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Paseando Por las Ruinas parte 4 [punto de vista de desde todos lados]

un saludo a wil3469 a Dererick906 a SonHero457 a NewangelithoL y a Renacimiento1990 

Dererick906

ahora si comenzar


POV Ramiro

Al entrar en la habitación, lo primero que llamó nuestra atención fue un viejo árbol completamente despojado de hojas. Sus ramas se extendían hacia el techo como dedos largos y retorcidos, mientras todas las hojas yacían desparramadas en el suelo, creando una alfombra otoñal. Me quedé mirándolo unos segundos, intentando descifrar por qué un árbol así estaba ahí, en este lugar aparentemente subterráneo y ajeno al exterior.

De pronto, nuestras miradas se desviaron hacia una figura familiar: Toriel. Estaba de pie junto al árbol, claramente distraída, murmurando para sí misma.

Toriel: Me ha tomado más tiempo de lo que pensaba...

Sacó un teléfono de entre los pliegues de su vestido y comenzó a manipularlo. Fue entonces cuando alzó la vista y se dio cuenta de que estábamos allí, observándola en silencio. Por un instante, su expresión de sorpresa la hizo parecer más vulnerable de lo habitual, pero rápidamente adoptó su habitual tono maternal al acercarse a nosotros.

Toriel: Oh, pequeños... ¿Están bien? ¿Tienen alguna herida?

Negamos con la cabeza al unísono, aunque su preocupación genuina casi me hizo sentir culpable. Era evidente que, a pesar de nuestra respuesta, ella seguía sintiendo que había cometido un error.

Toriel: Aun así, fue irresponsable de mi parte dejarlos solos por tanto tiempo. Supongo que ya no puedo seguir ocultándoles más.

Nos miró con una mezcla de resolución y ternura antes de hacer un gesto con la mano, indicándonos que la siguiéramos.

Toriel: Venid conmigo, tengo algo especial para ustedes.

La seguimos hasta la siguiente habitación, donde su tono se volvió más cálido y acogedor.

Toriel: Bienvenidos a su nuevo hogar. Espero que este lugar pueda ser un refugio para ustedes.

Su voz resonaba con sinceridad. Miré a Frisk y a Dererick, quienes parecían igual de sorprendidos que yo. Este lugar no era solo una serie de ruinas abandonadas; tenía vida, un propósito. Toriel nos condujo hacia una puerta al lado derecho de la habitación principal.

Toriel: En este cuarto he preparado algo para ustedes. Por favor, pasen.

Al entrar, quedamos maravillados. La habitación estaba equipada con tres camas perfectamente alineadas, una para cada uno de nosotros. Había pequeños toques decorativos: lámparas con pantallas tejidas, una cómoda más grande que la habitual y algunos cuadros sencillos pero acogedores en las paredes. Era evidente que Toriel había hecho un esfuerzo por acomodarnos.

Frisk fue la primera en hablar.

Frisk: Gracias... Esto es increíble.

Dererick: Sí, de verdad. Es mucho más de lo que esperábamos.

Por mi parte, no podía evitar sonreír. Sentí una gratitud sincera hacia Toriel, pero también una especie de conexión que no podía explicar del todo. Me acerqué un poco más y dije con entusiasmo.

Ramiro: De verdad, muchas gracias, Toriel. Esto significa mucho para nosotros.

Ella inclinó la cabeza, satisfecha por nuestra reacción. Pero justo cuando parecía que iba a decir algo más, se detuvo de golpe, olisqueando el aire.

Toriel: ¿Eso es olor a quemado? ¡Oh, cielos!

Sin esperar una respuesta, salió apresuradamente de la habitación, dejándonos solos para explorar. Frisk, Dererick y yo intercambiamos miradas, algo desconcertados, pero la curiosidad pronto nos ganó y comenzamos a inspeccionar el cuarto.

