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002. eres una bruja, ruby

panic room
eres una bruja, ruby

La noticia que había una hija de Poseidón que era extremadamente poderosa recorrió el campamento y en menos de una semana, todos conocían el nombre de Ruby.

Ruby conoció a Percy Jackson, quien también era hijo de Poseidón, lo que significaba que Percy era su hermano. Todo parecía ir bien, pero Ruby no dejaba de tener pesadillas en las que siempre aparecía Evie. Extrañaba muchísimo a su mejor amiga, y esperaba que las pesadillas no fueran reales.

De todos modos, Ruby había hecho un mejor amigo, el cual le sacaba sonrisas cuando ella se levantaba luego de una pesadilla. Su nombre era Leo Valdez.

Aquel día, Ruby se levantó con ganas de comer waffles azules con manjar. Se vistió con jeans negros y la polera del campamento y salió. En el camino se topó con Leo y se acercó a él con una sonrisa.

―Es un milagro, Leo, te levantaste temprano ―se burló Ruby.

―¿Qué estás hablando si tú también te levantas tarde? ―respondió Leo―. Ya, y ¿por qué tan temprano?

―Me desperté con ganas de unos waffles ―contestó Ruby.

―Ahora me dieron ganas de comer waffles también ―se quejó Leo.

―¿Cómo no? Si los waffles son la octava maravilla del mundo ―sonrió Ruby.

Leo se rió entre dientes.

Luego de desayunar, Leo y Ruby se fueron a una banca que estaba cerca del comedor y se sentaron.

―¿Qué se siente ser hija de Poseidón? ―preguntó Leo.

―Terrible, todos piensan que es "genial" pero de todos modos sigue siendo un padre ausente. Además ¿qué tiene de divertido poder respirar bajo el agua? Si no soy un pez ―dijo Ruby―. Además que mi mamá está muerta, no tengo donde ir.

Leo hizo una mueca.

―Lo siento.

―No importa, no tendrías como saberlo ―lo calmó Ruby.

―¿Cómo te llevas con Percy? ―preguntó Leo de pronto.

―Me agrada ―contestó Ruby―. Es buen hermano, y el poco tiempo que nos conocemos, ha sido muy amable conmigo.

―Me alegro.

―¡Ruby! ―exclamó Percy, acercándose a la chica―. Quirón te busca.

Dicho eso, se alejó.

―¿Te acompaño? ―preguntó Leo.

Ruby asintió con una sonrisa. Los dos caminaron juntos hasta que por fin llegaron a donde estaba Quirón. Pero no estaba solo. Un hombre de barba larga estaba sentado frente a Quirón, y al ver a Ruby, esbozó una sonrisa amigable.

―Leo, ¿podrías dejarnos solos? ―preguntó Quirón.

Leo se sonrojó ligeramente y salió del lugar.

―Bueno, Ruby, él es el profesor Dumbledore, director de Hogwarts, una escuela de magia y hechicería ―explicó Quirón.

―Ya, ¿y? ―espetó Ruby de mal humor.

El tal profesor Dumbledore soltó una extraña risa.

―Te he venido a buscar porque tienes una plaza en Hogwarts ―aclaró.

Ruby lo miró con desconfianza.

―¿Qué es Hogwarts? ¿Y cómo magia y hechicería? ―espetó, alzando una ceja.

―Bien, Hogwrats es una escuela de magia, ubicada en algún lugar de Escocia. Esta escuela se especializa en enseñar magia a magos y brujas. Y tú, Ruby, eres una de ellos. Eres una bruja ―habló Dumbledore.

―O sea, soy una bruja y pertenezco a Hogwarts. ¿Hay algo que no sea? ―se quejó Ruby, pasando sus dos manos por su cara. Dumbledore parecía confundido―. Soy una semidiosa hija de uno de los tres grandes. Soy una makar y ahora me vienen a decir que soy una bruja. Espera, ¿voy a usar varita?

Dumbledore salió de su shock y asintió con la cabeza.

―¿Cuándo parte el curso? ―preguntó Ruby, sonriendo por primera vez en ese rato.

―Las clases parte en 1 de septiembre ―contestó Dumbledore―. Pero antes debes comprar la varita, los libros, el caldero y el uniforme.

―Falta una semana para ese día ―se alarmó Ruby―. ¿Cómo voy a comprar todas esas cosas en menos de una semana? Aparte, queda al otro lado del mundo.

―Tranquila Ruby, hoy mismo nos vamos a Londres ―respondió Dumbledore―. Tomate tu tiempo para guardar tus cosas y despedirte.

Ruby asintió. Lo primero que hizo fue despedirse con lágrimas en los ojos de Leo. Luego se despidió de Percy, Will, Nico, Annabeth, Travis, Connor y Piper. No fue tan difícil como lo fue despedirse de Leo.

Después de las despedidas, Ruby se secó las lágrimas y se dirigió a su cabaña para empacar todo. Estando lista, caminó con sus cosas a donde estaba Dumbledore.

Ya no había vuelta atrás.

Dumbledore le explicó que llegarían a Londres por medio de un traslador. La sensación que Ruby sintió fue extraña, nunca había sentido algo así. Dumbledore le entregó la lista y dejó pagada su estadía en el caldero chorreante.

Intentando no pensar en sus amigos, Ruby empezó a comprar sus cosas con dinero que había sacado de Gringotts. Compró todas sus cosas, pero el ver la lista, se dio cuenta que podía llevar una mascota. Las opciones eran: un gato, una lechuza, un sapo o una rata.

Fácil.

Un gato es la mejor opción.

Entró a la tienda y el primer gato que vio fue un gato negro, con ojos verdosos. Le recordó tanto a Percy... Al acercarse, el gato ronroneó feliz.

―Que lindo eres...

La vendedora se acercó a Ruby.

―Linda.

―¿Cómo? ―se extrañó Ruby.

―Es hembra ―aclaró.

―Entonces, que linda eres ―sonrió Ruby―. ¿Cuanto es?

―Serán dos galeones ―respondió la vendedora.

Después de pagar, Ruby salió feliz con su gata. Con sus cosas, se fue al caldero chorreante y subió a la habitación en donde se quedaría. Al llegar se sentó y miró a su gata.

―Te llamare Nyx.

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