmea el hombro, yo frunzo el ceño-. Pero sabes que nuestro creador nos ha dado cierta apariencia y-
-Pero a ella le gusta estar así, y si se siente más cómoda siendo una mujer entonces nadie debería juzgarla.- Alzabú aparece tomando mi brazo con suavidad, poniéndome a su lado-. Permiso, que ya viene nuestra hija.
Me lleva junto con Eris y Jesús, me besa la mejilla y va con Lilianne quien aparece y Edén se le acerca ansiosa.
-Por eso no me agradan.- Eris rueda los ojos, yo suspiro-. No les hagas caso.
-Tu tranquila, aquí nosotros te apoyamos.- Jesús me guiña un ojo, yo sonrío asintiendo.
Ellos eran como la familia que siempre soñé, nunca creí convivir con demonios y semidioses, pero esto es maravilloso.
La tarde transcurre tranquila, entre bebidas y conversaciones, sabía que a Eris le ardía el alma ver a Mathew hablando con Allivna y más aún cuando esta era una madre cariñosa con nuestros hijos. Magda y Edén se presentaron ante ellos y todo estuvo normal, hasta que la luna llena estuvo en su punto máximo.
-Es hora.- susurro, Lilianne se acerca a mi y las dos caminamos hacia el centro, todos estaban a nuestro alrededor.
Alzabú se acerca y nos da un beso en la frente a las dos; cierra sus ojos y ala abrirlos son completamente negros. Igual hago yo, solo que los míos son blancos, empiezo a rezar en latín, la típica tradición para los ángeles.
Lilianne estira sus manos hacia abajo, relajando su cuerpo y cerrando sus ojos; pongo mi mano delicadamente en su cabeza y apenas termino de recitar la oración, ella cae al suelo.
Se retuerce de dolor, entre los dos la tratamos de sostener; vi que Mathew quería meterse pero Eris se lo negó, y cuando menos lo esperamos dos alas enormes y blancas salen de la espalda de Lilianne.
Sus ojos se vuelven blancos y le salen mechones blancos, se veía perfecta; la diosa que estaba destinada a ser.
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