NO MIRES AHORA (#60)
Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo al abismo, el abismo te mira de vuelta a ti. Friedrich Nietzsche.
Cuando Logan por fin despertó ya no se hallaba en su base particular, sino en el sofá de lo que parecía una cabaña en pleno corazón de los Alpes nevados. Aún sentía la cabeza dolorida y se esforzaba por recordar si la base había sido realmente destruida, así como si había matado realmente a Sawyer/Kondor. Se puso de pie poco a poco y contempló su imagen en un espejo de cuerpo entero, tenía sangre seca en su cabeza y los labios amoratados del frío. Torció la cabeza y vislumbró entonces una mesa con dos sillas y una caja de cartón abierta de par en par. Lentamente se acercó hasta que se sentó encarando la caja de cartón. En cuanto inspeccionó la caja, halló fotos familiares de él cuando aún era pequeño. Fotos de sus abuelos, de sus primos, de su familia lejana y –la foto que más ansiaba de largo- de su madre el día de su noveno cumpleaños. Se emocionó al verse a sí mismo cuando era un niño y el poder volver a ver el rostro de su madre, viva y hermosa por aquel entonces. Ése día había sido el último vestigio de infancia feliz, antes que su padre asesinase al supuesto amor de su vida esa misma noche.
Logan no sintió los pasos acercándose desde la otra habitación de la cabaña. O tal vez no quiso. Estaba tan embelesado viendo la fotografía y llorando a lágrima viva como no lo había hecho en muchísimo tiempo, que tan sólo levantó la mirada cuando la figura fantasmagórica y envuelta en un abrigo de plumas que lo había estado vigilando varias veces estaba por fin en su misma ubicación. Pero Logan resolvió que se había equivocado con la "máscara". Mientras su mirada se deformaba y su boca se desencajaba, contempló que no era una persona a gatas sino un perro quien lo vigilaba. Y la "máscara" que portaba no era la de una muñeca como él le había aventurado a uno de sus clones, sino la cara cortada, disecada y cosida del cadáver de su madre habiendo profanado su tumba. Logan aún podía distinguir cómo la piel aún tenía cortes y rastros secos de sangre (delatando que su padre ni siquiera la aseó para el féretro).
El animal siguió andando mientras Logan dejaba caer las últimas lágrimas. Con toda la elegancia del mundo, se aupó a la silla y se sentó. Sólo hasta que quedó mirando a Logan un momento y echó una mirada a las fotografías que él había estaba ojeando hasta su entrada no empezó a quitarse la cara de la madre de Logan, sujetada por cuerda y grapas. Depositándola estirada como un mantel sobre la mesa, Curra al fin descubrió su rostro animal, sereno e inexpresivo. Logan admitió la sorpresa y el terror en sus ojos al darse cuenta de que Curra aún seguía viva después de todo este tiempo y que no sólo le había rastreado hasta dar con él, sino que había usado su mayor miedo contra él.
- Lo reconozco... Has logrado que sepa lo que se siente tener tu mayor temor cara a cara –Logan reía nerviosamente, enjugando las lágrimas y tratando de luchar contra el temblor de su boca.
Curra, por su parte, seguía mirando al suelo muda e impasible. Junto a su pata derecha se hallaba un papel del revés, ocultando un mensaje. Logan podía distinguir las letras escritas, pero era incapaz de leer lo que ponía. Cuando fue a cogerlo, la garra de Curra se activó automática y dio un zarpazo sobre la mesa reteniendo el papel contra sí. Logan levantó la mano, primero sorprendido, luego nerviosamente divertido.
- Te has tomado tantas molestias, has cambiado tu naturaleza, te has convertido en una muerta en vida como tus enemigos del pasado querían que fueras... ¿Y te vas a sentar ahí sin decirme nada? –Logan se puso a la defensiva, aun sabiéndose que estaba jugando una partida de ajedrez en la que era el más firme perdedor- ¿Crees que acabando conmigo vas a tener tu vida de vuelta?
Curra no se movía ni un milímetro, sólo respiraba y parpadeaba. Su pelo canoso estaba embarrado, sucio y ensangrentado.
- ¿Qué crees que dirían tus niños de ti si te viesen?
Ante la última pregunta de Logan, Curra al fin ladeó la cabeza suavemente en su dirección, apuñalándole con la mirada.
- Lisa era una de tus niñas... ¿Te gusta en lo que se ha convertido? Ni siquiera ha alcanzado la veintena y ya va follándose a hombres que podrían ser su padre y matándose en vida igual que tú. No pudiste impedir que se acostase con un violador asesino en potencia y no impedirás que siga sufriendo el resto de sus miserables días.