Lo primero que noté fue lo bien aprovechado que estaba el espacio. Frisk comentó en voz alta lo mismo.

Frisk: Es curioso... La habitación parece igual en tamaño, pero se siente más apretada con las tres camas y este armario tan grande.

Me acerqué a la cama más pegada a la pared derecha y pasé la mano por la suave colcha. Algo en su ubicación me parecía perfecto.

Ramiro: Creo que me quedaré con esta cama, la de la derecha. Me gusta estar contra la pared.

Frisk dio un paso al frente, señalando la cama del centro.

Frisk: Entonces yo tomaré la de en medio. Tiene buena luz.

Dererick, sin dudarlo, señaló la cama restante.

Dererick: Perfecto, la izquierda contra la pared es mía. Así no molesto a nadie.

Nos acomodamos, cada uno explorando su pequeño espacio personal. Aunque la fatiga no tardó en alcanzarnos, aún nos tomamos un momento para absorber todo lo que habíamos vivido hasta ahora. Entre el encuentro con Toriel, las criaturas que habíamos conocido y la calidez de este refugio, el día había sido agotador pero increíblemente significativo.

Finalmente, me recosté en mi cama, dejando que el cansancio hiciera su trabajo. Miré a mis compañeros una última vez antes de cerrar los ojos.

Ramiro: Buenas noches, chicos.

Apenas había comenzado a dormirme cuando escuché un leve murmullo proveniente de las otras camas. Intenté no prestar atención, pero al escuchar mi nombre, mi interés despertó. Decidí quedarme quieto, fingiendo estar profundamente dormido, mientras ponía atención a la conversación.

Frisk: ¿No te parece que Ramiro y Toriel tienen... algo especial?

Dererick: ¿A qué te refieres?

Frisk: No sé, es como si conectaran de alguna forma. Ella siempre parece más... no sé, cercana con él.

Dererick: Ahora que lo mencionas, sí que hay algo. Tal vez sea porque Ramiro siempre sabe cómo agradecer o cómo conectar con las personas. Es natural en él.

Frisk: ¿Crees que eso podría llegar más lejos?

Hubo un breve silencio antes de que Dererick respondiera.

Dererick: No lo sé, pero sería interesante ver hasta dónde llega esa relación.

No escuché nada más después de eso. Quizás ambos finalmente se habían quedado dormidos. Pero sus palabras quedaron resonando en mi mente. ¿Había algo especial entre Toriel y yo? ¿Era eso siquiera posible? Me di la vuelta en la cama, mirando el techo mientras intentaba procesar la idea.

Era cierto que sentía algo diferente cuando estaba cerca de ella, pero no estaba seguro de lo que significaba. ¿Era simple gratitud? ¿Algo más? Cerré los ojos, intentando dejar de lado esos pensamientos. Sabía que, con el tiempo, las respuestas llegarían por sí solas.

Con esa reflexión, finalmente caí en un sueño profundo, listo para enfrentar lo que el próximo día nos deparara.

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Sueño

El sueño llegó, aunque no tan rápido como hubiera querido. Mi mente estaba inquieta, como si algo se hubiera quedado sin resolver. Al principio, era solo un desfile de imágenes: el árbol sin hojas, el cálido refugio de Toriel, las camas perfectamente alineadas... pero luego todo se centró en ella.

Toriel.

Su voz resonaba suave en mi cabeza, como un eco imposible de ignorar. Una mezcla de emociones surgió de lo profundo de mi mente. Me veía a mí mismo observándola cuando nos hablaba con esa calidez que parecía envolvernos como una manta. Pero al mismo tiempo, un sentimiento de incertidumbre me invadía.

Ramiro: ¿Por qué me siento así...?

Mi voz, o tal vez solo mi pensamiento, sonaba confusa en el vacío del sueño. Caminaba por un lugar que parecía estar lleno de neblina, con sombras apenas visibles que me rodeaban. Cada una parecía una memoria que intentaba alcanzar, pero que se desvanecía en cuanto me acercaba.

