xxix.
Rin se remueve en la cama, y gruñe en voz baja al sentir un terrible dolor en su cabeza. Ni siquiera tiene ánimos de abrir los ojos, pero sabe muy bien que el dolor no va a dejarlo en paz.
El pelinegro agarra la almohada y se cubre la cabeza con ella, mientras maldice en voz baja por el maldito dolor que lo está matando y su estómago que se siente revuelto.
—Oh, al fin despertaste, bestia durmiente.
Puede escuchar la voz de Isagi algo lejana, seguramente se encuentra del otro lado de la habitación, pero el Itoshi no hace ningún esfuerzo por salir de su escondite entre las sábanas.
—Es la una de la tarde, ya me estaba preocupando que no fueras a despertar. —La voz de su novio es una clara burla, que decide ignorar por su falta de ánimos para pelear con él. —¿Te sientes bien?
—Me siento como una mierda.
—Eso te pasa por beber sin control anoche, idiota.
Rin saca su mano de debajo de las sábanas solo para mostrarle el dedo corazón a su novio, quien se ríe en voz alta de su sufrimiento.
—Vete a la mierda.
—Ay, ¿Dónde quedó el Rin que decía que me quería demasiado?
—Aquí está, pero su amor se desintegró y ahora solo quedó la maldita resaca. —contesta el de ojos turquesa, apartando la almohada de su rostro y al fin dignandose a mirar a su novio quien sonríe apoyado contra el marco de la puerta de su habitación. —¿Qué sucedió luego del estúpido juego?
—Aparte del hecho de que tomaste suficientes cócteles como para casi sufrir un infarto, estar a punto de agarrarte a golpes con Kurona, que empezaste a cantar una canción sobre sexo y que directamente le dijiste a Bachi que Kurona estaba enamorado de él, pues no pasó la gran cosa. —responde el de ojos azules con una sonrisa burlona en sus labios, mientras se acerca a él con un vaso en su mano que deja en la mesita de noche junto a él antes de sentarse cerca de sus pies. —Oh, y también dijiste que me querías demasiado. Lo dijiste muchas veces. También intentaste convencerme de tener sexo pero estabas tan ebrio que te dormiste después de acostarte en la cama.
Rin vuelve a enterrar su cara en la almohada mientras maldice en todos los idiomas que conoce.
—Nunca volveré a beber.
—No te preocupes, no es tan malo como suena.
—Hice el ridículo frente a todos tus amigos el primer día que los conocí. ¿Y dices que no es tan malo? —gruñe el menor mientras se incorpora con lentitud en la cama hasta sentarse.
—Créeme, ellos han hecho cosas mil veces peores estando ebrios e incluso sobrios. No tienes que preocuparte tanto. —Isagi le sonríe, poniendo una mano en su pierna en señal de apoyo pero eso no hace sentir mejor al de ojos turquesa. —Además, les caes bien. Me dijeron que sí o sí tienes que ir a la próxima fiesta. Y creen que nuestra relación es muy bonita.
—¿Lo dijeron o lo estás inventando?
—Lo dijeron en palabras más simples, pero eso es lo que quieren transmitir. Si no les cayeras bien, lo habrías notado. Aunque son amigables, dejan muy en claro cuando alguien no les agrada. —Isagi se estremece un poco luego de decir esas palabras y Rin no está seguro si es porque tuvo un recuerdo o algo así. El de ojos azules vuelve a sonreír. —Todo está bien, así que relájate. Y bebe el jugo, seguramente estás deshidratado y por eso te sientes tan de la mierda.
Rin aprieta los labios y asiente porque no tiene ni ánimos ni ganas de seguirse preocupando por eso. Por ahora, creería en las palabras de Isagi, y confiaría en que no todo se fue al carajo. Así que agarra el vaso junto a él y bebe un par de sorbos grandes antes de sentirse repentinamente mareado.
—Oye, Rin. Estás un poco pálido...
El mayor intenta acercarse un poco pero el de ojos turquesa lo aparta, levantándose con rapidez para luego correr al baño y por suerte, logra llegar al inodoro antes de empezar a vomitar. Puede oír a Isagi caminar lejos del cuarto, y no lo culpa, pues a nadie le gusta ver a alguien vomitando, y tampoco le encanta la idea de que su novio lo vea en ese estado, pero no puede hacer mucho cuando, mientras se encontraba arrodillado respirando con lentitud para calmar sus arcadas, Yoichi entra al baño, agachándose junto a él mientras que sostiene una botella de agua y le deja caricias pequeñas en su espalda para que calme su respiración.
—No tienes que estar... —Rin tiene una arcada pero es falsa alarma, porque lo único que hace es escupir en el inodoro. —Aquí. Sé que es asqueroso. No te preocupes por...
—Tonto, claro que me preocupa esta mierda. Tomaste demasiado anoche y una combinación de licor muy peligrosa. —regaña Isagi con un tono firme en su voz. —Puedo aguantar un rato viéndote vomitar, aunque me de asco, pero no podría soportar que empeore tu estado y no darme cuenta por estar haciendo dramas al otro lado de la casa.
