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li.

—Es una sorpresa.

Rin se agacha a la altura de la maleta, hay una sonrisa fina en sus labios, probablemente porque está ocultando de forma molesta lo que sea que trajo de regalo. Saca de allí una caja blanca con un listón azul y se la entrega. Isagi no puede dejar de verla entre sus manos.

—¿No querías saber lo que es?

—Sí, pero dijiste que es para mis padres, así que, si la abro antes que ellos entonces no me van a dejar en paz al respecto. —Se queja el mayor, conociendo perfectamente como son sus progenitores y que probablemente encontrarían muchas más razones para seguir divirtiéndose a su costa si veían que abría el regalo antes de tiempo.

Puede sostener la caja fácilmente en su mano, es pesada aunque no demasiado y cuando la sacude un poco puede notar que es una sola cosa casi tan grande como el empaque lo que está ahí dentro. Se sorprende de nuevo cuando Rin saca un par de bolsas con el logo de marcas costosas a un lado.

—¿Por qué les das tantos regalos a mis padres?

—No son tantos, ya había planeado traer esto, es solo que el cumpleaños de tu madre me tomó por sorpresa. —Rin lo dice sin mucha emoción, para él no es la gran cosa, a Yoichi aún le sorprende dramáticamente la cantidad de dinero que maneja su novio a tan corta edad, mientras que él, pues, se mantiene a sí mismo a las justas. —Los tres idiotas me dijeron que se debería dar un regalo a tus suegros, por cordialidad o algo así. Sé que Sae le compra bolsos a la madre de la cucaracha cada que van a verla, así que le traje algo a cada uno, y esa caja que es para ambos, supongo que es lo que se hace.

—Rin, no estás obligado a darles regalos cada que los veas. —contesta, su novio solo se encoge de hombros como si realmente no fuera la gran cosa.

—Son agradables, no me molesta darles algo. Si los hago felices, también lo estarás tú. Eso es lo que importa.

Yoichi aprieta los labios, no puede evitar el calor que le sube a las mejillas y es que ¡Maldición! Su novio tal vez es la única persona que puede decir algo así de lindo y lucir completamente indiferente al respecto, pero se enamoró de ese estúpido así, porque sabe que sus intenciones son buenas aunque su cara no lo demuestre todo el tiempo.

—También te traje algo.

—No, ya es demasiado.

—Deja de joder y ábrelo. No es para tanto. —Se queja el más alto, entregándole ahora una pequeña cajita negra. Yoichi siente que se podría desmayar al momento de abrirla. —No me la devuelvas, y más te vale que la uses cuando salgamos.

—¡Es una cadena de plata!

—No es plata, imbécil. —Se queja el menor, Isagi se calma un poco, bueno tal vez no sea tan costos... —Es de platino.

—¿Qué mierda...? ¡Eso es incluso más caro!

—¿Y?

—¿Cómo que "y", Rin? Esto es ridículo, es muy caro.

—Costó poco más de treinta mil yenes, no es para tanto.

—Creo que me estoy mareando. —El mayor da un paso atrás, se sienta de forma brusca en su cama, su novio lo mira con una ceja alzada y simplemente se sienta junto a él chocando sus hombros.

Justo ahora la cama se siente ridículamente pequeña aunque ya lo sabía, después de todo es una simple cama individual con sábanas viejas y sencillas pues son pocas veces al año cuando el duerme ahí y no es algo que realmente le importe. Aunque ahora se siente apenado al respecto.

—¿Todo bien? —pregunta Itoshi con cierta curiosidad.

—No puedo aceptar esto.

—Pues ya lo tienes en tus manos, así que técnicamente ya lo aceptaste.

—No es cosa de juegos, Rin.

—No es para tanto. Incluso la renta de tu apartamento debe costar el doble que eso.

—Hay una diferencia enorme entre pagar un lugar para vivir a comprar un collar.

El menor parpadea, y vuelve a encogerse de hombros sin darle importancia.

—No veo porqué no puedes aceptarlo.

—¿Cuánto gastaste en todo esto, Rin? Los regalos y las flores que nos enviaste ayer, sé que las orquídeas azules no son baratas, muchísimo menos si las pides de un día para el otro porque no son fáciles de conseguir y...

—Eso no importa.

—Importa, Rin. —Yoichi habla seriamente, lo suficiente para que el menor se quede en silencio, mirándolo con el ceño fruncido. —Importa porque estás gastando demasiado. Importa porque este es tu dinero, y yo sé que tienes demasiadas cuentas que pagar por tí mismo y sin ayuda de nadie. Es ridículo que gastes tanto en regalos, me preocupa que estes exagerando.

