Capítulo 20
El mundo realmente se ve más nítido luego de un orgasmo, cuando escuchó eso en los cotilleos de sus compañeras de habitación supuso que eran meras exageraciones. Pero no, no lo eran. Al menos era la nueva opinión de Hermione y su inusitadamente relajado cuerpo. Luego de la reunión con el Lord donde vio de primera mano lo cruel y despiadado que era el hombre rubio desnudo a su costado había sentido bastante inquietud de no estar a la altura de sus expectativas.
Pero también recordó como ella misma había torturado a un muggle que debería ya ser un cadáver repugnante en las mazmorras o quizá la cena de Naggini.
Ver a Draco conjurar maldiciones diseñadas para lastimar y torturar no la había horrorizado, había encontrado una extraña sensación de curiosidad al verlo lanzar un hechizo desconocido e intentar adivinar que doloroso castigo estaría sufriendo el traidor algunos segundos después.
Aun sentía una terrible molestia al recordar que un muggle estaba aún libre. Era sin duda quien había apuñalado a su padre. El jodido cadáver en las mazmorras había sido el atacante de su madre y la rabia aún la consumía al imaginar el dolor que ella sufrió, el horror de su padre al ver a su mujer ser profanada de esa manera sin poder ayudarla.
Cerro los ojos y se acerco más al cuerpo del rubio, su calor era reconfortante y aún cuando estaban en la habitación del chico en su casa y no era en absoluto decoroso no deseaba ir a su propia alcoba y dormir sola. No esa noche, no cuando sus dedos picaban por tomar su varita y salir a buscar ella misma el muggle faltante.
No quería pensar, no quería recordar, no quería llorar de nuevo. Pero maldición no quería olvidar esa noche por que era lo que la mantenía furiosa con el mundo y deseando verlo arder. Deseaba matar a los aurores, deseaba ver muerto a Dumbledore y destruida su imagen de mago amable y bondadoso. Deseaba ver a la orden del fénix caer. Sin posibilidad de renacer de sus cenizas.
Ya no era una niña pequeña, ya no tenía una madre que calmara sus pesadillas, ya no tenía un padre amoroso que la abrazara hasta hacerla sentir segura. Ya no era una niña y no tenía nada y a nadie. Suspiro mientras sentía sus ojos llenarse de lágrimas y maldijo.
"Lo tendrás pronto Mía, ese muggle sabia donde vive su cómplice, lo vi en su mente y enviare a un par de novatos mañana a primera hora"
Lealtad.
Tenía lealtad y eso esa suficiente, tenia la palabra de Draco Malfoy de ayudarla y eso era todo lo que necesitaba en ese momento.
"Duerme, matar a esos muggles es fácil, lo complicado serán el par de aurores y el viejo Dumbledore. Una vez terminado con eso tengo un pequeño proyecto donde necesitare tu ayuda"
Cerro los ojos agradecida de que ignorara la humedad de sus lagrimas y los sollozos que estremecían ligeramente su cuerpo.
Tonterías como amor y amistad no eran lo que necesitaba, en esos momentos la lealtad y una promesa de venganza eran más que suficientes. Cerró los ojos y se dispuso a dormir.
.x.X.x.
El domingo inicio tranquilamente en la ancestral mansión Malfoy. Después de la reunión de la noche anterior todos los mortifagos se marcharon. Lucius y Narcissa comían tranquilamente su desayuno cuando Draco y Hermione bajaron para unirse a ellos.
Silenciosamente los minutos se sucedieron y el tenso ambiente era cada vez mas incomodo.
Draco sentía la mirada de su padre, sabia que estaba pensando en algo pero permanecía silencioso probablemente esperando que Hermione dejara la habitación. Con un poco elegante bufido de exasperación Draco arrojo sus cubiertos y fijo sus fríos ojos en su padre.
"Solo dilo padre"
Lucius se aclaro la garganta y bajo con gracia sus cubiertos, tomo una copa de agua y bebió un sorbo. Medito sus palabras un segundo mas mientras limpiaba las comisuras de sus labios con su servilleta y volvía a colocarla en la mesa cuidadosamente.
"Es momento de tomar una decisión sobre tu prometida, examine cuidadosamente la lista de candidatas y la pequeña Astoria Greengrass me parece una elección adecuada"
Hermione continuo comiendo sin inmutarse, sabía que esa conversación no llevaría a ningún lado.
"Astoria"
No cuando la fría voz de Draco goteaba incredulidad y desagrado ante la sola mención de ese nombre.
"Si, es una jovencita encantadora y de buena cuna. Sera perfecta"
Hermione ahogo una risa tras su copa de agua y fijo discretamente sus ojos en los tres Malfoy.
"Claro, una perfecta golfa. No tengo interés en un matrimonio con ninguna de tus candidatas y menos aun con una que ya durmió con media casa Slytherin y no me refiero solo al genero masculino"
Narcissa era el rostro mismo del horror al pensar que la dulce jovencita que conocía era en realidad una descarada.
"Draco, soy tu padre y es tu deber…"
Lucius estaba rojo de irá, sus ojos brillaban intensamente mientras su compostura se desmoronaba.
"Mi deber es engendrar a un heredero padre, no casarme con quien tu ordenes."
Draco permanecía imperturbable, comía con elegante lentitud y parecía hablar de las guerras elficas de 1840 y no de su futuro con su iracundo padre.