Un destello surgió en mi mente: Toriel sonriendo mientras nos mostraba la habitación. Su risa leve, ese brillo en sus ojos cuando hablaba. Sentía algo cálido al pensar en ella, algo que no era solo gratitud.

Ramiro: ¿Es posible que... yo...?

No podía completar la pregunta en mi mente. No era solo porque me costaba ponerlo en palabras, sino porque algo más estaba ahí, algo que me detenía. Una sensación extraña de pérdida.

Caminé más en mi sueño, y la neblina se abrió, mostrándome imágenes confusas. Momentos que no reconocía del todo, pero que parecían importantes. Un rostro que no lograba identificar. Un nombre que no podía recordar.

Ramiro: ¿Quién eres...? ¿Por qué siento que te estoy olvidando?

La figura desapareció, dejando un vacío incómodo en mi pecho. Por más que intentaba concentrarme, no podía aferrarme a esos recuerdos. ¿Era alguien importante para mí? ¿Alguien que había dejado atrás antes de caer en este mundo?

La imagen de Toriel regresó, como si mi mente supiera que necesitaba algo más claro, más tangible. Ella se veía tranquila, cálida. Y de nuevo, sentí ese algo en mi interior que no podía ignorar.

Ramiro: Está bien, Ramiro. Sé sincero contigo mismo. ¿Qué sientes por Toriel?

Era una pregunta que nunca me había atrevido a hacer directamente, pero ahí, en la soledad de mi sueño, no había excusas. Pensé en todas las veces que se había preocupado por nosotros, en cómo nos había cuidado, en la forma en que parecía vernos más allá de simples humanos que habían caído en su mundo.

Ramiro: Me importa... No, más que eso. Creo que me está empezando a gustar.

La confesión, aunque solo fuera para mí mismo, hizo que mi pecho se sintiera más liviano, como si hubiera soltado un peso que llevaba cargando desde que la conocí. Pero esa sensación vino acompañada de otra, una especie de temor.

Ramiro: No puedo simplemente decírselo... No ahora. No delante de Frisk y Dererick.

Sabía que no sería justo, ni para ellos ni para ella. Había demasiadas cosas en juego, demasiadas incertidumbres. Si sentía algo por Toriel, tendría que encontrar el momento adecuado para hablar con ella, en privado, lejos de miradas curiosas o malentendidos.

Mis pensamientos comenzaron a desvanecerse, como si mi mente estuviera cansándose finalmente. La neblina regresó, pero esta vez era diferente. No era inquietante ni confusa; era calmante. Todo se volvía blanco, como si mi subconsciente hubiera decidido darme un descanso.

Ramiro: Toriel...

Ese fue el último pensamiento claro que tuve antes de caer en un sueño profundo, dejando atrás las preguntas y los sentimientos no resueltos, al menos por un rato.

POV Frisk

El cálido aroma de la tarta de canela aún flotaba en el aire cuando abrí los ojos. La suave luz que se filtraba por la ventana del cuarto hacía que todo se sintiera tranquilo, como si el tiempo hubiera decidido detenerse en ese momento. Giré la cabeza para ver a mis compañeros. Dererick ya se estaba desperezando con un bostezo, mientras que Ramiro permanecía tumbado en su cama, mirando al techo con una expresión pensativa que no podía ignorar.

Frisk: Dererick, ¿has notado lo pensativo que está Ramiro?
Dererick: Sí, lo noté. Algo le ronda la cabeza, eso seguro.

Sus palabras confirmaron mis sospechas. Algo preocupaba a Ramiro, pero sabía que no era el momento de presionar. Tal vez él mismo encontraría el momento adecuado para compartirlo con nosotros.