—No soy un puto niño, Yoichi. Llevo el suficiente tiempo haciéndome cargo de mis cuentas  para saber cuánto puedo gastar. Si lo hice es porque quiero y porque puedo. No necesito un maldito sermón al respecto.

Isagi tragó saliva, sus ojos volvieron a concentrarse en la cajita entre sus manos, la cadena era elegante, con eslabones delgados que ahora sabía estaban hechos (o recubiertos, no sabe lo suficiente sobre la jodida joyería) de platino. Y claramente, no es tan pobre como para no haber tenido alguna vez esa cantidad de dinero en sus manos, Rin tiene razón, Yoichi incluso paga más que eso en su alquiler pero de cierta forma le parece hasta irreal recibir algo como eso de regalo, así de la nada y sin previa antelación.

Rin le ha dado regalos antes, mucho si podría admitir, pequeñas cosas pero de forma constante, nada que pudiera impactarlo de sobre manera aún cuando siempre se mostraba reticente a aceptar. Pensándolo seriamente probablemente Rin gastaba más de lo que costaba ese collar en él a lo largo de un mes.

Yoichi no está acostumbrado a eso, recibir tanto, y de cierta forma se siente mal, porque él no es capaz de retribuirlo de la misma forma.

A veces siente que no está haciendo lo suficiente, que no se está esforzando tanto para darle a Rin lo que merece mientras que él no deja de dar, dar, dar y demostrarle amor cada vez que lo pide, a pesar de que él no tiene la culpa de su inseguridad pero está ahí siempre sin quejarse.

—Yo no podría obsequiarte algo como esto. No ahora, al menos.

—Me da igual eso. No necesito que me des regalos así.

—Me da algo de pesar, Rin. No tengo el dinero para darte cosas tan caras que claramente mereces también y yo...

—Abre la caja blanca. —dice de pronto, señalando el que se supone es el regalo de sus padres. El mayor se sorprende por sus repentinas palabras. —Les diré que yo quería mostrartelo antes, así no te van a molestar. Solo ábrelo.

Yoichi lo mira, su novio parece muy serio al respecto, así que cede, agarra la caja que había quedado a su lado en la cama al momento de sentarse. Desata con delicadeza el lazo azul y lo destapa. Adentro hay un pequeño libro de cuero azul con los bordes dorados, lo saca de ahí y al abrirlo, simplemente no tiene idea de qué mierda podría decir.

—¿Rin...?

—Siempre me das... Dibujos de mí, pinturas de cosas que me gustan y cosas como esa pequeña escultura del búho, o la camisa que me hiciste para el Pride, o la gorra que personalizaste para mí cuando te dije que tenía que hacer una sesión en la playa. Creas cosas para mí y yo no soy capaz de hacer algo como eso. —responde el menor, apartando el rostro hacia un lado aunque puede notar que se encuentra avergonzado. —Todo lo que haces es arte, Yoichi. Y aunque no menosprecio lo que yo hago, solo puedo capturar algo que ya existe mientras que tú lo creas desde cero. Así que quise hacer algo como eso aunque lo que hice es solo más de lo mismo.

—Cállate. No puedes decir que es más de lo mismo, Rin. Esto es demasiado hermoso.

—Da igual.

—No lo menosprecies.

—No menosprecies tú lo que me das entonces. —El tono de Rin es demasiado serio, casi como un regaño. —Te compro cosas porque estoy acostumbrado a eso. Lenguaje del amor o la mierda que sea, te doy regalos porque te quiero. Quiero hacerte feliz dándote algo aunque sea costoso y dramático para tí porque yo no puedo hacer cosas únicas como las que haces tú.

—Esto es único.

—Aprecio que lo pienses.

—Sigo pensando que exageras pero no dudes que aprecio enormemente cada regalo que me das. No necesito que sea caro.

—Yo creo que el que exagera al respecto eres tú pero está bien. Me calmaré con las cosas costosas si eso es lo que quieres...

—Gracias.

—Aún así no dejaré de darte obsequios. —dice el menor, tomando el collar entre sus manos y colocándolo en el cuello de su novio, dejando un beso en sus labios.

—Sé que no lo harás.

—Eres la única persona en el mundo que se queja por algo así.

—Lo sé.

Yoichi se acerca un poco más al cuerpo de su novio, Rin pasa un brazo sobre sus hombros y ambos observan el libro que se encuentra en las manos del mayor, el cual se trata de un álbum de fotografías de Yoichi.

