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Capitulo 2


El verano antes de su sexto año resulto ser muy interesante para Draco Malfoy. Había pasado a formar parte oficialmente del mas selecto grupo de mortifagos. Había estado entrenando para eso desde la cuna.

Hechizos defensivos, ofensivos, de desarme y de artes oscuras fueron practicados hasta que se convirtieron en un acto reflejo, en su naturaleza al tener una varita en la mano.

Podía cerrar su mente a cal y canto con insultante facilidad así como romper cualquier barrera mental en segundos, la única mente que permanencia cerrada a el ademas de la de Voldemort era la de su padrino, pero después de todo no había mejor oclumante que Severus Snape.

La magia silenciosa era una una de sus especialidades, desde un simple reparo hasta un crusiatus eran para el como respirar. Su padre estaba exultante de orgullo aun sin decirlo. Sabia que su hijo lo había superado y su madre lo miraba asustada, ella no veía correcto que un chiquillo cargara semejante responsabilidad sobre sus hombros.

En un principio su madre no deseaba que fuera marcado tan rápido, temía que su marca fuera descubierta en el castillo o que la orden lo capturara, claro que Voldemort era el mago mas temido del mundo mágico por algo mas que haber vuelto de la muerte... Voldemort era brillante.

Para evitar que uno de sus mas prometedores seguidores fuera descubierto uso una variante de la marca tenebrosa.

En su antebrazo la oscura marca aparecía solo a voluntad de su portador, dolía mucho mas que una marca convencional pero Draco encontró que valía la pena el dolor pues minimizaba el riesgo de ser capturado y garantizaba el éxito de sus misiones.

Ser el nuevo favorito de Voldemort fue una ventaja para el, luego del entrenamiento con su tía Bella había sido llamado por el mismo Lord quien le mostró un sin fin de hechizos nuevos, algunos potentes y destructivos, otros sutiles y letales. Su habilidad crecía a pasos gigantes y se dijo a si mismo que si su destino era estar en el lado Oscuro apoyando al Lord entonces seria el mejor.

No era valiente, diablos no, el no pensaba en esas estupideces de sacrificarse por un bien mayor o por salvar a nadie. Draco era un Slytherin hasta la médula del hueso y eso le permitía salirse con la suya usando a sus peones sin el menor remordimiento ya fuera como herramientas para lograr sus fines o como sacrificios para expiar sus culpas.

Como en ese mismo instante con su amigo Blaise Zabini, eran amigos claro, pero si fallaba no le temblaría la varita para torturarlo y su amigo lo sabia. No habría piedad. Pero le cuidaría la espalda y evitaría que algo saliera mal en la medida de sus posibilidades.

Esa noche luego de semanas de preparativos cerrarían el trato con los vampiros, su fuerza, velocidad y su sed de sangre jugarían a su favor en esta guerra, los vampiros solo necesitaban sangre, cuanta mas mejor y no les importaba de donde viniera.

Sangre sucia o muggle les daba igual mientras pudieran beber hasta saciarse sin tener que ocultarse como ratas bajo tierra.

El encanto de Zabini había mantenido a Sveta, la líder de la familia mas grande e influyente entre los vampiros, encandilada lo suficiente como para escucharlos. Esa mujer estaba loca por los jovencitos y Blaise era exactamente de su tipo, según ella su aroma era picante y erótico.

No dudaba de que el acuerdo fuera cerrado, y Blaise no lo pasaría tan mal, a sus mas de setecientos años Sveta era hermosa y un poco de sexo y dejarla beber un poco de su sangre no matarían a su amigo.

La bella vampiresa estaba advertida, si Blaise moría la cazaría como una traidora y una estaca en el pecho seria el menor de sus problemas.

Estaba por alcanzar la puerta del bar donde encontrarían a Sveta cuando un violento tirón lo arrastro a un oscuro callejón, escaneo el lugar con la mirada dándose cuenta que estaba protegido con un hechizo antiguo, uno que mantenía a los intrusos lejos, si no hubiera estado tan distraído y confiado no lo habrían sorprendido, se maldijo al notar la punta de una varita justo en su garganta, una sensación de familiaridad lo inundo, algo así solo le había pasado una vez antes, cuando esa rata de biblioteca lo había atacado.

La misma rata de biblioteca que estaba frente a el en esos momentos, sucia de pies a cabeza de hollín y Merlín sabrá que mas, clavando su varita contra su nuez. Podía sentir la ira saliendo de ella y sorprendido de si mismo se sintió sonreír, al parecer los buenos estaban espabilándose un poco. Eso volvería las cosas mas interesantes.

"Granger, un placer volver a verte... ¿Acaso necesitas mi ayuda en algo?"

Esperaba una violenta reacción de la chica, incluso que San Potter y la comadreja llegaran atacándolo a patéticas maldiciones pero no esperaba ver los ojos marrones de Hermione Granger opacos y muertos mientras pronunciaba tres palabras que sin duda cambiarían sus vidas para siempre.

"Necesito tu ayuda"

Estaba a punto de reírse de ella cuando noto algo. Estaba sola. Sola, sucia y con rastros evidentes de lagrimas en el rostro, no había Potter, ni comadreja.

