xlvi.
—¿Ya me extrañas?
Rin puede escuchar la burla en la voz de Isagi. Necesita tomarse un segundo, respirar y recordarse a sí mismo que ese idiota que le está hablando es su novio y que lo quiere, porque de otra forma seguramente habría cortado la llamada enseguida.
—Extraño mi camiseta verde. ¿Dónde está?
—Es tu casa. ¿Por qué yo sabría dónde está?
—¿Quién es el que me roba la ropa? —acusa Rin, y puede oír la risa de Yoichi al otro lado de la línea.
—No es robar porque te la devuelvo... La mayor parte del tiempo. —responde su novio con una risa divertida. —Lo siento, pero por accidente me traje tu camiseta en mi mochila.
—¿Accidentalmente? ¿Así como te llevaste accidentalmente mi anillo, mi gorro negro y mi chaqueta gris?
—¿Lo siento?
Claramente Isagi no lo siente, y a Rin realmente eso no le importa demasiado. Tiene otras prendas de ropa que puede usar perfectamente, pero su orgullo no le permite admitir que está llamando a Yoichi porque lo extraña.
—Aunque tu también tienes un par de mis cosas. —dice Yoichi. El de ojos turquesa solo puede bufar como respuesta.
—¿Qué cosas?
—Tienes al menos cinco de mis pulseras, dos de mis collares y creo que también te quedaste con mi sudadera, la que tiene un eclipse que yo mismo pinté.
—A diferencia de tí, yo no las robé. Fuiste tú el que dejó esas cosas olvidadas en mí departamento. —contesto Rin, como si no tuviera puesto uno de esos collares y un par de las pulseras solo porque combinan con su conjunto y no por otra razón.
—Yo tampoco las robé, te las devolveré... Solo tienes que venir a buscarlas. —La voz de Isagi es como un susurro al final de la oración, como si fuera una petición más que una broma. —¿Qué tal van tus clases de verano?
—Van bien, este profesor no es un completo imbécil.
—No es necesario que llames imbécil a tu anterior profesor.
—Ignoró totalmente el hecho de que tengo permiso de trabajo y me negó el derecho de reasignar las fechas de entrega. Además de eso, más de media aula reprobó y la otra mitad pasó con nota mínima. Es un imbécil y mal profesor, es la única explicación lógica.
—Buen punto, seguramente sí es un imbécil. —Yoichi cede, el menor no puede evitar sonreír.
—Gracias. Siempre tengo razón.
—Olvidé que salgo con un egocéntrico.
—¿Qué puedo decirte? Ya era así antes y aún así decidiste pedirme ser tu novio. No hace falta recordar quien fue el más insistente en formar esta relación.
—¿Me lo echas en cara?
—Por supuesto que no, solo recuerdo esos lindos momentos.
—Aún puedo dejarte.
—¿Tratas de amenazarme con eso, Yoichi? Que tibio. No es sano en una relación el intentar manipularme.
—Realmente no puedo contigo. Maldición. —Yoichi ríe, su risa nunca ha sido demasiado dulce ni delicada, pero aún así le gusta oírla. Sentirla especialmente, porque el mayor tiene muchos espasmos en su cuerpo al reír y tiene esa costumbre rara de abrazarlo para acallar el ruido de su voz, ocultando el rostro contra su pecho aún cuando puede sentir cada pequeña sonrisa. —¿Cuánto falta para que vengas?
—Dos semanas.
Realmente son trece días. Aunque ¿Quién los cuenta?
—Es mucho tiempo. —Se queja el mayor, es Rin el que no puede evitar reírse en esta ocasión.
—¿Me extrañas?
—Vete al carajo, no.
—Uhm. No suenas muy convencido.
—Eres un imbécil. Y... Joder. Es estúpido esto, pero creo que desde que nos conocimos nunca hemos pasado tanto tiempo separados. —Se queja el mayor, puede oír el de un lápiz golpeando las hojas, y casi puede imaginarse la mueca en el rostro de su novio. —Mierda ¿Estoy empezando a ser dependiente?
—No lo sé. ¿Acaso lloras por mí en las noches o sientes algo horrible por no tenerme a tu lado?
—No exageres.
—Tú tampoco. Yo soy el que menos sabe de esto pero teniendo en cuenta que realmente pasamos demasiado tiempo juntos es natural... Extrañar eso. Sobretodo cuando la razón que lo impide es algo más allá de nosotros.
