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xlii.

—¡Llegamos! —gritó Shidou abriendo la puerta con un estruendo.

—Acabemos con esto de una vez. —Rin rueda los ojos, dejando caer su bolso sobre una de las sillas de la habitación, frente a ellos se encuentra un hombre de cabello verde terminando los últimos detalles del traje de Sae.

—Ya está todo listo, cuando las fotos estén listas, envías las imágenes y yo me encargaré del resto. —explica el diseñador a lo que el de ojos turquesa asiente, sin darle tantos rodeos al asunto. —Shidou-san, su chaqueta está lista, ven conmigo a la bodega en caso de que necesite algún ajuste.

—Pero yo...

—Solo vete, nos veremos en el piso de abajo cuando vuelvas. —dice Sae, ajustando el cuello de su traje sin siquiera darse la vuelta, el menor de los hermanos solo sonríe haciéndole un gesto con la mano al rubio para que se largue de una vez.

La cucaracha solo se quejó en voz alta antes de seguir al modista fuera de la sala, el menor de los Itoshi sacó su cámara para empezar a ajustar el contraste mientras que su hermano finalmente decidió dar la vuelta para mirarlo manteniendo una postura relajada con las manos en los bolsillos.

—¿Arromántico? Perdóname si no te creo, hermano. —comenta Rin, haciendo un gesto con la cabeza para que se muevan a la habitación continua que les serviría como estudio provisional gracias a su ambientación vintage.

—Es Demiromántico, tonto.

—Entonces perdóname por no haberlo notado.

Rin se burla mientras que empieza ajustar la luz del lugar, Sae en cambio se acomoda de forma elegante con la espalda recargada en la pared junto a la ventana. Trae puestos un par de pantalones grises formales, junto a una camisa blanca con los puños negros y una línea verde oscuro que corría por todo lo largo de las mangas. Además de un prendedor de la bandera demirómantica, un par de aretes negros y una boina verde oscuro.

—¿Tus seguidores lo saben? —pregunta Rin agachándose un poco para empezar a tomar fotografías.

—Saben que estoy saliendo con Ryusei. —responde el mayor, cambiando el peso de su cuerpo al otro pie mientras sigue posando. —El ser demirómantico no debería ser tan difícil de aceptar.

Rin arqueó una ceja pero prefirió mantenerse en silencio mientras que su hermano mayor cambiaba de postura después de cada ráfaga de fotografías. Había un sabor raro en su boca al no estar del todo convencido de lo que estaba sucediendo pero aún así, sin atreverse a refutar, al no tener ni la más mínima intención de discutir o darle más importancia de la necesaria a esta situación aunque no dejaba de sentirse un tanto incorrecta.

Sabía que él no era quien para cuestionar a su hermano, pues en el último tiempo habían estado más separados que de costumbre y entiende que Sae es un imbécil que no puede sacarse las ideas de la mente una vez que ha tomado la decisión.

Sae es demirómantico.

Y no es algo que le perjudique en lo más mínimo pero no deja de sentirse extraño. Tal vez porque después de todo, fue Sae el que alguna vez le dijo que no le debía explicaciones a nadie, y que tener una etiqueta no era realmente necesario.

—Habla de una vez. ¿Qué es lo que te molesta?

—Nada. —contesta el menor.

—No te hagas de rogar.

—No quiero discutir contigo, solo acabemos con esto ya.

—No vamos a discutir, no seas dramático y responde.

—¿Qué pasó con todo eso de que las etiquetas son innecesarias? —pregunta con un deje de molestia en su voz, pues la insistencia de Sae le fastidia.

—Sigue en pie. No necesitas definirte con una sexualidad establecida, no es una obligación. —responde Sae con indiferencia.

—Entonces... ¿Por qué lo haces?

—El hecho de que lo vea innecesario, no significa que esté en contra de hacerlo.

—Hasta hace un par de meses te importaba una mierda.

—Las cosas cambian.