"Draco tu padre…"
"Madre, no me prestare a un matrimonio arreglado"
Hermione sintió un poco de pena por Narcissa, era obvio que intentaba calmar a su marido y no provocar a su hijo al mismo tiempo.
"Draco es tu deber mantener la pureza de nuestra sangre"
"No padre, no me interesa nada mas que obtener poder. Mi esposa será una bruja poderosa y la elegiré yo mismo, por el momento la única candidata es la señorita Gray"
La voz de Lucius era un grito pleno en esos momentos mientras que Draco hablaba tranquilo, incluso mirando a Hermione con una sonrisa pequeña y llena de diversión al ver a su padre a punto de estallar de rabia.
"Estas demente hijo ella es…"
Y estalló. En un potente grito que obligó a Narcissa a encogerse en su silla, Draco apartó su plato y vacío su copa de vino blanco de una vez.
"Una joven aprendiz brillante Lucius"
La serpenteante voz del mismo Lord Voldemort corto la réplica del patriarca de los Malfoy y lo hizo palidecer en milésimas de segundo.
"Mi señor"
Draco y Hermione se pusieron de pie a la vez mientras el lo saludaba con una pequeña inclinación y ella en silencio hacia una reverencia completa.
"Draco, señorita Gray es hora de que me pongan al tanto de sus planes"
"Si mi señor"
Dejando al matrimonio Malfoy en el comedor los dos jóvenes siguieron al Lord hasta su despacho predilecto conteniendo sus risitas ante el singular espectáculo que acababan de ver.
.x.X.x.
Draco deseaba reír después de ver a su padre pasar de la cólera al miedo mas abyecto en cuestión de segundos.
"Estamos trabajando en una manera de dejar entrar a algunos Mortifagos al colegio. Buscamos algo discreto para que el elemento sorpresa este a nuestro favor y causar un pánico generalizado. seguramente sera el armario Evanescence, progresamos con su reparación"
Hermione comenzó a explicar un poco de sus planes mientras Draco guardaba su varita con la que había silenciado por completo el lugar.
"Destruyendo su lugar seguro por completo con las armas que ellos mismos nos han otorgando"
Sádica diversión se filtraba en la voz de Voldemort al saborear el caos y el terror que todos sentirían por su sola existencia.
"Si les arrebatamos su lugar seguro el pánico se extenderá, el miedo los llevara a cometer errores y su caída será tan espectacular que el mundo entero temblara ante su poder mi señor"
La voz de Draco era modulada, fría y apática confirmando que no era simplemente especulación. Sucedería por qué era solamente el siguiente paso del plan maestro en su mente.
"Potter esta cada vez peor"
Una risita satisfecha salió de los labios de la chica al recordar a su ex amigo pálido, escuálido y con apariencia de inferi deambulando por el colegio oculto tras las túnicas ridículas de Dumbledore.
"Es patético, de esta desmoronando desde que su novia esta demente"
"El sentimentalismo y la estupidez van de la mano jovencitos"
La risa sarcástica de Draco lleno la habitación y Voldemort reflexionó un poco, las emociones eran poderosas si se encauzan adecuadamente pero si dejas que te controlen solo llevan a la estupidez.
"El amor mata mi señor, el amor de Harry por Ginny lo matará, el amor de Dumbledore por su estatus y fama lo matará también y tan magnifico espectáculo debemos verlo desde el mejor palco posible"
Hermione suspiró mientras hablaba, deseaba que el momento de ver al viejo director morir llegará rápido. Deseaba venganza y nada la apartaría de su objetivo. Absolutamente nada.
"Potter morirá bajo mi varita en el momento indicado pero Dumbledore es suyo jovencitos, pueden matarlo como mejor les parezca"
Con un gesto desinteresado de su varita el Lord convocó un viejo y grueso libro, ambos jóvenes sabían que la reunión había terminado y se marcharon del lugar no sin antes Hermione agradecerle sinceramente por la oportunidad de hacer realidad su venganza.
"Gracias mi señor"
.x.X.x.
"¿Cómo esta Ginny?"
Ginny dormía, completamente ajena a la imagen de su madre sentada junto a su cama, pálida y ojerosa mirándola con infinita angustia.
"No quiere comer, no habla y no duerme sin tomar pociones, solo esta allí. No dice mi hace nada"
Molly retorcía la tela de su delantal entre sus manos sin apartar la vista de su hija.
"Ella es fuerte mamá, estoy seguro de que saldrá de esto"
"Ya no estoy tan segura Bill"
Un silencioso sollozo escapó de la garganta de Molly por que ella no pensaba así. Su hija estaba rota, su alma había sido más dañada que su cuerpo y tenía que para eso no existía ninguna cura.
"Es una guerra mamá, esto no será fácil"
"Estoy cansada hijo, de luchar. A veces pienso si esta guerra vale el sacrificio de mi hija"
¿Valía la pena salvar a magos y brujas cobardes que no se atrevían a luchar aún a costa de su familia? ¿De sus propios hijos?
"Luchamos por justicia mamá, por lo correcto"
"Aun así hijo, ¿Es eso suficiente?"
Bill permaneció callado, viendo el desmejorado aspecto de su madre él se preguntaba lo mismo y por mucho que quería aferrarse a sus ideales poco a poco la convicción de que esta guerra era necesaria y estaban en el bando correcto se desmoronaba.
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