Isagi no dice nada, no niega lo que dijo pero tampoco lo acepta y está a punto de decir que tiene que irse aunque suena cruel pero el tiempo se le acaba, hay una sesión de fotos esperándolo en la agencia y después tiene que correr a la universidad para la eterna clase de tres horas que tiene que soportar porque aunque por momentos detesta las clases, tampoco piensa reprobar por mero gusto, porque realmente se está esforzando por eso, por su título y por tener lo necesario para que ya nada pueda frenar su carrera de fotografía.
—Te quiero, Rin.
Su corazón se salta un latido debido a lo repentino de esas palabras, y por supuesto que ya las ha escuchado antes pero por alguna razón no puede evitar sentirse demasiado bien cada vez que las vuelve a oír.
—Que cursi.
—Vete a la mierda. —grita Isagi, pero es que es demasiado amor y claramente tenía que molestarlo por eso.
—Yo también te quiero, Yoichi. Y me gustaría que estuvieras aquí justo ahora.
—También eres un cursi.
—Tú empezaste. —acusa, mientras que el mayor se ríe de él. —Da igual, ya debo irme.
—Es muy temprano para tu clase ¿Tienes trabajo?
—Una sesión en la agencia, luego debo ir a clases... No quiero ir.
—Puedes con esto.
—Por culpa del profesor imbécil.
—Le demostrarás a ese profesor que eres mejor que esa calificación cuando apruebes, alégrate de que no tienes que verle la cara y ahora mismo estás viendo la clase con alguien más.
—Debería estar de vacaciones contigo.
—No es tan divertido aquí en Saitama.
—No me importa.
—¿No te importa aburrirte?
—Estaría contigo. —dice Rin, recoge su llave de la mesa y empieza a caminar en dirección a la puerta. —Encontraríamos alguna forma de diversión juntos.
—Imbécil, puedo darme cuenta del doble sentido.
—Yo no dije nada. Tú solo llegaste a esa conclusión.
—Puedes ser increíblemente desesperante ¿Sabías?
—Me lo han dicho un par de veces. —Rin ríe tocando el botón de la planta baja del ascensor. —¿Qué harás esta tarde?
—Disfrutar del descanso y las vacaciones que tienen las personas que sí aprobaron.
—Claro. Búrlate de mí, idiota.
—Es con cariño.
—Imbécil.
—Tengo que seguir trabajando en el cuadro de mi madre y luego tengo que ordenar un pastel.
—¿Un pastel?
—El cumpleaños de mi madre es este viernes.
—¿Está mal que el hecho de que no sabía eso?
—Que pésimo novio eres. Que descaro ¿Cómo es posible que no sepas el cumpleaños de tu suegra?
—A ver ¿Tú siquiera sabes cuándo cumple Sae?
—¡En octubre!
—¿Día?
—¿El catorce?
—No.
—Demonios.
—Que pésimo novio eres. Ni siquiera sabes el cumpleaños de tu único cuñado. —Se burla Rin, caminando fuera del ascensor una vez llegado al piso de abajo. —Hablando en serio, no sabía de eso.
—No te preocupes, tampoco recuerdo habértelo dicho. Así que todo bien. ¿Ya debes irte?
—Lamentablemente. Se hace tarde para la sesión de fotos.
—No te quitaré más tiempo entonces. Sigue trabajando duro, Rin. Las vacaciones están sobrevaloradas, aunque son muy cómodas y tranquilas cuando...
—Eres una jodida molestia algunas veces.
—Y así me quieres, cariño.
Rin chasquea la lengua, puede oír la risa de Yoichi desde el otro lado del celular para luego despedirse, deseándole un buen día en voz baja y dulce.
Tan jodidamente molesto. El sentirse afectado por la ausencia de Isagi, aunque no es algo que le deba sorprender ya para este punto, siendo que incluso antes de ser algo formal, de una u otra forma siempre terminaba añorando su presencia.
Se ha resignado a eso. Al hecho de que indudablemente ese idiota ya es una parte importante en su vida, que su presencia o su ausencia le afectará en su día.
Porque Isagi ya no es ese chico molesto que lo acompañaba en sus ratos libres, que le discutía con molestia y que se avergonzaba de su presencia en ocasiones, ahora es el chico que despierta a su lado varios días de la semana, el que bromea con él y a costa de él sin apenarse de nada.
Ya no es ese chico, es Yoichi, su novio.
[...]
Súper corto, lo sé, pero tenía muchas ganas de actualizar hoy.
Igual, prometo que ahora sí ya se acerca lo interesante.
¡Muchas gracias por leer! 💕✨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro