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Capítulo 1
ASYLUM.
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Varios ruidos eran escuchados a través de su hogar pero la chica simplemente deseaba dormir por lo cuál hizo caso omiso ante aquellos ruidossuponía que era su hermana y fue notado que efectivamente era así cuando la ojiverde la movió varias veces —¡Venga!— Hablaba, pero simplemente pretendió que continuaba dormida. —¡Sara, está nevando!— Habló con emoción así logrando que su hermana abriera los ojos.
—¿Nieve?— Cuestionó asombrada, ambas se encontraban completamente emocionadas pese a saber que la nieve era probable en esos días debido a que ya se encontraban en invierno.
La rubia asintió, causando emoción en la menor —¡Vamos!— Exclamó mientras caminaba a paso rápido y directamente al armario.
Taylor, una chica de veinticinco años, era lo más cercano a infantil cuando veía la blanca nieve caer del cielo. Pero cuando no era así, podía ser la mujer más seria del mundo, de alguna forma la nieve y la lluvia le ponían de buen humor.
Por otro lado, su hermana: Sara, era lo contrario a ella, una persona dulce y amable con todos los que se le crucen -claro que, si alguien se lo merecía podía ser igual de grosera que su hermana mayor-.
Ambas chicas se colocaron la ropa suficiente para mantenerse abrigadas en ese frío invierno, al finalizar de vestirse salieron rápidamente de la habitación.
—¿Aún no llegan?— Preguntó tranquilamente la menor, refiriendose a sus padres a lo cual Taylor negó.
Ambas caminaban con emoción hacia la salida sin terminar aquella conversación —Nop, fueron de compras.—
Pensó durante unos segundos —¿Hoy trabajas?— Cuestionó con tranquilidad, Taylor negó con suavidad. —¡Genial! Si la señora Miller no te necesita para sus cosas de señora tendremos más tiempo para estar en la nieve, Tay.— La hermana de la chica no pudo evitar reír ante aquello.
—Claro, pero luego iré a buscar algo en la casa de los Wilson.— Comentó Taylor mientras que se agachaba y sentaba en la nieve, comenzando a hacer un muñeco de nieve, Sara le miró intrigada —Y no, Chari. No puedes ir porque la nieve es peligrosa, por más hermoso que sea algo no le quita lo peligroso. Si resbalas y te haces daño no podré ayudarte, te quedaras aquí ¿bien?—
La menor bufó mientras que hacía una pequeña bola de nieve —Okay, Tay. Uh...¿En cuánto rato irás?— Preguntó mientras escondía aquella pelota blanca detrás de ella, su hermana mayor se vió pensativa "en unos treinta minutos" escuchó decir —¡Tenemos tiempo suficiente!—
—¿Para qué?..— La respuesta a su pregunta fue inmediata ya que una bola de nieve golpeó su torso —¡Oh, eres una!..— Ambas reían.
Taylor creaba bolas de nieve para luego tirar aquellas mismas a su hermana, quien contratacaba y de igual forma le lanzaba bolas de nieve.
Ambas se divertían, no se solían ver muchas horas al día debido a que Taylor trabajaba y Sara estudiaba, cada tiempo que tenían juntas lo disfrutaban como nunca, tal como aquel.
Al pasar el rato, dejaron de jugar ya que la ojiverde debía de ir al hogar de los Wilson, sus vecinos cuales se encontraban al final de la calle.
La chica golpeó varias veces la puerta, pero no hubo respuesta. Esperó aproximadamente veinte minutos antes de que aquella familia abriese la puerta —¡Taylor! Lamento la espera.— Habló Pedro, el hijo mayor de la familia Wilson y gran amigo de la mayor hermana Crane.
Carcajeó mientras se encogía de hombros —No te preocupes, me agrada este ambiente. ¿Cómo has estado, Pedro? ¿Cómo va todo con Oscar, aún sigue trabajando?— Metió las manos dentro de los bolsillos de la cual sería una chaqueta color marrón y gran pelaje.