Tiene alrededor de unas treinta páginas y todas son él. Sabía que Rin le ha tomado fotos desde el primer día que se conocen, pero probablemente nunca pensó a profundidad que él realmente las guardase todas.

—Parece el regalo de un acosador.

—Sabía que ibas a arruinar el maldito momento. —Se queja el menor con molestia, mientras que su novio se ríe. —De cualquier forma, no es para tí, es para tus padres, que parecen estar completamente fascinados con su Yo-chan.

—No es para tanto.

—Sí, algo me dice que no he visto ni la mitad de lo mucho que te adoran pero ya está hecho. Solo queda esperar que les guste.

—Seguramente lo van a amar.

—Si no, entonces amarán esto. —comenta, alzando las bolsas de marca.

—Algo me dice que en parte quieres comprarlos... —contesta el mayor con una ceja alzada.

—¿No es eso lo que se hace con los suegros? —contesta el menor con una sonrisa ladeada. Yoichi piensa que ciertamente su novio no tiene remedio.

—Bien, niño rico. Vamos a mostrarles el regalo de una vez que esos dos seguramente deben estar hablando a nuestras espaldas.

—¿Sobre qué podrían estar hablando?

Isagi se muerde la lengua y evita decir algo como que sus padres podrían estar pensando que ellos dos se están besando o algo así, porque exactamente esa es la razón por la que hace un rato no quiso seguir con su momento romántico en el auto. Sus padres están locos y son demasiado permisivos con muchas cosas, ellos podrían saber que él está haciendo algo como eso y no irían a interrumpir, sí no fuera porque Yoichi naturalmente es demasiado tranquilo y razonable respecto a todo, probablemente podría haberse salido con la suya en muchas ocasiones.

—Solo vamos.

Itoshi se levanta y lo sigue a pocos pasos detrás de él, cargando las bolsas de regalo mientras que él de ojos azules lleva el álbum entre sus manos, dejando la caja abandonada en su cama. En la sala sus padres los esperan en el mismo sitio de antes, mirandolos con atención.

—Rin les trajo muchos regalos.

—Oh, Rin-chan. No debiste, no era necesario.

—Por favor, no sea como su hijo y aceptelos enseguida. Créame que lo hago con mucho gusto.

Su novio es un cabrón que cuando quiere es facil de hacerse querer. Nunca pensó verlo ser tan adulador y adorable, pero al parecer, los imposibles a veces suceden. En este caso, Rin está haciendo un esfuerzo increíble en ganarse el cariño de sus padres.

Lo cual tenía fácil para este punto, su madre estaba más que encantada con el brazalete y el perfume que le obsequió, mientras que su padre admiraba el reloj nuevo. Y esa emoción solo alcanzó un tope incluso más alto al ver el album de fotos entre sus manos, porque sí en algo tenía razón Rin era en su corazonada respecto a que sus padres estaban obsesionados con las cosas que se relacionan a él.

—¿Esta foto? —preguntó la castaña.

—Es en mi apartamento, su hijo suele sentarse a dibujar en mi balcón. —contesta Rin, tomando un sorbo de la nueva taza de café que le sirvieron. —Me gusta como se ve concentrado en eso.

—Yo-chan es adorable cuando se concentra. Su nariz se arruga un poco y...

—¿Sus ojos se pierden en un punto fijo? —comenta el menor, recibiendo un asentimiento de la mujer. Él sonríe detrás de la taza. —Es una de las primeras cosas que noté de él.

—No parecía gustarte en un inicio.

—¿Qué te hace creer eso? —refuta, ofendido. —Es de las cosas que me encantaron en un inicio.

Isagi se atraganta con su propio café, sus mejillas se tiñen de un tono rojo, su padre ríe a su lado, golpeándole un poco la espalda.

—Esta foto es hermosa también. ¿Por qué está hasta el final?

—Fue la primera foto que le tomé a su hijo, es del día que nos conocimos.

Isagi se levanta tras oír eso, se acerca de a poco y se sienta al lado de su madre. No siente miedo de lo que pueda encontrase ahí, sabe que por más atrevido que sea Rin, no está lo suficientemente loco como para poner una fotografía fuera de lugar en el álbum, sobretodo ahora que es vergonzosamente consciente de que aquella primera vez Rin le tomó una foto... Intima.

Y peor aún que eso se ha vuelto a repetir... En varias ocasiones.

El amor enloquece a las personas. Al parecer.

Sus ojos van al álbum y se ve, entre la multitud de gente está él, mirando a la cámara con cierta sorpresa, y recuerda entonces que un flash lo sorprendió de repente en esa ocasión.