Después de unos minutos, los tres decidimos salir de la habitación. Al abrir la puerta, un cálido ambiente nos recibió. Nos dirigimos al comedor, donde Toriel estaba sentada tranquilamente con un libro en sus manos, sumida en su lectura. La escena era tan relajante que casi dudé en interrumpirla, pero al notar nuestra presencia, levantó la mirada y nos regaló una sonrisa cálida.

Toriel: Buenos días, niños. ¿Han dormido bien?
Frisk, Dererick y Ramiro: Sí, gracias.

Toriel parecía contenta con nuestra respuesta. Cerró su libro con cuidado y, después de un momento, preguntó:

Toriel: ¿Les gustaría probar un poco de la tarta que preparé?

A los tres nos pareció una idea fantástica. Asentimos al unísono, y un rato después, estábamos sentados alrededor de la mesa del comedor, con una generosa porción de tarta frente a cada uno. El dulce aroma de la canela y el azúcar llenaba el ambiente, y el primer bocado fue suficiente para confirmar que la tarta de Toriel era tan deliciosa como prometía.

Mientras comíamos, Toriel parecía más animada de lo habitual. Sus ojos brillaban con una mezcla de orgullo y ternura, como si estuviera disfrutando al máximo de nuestra compañía. Fue entonces cuando Ramiro, con un tono curioso, decidió romper el silencio.

Ramiro: Toriel, ¿qué estabas leyendo antes de que llegáramos?

Ella levantó la vista de su taza de té, con una sonrisa tranquila.

Toriel: Oh, solo estaba leyendo un libro sobre caracoles. Es un tema fascinante, ¿no creen?

Ramiro asintió con la cabeza, aunque su rostro mostraba una leve curiosidad que parecía ir más allá de los caracoles.

Ramiro: Suena interesante. ¿Te gusta leer mucho, Toriel?

Toriel: Claro que sí. La lectura es una ventana al conocimiento. Y dime, Ramiro, ¿a ti también te gusta leer?

Ramiro sonrió ligeramente, como si esa pregunta lo hubiera tomado por sorpresa.

Ramiro: Sí, leo cuando puedo. Me gusta especialmente la historia.

Al escuchar esto, los ojos de Toriel brillaron con entusiasmo.

Toriel: ¡Qué maravilla! La historia es un tema tan vasto y fascinante. Si alguna vez quieres saber algo sobre la historia de este lugar, no dudes en pedírmelo.

Antes de que Ramiro pudiera responder, Dererick y yo intercambiamos miradas y no pudimos evitar comentar.

Frisk: Creo que se vienen las mil y una historias.
Dererick: Sí, Ramiro acaba de abrir una puerta que no se cerrará pronto.

Ambos nos reímos ligeramente, pero lo que más me llamó la atención fue la reacción de Ramiro. Sus ojos brillaban como si alguien hubiera encendido una chispa en ellos. No podía evitar pensar que esa era una de las pocas veces que lo veía tan emocionado.

Frisk: (pensando) Sus ojos brillaban como oro. Fue como si él hubiera venido buscando cobre y se encontrara con oro y diamantes... y en abundancia.

Ramiro parecía tan emocionado que, después de unos momentos, pidió algo que nos sorprendió a todos por su tono directo pero respetuoso.

Ramiro: Toriel, ¿podríamos hablar en privado sobre la historia? También me gustaría compartirte lo que sé sobre la historia de los humanos.

Toriel se mostró encantada con la propuesta.

Toriel: Por supuesto, Ramiro. Será un placer conversar contigo.

Mientras tanto, Dererick y yo intercambiamos miradas nuevamente, notando cómo Ramiro parecía especialmente interesado en Toriel y sus conocimientos.

La conversación continuó mientras disfrutábamos de la tarta. Toriel hablaba con naturalidad, y sus palabras eran como un bálsamo que llenaba la habitación de calma. Ramiro estaba atento a cada detalle, participando con preguntas que parecían más profundas con cada respuesta de Toriel.