Solo ella mirándolo fijamente implorándole que la escuchara y Salazar lo amparara por que no logro contener las palabras que se escaparon de sus labios.

"¿Porque la mas brillante bruja de nuestra época necesita mi ayuda? ¿Donde están tus amigos, Granger?"

Draco la vio apartar la varita de su cuello completamente incrédulo. La vio suspirar conteniendo el llanto y escucho su risa rota y carente de humor. Lo supo en ese instante, la mirada desquiciada en sus ojos le gritaba que esa chica no era la misma de antes. Algo en ella se había roto, la Hermione Granger frente a él, aun con la varita apuntando al suelo, le parecía una de las criaturas mas peligrosas del mundo.

"En la madriguera. En estas fechas suelen estar allí jugando como si el mundo no estuviera derrumbandoce. Ellos seguramente están sanos y salvos... vivos. No como ellos..."

No podía creer lo que veía, el odio en los ojos de Granger al mencionar a sus amigos, no entendía el motivo pero estaba seguro de que el trió de oro era historia.

"Explicate Granger"

Hermione sonrió sin humor y lo miro a los ojos, no necesito mayor invitación que esa para adentrarse en su mente, una mente libre de barreras y que le dejo conocer todos sus secretos.

Todos y cada uno de ellos. La treta con la poción multijugos, como salvaron a la bestia que lo ataco y muchas imágenes de ella con Potter y la comadreja, de sus padres muggles y finalmente los recuerdos de esa misma noche lo golpearon bruscamente.

Eran vividos, tanto que su piel se erizo de horror al sentir las emociones de ella en su propia piel. Su casa en llamas, los cadáveres parcialmente calcinados de sus padres siendo llevados hasta un extraño vehículo muggle rojo y blanco.

Las frías palabras de un viejo vestido de azul al comunicarle que sus padres habían sido encontrados atados con cables metálicos en medio de las llamas, escucho como sin tacto alguno le pedía reconocer los cuerpos y le informaba como ademas del daño causado por el fuego ambas victimas presentaban signos de tortura.

La oleada de odio que lo inundo fue tan grande que de su propia varita saltaron chispas en respuesta a sus emociones alteradas, no era su propia ira. No, era la de Granger que era tan grande que estaba desbordandoce.

Estaba por salir de su mente cuando una imagen brillo atrayendo su atención, era el viejo loco de Dumbledore, de pie a unos metros de la casa en llamas mirando a la chica con pena, luego dos sorprendidos aurores llegaron contemplando con horror lo ocurrido.

Escucho el llanto de Granger detenerse y sintió como se levantaba del suelo donde estaba arrodillada, la vio mirar directo a los aurores y al director con tanta rabia que el brillo en los ojos de los tres hombres definitivamente era horror.

"¿Como quieres que yo te ayude, Granger?"

Salio de la mente de Granger y hablo con calma. Había visto suficiente, no había marca en el cielo y no habían ordenado nada contra los padres muggles de Granger por lo que estaba seguro de que fueron muggles los asesinos.

"Lo viste, Malfoy. Los Aurores a cargo de la custodia de mis padres no estaban allí cuidándolos. Los dejaron morir"

El dolor en sus ojos y su voz rota eran respuesta suficiente. Los odiaba.

"Quieres sus cabezas"

"Eran mi familia, ahora están muertos. Solo pido lo justo. La vida de esos idiotas, pero Dumbledore no me dejaría. Si permanezco con ellos no podre cumplir mi venganza, se horrorizarían al pensar en que solo deseo encontrar a esos muggles y verlos muertos. Que solo quiero salir a matar a cuanto muggle se cruce en mi camino hasta encontrar a esos bastardos"

Ella asintió distraída a su afirmación y aferro con fuerza su varita. Cuando Hermione hablo lo hizo con calma pese a apretar los dientes un poco.

"Tienes agallas Granger, te daré la oportunidad de probar que dices la verdad, pero dime que gano yo por ayudarte a encontrar a esos muggles"

"No espiare para ustedes. No quiero estar con ellos. No soportaría actuar como si nada. Quiero destruirlos por completo y verlos retorcerse en agonía de la misma manera en que mis padres murieron"

Aparto su mirada y comenzó a llorar silenciosamente. Incluso el comprendía su dolor. Si alguien matara a sus padres esos idiotas padecerían un infierno tal que incluso la furia del señor tenebroso seria el paraíso a comparación.

"Entonces... ¿Qué ganamos nosotros?"

"Soy la bruja mas brillante de esta generación... ¿Recuerdas? Puedo ser útil"

Sonrió con verdadera maldad al darse cuanta que si, ella seria útil. Si cambiaba de bando el golpe a la moral de sus enemigos seria legendario.

"Entonces vamos Granger, es hora de ver que tan honesta eres"

"¿Que pasa con Zabini?"

"Es un chico grande, estará perfectamente bien"

Cuando Malfoy le tendió la mano para realizar una aparición conjunta supo que si el no encontraba su honestidad contundente estaría muerta. Pero aun sabiéndolo tomo su mano con firmeza sorprendida de lo suave que era su piel y lo fría que resultaba al tacto.

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