Capitulo 13
Ronald había nacido en una familia pobre pero amorosa y que disfrutaba de las cosas simples sin dar importancia al dinero anteponiendo siempre el amor, la lealtad y a la familia.
Pero también disfrutaban de los pequeños lujos que podían permitirse, por ejemplo Fred y George amaban desgnomizar el jardín para poder lanzar accidentalmente los gnomos a Ron, Bill adoraba leer bajo la sombra de los árboles del jardín y Molly experimentar nuevas recetas de cocina, Ron disfrutaba de llegar al colegio y cada ceremonia de bienvenida como la mejor parte de cada ciclo escolar.
Pero no por los discursos o la selección de casa, el amaba la comida, la sola idea de que al llegar al gran comedor un banquete digno de un rey lo esperaría lo llenaba de alegría.
El inicio de su sexto año en hogwarts fue diferente sin embargo, fue muy difícil sentirse emocionado ese año, se sentía demasiado cansado, triste, desilusionado y enojado.
Ni la mas grandiosa comida lograría hacerlo olvidar eso.
Harry estaba tan silencioso, deprimido a simple vista y era comprensible pues había pasado todo el verano luego del ataque a Ginny con la nariz en viejos libros. Buscaba algo hasta caer dormido sobre el libro. Lo que fuera para vencer al que no debe ser nombrado.
La tonta de Hermione seguía desaparecida y ni rastro de ella. Habían matado a sus padres pero no podía aceptar su actitud, ellos habían aceptado ser sus amigos. Habían arriesgado sus vidas por ella luchando con un Troll y ella simplemente los abandono sin decir una palabra.
Ronald solo está seguro de que cinco años de amistad no importan para ella si podía marcharse así sin pensar en ellos, cabizbajo ignoraba completamente la voz de Dumbledore y su discurso tonto de ese año donde repetía que el bosque prohibido estaba prohibido, que no debían nadar en el lago negro y que se mantuvieran unidos para enfrentar ese nuevo año escolar.
Pero su mente estaba llena con todo lo que quisiera gritarle a esa malagradecida de Hermione cuando volviera como siempre arrastrándose por su perdón. Porque volvería, ella siempre volvía.
Para Harry su sexto año es una pesadilla aún antes de comenzar. Una de la que necesita despertar de inmediato. Desde mediados del verano cuando Hermione desapareció todo se torció aún más, antes por lo menos había podido pasear con Ginny.
Esos paseos eran la pausa para su mente que tanto necesitaba, alejarse de ser el niño que vivió, de su destinó como el asesino de Voldemort y ser solo Harry.
Pero su pelirroja ya no reía, sus ojos marrones antes alegres ahora veían el mundo tras una capa oscura de miedo y dolor. Ginny estaba atada en la vieja mansión Black, en una cama y sedada hasta casi no poder hablar.
El había intentado estar a su lado pero cada vez que lo veía gritaba y lloraba presa del pánico. Gritaba que no lo quería cerca, que se alejara.
Recordaba con claridad su miedo, el terror con el que miraba alrededor esperando que volvieran por ella. Le suplico que confiara en el, le juro que la protegería con su vida pero Ginny no le creía.
Por momentos él mismo no estaba seguro de que esa promesa fuera real.
Pensaron que con el tiempo mejoraría al verse rodeada de su familia pero no cambio nada. Luna la había visitado y su visita resulto bien. No termino en gritos o llantos de pánico pero no hubo ni un solo cambio en Ginny.
Harry levanto sus ojos verdes y recorrió el gran comedor con la mirada, sonrisas y alegría llenaban todo como si fuera, en el mundo mágico no hubiese una cruel guerra destrozado todo a su paso.
El viaje al colegio resulto solitario, Ron estaba enojado. Con los mortífagos por atacar a Ginny, con el por no salvarla, con su familia por impedirles salir a buscarla pero sobretodo estaba furioso con Hermione por marcharse así y dejarlos solos.
Se fue cuando más falta les hacía, incluso el mismo estaba molesto por eso. Sentía lo de sus padres, habían muerto de forma desagradable pero no estaban envueltos en la guerra, habían muerto a manos de muggles mientras están lejos de la mira de los mortífagos pero los suyos murieron luchando y Harry esperaba honrar su sacrificio.
Harry moriría luchando y no viviría huyendo como Hermione.
-¡Alumnos presten atención!
La voz de Dumbledore lleno de ecos el gran comedor y poco a poco el silencio lo inundó. Se pasó una mano por su barba larga y blanca y tomo aliento para continuar hablando.
-Hoy la ceremonia de clasificación no termina aquí. Es bastante fuera de lo común recibir alumnos de otras escuelas y se que puede ser difícil adaptarse pero espero que le den la bienvenida a nuestra nueva alumna sin importar la casa en la que sea clasificada. Señorita Gray Hermione pase por favor...
Harry y Ron vieron entrar a la chica que estaba con Malfoy en el callejón Diagon durante el verano.
Hermione, la chica se llamaba Hermione.
Malfoy observo atentamente mientras la chica caminaba lentamente balanceando elegantemente sus caderas hasta sentarse con la espalda recta en el banquillo y cruzar sus tobillos en la pose ideal para una señorita de alta sociedad.
El sombrero le fue colocado y luego de unos minutos vio la mueca de desagradó que esbozo antes de ver sus labios murmurar algo. Estaba bastante seguro de que amenazaba al sombrero para evitar Gryffindor.
-¡Slytherin!
Hermione camino altiva y orgullosa, los abucheos no le importaban en lo absoluto y los aplausos de su nueva casa la hicieron sonreír.
Fijo sus ojos en esos momentos azules en Malfoy sentado en el centro de la mesa, obviamente ese era su trono, a su derecha Blaise y Pansy Parkinson a su izquierda demasiado ocupada intentando abrazar a Malfoy.
Sonriendo con altanería camino directamente a ellos y sin ningún remordimiento aparto a Pansy y se sentó a la izquierda de Malfoy.
Blaise soltó una carcajada burlona mirando a Pansy congelada e incrédula que tenía los ojos fijos en la sonrisa seductora que el rubio le dedicaba a Hermione Gray.
El juego comenzaba y para Hermione era mucho mejor estar cerca de Malfoy, mantener la calma y la pose de señorita sangre pura era más fácil con el cerca.
Con cuidado y recargando su cabeza parcialmente en el pecho de Malfoy recorrió el gran comedor con la mirada.
Harry y Ronald la miraban con desagradó, probablemente por compartir el nombre con su amiga, ser una Slytherin y estar entre los brazos de su enemigo escolar.
Dumbledore en su silla buscaba insistentemente contacto visual, anciano idiota si pensaba que lo dejaría leer un solo pensamiento. Había sido entrenada por Malfoy en oclumancia y ya podía mantener sus barreras mentales bastante firmes.
Pero los azules ojos de Luna Lovegood la miraban con curiosidad. Intentando comprender algo que está allí a tu alcance pero que no logras tomar.
Buscando una epifanía.
Sabía que Luna era especial y probablemente en poco tiempo confirmaría sus sospechas pero en ese tiempo intentaría que viera que los planes, los verdaderos planes del Lord no estaban tan mal. Incluso podría ser un buen lugar para vivir, siempre y cuando tomará el bando correcto.
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