Yo también disfrutaba de la atmósfera, pero no podía evitar seguir pensando en cómo Ramiro había estado tan callado al despertar y ahora parecía tan vivo en esta charla. Dererick, por su parte, también observaba con interés, aunque de vez en cuando le lanzaba pequeñas bromas a Ramiro, a las que este respondía con una sonrisa.

Al final, la merienda terminó de la mejor manera posible: con risas, historias y una extraña pero agradable sensación de pertenencia. Toriel se levantó para recoger los platos, y los tres nos quedamos en la mesa, intercambiando opiniones sobre todo lo que habíamos vivido hasta ahora.

Frisk: Esto ha sido... increíble, ¿no creen? Todo lo que hemos visto, la gente que hemos conocido...

Dererick: Sí, y además, ¡la tarta estuvo espectacular!

Ramiro no dijo mucho en ese momento, pero su sonrisa bastó para demostrar que estaba de acuerdo. Yo sabía que, más allá de sus palabras, había algo que lo mantenía pensando. Quizás era la historia, quizás era algo más, pero decidí no presionarlo.

Finalmente, después de un rato más de conversación, decidimos levantarnos de la mesa y comenzar a explorar más del hogar de Toriel. Había algo en ese lugar que hacía que todo pareciera más cálido, más acogedor.

Mientras nos dirigíamos hacia la siguiente habitación, no pude evitar echar un vistazo a Ramiro, quien seguía con ese brillo en los ojos. Tal vez, pensé, este lugar era justo lo que necesitábamos para encontrar un poco de paz y, quizás, un poco de claridad en medio de todo lo que estaba por venir.

POV Dererick

El ambiente tranquilo del hogar de Toriel me hacía pensar que estábamos en un refugio alejado del caos que habíamos vivido desde nuestra llegada a las ruinas. Todo estaba cuidadosamente ordenado, y había un aire cálido que parecía calmar el espíritu. Pero algo en mi interior no podía dejar de preguntarse si todo esto era tan perfecto como aparentaba. Observé a Toriel mientras hablaba con Ramiro; su tono era amable, casi maternal. Pero había algo más allí, algo que no podía ignorar.

En mis pensamientos, trataba de conectar las piezas. ¿Por qué Toriel parecía tan interesada en que nos sintiéramos cómodos aquí? ¿Por qué no mencionaba nada sobre cómo salir de las ruinas?

Dererick (pensando): Es probable que Toriel no quiera que nos vayamos... al menos, no de momento. Tal vez piensa que las ruinas son más seguras para nosotros, pero... ¿sería capaz de impedirnos irnos si decidiéramos hacerlo?

Me pregunté si todos los monstruos que habíamos encontrado hasta ahora compartían ese deseo de mantenernos aquí. Hasta ahora, Toriel había sido la más amable y acogedora de todos, pero incluso los actos más nobles pueden esconder intenciones complejas. Más tarde, tendría que hablar con ella y tratar de entender su verdadera posición.

Mientras caminábamos por la casa, mis pensamientos continuaban girando en torno a esto. Frisk había regresado a su habitación para descansar un poco, y Ramiro había vuelto al comedor con Toriel, donde parecía haber iniciado otra de sus conversaciones sobre historia.

Dererick (pensando): Ramiro siempre encuentra la manera de conectar con los demás. Tal vez su curiosidad lo lleve a descubrir algo que yo no pueda ver.

Con Ramiro ocupado, decidí que era el momento perfecto para explorar un poco más por mi cuenta. La casa de Toriel era acogedora, pero también pequeña, y mi curiosidad me llevó a pensar en lo que podría haber más allá de sus paredes. Salí del hogar, dejando atrás el calor del interior, y me aventuré nuevamente en las ruinas.

