xxxviii. Especial.
Nunca se ha considerado alguien débil pero cargar a una persona por un tramo de escaleras resultó ser más difícil de lo que se esperaba en primer lugar.
Respira con algo de dificultad, mientras hace el intento de abrir la puerta de la habitación donde había estado antes con Isagi, mientras escucha los quejidos del chico a su espalda.
—Puedo caminar por mí mismo.
—¿Entonces no quieres que te lleve hasta la cama? —pregunta una vez que consigue abrir la puerta suspirando con alivio al ver que por suerte nadie se encuentra dentro.
—Ignora que me quejé.
Bachira ríe con diversión, pateando la puerta para cerrarla y luego acercarse hasta la cama. Se agachó un poco, y puso una mano en la espalda de Kurona para depositarlo sobre el colchón sin tanta brusquedad, ya que no tenía ninguna intención de empeorar su mareo.
—Mierda. Pesas mucho para ser tan pequeño. —comenta Meguru, estirando sus brazos a los lados.
—No solo me dijiste gordo, sino que también me llamaste enano. —dice en voz molesta el pelirrosa que se mantiene tirado en la misma posición que lo dejó, mirándolo con los ojos nublados por el alcohol. —Fingiré por tu bien que no escuché eso.
Bachira ríe en voz baja, quitándole los zapatos al de ojos rosas, para luego levantarse de la cama y caminar en dirección a la puerta.
—¿A dónde vas? —pregunta Ranze, sentándose en la cama con, tal vez, demasiada rapidez porque al momento se agarra la cabeza mientras se tambalea. El de ojos amarillos se acerca para ayudarlo a estabilizarse.
—¿Estás bien?
—¿Por qué te ibas? —Kurona ignora la pregunta, sujetando la mano de su acompañante entre las suyas mientras lo mira con curiosidad.
—Iba a... —Meguru duda, apartando la vista del rostro entristecido del pelirrosa. —Iba a buscarte otra botella de agua.
Soy un mentiroso, piensa. Porque lo que realmente pensaba hacer era irse, tal vez llamar a un taxi o pedirle a Reo que alguno de sus chóferes lo lleve a casa.
—No la necesito.
—Pero con lo que bebiste, podrías estar deshidratado y...
—No lo estoy, no necesito agua, solo tengo sueño. —contesta Ranze, bostezando al poco tiempo como una prueba.
—Entonces me iré y te dejaré dormir. —Bachira siente que no puede, que no debe quedarse, pero no tiene la suficiente fuerza para pedirle al pelirrosa que lo suelte.
—¿Podrías dormir conmigo? —La voz de Kurona es tan baja y tan dulce que Meguru siente que su corazón late con mucha fuerza de forma repentina, sintiendo su rostro caliente.
—Estas ebrio...
—Nada de besos, ni de sexo, ni siquiera tienes que tocarme si no quieres. Solo... —Ranze habla con la voz rasposa, tal vez por todo el alcohol que bebió pero no deja de ser lindo en ningún momento. Y eso le asusta, porque por algún motivo parece más dócil de lo común y no sabe como reaccionar a eso. —Solo dormir. No quiero estar solo. Digo, piénsalo, alguien podría entrar cuando salgas y podría aprovecharse de mí.
—Si sabes que podrían hacerlo, no creo que lo permitas.
—¿Quién lo sabe? Estoy tan mareado que podría confundir a otra persona contigo.
Bachira podría considerar esas palabras como el cumplido más extraño y bizarro que había recibido en su vida, pero bueno, Kurona naturalmente siempre decía cosas muy locas incluso estando sobrio, así que no deberían sorprenderle tanto sus palabras.
—Solo dormir. —dice el de ojos amarillos, y su acompañante sonríe mostrando sus afilados dientes.
—Solo dormir. —repite como respuesta, antes de acomodarse en la cama, dejándole un espacio al más alto para acostarse.
Meguru se recuesta, y aprecia que Ranze le permita su distancia sin hacer ningún intento de abrazarlo o acercarse demasiado. La confusión aún le está carcomiendo la cabeza al no tener del todo claro aquello que siente por el pelirrosa, ni tampoco qué es lo que espera o lo que quiere con él.
—Buenas noches, Bachira.
—Buenas noches, Kurona.