Pedro soltó una sonora carcajada ante las palabras de su amiga —Estás de buen humor, no llegaste diciendome "¡hola, malparido!" Así que supongo que es el clima. Oscar está genial, el tonto de mi hermanito ya consiguió pareja y todo, hablando de eso: ¿Qué tal todo con Chari? No la he visto últimamente.—
Aquella chaqueta marrón comenzó a llenarse de nieve sobre si, Taylor carcajeó —Chari ha estado genial, llena de trabajos por la universidad y apenas tiene tiempo de venir a verte, Romeo.— Bromeó —¿Cuándo te le declararás, Pedrito?— Le empujó suavemente mientras que lo molestaba.
El de cabello castaño sonrió de forma nerviosa —Probablemente para su cumpleaños, queda poco y realmente deseo que sea especial para ella.—
Un dedo índice de Taylor casi dió contra el rostro del hombre de ojos marrones —Le haces algo a mi hermana y te rompo en mil pedazos, ¿entiendes, Pedro Wilson Pascal?— El hombre se mostró atemorizado mientras que alzaba sus manos, mostrando las palmas. —¡Genial!— La voz inocente de Taylor volvió, como si no hubiese actuado de forma amenazante a Pedro.
—Ahora traigo tu libreta y el pastel que mi madre les preparó, loca.— Soltó, aquel "loca" fue dicho en español ya que aquella era la lengua materna del hombre al igual que esas palabras no serían entendidas por la rubia.
Taylor bufó —¡Tonto!— Exclamó, por más que se trataran de aquella forma eran buenos amigos e incluso se consideraban hermanos. La mujer carcajeó mientras que pensaba en aquello, realmente adoraba molestar a Pascal.
Dentro de sus pensamientos algo cambió, sintió que de alguna forma todoe estaba fuera de lugar y que debía ir de inmediato a su hogar puesto que divisó a un hombre de dudosa procedencia caminar cerca de su hogar de forma sospechosa. Al ver que Pedro llegó luego de un par de minutos recibó las cosas mientras que se despedía rápidamente —¡Debo irme!— Exclamó para luego irse del lugar, dejando a un Pedro confundido en la puerta.
"¡Dile hola a Sara de mi parte!" Logró escuchar pero se encontraba más concentrada en llegar a su hogar, sus pasos se enterraban en la nieve por lo cual se le hizo dificultoso el caminar. Taylor estaba nerviosa, sentía que algo estaba mal y que si no llegaba rápidamente a su hogar algo malo sucedería, al llegar a su hogar abrió la puerta con dificultad debido al pastel y libreta que tenía entre sus manos.
—¿Chari?— Gritó, pero no encontró a la chica. —¡Sara!— Exclamó con todas sus fuerzas pero no hubo ninguna respuesta hacia sus llamados.
Dejó las cosas sobre el comedor para luego correr rápidamente a la habitación de su hermana menor en la cual no se encontró.
Su humor había cambiado de uno contento a uno lleno de preocupación en tan solo unos cuantos minutos.
"Mierda" era lo único que pasaba por la cabeza de la mayor, sentía como se quedaba sin aire y su desesperación incrementaba, llamó a su hermana una, dos, tres veces más y no respondía.
Knock Knock
La puerta sonó, Taylor corrió rápidamente por las escaleras hasta llegar a la puerta principal y abrir aquella misma, pero frente a esta no se encontró nadie más que unas gotas de sangre.
Su corazón dió un vuelco, eran diversas gotas las cuales guiaban a un lugar en especifico: el garage.
Taylor caminó directamente a tal lugar, su chaleco se encontraba lleno de nieve al igual que su cabello, su corazón sentía un hielo como si la nieve hubiese caido en aquel lugar, estaba segura de que viera lo que viera estaría preparada, que sería una broma de su hermana menor, pero al ver eso supo que no era así.
La hermana menor de Taylor, Sara Crane, se encontraba dentro del garage. O mejor dicho, su cuerpo yacia en el lugar ya que visibleme la respiración de la chica ya no existía, su rostro se encontraba lleno de sangre como si alguien tratase de cortarlo, grandes cantidades de sange salían del lado izquierdo de su pecho como si alguien hubiese enterrado un cuchillo allí y por último: el arma homicida se encontraba frente a los pies de Taylor, quien solo miraba perpleja aquel escenario.
Cayó al suelo de rodillas, sus ojos se llenaban de lágrimas y sus labios comenzaron a demostrar su tristeza, estos se veían como un puchero y su ceño se encontraba fruncido. —¿Sara?..— Preguntó apenas, sus manos se encontraban en el suelo apoyados en el arma que cometió aquello.