El ambiente afuera era distinto. Aunque seguía siendo tranquilo, había un leve murmullo de vida que llenaba el aire. Caminé por los senderos que ya conocía, notando detalles que antes no había visto. En un rincón, encontré un pequeño monstruo llamado Whimsun, quien parecía estar llorando. Me acerqué con cuidado, tratando de no asustarlo.

Dererick: Oye, ¿estás bien?

Whimsun se sobresaltó, pero al ver que no tenía malas intenciones, respondió con voz temblorosa.

Whimsun: Siempre estoy asustado... Todo es tan grande y yo tan pequeño...

Intenté consolarlo de la mejor manera que pude, diciéndole que estaba a salvo y que no tenía que temer. Al parecer, mis palabras lo calmaron un poco, y antes de irse, me dio las gracias con una leve inclinación de cabeza.

Continué explorando, encontrándome con otros monstruos en el camino. Algunos eran amistosos, otros más reservados, pero todos parecían estar interesados en nosotros, los humanos. Un poco más adelante, me crucé con un Migosp, quien parecía bastante relajado mientras tarareaba una melodía.

Migosp: ¡Hola, humano! ¿Qué haces por aquí?

Dererick: Solo estoy explorando un poco. Quiero conocer más de las ruinas y de los que viven aquí.

Migosp sonrió ampliamente.

Migosp: Bueno, este lugar tiene mucha historia. Tal vez algún día puedas escuchar algunas de nuestras historias. ¡Son bastante interesantes!

Después de pasar un buen rato fuera, decidí que era momento de regresar. El camino de vuelta al hogar de Toriel se sentía más familiar ahora, pero no dejaba de maravillarme con los pequeños detalles: las luces que flotaban en el aire, los sonidos lejanos de agua corriendo, y la sensación de que cada rincón de este lugar tenía una historia que contar.

Cuando llegué al hogar, vi que Frisk ya estaba fuera de su habitación y charlaba con Ramiro en el comedor. Toriel estaba ocupada en la cocina, probablemente preparando algo más para nosotros.

Dererick (pensando): Es curioso cómo este lugar puede sentirse tan extraño y tan acogedor al mismo tiempo. Pero... no podemos quedarnos aquí para siempre, ¿verdad?

Mientras me sentaba junto a ellos, decidí guardar mis preguntas para más tarde. Había aprendido un poco más sobre las ruinas y los monstruos, pero aún sentía que había mucho que no entendíamos. Por ahora, lo mejor era disfrutar del momento y tratar de entender este lugar desde su lado más humano.

POV Ramiro

La atmósfera en el comedor era tranquila, pero había una intensidad palpable en el aire. Toriel sostenía su libro sobre caracoles, aunque parecía haberlo dejado de lado para atender la conversación. Yo, sentado frente a ella, no podía evitar sentir que cada palabra que intercambiábamos era una puerta que me permitía conocerla mejor.

Ramiro (pensando): Es increíble cómo habla, tan serena y apasionada. Siento que podría quedarme aquí horas escuchándola... aunque también tengo algo que quiero decirle.

Toriel cerró el libro con suavidad, posándolo sobre la mesa, y me miró directamente.

Toriel: Ramiro, ya que estamos hablando de historia... hay algo importante que debes saber.

Su tono cambió, volviéndose más serio. Dejé mi taza en la mesa, atento a lo que iba a decir.

Toriel: Mi exesposo, Asgore... él...

Hizo una pausa, como si las palabras fueran difíciles de pronunciar.

Toriel: Asgore gobierna el Reino Subterráneo. Y su objetivo es recolectar las almas de los humanos que caen aquí. Ya tiene seis de ellas...

Me quedé en silencio, procesando lo que acababa de decir.

Ramiro: Seis almas... ¿Entonces...?

Toriel asintió con tristeza.

Toriel: Con siete almas humanas, la barrera que separa este lugar del mundo exterior puede ser destruida. Él planea usar esas almas para liberar a los monstruos. Pero... a un costo terrible.

Sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y decepción.