Bachira traga saliva mientras lo admira, sus ojos rosa se encuentran cerrados, su característica trenza cae a un costado de su rostro, acariciando su mejilla, Ranze está tan cansado que ni siquiera pensó en desarmarla, pero el más alto no tiene el valor de tocarlo para recordárselo mientras ve la forma en la que la luz de la luna resalta contra su piel pálida. Kurona tiene una expresión completamente relajada en su rostro, y Meguru siente cierta calidez de pensar que para estar de esa forma su acompañante siente plena confianza y seguridad al estar con él.
Su vista baja hasta encontrarse con los labios rosados que besó dos veces y le da un escalofrío.
¡Mierda! ¡Bachira lo besó! ¡DOS VECES!
Le daban ganas de gritar y al mismo tiempo de ocultarse en un rincón, porque con el primero se sintió feliz, pero atribuyó esa alegría a la emoción bulliciosa de estar empezando un juego con sus amigos, al verlos reírse y aplaudir. No es la gran cosa, pensó en ese momento. Solo es un simple beso, solo fue un reto.
Porque solo fue eso ¿No? Solo fue un reto. La tarjeta ordenaba específicamente que Kurona debía besar a la persona a su izquierda, la suerte cayó, y terminó siendo él, nada por lo cual emocionarse, nada por lo que pensar demasiado.
Pero Bachira es un desesperado, porque ni siquiera se aseguró de ver correctamente las acciones de Isagi en medio del reto antes de lanzarse sobre los labios del pelirrosa.
Meguru es un idiota. Porque sin importar lo que Rin haya dicho, él también estaba ebrio y muy enojado, podría haber dicho cualquier cosa solo para molestar a Kurona, seguramente lo que dijo no es cierto.
Él no le gusta a Ranze y aunque sí fuese cierto...
Ni siquiera sabría qué hacer si eso fuese cierto.
[...]
A la mañana siguiente, Bachira huye.
No hay otra forma de explicarlo, y admite ser cobarde, ya que no va a mentir, diciendo que quería volver a casa a descansar o algo así.
Cuando despierta, puede ver a Kurona durmiendo abrazándose a sí mismo, con su cabello despeinado y la boca ligeramente abierta. El de ojos amarillos se resiste a acariciarle el rostro, y cuando baja a la cocina de la casa en busca de un vaso de agua, se encuentra un par de compañeros de la universidad quienes le ofrecen un aventón hasta su apartamento, a lo cual acepta enseguida.
Le da miedo volver a la habitación y tener que enfrentarse a ese par de ojos rosados que seguramente deben estarlo esperando.
Meguru es alguien que disfruta de las fiestas al igual que Ranze, no es la primera vez que ambos beben tanto que terminan quedándose a dormir en las casas de sus amigos. Después de un par de veces, se ha dado cuenta que el pelirrosa tiene una excelente memoria y que sin importar la cantidad de alcohol que haya ingerido siempre recuerda perfectamente lo que sucedió la noche anterior. Es el primero en reírse de las locuras, y aquel que inicia las bromas respecto a los sucesos que ocurrieron en sus momentos de ebriedad.
Sin dudas en cuanto despierte, y se recupere de la jaqueca iniciará con sus preguntas.
Bachira no sabe qué tan preparado se encuentra para eso.
—¡Gracias, chicos!
—¡No hay de qué, amigo!
El auto se aleja con algo de rapidez, mientras que el de ojos amarillos suspira, intentando cubrirse un poco del sol hasta entrar en el edificio y subir a su piso.
No es sorpresa encontrar su apartamento vacío, así que se acerca hasta el cajón donde se encuentra el botiquín, sacando un par de pastillas para tomar junto a un vaso de agua. Se sienta en el mesón de la cocina y saca el celular de su bolsillo para revisar sus mensajes.
Tiene un saludo de su madre, quien como siempre le envía por las mañanas, un mensaje de Reo preguntando si sigue estando en la casa o no, y por último un mensaje de Isagi preguntando cómo estaba.
Decide llamar a Yoichi, viendo que su mensaje es de solo hace un par de minutos y se muerde el labio mientras espera que conteste. Aunque la luz le molesta en los ojos, realmente no se siente tan mal, debido a que no bebió hasta su límite como en otras ocasiones, solo tiene una jaqueca lejana y un ligero ardor en el estómago. Comerá algo después.
—¿Te acostaste con Kurona?
—¡Vete a la mierda, Isagi!
Puede escuchar la risa de su mejor amigo desde el celular, porque es un idiota que no pudo empezar la llamada de otra forma.
—Perdona, tenía que preguntar. —dice mientras empieza a callar su risa. —¿Qué sucede, Bachi?