Taylor se sentía débil, sentía ira y desesperación: nuevamente sintió la falta de aire. —¡Sara!— Gimoteó entre su llanto, trató de acercarse a su hermana pero un jadeó fue escuchado detrás de la rubia, quien por defensa propia tomó el utensilio de cocina y dió la vuelta rápidamente.
—Taylor...— Se escucharon las voces de los mayores.
Los ojos verdosos de la nombrada se encontraban llenos de lágrimas —Mamá, papá...— Sollozó mientras que intentaba acercarse a sus progenitores cuales se alejaron de ella.
Un sollozo fue escuchado por parte de la mujer quien veía aquel escenario como si no lo creyera —¿Pero qué haz hecho, Taylor?— La nombrada, entre su dolor, mostraba confusión. —¿¡Pero que haz hecho!?— Taylor sollozó "no he sido yo" decía, pero su madre no escuchaba las palabras de su hija.
El hombre simplemente miraba completamente impactado —Eres un monstruo.— Sus palabras quedaron palmadas en la mente de Taylor, quien miraba asombrada y triste a sus progenitores.
—Yo no hice esto.— Volvió a decir, sus lágrimas caían desde sus ojos hasta su menton sin saber que mas decir.
Taylor abrió sus ojos, encontrandose en una camilla como si se encontrase en un hospital ya que una bata se encontraba en su cuerpo.
"¿Dónde estoy" pensó para luego tratar de levantarse de la incómoda camilla, al tratar de hacerlo se le fue imposible puesto que se encontraba atada a tal, su desesperación comenzó a aparecer al igual que cierta mujer se hizo presente en el lugar, leyendo lo que sería el expediente de Taylor.
—¿Quién eres?— Cuestionó enfadada, la risa de la de ya mayor mujer se hizo presente a la par en que se paraba a un lado de la camilla —¿De qué te ríes?¿qué hago aquí?— Desesperada continuó hablando.
Lo que parecía ser un hábito cubría a la mujer, eso le confundía completamente puesto que Taylor no se encontraba en algún tipo de Iglesia y dudaba estar en un manicomio, sus pensamientos le hacían creer que se encontraba en un hospital demasiado raro a su parecer.
La mujer de mayor edad comenzó a hablar, causando más confusión en el rostro de Taylor —Soy la hermana Jude y estoy a cargo de la administración y la disciplina en Briarcliff Manor.— Taylor palideció ante esas palabras, negó con fuerza negandose a aceptar que se encontraba en aquel lugar —Será un deleite ayudarla para creer en la palabra de nuestro señor y que deje el camino en el que se encuentra.—
—Yo no lo hice y ni aunque me vuelva loca creeré sus palabras de su supuesto señor.— Respondió entre regañadientes —No estoy loca.—
Una golpe seco dió contra la mejilla de la fémina —Será más difícil de lo que creí.— La menor solo se mantuvo en silencio con una mirada de odio directa hacia Jude —Pronto atraparán a su modelo a seguir, el famoso cara sangrienta. Eso era lo qué intentaba hacer, ¿no?.. Asesinar a su hermana, seguir los pasos de ese asesino.—
Taylor bufó a la par en que negaba —Yo no lo hice.— Volvió a repetir.
Nuevamente Jude carcajeó —Tranquila, tendrá el tiempo suficiente para aceptarlo. Aquí se arrepentirán de sus delitos ante el único que importa: Dios Todopoderoso.— Comentó con tranquilidad, Taylor seguía mirando a la hermana Jude llena de ira y desesperación. —Espero podamos ayudarla durante su estadía aquí, Taylor Crane.— Soltó para luego levantarse de su asiento y salir de la habitación.
Al notar como la mayor salió del lugar permitió que sus lágrimas salieran, ella no lo había hecho y estaba completamente segura de aquello. Taylor sabía que no estaba loca y no debía estar allí, sentía desesperación por descubrir quien le hizo aquello a su hermana, las palabras de Jude fueron lo que le dió una pista: Cara sangrienta debía de estar involucrado y estaba segura de aquello.
Pero por otro lado, Taylor estaba enfadada con sus padres por llevarla allí y no creerle, pero en el fondo comprendía que la escena vista por los Crane podía ser sospechosa.
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