—Yo... —Rin no puede decir mucho porque una nueva arcada lo golpea y esta vez sí es real, porque termina vomitando un poco más. Yoichi sigue acariciando su espalda y le aparta el flequillo que se le pega al rostros sudado. —Gracias...
—Joder. Más te vale que lo agradezcas, aunque seas mi novio no me encanta hacer esto. Más te vale controlarte en la próxima fiesta. —responde Isagi entre dientes y el Itoshi exhala con una sonrisa débil en los labios porque sus palabras le causaron gracia pero el agotamiento en su cuerpo no le deja reír.
El de ojos turquesa respira con suavidad. No vomita de nuevo aunque tiene un par de arcadas antes de calmarse por completo, Isagi lo ayuda a sentarse un poco lejos del inodoro con la espalda apoyada a la pared para que pueda seguir respirando hasta calmarse del todo.
—¿Estás mejor? —pregunta el de ojos azules agachándose a su altura para secarle el sudor del rostro.
—Sí, yo... Solo... Ayúdame a levantarme. —Rin extiende su mano y el mayor lo sujeta, tirando de él con suavidad hasta que el más alto se encuentre de pie para luego acercarse al lavabo y empezar a enjuagarse la boca.
Rin se mira en el espejo, puede ver las ojeras marcadas bajo sus ojos y también nota que su piel se encuentra pálida y sudorosa. Cuando mira a su novio, puede notar que este también tiene un aspecto cansado pero un semblante considerablemente mejor al suyo.
—¿Estás bien? —pregunta el menor luego de escupir el agua de su boca.
—¿Yo? Yo no soy el que acaba de vomitar hasta su alma. —responde Isagi con los brazos cruzados y un tono de burla bastante obvio. Itoshi vuelve a mostrarle el dedo corazón mientras hace un par de gárgaras con el enjuague bucal, cuando escupe, gira sobre sus pies para verlo mejor.
—Te ves cansado. ¿No tienes resaca? ¿Te duele algo?
—Relájate. Me desperté una hora antes que tú, aunque no me siento de maravillas, la peor parte ya pasó. —contesta, restándole importancia mientras se encoge de hombros. —Yo no bebí nada más después de ir a hablar con Bachira, así que solo tenía un poco de jaqueca al despertar. De los dos, tu te encuentras mucho peor.
Isagi se ríe de su propia broma, y el menor rueda los ojos aunque le duela para luego apartar el rostro de su novio con la mano.
—Ugh. Me estás tocando con tu mano llena de vomito.
—No es verdad. Acabo de lavarme las manos, idiota.
—Sigue siendo mano de vómito.
—Ya cállate, no seas infantil.
Isagi se ríe porque le parece divertido molestar a Rin, aunque sabe que no debería hacerlo demasiado porque el menor se siente realmente enfermo. Itoshi se restriega los ojos debido al cansancio que siente y agradece por lo bajo cuando su novio le extiende la botella de agua ya abierta.
—Ven, vamos para que tomes una pastilla y luego comeremos sopa.
—¿Hiciste sopa?
—No, apareció mágicamente en la puerta de la casa. —contesta Isagi con tono sarcástico, ganandose un pequeño golpe por parte de su novio. —Es tu culpa por hacer preguntas tontas.
—No me culpes, aún estoy tratando de ubicarme en el espacio por culpa de este maldito mareo.
—La sopa te hará sentir mejor, así que vamos.
Isagi lo agarra de la mano y lo jala con suavidad en dirección a la cocina. Rin mira sus manos entrelazadas y aunque sea tonto se siente bonito que Yoichi se preocupe tanto por él, y por su bienestar. Le causa una sensación cálida en su interior que lo hace sonreír incluso sin darse cuenta.
—Oye, Yoichi.
—¿Qué?
—No recuerdo qué mierda te dije anoche, pero... —Rin suspira, siente su cara caliente y ya no sabe si es culpa del sonrojo o una fiebre repentina pero está decidido a hablar antes de ser consumido por la vergüenza. —Te quiero.
—Aww, que lindo. ¿Te da vergüenza? —Isagi se ríe, mientras le pica las costillas con su dedo, el menor le da un golpe en la mano para apartarlo mientras lo mira con el ceño fruncido. —Eres tan adorable. Yo también te quiero, Rin. No acompañaría a nadie más a vomitar...
—Gracias por arruinar el momento, imbécil.
Yoichi se ríe una vez más antes de abrazar a su novio por la espalda, pasando sus brazos alrededor de su cintura. Es una imagen graciosa tomando en cuenta que el de ojos azules es más bajo pero no deja de ser lindo, porque aunque Rin se siente avergonzado, no sé arrepiente de sus palabras.
[...]
No sé ustedes, pero para mí acompañar a alguien mientras está vomitando es un gran acto de amor porque yo veo a alguien con mínimo ganas y ya yo estoy dando la vuelta para irme JAJA.
Yo soy la persona débil que vomita por ver a alguien vomitar, así que debe ser alguien que amo MUCHÍSIMO o yo estar realmente DEMASIADO preocupada como para quedarme en la misma habitación.
En fin, una forma rara de demostrar amor jaja.
¡Gracias por leer! 💓✨
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