—Ah, nada realmente... —Bachira por un momento se arrepiente de llamar pues justo ahora no sabe qué decir.
—No mientas, me llamaste por una razón, así que habla.
—¿No deberías estar ocupado con tu novio? Me sorprende que hayas contestado.
—Rin sigue dormido, seguramente va a despertar con una resaca de mierda, pero mientras tanto solo estoy haciendo algo de sopa.
—Oh, eres un novio tan lindo y considerado. —Se burla el de ojos amarillos.
—¿Tu estás siendo considerado con tu propio enamorado? —contesta Yoichi, regresando la broma, mientras que Meguru se queda en silencio. —No me digas... ¿Escapaste otra vez?
—No...
—Alargaste la respuesta, joder. —Bachira no necesita verlo para saber que su mejor amigo debe estar negando con la cabeza de forma algo decepcionada, mientras que por sí mismo tampoco se siente muy orgulloso de sus decisiones. —¿Por qué te escapaste de la casa de Reo?
—Ya sabes como es Kurona ¡Siempre recuerda todo lo que sucede en las fiestas!
—¿Y eso es malo por...?
—¡Porque seguramente recuerda el beso!
—No me parece algo realmente malo...
—¡Claro que lo es! Porque si me pide una explicación ¡¿Qué mierda le voy a decir?!
—La verdad.
—¡¿Y cuál es la verdad?!
—Esa es una respuesta que yo no tengo. —responde Yoichi con un tono en su voz tan calmado que le causa escalofríos. —Realmente nunca me lo dijiste. ¿Qué es lo que sientes por Kurona?
—Yo... —Meguru siente que el aire se le escapa de los pulmones y sus labios tiemblan porque su mente no es capaz de expresarlo en palabras. —No lo sé.
—¿No lo sabes o no quieres saberlo?
—¿Cuál es la diferencia? —pregunta con un tono bajito.
—Si no lo sabes es porque te encuentras confundido. Si no quieres saberlo entonces... Te encuentras asustado por la respuesta.
Bachira suspira, dejándose caer contra la pared pegada al mesón, mientras mira al techo con algo de malestar.
—Soy un idiota.
—No es cierto, o sea, sí, eres un idiota, pero no por el hecho de huir. Aclarar tus pensamientos antes de hablar con Kurona es lo mejor.
—Ni siquiera sé qué es lo que quiero.
—No estás en la obligación de saberlo, Bachi. No hay ningún problema con el hecho de estar confundido.
—Siento que estoy dándole demasiadas vueltas a esto.
—Entonces ya deja de girar.
—¿Qué?
—Lo siento, aún tengo un poco de jaqueca por lo que bebí anoche. —responde Isagi junto a una risa. —Lo que quiero decir es que tú no eres así, Bachi. Tu simplemente haces las cosas porque sí, porque te nace del alma, y no lo piensas dos veces antes de saltar sin miedo a la caída.
Bachira se queda en silencio, ya que no puede negar esa realidad. Su forma de pensar se basa en que las cosa fluirán de la forma que deban, y todo saldrá bien. Y si existe algún problema, lo enfrentará. No le gusta preocuparse por pequeñeces o problemas que ni siquiera se han presentado aún.
—Estás en todo el derecho de pensar seriamente las cosas si sientes que lo necesitas, pero hacerlo no va a asegurar que todo saldrá bien. —completa Yoichi, ni siquiera necesita verlo para saber que está sonriendo. —Así que no seas un idiota, y deja de huir. Sea cual sea tu decisión, tienes que hablar con Kurona. Por el bien de ambos.
—Estás usando mis palabras contra mí ¿Cierto? —Meguru frunce el ceño, recordando en la charla de Isagi una moraleja que él mismo explicó a su amigo hace algunas semanas.
—Solo estoy repitiendo el consejo que me dió un amigo hace algún tiempo. —contesta Yoichi con una risa divertida. —A mí me resultó genial. No dudo que pueda ayudarte a tí también.
—Da igual, voy a comer algo. ¿Vas a volver hoy?
—No lo creo. Seguramente vuelva mañana, yo te avisaré. Hablamos luego, Bachi.
—Hasta luego.
Meguru cuelga el celular, dejándolo a su lado, su vista aún se mantiene en dirección al techo antes de suspirar, cerrando los ojos.
Quiere dejar de pensar en esto. Mierda. Quiere dejar de darle tantas vueltas innecesarias. Quiere dejar de sentir esa extraña sensación que le corta la respiración y le da vueltas en el estómago.