El pelinegro bufa con fastidio, el simple hecho de siquiera intentar entender a su hermano siempre ha sido un jodido dolor en el trasero, pues aunque es una persona seria y cerrada, no implica que siempre se mantenga en un mismo lugar. Hay temporadas que Sae se aleja, y cambia, siempre en un constante cambio al que Rin se ha tenido que acostumbrar para no perderlo o alejarse incluso más, siendo un apoyo silencioso pero presente porque aunque su ayuda no era la más vistosa siempre era la más constante.

Rin siempre ha estado ahí. La primera vez que Sae fue a clases de modelaje, a su primera sesión fotográfica, su primera pasarela, su primera portada de revista, viviendo en el borde de su éxito y apoyándolo con su silenciosa alegría porque su hermano estaba logrando todo lo que quería. Incluso si eso significaba verlo triunfar a lo lejos.

Lo ayudó en su mudanza a Tokio y no lo molesto ni una vez con sus absurdos problemas de adolescente como el hecho de no entender porqué no sentía nada ni remotamente parecido al amor romántico del que hablaban sus compañeras y apenas sintiendo vagamente algo si quiera parecido a la atracción física.

Pero su hermano es un bastardo observador que de cualquier forma se dió cuenta de su confusión, al mismo tiempo de su nulo interés por buscar un nombre para aquello.

«—Ser bisexual, hetero, gay, lo que sea. Eso no es importante.

—¿Y qué es importante?

—Que no niegues lo que sientes. —contestó Sae que en ese entonces tenía diecinueve años y se había escapado de su sesión fotográfica para ir a comer una paleta de hielo con su hermano menor. —¿Te gustan los chicos?

Rin siguió mirando el mar. Aunque no le avergonzaba, no dejaba de sentir un nudo extraño en el estómago al decir...

—Sí, me gustan.

—¿Te gustan las chicas?

—Sí.

—Pues bien.

—¿Bien qué?

—Que ya lo tienes claro. Te gustan las personas. No necesitas más que eso. —dice Sae, mordiendo un trozo de la paleta. —Tener una sexualidad definida no te ayudará a tener sexo, a enamorarte o tener pareja. Definirte es una decisión que puedes cambiar en cualquier momento o simplemente no tomar.»

—¿Estás molesto?

—¿Por qué lo estaría? Es tu jodida vida, puedes hacer lo que quieras. —responde Rin, y lo que dice es cierto, no le molesta en lo más mínimo, simplemente se le hace imposible no sentir curiosidad. —Tu mismo lo dijiste, definirse es una decisión, simplemente no creí que la tomarías.

—Lo hice... ¿Eso cambia algo?

Sae lo observa con la misma indiferencia que siempre ha tenido en sus ojos, así que el menos solo niega con la cabeza, cambiando los ajustes de su cámara.

—Claro que no.

Porque Sae es perfectamente capaz de tomar esa decisión, es solo que... Rin ahora se siente más solo que nunca.

Y es estúpido sentirse así de la nada, y le enoja sentirse de esa manera aunque no puede evitarlo.

¡Maldición!

En un maldito mundo donde todos parecían saber exactamente quienes eran, qué les gusta y qué es lo que quieren, Rin siempre se ha sentido perdido.

Porque es bueno en muchas cosas, pero muy pocas llaman su atención, y el hecho de ser bueno en algo no significa que lo ames, y no es como Sae que siempre fue bueno, y perfecto y todo se le daba bien, y todos lo felicitaban y él lo apreciaba porque se sentía orgulloso de su hermano mayor, sin importarle estar debajo de una sombra demasiado grande para él, ahogándose en una soledad demasiado abrumadora, intentando llenar un vacío que no le correspondía, un espacio que le pertenecía a su hermano y nadie le preguntó si quería llenar. En este lugar donde siempre han sido tan diferente, había algo...

Al menos había una cosa que tenían en común, y eso era que a los dos les importaba una mierda todo el tema de la sexualidad, y definirse, y eso estaba bien, porque estaban junto en eso, y así Rin ya no se sentía tan perdido por no poder identificarse con nada, ni entenderse lo suficiente como para encontrar una de las cientos de etiquetas que existen para adjudicarla a su persona y...