Curra no dejaba de mirarlo, pétrea e imbatible. Apenas siquiera parpadeaba. Su iris parecía sin vida, de muñeca en comparación con la viveza y la esperanza que emanaba en juventud. Logan trataba de arrojar todas las cartas de las que podía disponer contra ella.
- Míranos... ¿Crees que por parar mi experimento has arreglado algo? La gente seguirá trayendo a los fantasmas del pasado de vuelta. Detrás de mí habrá cientos de miles. Nunca dejarán de matar a mujeres y a hombres. Nunca dejarán de arder escuelas, ni de asesinar a niños. Tú morirás y no habrás conseguido nada. ¿Por qué todo esto? ¿Por qué profanar la tumba de mi madre? ¿Para joderme? Pues enhorabuena: me has jodido. ¡¿Y ahora qué?! ¿Has cambiado algo? ¡¿LO HAS HECHO, JODER?!
En ése preciso instante, unos pasos se escucharon en el exterior de la cabaña. Curra apartó súbitamente la mirada y abrió levemente la boca. Sorprendido ante semejante cambiazo en su conducta, Logan de pronto se puso de pie y cogió un cuchillo de la encimera para amenazarla. En seguida, sonrió de nuevo:
- Te ha seguido... ¿No es verdad? –Logan babeaba y se relamía tan sólo de pensar en el error de cálculo de Curra- No has podido impedir que te siguiera... Ahora ya no estamos solos y eso te rompe.
Curra lo miraba de forma retadora, levantando la cabeza tensamente con una pretendida y exagerada mueca de asco. Los pasos se acercaban más y más a la puerta de la cabaña. Logan creyó ver una sombra en la ventana y fue acercándose paso a paso, impidiendo a Curra reaccionar limpiamente por el cuchillo amenazante que se interponía entre ellos.
- Claro... ¿Quién más podía saber dónde estábamos? –Se preguntó Logan- ¿Quién más podría venir aquí sino alguien que vive aquí? ¿Sabes lo que haré?
Curra sacó los dientes de forma exagerada, relamiéndose las babas en deseo de morderle la yugular. Logan prosiguió, dejándose llevar por la tensión de Curra y perdiendo la angustia de pronto:
- Primero la apuñalaré en el estómago y la sacaré las tripas, cosa de la que se libró la primera vez. Mientras te apuñalo después a ti, te forzaré a mirar cómo la desnudo y la violo por el culo antes de cortarla el cuello. Entonces, antes de matarte, te meteré en su vientre y te ahorcaré con sus tripas. Así, par de putas, moriréis juntas.
Curra hizo el ademán de ir a por él, pero se detuvo a tiempo antes siquiera de que él quisiera apuñalarla antes de tiempo. Unos crujidos en la puerta y el repiqueteo de unas llaves en la cerradura hicieron a Logan volver a mirar a la ventana junto a la puerta. Esa chaqueta negra era inconfundible.
- ¿No puedes abrir, puta? –Logan descubrió que Curra había cerrado la cabaña por dentro con llave y había dejado aún la llave en la cerradura, imposibilitando a quien estuviese afuera a abrir la puerta.
Curra comenzó a gruñir y ladrar, delatando su ira. Logan reía maliciosa y nerviosamente. Creía estar en control, pero los ladridos de Curra le estaban llevando al límite.
- Nunca creí que una zorra como tu Lisa tuviese una cabaña tan bonita... Bonito lugar para morir maestra y alumna juntas.
Curra corrió a por él a traición, pero Logan se giró a tiempo y la lanzó un jarrón –el primero objeto que tuvo a mano-. Otra vez que Curra se detuvo cerca, sólo que ahora había cedido en sus ladridos y gruñidos. Logan ni siquiera se molestó en preguntarse por qué.
- ¡TENGO A TU ZORRA! –Logan giró las llaves frenético, a punto de abrir la puerta- ¡LA TENGO Y TE HARÉ MIRAR MIENTRAS LA HAGO TRIZAS!
Tampoco oía nada en el exterior, lo que le empujó a abrir la puerta sin pensarlo dos veces.
- ¡No te pierdas esto, perra estúpida! –gritó a Curra una última vez, mientras abría y alzaba el cuchillo al exterior.