Ya no quiere sentirse así.
Bachira baja del mesón, y en vista de que Isagi no volvería a casa, ni siquiera se molesta en preparar algo de comida. Decide mejor ir directo al baño a darse una ducha, permaneciendo bajo el agua tibia por largo rato, en busca de aclaras sus ideas o simplemente sacarse el malestar del cuerpo. Arrastra los pies hasta su habitación luego de secar su cuerpo, y se viste sin mucho esfuerzo con un par de pantalones de pijama y un hodie que muy probablemente es de Yoichi. No es como que eso sea importante.
Al volver a la cocina, su celular se encuentra vibrando, pero se detiene antes de que pueda tomarlo en su mano. Cuando lo recoge, puede ver un par de llamadas perdidas de la persona que menos quiere ver en este momento. El teléfono vuelve a vibrar, Bachira aprieta los labios y suspira algo nervioso antes de contestar.
—¿Hola?
—Abre la puerta.
—¿Qué?
—Por favor... —La voz de Kurona es suave cuando habla, un par de golpes en la madera acompañan su respuesta. —No es mi intención acorralarte, solo quiero... No. Yo necesito hablar contigo, Bachira. Por favor, abre la puerta.
—No vas a irte hasta que lo haga ¿Cierto?
—Mi segunda opción es llamar a Isagi y que él me diga donde está la llave de respaldo.
Puede sentir la ligera diversión en sus palabras, realmente le alegra saber que Kurona no está molesto.
Cuando abre la puerta, se encuentra frente a él, aunque no puede verlo a los ojos ya que los tiene cubiertos con un par de gafas de sol, su ropa es diferente a la de la noche anterior, más ligera y menos planeada, sin tantos accesorios. Es solo él, en su forma más tranquila y natural. Bachira le hace un espacio para que pueda pasar y lo sigue a pasos lentos hasta que ambos terminan sentados en el sofá.
Ranze aparta las gafas de sus ojos, los cuales tiene algo enrojecidos.
—¿Estás bien?
—Sí, mis ojos son un poco sensibles al sol luego de beber, pero nada de lo que preocuparse. —responde el pelirrosa, restándole importancia.
—Estabas tan ebrio anoche que creí que no podrías levantarte hoy.
—Me dejé llevar un poco por estar discutiendo con Rin, pero no llegué a mi límite. Solo me duele un poco la cabeza, pero realmente estoy bien.
Hay un silencio después de esas palabras, ellos solo se miran por un par de segundos sin atreverse a decir nada.
—Y la verdad es que, sin importar la molestia, quería venir a hablar contigo lo más pronto posible. —Admite Ranze posando una mano detrás de su cuello. —Pudo ser antes pero... Te fuiste.
—Sí, perdón por eso. Es que...
—No necesitas darme explicaciones, digo, entiendo si no querías hablar conmigo enseguida pero... Espero que entiendas mi necesidad de hablarte ahora y ya no seguir esperando más.
—Claro, Kurona.
Esta podría ser la conversación más incómoda que han tenido nunca y eso hace sentir un poco mal al de ojos amarillos. Ellos dos son bastante expresivos y sociables, no tienen problemas en entablar conversaciones de la nada y alargarlas por largo tiempo. Justo ahora, parece que ambos se están midiendo por miedo a arruinarlo.
—¿Qué querías decirme? —Bachira se atreve a preguntar, fijándose en el rostro del pelirrosa quien aprieta los labios antes de exhalar el aire que ha estado conteniendo y voltear a verlo con una mirada llena de convicción.
—¡Me gustas! —dice Ranze, aunque su convicción parece flaquear y sus mejillas se sonrojan un poco mientras que el más bajo se despeina el cabello con las manos en un gesto algo avergonzado. —Mierda. No puedo creer que lo dije.
—Yo...
—Me gustas ¿Ok? Me gustas desde hace un tiempo, y si te preguntas cuánto, sí, me gustas desde antes de Niko, antes de Hiori, y antes de los demás. Y vaya, realmente suena como una mierda si lo digo así, como si fuese un jodido desesperado que se enamora de cualquiera pero...
—No creo que seas un desesperado. —Bachira lo interrumpe aunque el pelirrosa este en medio de una confesión importante, puede ver la mueca de impotencia que se marca en su rostro. Y lo que menos quiere es que se sienta mal por algo que no es su culpa. —Eres enamoradizo, eso lo sé desde que te conozco. Te gusta mucho salir con personas y lo respeto, Kurona. Nunca he pensado mal de tí por eso.