Y simplemente con saber que tenía a su hermano al menos en eso, Rin ya no se sentía tan desubicado en el mundo.

Pero las cosas cambiaron.

—Revisa las fotos.

El menor le ofrece la cámara al mayor, confiando plenamente en él y en que no le haría ningún, después de todo nunca lo había hecho, mientras que le enviaba un mensaje a Isagi, diciendo que seguramente terminaría pronto.

—Se ve bien.

—Si eso es todo entonces... —Rin intenta quitarle la cámara, pero su hermano la sostiene con fuerza. —¿Es en serio?

—No entiendo para qué sigues insistiendo en no decirme nada, sabiendo que voy a joderte hasta que me digas cuál es tu problema. —contesta Sae con el ceño levemente fruncido.

—¿Por qué siempre tienes que hacer un problema por todo, Sae?

—Porque eres un niñato engreído que siempre hace berrinches intentando que los demás adivinen lo que te sucede.

—¡No me sucede nada!

—¿Entonces para qué me gritas?

—¡Porque me estás jodiendo!

—¡No te estaría jodiendo si...!

—¡¿Si qué?! ¿Si simplemente me quedo feliz y contento porque la única persona que parecía entenderme de un momento a otro decide que es parte de todo este desfile de colores, lleno de hermandad y toda su mierda? ¿Si simplemente nunca muestro ninguna emoción negativa frente a tí porque eso te molesta? ¡Vete a la mierda, Sae! Puedes hacer con tu vida lo que quieras y tomar las decisiones que quieras, eso me da igual, solo no esperes que lo acepte como si no fuera algo importante.

Rin le arrebata la cámara, y se aleja, volviendo a la primera habitación, acercándose rápidamente a su bolso, mientras maldice entre dientes. Sin embargo, Sae es más veloz en interponerse en su camino a la puerta.

—Quítate.

—No.

—¿Y ahora qué? Solo olvídalo, eres demirómantico, felicidades. —El menor aplaude de una forma que no puede considerarse más que irónica, mientras observa a su hermano con el ceño fruncido. —¿Ya estás feliz? Te estoy apoyando ¿Era eso lo que querías?

—Sabes que eso no es...

—Oh, cierto. Olvidé que al gran Sae no le importa la puta opinión de su hermano menor, lo siento.

—¡Rin, ya para! Lo entiendo ¿Sí? Fuí yo el que te predicó por años el hecho de que las sexualidades no eran más que etiquetas y todo eso, y ahora te sientes traicionado porque yo...

—¡Me importa una mierda que seas demirómantico, bisexual, asexual o lo que sea! ¡Podrías ser transexual si se te da la puta gana, Sae! —Rin grita porque su hermano no entiende, nunca lo hace. —Lo que me molesta es que tuve que enterarme de esto por alguien más.

Y hoy se supone que sería un día tranquilo, que Rin iba a disfrutar de su primer Pride, acompañando a su novio, puesto que toda esta parafernalia multicolor era algo que nunca había entendido del todo, sintiendose alejado y desconectado, porque Rin solo era Rin.

Rin no era bisexual, no era gay, no era asexual, no era arrómantico. Rin no tenía una bandera que lo representase y no tenía una sexualidad con la que se sintiera cómodo, no había conseguido nunca un grupo de personas que lo entendiera o aceptara porque era un jodido raro en un lugar donde todos parecían saber lo que querían, lo que sentían, y lo que los atraía y Rin no era más que un chico que simplemente no entendía una mierda del romance, ni del sexo, ni de nada que tuvieras que ver con las relaciones hasta un nivel realmente serio, o sentimental, porque había alguien importante para él que le dijo que eso estaba perfectamente bien.

Y le dolía pensar que él no era lo suficientemente importante para esa persona como para enterarse de algo como esto.

—¡Tuve que enterarme que ibas a participar en la marcha de este año porque apareciste en el maldito horario de planificación de esta semana! ¡Ni siquiera tuviste la descencia de decírmelo a la cara, porque hasta donde yo sé, está es la clase de cosas que le dices a tu familia!

