La magia de la sala de lo menesteres era espectacularmente realista, una alcoba luminosa con grandes ventanales los rodeaba. En una mullida cama desecha Hermione y Draco permanecían uno junto al otro disfrutando de la tibia luz del sol.

"En algún momento tenemos que salir de aquí Draco"

Su cuerpo se sentía cansado pero una sensación de confort y relajación la embargaba. Su cadera dolía y un pequeño escozor en una zona muy intima le recordaba la locura de la noche anterior.

"Es sábado Mía, podemos estar un poco más aquí y pensar"

Acariciaba la piel de su espalda lentamente mientras la chica reposaba boca abajo distraídamente.

"Esto es agradable"

Hermione miró a Draco unos instantes y se aparto el cabello negro del rostro con aire cansado.

"Lo es, pero es extraño verte sin hechizos"

La piel ligeramente bronceada de la chica contrastaba con su cabello negro y lacio. Su rostro volvía a ser el de la chica que conocía desde su primer día en el colegio y sus enormes y expresivos ojos marrones.

"Quisiera revelar que Gray y Granger son la misma solo para no volver a usar lentillas de color"

Una mueca de fastidio se instaló en su rostro y Draco contuvo una sonrisa.

"Pronto, muerto el viejo loco no tendremos problemas para acabar a Potter"

Prefería infinitamente sus ojos marrones a los azules. Después de todo sus recuerdos de ella estaban plagados de esos ojos marrones mirándolo destellando furia o ciego placer como la noche anterior.

"Dejar entrar Mortifagos aquí es lo complicado"

Hermione se dio la vuelta en la cama sin molestarse en cubrir su cuerpo desnudo y dejando que los ojos grises del chico junto a ella recorrieran cada centímetro de piel y las muchas marcas rojizas que ahora la marcaban como su propiedad exclusiva.

"No podemos romper las barreras ni debilitarlas sin que lo noten"

Eso sería muy obvio. No quería caer en un truco barato que solo le causaría dolores de cabeza al fallar.

"Una vez leí sobre los armarios evanescentes, uno sería la solución"

Hermione recordaban vagamente cómo se utilizaban para transportar desde objetos hasta personas. El problema era que solo podían llevar hasta el interior de su par.

"Mia eres brillante, aquí en el castillo se encuentra un armario evanescente"

La imagen de un balbuceante Montague bailo ante sus ojos y recordó sus palabras, me atraparon en un viejo armario en el séptimo piso.

"¿De verdad?"

"Los gemelos comadreja encerraron a Montague en el hace tiempo, a penas pudo escapar y yo lo encontré balbuceando en el baño. Debe estar roto o habría salido por el armario conectado"

Seguramente Dumbledore lo oculto pero no sé deshicieron de él, estaba seguro que el viejo idiota lo mantiene en el castillo por su valor histórico.

"Si lo reparamos y encontramos el par podremos infiltrarlos sin problemas"

"Sera durante vacaciones. Los más pequeños por lo general vuelven a casa y el viejo está más presente de lo normal porque se quedan pocos alumnos"

"Tenemos un plan"

Hermione se sentía feliz. Tenía sentido su nuevo plan y estaba segura de que funcionaría. Podrían preparar suerte liquida y así encontrar los armarios. Tenían un par de meses hasta sus vacaciones y entonces se desataría el infierno para sus queridos amigos.

"No se tu Mía pero necesito dormir un poco más"

Recorrió con la mirada el torso del chico y sonrió ante de sentarse sobre el con absoluta soltura.

"Yo pensaba en otra cosa más interesante Draco"

Lo beso sin dudas y unos segundos después fue correspondida con ferocidad.

Las frías manos de su serpiente se arrastraban suaves por su piel dejando una sensación electrizante por su ser.

"Cómo negarse ante semejante idea Mía"

Una sonrisa traviesa y un pequeño movimiento del rubio invirtió los papeles dejándola bajo el cuerpo de Draco Malfoy. Jadeando al sentirlo besar su cuello y descender por su piel Hermione cerro los ojos y se dejó dominar por sus instintos y el rubio sobre ella.

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"Vi a Malfoy y la chica nueva besarse en un pasillo, no creo que sean Mortifagos, creo que solo es la nueva conquista del hurón"

Harry y Ron hablaban suavemente temiendo ser escuchados en un rincón tranquilo de su sala común.

"Harry yo sigo pensando que el hurón es mortifago. De seguro sus órdenes son espiarnos. No podemos bajar la guardia"

Ron se cruzó de brazos y suspiro. Estaba seguro de que el hurón seguía ciegamente los pasos de su mortifago padre y era una especie de chico de los recados para los mortifagos. Incluso dudaba que hubiera visto a Voldemort de cerca o se hubiera muerto del miedo.