—Gracias... —dice Ranze, junto a un suspiro. Para luego tomar valor de nuevo, tal vez un poco más que antes, porque en esta ocasión toma las manos de Meguru al momento de hablar. —Realmente desde que nos conocemos me has parecido muy atractivo, pero empezaste a tratarme como tu amigo y para mí eso estaba bien ¿Sabes? No me gustabas tanto en ese entonces como para que me doliera, y nos llevamos tan bien como amigos que me encantaba estar contigo aunque fuera de esa manera. Todo estaba bien.
Bachira mantiene sus manos quietas, permitiendo que el pelirrosa le acaricie los nudillos con la punta de los dedos. Conoció a Ranze, gracias a Isagi, porque ellos dos se estaban empezando a llevar muy bien, y le parecía genial ver a su mejor amigo con una amistad tan honesta, que no dudó en él también llevarse bien con el chico de ojos rosas. Le parecía lindo, claramente no lo iba a negar, pero su interés por él no evolucionó a nada más allá que una amistad.
—Nos llevamos de maravilla como amigos. Y eras para mí, como un gusto inalcanzable, aquello que sabes que no está dentro de tus probabilidades y yo no tenía problemas con eso. No iba a llorar por ti, ni nada por el estilo. Eras el chico que me atraía pero mucho más importante que eso, eres mi amigo. Te respeto como tal, y si nuestra relación debía mantenerse hasta ahí, era algo que yo aceptaba. Me interesé en otras personas, besé a otras personas y me acosté con otras personas, no hay razones para mentir y ocultar nada, tú sabes muchas de las cosas que hice en todo este tiempo.
—Lo dices como si nos conociéramos de toda la vida. —dice Meguru con una risa intentando aligerar el ambiente.
—Tres años no es poco tiempo. —comenta Ranze con una sonrisa ladeada.
—Mierda...
—Lo sé, no parece que haya pasado tanto. —Kurona ríe ante la expresión de sorpresa del de ojos amarillos quien parece haber sido golpeado por una realidad de la cual no era del todo consciente hasta que el otro lo mencionó. —Pero en este último tiempo, nos hemos acercado más. Tal vez sea yo el que se creó esas falsas ilusiones, pero hablamos más, bromeamos más, nos hemos acercado más. Y este pequeño juego de coqueteo que tú y yo hemos llevado desde siempre empezó a escalar de una forma que... Joder, me aceleraba el corazón. Pasamos de decirnos un par de bromas ligeras, a palabras bonitas. Empezaste a decirme que te gustaba mi voz, mis ojos, mi cabello, que sería un cantante famoso. Y no es tu culpa, pero sim darte cuenta estabas aumentando gradualmente mi gusto hacia a tí. Ya no solo me golpeabas los hombros, me empezaste a abrazar, a sujetar mi mano, beber del mismo vaso y a besarme las mejillas. Maldita sea.
Bachira siente las mejillas enrojecidas y no sabe qué decir, porque Ranze no dice más que la verdad. Desde que Yoichi se hizo novio de Rin o no, incluso cuando ellos solo estaban definiendo su relación y pasaban tiempo juntos, Meguru salía para de una u otra forma, terminar junto al pelirrosa paseando por ahí, almorzando con él y disfrutando de su voz al cantar.
—Pasaste de ser solo una cara bonita, a hacerme sonreír cuando sabía que venías a verme aunque solo fuese porque Isagi estaba ocupado. Ya no solo era tu cuerpo, ahora era tu voz, tu risa, tus ojos, tu calidez... —dice Ranze, mirándolo directamente con una mueca algo apenada pero sin dudar ni un segundo de sus palabras. —Antes me atraías, ahora no tengo dudas de que me gustas. Y siendo totalmente honesto contigo, no iba a intentar nada. Yo... Perdón por mentir pero cuando leí la tarjeta, ví la oportunidad de besarte. Y si todo continuaba igual, y tu conseguías a alguien más, yo estaría bien con eso, porque al menos pude disfrutar tus labios en una ocasión.
—¿Cómo que mentiste?
Claro que Meguru estaba escuchando y sus palabras estaban clavándose en su interior de una forma que no se esperaba, pero aquella parte le había llamado la atención.
—Te mentí con la tarjeta. —admite Kurona con una sonrisa apenada. —El reto era robarle un beso de diez segundos a la persona de tu derecha. Así que...
—Debías besar a Chigiri.