Rin respira con fuerza, su pecho sube y baja de forma acelerada y es que se ha desahogado por lo que realmente sentía, porque maldita sea, se siente un estúpido de mierda por el hecho de sentirse tan molesto pero...

—La verdad no debería sorprenderme... —dice el menor con una risa desganada al final. —Después de todo, yo siempre estoy de último en tu lista de prioridades.

El pelinegro aparta a Sae con el brazo, ignorando la expresión que tiene en su rostro, sin molestarse en intentar descifrar lo que sea que esté sintiendo. Se cuelga el bolso en el hombro, y se apresura en dirección a las escaleras para intentar calmarse antes de volver con su pareja. Tiene que respirar para hacerse a la idea de que tendrá que volver a entrar en ese piso rebosante de colores arcoíris y vómito de brillantina donde todos parecen actuar como amigos como si ese no fuese un acto de lo más hipócrita y pretencioso.

Y le molesta pensar que por un jodido momento creyó que podría fingir también y sentirse parte de todo esto sin dejar de ser quien era y sin dejar de respetar lo que sentía, pero lo de Sae le cayó como un balde de agua fría, porque no puede sacarse de la cabeza que para formar parte tenía que pertenecer.

Pertenecer bajo los términos de ellos.

Cuando abre la puerta, hace lo posible para no fruncir el ceño más de lo necesario porque no quiera a ninguno de estos imbéciles preguntándole qué le sucede. Así que camina con la vista firme hacía el frente en busca de Isagi, a quien tomará del brazo y lo arrastrará fuera de ese jodido lugar, y sí, irá con él a la marcha, porque antes que todo él está haciendo un esfuerzo por hacer las cosas bien y ser un buen jodido novio, que prometió que iría al Pride con Yoichi porque también era su primera vez llendo con una pareja, y no iba a quitarle eso. Porque él no tenía la culpa de nada.

—¡Rin!

Una mancha tricolor lo golpea, rodeándolo en un abrazo, y tal vez eso sea porque la bandera bisexual le cayó justo sobre la cabeza. Cuando la aparta puede ver a Isagi reírse, y es una jodida brujería la forma en la que esa simple acción es suficiente para conseguir que su expresión se relaje por completo.

—Vaya, por lo que recuerdo te había dejado aquí con una ropa distinta.

El de ojos turquesa sonríe de costado, mientras se aleja un paso para ver mejor a su novio, quien sigue usando los mismos pantalones de mezclilla de antes, pero ahora con una camiseta sin mangas que tiene pintado un atardecer en la playa con los tonos de la bandera bisexual. También trae un par de guantes sin dedos con los mismos colores, un par de lentes en forma de corazón de color rosa y la bandera que los cubrió hace un segundo atada como una capa al cuello, además de que en su rostro hay un poco de maquillaje. El menor hace un esfuerzo para no reír por lo adorable que se ve.

—Es que los chicos dijeron que mejor los alcanzabamos en la marcha, así que decidí cambiarme, sobretodo porque Haruka se ofreció a maquillarme. —explicó el mayor con una sonrisa divertida, sujetándose de su brazo. —¿Cómo me veo?

—Totalmente listo para el Pride.

—¿Y eso es bueno?

—Lo suficiente para decirte que si alguien intenta acercarse con otras intenciones se va a arrepentir de siquiera haberlo pensado.

—¡Rin!

—¿Qué?

—Hoy es día de amor, no de guerra ¿Recuerdas?

—Sí, sí, lo que sea. —El menor rueda los ojos pero puede notar la mala mirada por parte de su novio, así que lo acerca con su mano para dejarle un beso en la cabeza. —Luces increíble, Yoichi.

—Gracias... —Su novio se sonroja, pero Rin no tiene oportunidad de burlarse de él ya que empieza a jalarlo en otra dirección. —¡Ven a ver! Hice algo para tí.

Isagi tira de su brazo hasta arrastrarlo a los cambiadores, donde el mayor se acerca a su mochila que está en una de las sillas, puede verlo rebuscar dentro de forma apresurada mientras le pide que cierre los ojos. A pesar de las quejas, el menor cede a la petición, esperando con los ojos cerrados y los brazo cruzados lo que sea que Yoichi le va a mostrar.