—¿Viste a Yo-chan y quisiste tomarle un foto? —preguntó el mayor en la habitación con cierto interés.

—Tomé una fotografía a una habitación llena de gente y cuando la ví, me encontré con los ojos de Yoichi.

—Lo encontraste sin querer. Suena tan lindo. —Su madre suena como una joven escuchando una historia de amor, Yoichi se siente apenado porque definitivamente sus padres son demasiado insistentes en saber todo lo que respecta a su relación.

—No es así, es decir, yo lo ví primero ya que Yoichi me dijo que él no me vió cuando tomé la fotografía pero aún así, fué él quien me encontró a mí. —Rin lo mira de reojo y sonríe, volviendo la atención a su taza de café. —Él se me acercó en la fiesta, me encontró porque de no haberme hablado en ese momento, yo me habría ido sin más. Y luego me encontró otra vez, en el museo, cuando creí que habiamos perdido completamente el contacto. Su hijo siempre estableció el primer contacto, siempre ha hecho un esfuerzo por mí, aunque yo era reticente a establecer cualquier clase de relación. Le agradezco eso, de no ser por su esfuerzo no estaríamos aquí ahora, y no habría llegado a quererlo tanto como lo quiero. Me alegra ser su pareja...

Yoichi sintió que se le derretía el corazón de la ternura, realmente no se imaginaba que su novio pensara así de él, y le sorprendió de sobremanera porque ciertamente a veces se dejaba llevar por sus inseguridades sin darse cuenta que él realmente sí hacía todo lo que estaba a su alcance por su novio, que él sí sentía su cariño y apreciaba su esfuerzo.

—Ay, Rin-chan. —Su madre habló con la voz algo estrangulada, se podía ver que en sus ojos se amontonaban unas pocas lágrimas. Rin se quedó callado, mirando con extrañeza en su dirección, tensando su cuerpo cuando la castaña lo abrazó repentinamente. —¡Gracias por querer tanto a Yo-chan! Nunca habían hablado tan bonito de él, se nota que lo amas. Por favor, ¡Cuida bien de mi hijo!

No necesitaba ser un genio para adivinar que su novio se encontraba aturdido debido a la sorpresa y la falta de costumbre de este tipo de muestras de cariño, pero aún así, Rin fue amable, correspondiendo el abrazo a pesar de tener cierta vergüenza por la situación.

—Prometo que daré mi mayor esfuerzo para cuidar bien de Yoichi. —responde el menor, suavizando su expresión.
—Gracias por aceptarme como la pareja de su hijo, Iyo-San, Issei-San.

—Gracias a tí por quererlo tan bonito. —contestó su padre con cierto tono melancólico en su voz.

Isagi rodó los ojos, sus papás eran dramáticamente sentimentales respecto a estás cosas, así que no le sorprendía para nada sus reacciones pero apreciaba eso. La preocupación que dejaban notar que sentían por él, y apreciaba también la intención de Rin de hacerlos sentir cómodos con la idea de que ambos están juntos ahora.

Yoichi sonríe en dirección a su novio y él corresponde aún cuando se nota a kilómetros la sensación de cierta incomodidad al recibir también un abrazo de su padre. Aprecia el enorme esfuerzo que está haciendo por él, por ser parte de la locura que sea su familia, sus amigos y su ambiente, porque Rin siempre lo aceptó tal cual, sin esperar un cambio de su persona ni de su alrededor, apreciando cada parte por muy extraña que sea y haciendo un esfuerzo propio por al menos acostumbrarse a las distintas situaciones que nunca había experimentado.

Yoichi espera poder hacer lo mismo por él, hacer eso y más por él.

Porque Rin lo vale.

Rin vale completamente la pena.

[...]

Hace tiempo que no les hablo por aquí y... Lo admito, tenía vergüenza de hablarles por mis constantes desapariciones jsjs. Perdón por eso.

Pero en fin, creo que ya ha sido mucha cursilería ¿No creen?

Bueno, en fin, en otras noticias quería dar aviso que en vista de la nuevas normas de Wattpad... No me iré de aquí, igual, hasta donde sé, no incumplo ninguna norma, pero aún así, les aviso que también tengo una cuenta en Ao3 con el mismo usuario (bueno, realmente es Valcione, sin guión) ya están todas mis historias de Blue Lock y al menos esta se encuentra hasta el cap 28 si no recuerdo mal, en el transcurso de la semana subiré el resto. En caso de emergencia, ya saben dónde encontrarme.

¡Gracias a todxs por leer y por la paciencia! ¡Los aprecio mucho! 💓✨



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