"Ron tenemos mil cosas que resolver en estos momentos. Los ataques son cada vez más certeros y violentos. Cada minuto que Voldemort vive algún nacido de muggle muere."

Harry tiro desesperado de sus cabellos. Estaban perdiendo, cada minuto Voldemort aumentaba su poder y el tenía más miedo.

"Harry tienes que ganar. Mi hermanita casi muere en manos de ese loco. No puedes dejar que pase de nuevo"

Su Ginny. Rota en una cama y sin cura aparente. Atacada por el simple motivo de ser amada por el. Tal vez si como Hermione lo hubiera abandonado la pelirroja no hubiera sido una víctima.

"Es mi destino ¿No?"

Era su destino, él era el encargado de cumplir la profecía y salvar al mundo de Voldemort. Su destino y responsabilidad.

"Si"

Incluso solo debía continuar. Sin Hermione para apoyarlo y con Ron cada día más desmejorado lo entendio. Debía enfrentar solo su destino.

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Al final del día decidieron dejar su pequeño refugio del mundo para ir a cenar. Luego de una ducha y cambiar sus ropas ambos subieron hasta el gran comedor y se acomodaron al centro de la mesa de las serpientes.

"Draco hace demasiado tiempo que no pasamos un buen rato"

Hermione apretó fuerte el tenedor pero se mantuvo tranquila pese a sus deseos de dejar calva a la empalagosa chica que se colgaba del brazo de Draco.

"Vete Pansy, estoy ocupado"

Contuvo su suspiro de alivio al ver como apartaba a la morena y sacudía brevemente su túnica. Sabía que habían tenido sexo. Sexo asombroso, pero no eran una pareja.

"Pero Draquito..."

Pero si bien la antigua Granger se dejaba pisotear por todo el mundo e incluso dejo que el chico que le gustaba saliera con otra fingiendo felicidad ya no era la misma.

"Su nombre es Draco, Parkinson."

En ese momento y con ese hombre no deseaba compartir. En esos momentos era una serpiente y acababa de clavar sus colmillos en su presa, incluso estaba segura de que las marcas eran aun visibles en el hombro izquierdo del rubio.

"No es tu asunto Gray"

"Lamento contradecirte pero Draco es mi asunto"

"Eres idiota, Draco es mi novio"

Draco miraba la discreta discusión entre las chicas y sabía que Pansy llevaba las de perder. Había dormido con ella varias veces pero no era lo suficientemente buena en ello como para molestar a Mía y perder el sexo fantástico.

"Pansy, ya te lo dije mil veces. No soy nada tuyo. Mia es mi prometida"

Hermione disimulo su sorpresa y sonrió victoriosa al ver a Pansy palidecer.

"No puede ser, si tu padre te está forzando podemos hablar con mi padre para que te ayude"

Hermione contuvo una risita al verla en pánico, era tan tonta que pensaba que tenía una oportunidad con el rubio cuando era obvio que por la mirada de fría indiferencia que le dedicaba no tenía ninguna.

"Cierra la boca Pansy. No fue mi padre, yo mismo acordé el compromiso con Mia"

Draco apartó a la chica con un ligero empujón y continuo cenando, estaba hambriento esa noche. Gray conservaba algo de Leona y por fortuna era en el momento adecuado.

"Pobre Parkinson, seguro soñaste casarte con Draco, tener una familia y ser feliz... pero jamás pasara. Seré yo quien viva tus sueños"

Con la burla en cada palabra y una sonrisa cada vez más amplia Hermione le hablo lentamente a Pansy mirándola a los ojos.

Ser cruel no está nada mal, pensó con satisfacción al ver a Pansy Parkinson salir corriendo del gran comedor ahogada en llanto y sonriente continúo cenando.

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Las llamas verdes de la chimenea dieron paso a Bellatrix quien sonriente se adentro en el despacho de su cuñado.

"Bellatrix que sorpresa"

Lucius no esperaba un visitante en su momento de lectura, una taza de té y un buen libro de magia ancestral era todo lo que necesitaba esa tarde.

"No es una visita de cortesía querido cuñado, vengo a transmitir un mensaje, mi amo necesita de Draco un par de días. La chica también es requerida."

Lucius suspiro, adiós a su paz y tranquilidad. Sí sí señor requería a su hijo con urgencia tenían dos opciones. Pronto ocurriría un ataque importante o tenían un traidor que requería castigo ejemplar.

"Escribiré al colegio, Cissy se encuentra en el jardín."

Su maniaca cuñada se marchó sin despedirse y Lucius recordó a su hijo. Su pequeño hijo que se aferran a su túnica en su más tierna infancia se había convertido en un joven cruel y de sangre fría.

Estaba orgulloso de las miradas de temor que infundía su sólo nombre entre los suyos y del alto estatus que había alcanzado finalmente su familia.

Su vida sería perfecta una vez que comprometiera a su hijo con una heredera sangre pura.