Toriel: Lo he intentado, Ramiro. He intentado detenerlo, razonar con él. Pero Asgore es terco. Dice que es por el bien de nuestro pueblo, pero... no puedo aceptar que sacrifiquemos vidas humanas por ello.

La forma en que lo decía me dejaba claro que esta era una herida profunda, una que llevaba cargando durante mucho tiempo.

Ramiro: Entiendo por qué te duele esto, Toriel. Pero...

Hice una pausa, tratando de elegir cuidadosamente mis palabras.

Ramiro: No creo que Asgore sea una mala persona.

Toriel frunció ligeramente el ceño, pero me dejó continuar.

Ramiro: Quiero decir, está haciendo algo horrible, sí. Pero... si lo piensas, 7 vidas para liberar a todos los monstruos no es comparable a las cosas que los humanos han hecho entre sí.

Toriel: ¿Qué quieres decir?

La miré, tratando de transmitirle lo que pensaba sin sonar insensible.

Ramiro: Los humanos han cometido atrocidades peores que esta. Guerras, genocidios, esclavitud... Gobiernos que han masacrado a miles, a millones, en nombre de la ambición o del odio. Comparado con eso, lo que Asgore está haciendo...

Hice un gesto con las manos, buscando las palabras adecuadas.

Ramiro: No es correcto, pero tampoco es lo más horrible que he escuchado. Él busca la libertad de todos los monstruos. Lo hace mal, pero su intención... no me parece del todo mala.

Toriel me miró, con una mezcla de sorpresa y algo que no logré identificar. Quizás frustración, quizás curiosidad.

Toriel: Nunca había escuchado a alguien plantearlo de esa manera...

Se quedó pensativa, y durante unos segundos, el silencio llenó la habitación.

Ramiro: No quiero decir que lo justifique. Solo... trato de entenderlo.

Toriel suspiró profundamente.

Toriel: Tal vez tengas razón en algo, Ramiro. Pero para mí, una vida perdida ya es demasiado. No puedo aceptar sus métodos, no cuando hay otras formas.

La admiré en ese momento. Su firmeza, su convicción... Pero al mismo tiempo, no podía dejar de pensar en cuánto la había afectado todo esto.

Ramiro: Toriel, sé que pensar en esto te duele. Y no quiero que creas que estoy menospreciando tus sentimientos. Es solo que... bueno, todos tenemos formas diferentes de ver las cosas.

Ella asintió lentamente.

Toriel: Eso es cierto.

Me sentí aliviado de que no se hubiera tomado a mal mi opinión. Entonces, decidí cambiar de tema.

Ramiro: Toriel, hay algo más que quería decirte. Pero... no aquí.

Toriel levantó una ceja, interesada.

Toriel: ¿Qué quieres decir?

Me rasqué la nuca, algo nervioso.

Ramiro: Es algo personal. Me gustaría hablar contigo en privado, en otro momento.

Toriel pareció confundida al principio, pero luego asintió con una leve sonrisa.

Toriel: Claro, Ramiro. Cuando estés listo, podemos hablar.

Le devolví la sonrisa, aliviado de que lo hubiera tomado bien.

Ramiro: Gracias, Toriel. Bueno, creo que debería ir a hacer otra cosa por ahora.

Me levanté de la mesa, inclinando ligeramente la cabeza en un gesto de respeto. Antes de salir, me detuve en el marco de la puerta y la miré por última vez.

Ramiro: Espero que no te moleste lo que te dije.

Toriel: No, Ramiro. Aprecio tu sinceridad.

Con eso, salí del comedor, sintiéndome un poco más ligero, aunque todavía nervioso por lo que planeaba decirle más tarde.

Ramiro (pensando): Espero que no se tome a mal lo que tengo que decirle... Por favor, que no me malinterprete o se aleje.

Suspiré y continué caminando por la casa, tratando de ordenar mis pensamientos y prepararme para lo que vendría.

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