—Abre los ojos.

Rin hace caso, frente a él, puede ver a su novio sostener una camiseta negra de su talla con una cámara pintada de color blanco en el centro de la misma, no puede evitar la sonrisa que se escapa de sus labios, aunque su expresión se congela cuando el mayor le da la vuelta, mostrando la espalda y las palabras que tiene escrita detrás con letras de múltiples colores.

«I don't need to define myself to know that I belong here.»

Las palabras golpean directamente al corazón de Rin, siendo algo que no se esperaba en lo más mínimo, y que es capaz de hacerlo sentir que se queda sin aire por un segundo, porque solo son un par de palabras pero mierda...

«No necesito definirme para saber que pertenezco aquí.»

—¿Te gusta? —Isagi lo pregunta con suavidad, siendo un tono de duda el que se escapa de sus labios al hablar. —Sé que querías ser discreto y sabes que no tengo ningún problema con que no te identifiques con ninguna sexualidad. Te quiero, Rin y eso realmente no es importante porque sé que también me quieres, así que quería ser algo para tí porque eres igual de válido que cualquiera de...

Yoichi es interrumpido por los fuertes brazos de su novio rodeándolo en un fuerte abrazo, que este no duda en corresponder y en ese momento Rin no quiere nada más que quedarse en sus brazos lo que le quede de vida.

—Me encanta. Gracias, cariño.

—Lo que sea para hacerte feliz, Rin.

Y mierda... Con solo una acción, Yoichi había conseguido hacerlo sentir como nunca antes, lo había hecho sentir parte de esto.

[...]

¿Tengo excusas para el retraso? Honestamente no, me distraje con la RinSagi Week, luego entré a vacaciones y directamente no había escrito hasta hoy. Lo siento.

Y hablando del capítulo de hoy... Este año en el Pride Month ví un vídeo que era de una persona hablando del desfile del orgullo, del porqué no le gustaba y la razón por la cual no se sentía identificado por la celebración. Me pareció curioso (ya que en mi desconocimiento creía que todxs los que forman parte del colectivo lgbt+ amaban esa actividad) pero habló del hecho de que en el desfile es común ver trajes sumamente sexualizados, y que también es común ver a muchas personas besandose (hasta llegar a verse algo depravados) lo cual daba una mala imagen a la comunidad.

Honestamente me parecieron puntos válidos para que a algunas personas no les guste, y el leer los comentarios me hizo darme cuenta que muchxs estaban de acuerdo. Y no voy a decir si estoy de acuerdo o no, a lo que voy es que eso me hizo darme cuenta que no todxs se sienten segurxs y cómodxs en la marcha, que no se sienten representados por la causa (como es el caso de Rin). Y teniendo en cuenta que la propia comunidad aún existe mucha desinformación y controversia (como las personas que comparan la bisexualidad con la pansexualidad o lo invisibilizados que son las personas AroAce {arrómanticxs & asexuales})

Todo esto es complicado hasta el hecho de que las personas llegan a sentir que necesitan justificarse siempre para dar a entender su punto y lo que son, y que tienen que justificarse e identificarse para formar parte.

Y no lo sé, gente. Yo solo puedo decir que apoyo totalmente a Rin y a cualquiera que se sienta como él, no tienes que elegir una sexualidad, si no te sientes identificado con ninguna eso está perfectamente bien, no eres menos válidx por eso. Sé feliz de la forma que quieras, si eso es eligiendo una sexualidad, te respeto y te aplaudo por ser tan valiente y si no eliges ninguna, también está perfectamente bien.

Eres una persona que ama, que ríe y que vive día a día. No dejes que nadie te quite validez ni a tí, ni a tu forma de amar.

Y todxs los que intentaron adivinar la sexualidad de Rin, pues... Rin es solo él y su peculiar forma de amar. Y eso está bien.

Disculpen de nuevo la tardanza, ojalá les haya gustado. Y como siempre ¡Muchísimas gracias por leer! ✨💓

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