Creía que Lisa se estaba preparando al oírle gritar adentro con quien fuese su amada profe Curra. Así, al abrir la puerta, Logan clavó el cuchillo con todas sus fuerzas en el cuello que tenía enfrente de él. Cuello que no era el de Lisa. Su mirada de pronto se deformó y al mismo tiempo que el chorro de sangre de la arteria aorta le salpicaba la cara, el flash de una Polaroid le obligaba a cerrar los ojos. Quien fuese Michael como tapadera y en realidad era Alexei se llevó la mano rápidamente a la herida, soltando las llaves de la que era en verdad su cabaña y dejando balancear la Polaroid de su muñeca gracias a la correa de sujeción. Con la otra mano, aprovechando la ceguera temporal de Logan, sacó una Beretta nueve milímetros y le disparó en la garganta. Ambos hombres cayeron al suelo, Logan moribundo y Alexei malherido, dejando finalmente a su cámara Polaroid besar el hielo.
Unas diminutas risas burlonas y animales hacían eco desde el interior de la cabaña. Curra sonrió, asintiendo con la cabeza y relamiéndose los dientes. La mascarada había funcionado. Logan se había creído su falsa desesperación y Alexei regresaba a su cabaña tal y como ella había percibido antes por la ventana. Los ladridos y los gritos desfasados del loco Logan habían hecho el suficiente daño para que Alexei se pusiese paranoico y se preparase a disparar. Les había permitido destruirse entre ellos en la base y ahora la historia se repetía sin necesidad de intervenir activamente. Curra cogió el papel que había guardado tan celosamente de la vista de Logan y mirándolo a los ojos de forma satisfecha lo dejó caer a su altura. Antes que Logan se ahogase finalmente en su propia sangre, pudo leer el mensaje que había en el papel antes de que este se manchase con su sangre: "El mal actuado, con mal será expulsado". Entonces, antes de sucumbir y morir, finalmente lo asumió en su sufrimiento: Curra se había transformado, sí, pero también le había ganado.
Tras ver morir a Logan, Curra alzó la vista a Alexei. Éste trataba de arrastrarse como podía lejos de la cabaña, provocando un río de sangre caliente corriendo sobre el lago helado que rodeaba la cabaña. Pensaba en su moribunda inocencia que estaba dejando a Curra atrás... sólo para encontrársela justo delante de él. Algo había cambiado en ella. Seguí imperturbable, pero su expresión denotaba tranquilidad, relajación... Satisfacción. Curra levantó entre las patas la Polaroid y le tomó una foto. Alexei cerró los ojos y gimió en indignación. Mientras dejaba revelar la foto del verdugo convertido en víctima, Curra sonrió. Acto seguido, miró a los lados del cuerpo agónico de Alexei. Alexei quiso seguirla la mirada por si planeaba algo con él y entonces lo supo con horror. Su propio peso y el calor de la sangre mezclada con la orina que había soltado por problemas de contención debido a su terror incontrolable estaba causando grietas en el hielo. Un paso en falso y caería al agua congelada.
Miró a Curra y ésta aún seguía sonriendo. Lentamente levantó la pata y comenzó a rascarse la barriga. Pero con cada movimiento, amplificaba el golpe contra el hielo. Los golpes pasaron de ser suaves a fuertes, de débiles a salvajes. Curra no dejaba de mantenerle la mirada, expectante. Alexei trató de arrastrarse hacia ella, trató de agarrarla estirando las manos, trató de hacerla parar. Sólo para ayudar con sus movimientos toscos a agrietar más y más el hielo. Curra ya no veía sólo a Alexei: veía a Alexei, a Coco, a Funny, a la madre de la pequeña Clara, a los miembros del extinto clan de los 30 que habían amenazado a lo que más quería en el mundo. Veía los rostros de todos y cada uno de los que alguna vez la habían destruido y la habían obligado a volver a recomponerse. De los que habían tocado, amenazado, maltratado o asesinado a sus niñas ahora mujeres, como Lisa. Tomó aire, infló el pecho y finalmente dejó escapar tras muchísimo tiempo algo de su boca:
- Te dije que no tocaras a mis niños.
El hielo rompió y Alexei se sumergió violentamente en el agua congelada, pensando por última vez en Lisa y arrepintiéndose de haberla siquiera tocado. Curra contempló cómo trataba de nadar hasta acabar por rendirse en una espiral de sangrienta hipotermia agónica. Tiró la cámara y la foto tras de él.
Acto seguido, Curra regresó a la cabaña. Pensó que si podía hundir a Alexei, también podría hacer lo mismo con Logan. Pero estaba ya cansada, no le apetecía arrastrar un cadáver. Decidió entonces la vía sencilla: abrió el gas y a una distancia prudencial prendió una cerilla. Tras la bola de fuego inmensa y el correspondiente calor, el agua helada engulló los restos de la cabaña y todo su interior. El mal había sido expulsado, la guerra había acabado.
https://youtu.be/1uLj6OSikvw
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