—Sí. Izquierda o derecha, si alguien se daba cuenta de la mentira iba a fingir que me había confundido o que había leído mal, lo que sea aunque pareciera un estúpido luego. —dice el de ojos rosas con una risa divertida. —De verdad quería besarte, así que aproveché la oportunidad. Lo siento.
De verdad quería besarte.
Esas palabras caen con fuerza en la mente del más alto aunque sea una estupidez. Desde el principio las palabras de el pelirrosa no han hecho más que desbaratar esa excusa barata que había creado en su mente para matar sus ilusiones, buscando una forma, cualquiera para convencerse a sí mismo que Kurona no sentía nada por él.
Pero Ranze está aquí y justo ahora le acaba de dar la confesión más bonita que ha escuchado en su vida.
—No te disculpes. —dice Meguru, sin estar del todo seguro de qué decir. —Supongo que estamos a mano, al parecer no fuí el único que besó al otro cuando no debía.
—No sabes lo feliz que me hizo ese beso. Tal vez no significó nada pero... Mierda, me hizo hacerme ilusiones. —admite el de ojos rosas, apretando un poco más el agarre de sus manos.
—¿Y luego te rompí la ilusión al huir dramáticamente? —pregunta el de ojos amarillos, recibiendo una risa de su acompañante.
—Me dolió, lo admito. Aunque ahora puedes saber que no me molestó ni un poco.
—Perdón por irme pero en ese momento. Maldición. Sentí que había sobrepasado el límite que teníamos entre nosotros.
—Técnicamente yo lo rompí primero así que...
Ambos se rieron, había un ligereza nueva en el ambiente, y Meguru ya no se sentía tan aterrado como antes. Ranze acarició sus nudillos una vez más, y atrajo la mano del más alto hasta sus labios para dejar un pequeño beso sobre el dorso de la misma.
—No estás obligado a responder, si no sientes lo mismo que yo, lo entiendo. Podemos seguir siendo amigos, y si no quieres, también lo acepto, aunque sí no quieres verme nunca más, entonces tendremos un problema.
—¿Por qué un problema?
—Porque te guste o no, tenemos el mismo grupo de amigos, así que tendrás que verme por mucho tiempo. —dice Kurona con una sonrisa ladeada. —Me gustas, pero también me gusta mucho pasar tiempo con los chicos. No los abandonaría solo por tí.
—Me agrada eso. No tienes que renunciar a tus amigos por nadie. —contesta Bachira mientras sonríe. —Y no tienes que preocuparte por eso... No voy a hacer que te alejes de nadie... Ni siquiera de mí.
—¿De verdad?
—No puedo hablarte con tanta seguridad como tú lo hiciste, ni tampoco dar un largo discurso. —contesta Meguru un poco apenado. —Si te soy sincero, ni siquiera sé cuándo me empecé a sentir diferente a tu alrededor pero me la he pasado renegando esto toda la noche, y ya estoy harto, porque la verdad es que... También me gustas.
Ranze sonrió al escucharlo, y su sonrisa es tan bonita con sus dientes afilados que Meguru no puede resistirse y sin pensarlo demasiado, se acerca hasta unir sus labios. El primer beso en el que ambos están conscientes de que el otro realmente está de acuerdo, y tal vez el beso más calmado que han tenido. Lo cual no dura mucho tiempo, porque el pelirrosa suelta sus manos, para llevarlas al rostro de su acompañante y acercarlo más, mientras saborea la boca del más alto, quien puede sentir el filo de los dientes de Kurona rozar su lengua.
Cuando se separan tiene la respiración algo pesada, los ojos rosas del más bajo se encuentran con los suyos y cuando ambos se miran a los ojos no pueden evitar sonreír.
—¿Te gustaría ser mi novio, Bachira?
Y mierda, Meguru definitivamente no se esperaba nada de esto cuando decidió salir de fiesta el día anterior.
[...]
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
¡AL FIN LO LOGRÉ!
No saben lo mucho, mucho, mucho que me costó este capítulo.
De verdad quería hacer este especial pero no sabía cómo manejarlo y luego se me ocurrió esto y así quedó.
Lo acabo de terminar así que lo está del todo corregido pero eso es lo de menos, realmente quiero que lo lean ya jaja.
Esto es para todos los que preguntaban por ellos dos. Realmente AMO como este shipp salido de la nada se volvió el secundario de esta historia y que todxs lo amaron incluso desde su primera insinuación jaja.
¡Ojalá les haya gustado! ¡Gracias por leer! ✨💓
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro