ME HAS CONVERTIDO EN UN LENTO DESASTRE (#48)
Le gente teme más a la muerte que al dolor. Es extraño que teman a la muerte. La vida duele mucho más que la muerte. Cuando la muerte llega, el dolor se acaba. Jim Morrison.
Kondor se adentró en la sala oscura. Cada paso que daba lo aparentaba con firmeza, pero lo daba con temor. En una exhalación, las luces se encendieron de golpe y ante él se fue materializando una sala rectangular con paredes acolchadas –insonorizadas-, un gran espejo en la parte izquierda de la misma y una silla en el otro extremo de la sala, presidiendo la escena de espaldas. Kondor quedó muy quieto hasta que la silla por fin se decidió a moverse y encarar a su invitado. En cuanto terminó de girar, Logan levantó la mirada.
De todas las personas que Kondor podía esperarse o fantasear con estar detrás de esto, tenía que admitir en lo más profundo de su ser que Logan no era una de ellas. Contaba con que alguien como él ni siquiera hubiese sobrevivido al mundo de tiburones y ya estuviese muerto hace tiempo. Pero ya no era el mismo Logan. Su expresión de suficiencia, las arrugas de expresión, las bolsas en los ojos, los pigmentos canosos en el pelo, la barba. Ese hombre ya no era el prestigioso y bonachón científico del que todos se reían. Ya no era el "muñeco bobo". Kondor tenía ante él a un hombre que había visto algo de bondad, bastante crueldad y mucho sufrimiento. Y si antes podía adivinar qué iba a decir o hacer, ahora estaba completamente a oscuras. Ahora estaba a su merced.
- ¿Qué sabes sobre el miedo? –Su voz finalmente resonó en toda la sala, calmada y serena, pero imponente gracias al eco.
- Todo y más –Kondor contestó, pero no con su desdén amenazante, sino con una precisión calculada como si ese intercambio constituyera una partida de ajedrez.
Logan sonrió, ladeó la cabeza y se puso en pie para comenzar a andar lentamente hacia Kondor.
- Si es cierto, sabrás lo que es el miedo... ¿verdad? –Otra pausa imponente entre los dos y Logan prosiguió- El miedo es no saber por qué estás aquí, no encontrar tu propósito, el respeto que mereces, recoger todo lo que te has ganado... Ser invisible. Aún recuerdo cuando mis maestros me ponían caras felices y me aseguraban que podía llegar todo lo lejos que quisiera. Recuerdo que ellos se dejaban la vida en asegurarme que era verdad. Pero el mundo se rompió, oportunidades se desvanecieron y las negativas ocurrieron. Todas las cartas de rechazo se acumulaban, todas me daban las gracias por mi entusiasmo, pero ninguna me consolaba. No podía trabajar, no podía viajar. Me veía demasiado viejo, demasiado consumido. Me arrepentía de haberme dejado llevar y quería rectificar y volver atrás para cambiar cosas. Era un muerto en vida. Y aun así... Aun así tuve suerte y trabajé en los laboratorios contigo. Éramos un gran equipo, ¿recuerdas?
Cada paso que daba sonaba un poco más fuerte y solemne que el anterior. Logan se estaba aproximando al centro de la habitación, a la zona donde se hallaba el espejo. Kondor, por su parte, aún permanecía quieto sin quitarle el ojo de encima. Sin ni siquiera parpadear, con una mezcla entre decepción y furia. Logan prosiguió con el monólogo:
- Sin embargo, seguía sin encontrar mi sitio allí. ¿Sabes qué era lo que más rabia me daba? Que no lo encontraba por los actos de los demás. Yo siempre estaba ahí para ayudar, siempre estaba ahí para trabajar, siempre estaba ahí para animar. Siempre trataba de enderezarme, pero la gente hoy día no quiere que te endereces. La gente hoy quiere romperte. Y no es hasta cuando tú los coges por el pescuezo y los rompes uno a uno cuando ellos finalmente te ven, te sienten, te respetan. Ya no eres invisible para ellos, pero tampoco eres tú mismo. Te has tenido que convertir en otra persona, en las antípodas de tus sueños, para ser alguien en la vida. Para tener éxito, dinero, seguridad. Y la parte más morbosa y mezquina de ti mismo cree que con lo material conseguido y acumulado podrás hacer las paces con todo lo que quedó en saco roto... Pero no. Nada queda atrás... En mi caso no.
Logan se colocó a la altura del espejo, reflejando éste su porte y su imagen, aunque Kondor ni siquiera reparó en eso; seguía mirándolo con firmeza.
- Yo mismo diseñé esta habitación. Antes era un cuarto más pequeño, más opresivo. Ahora podría ser una sala de juntas. Y resultó ser algo realmente estimulante para mí, como una vía de escape. Removía la argamasa y me ponía a pensar: Una vuelta, y recuerdo a todo el mundo rechazando mi talento y convirtiéndome en un don nadie. Otra vuelta, y te recuerdo a ti y a tu amorcito dándoos cariño mientras yo estaba solo. Otra vuelta, y recuerdo a los demás compañeros riéndose de mi por encima del hombro. Otra vuelta, y recuerdo todo lo que perdí por culpa de los demás. Esa fue la vuelta que más me dolió: darme cuenta de que las cosas que más me rompió el corazón ni siquiera había sido por mi culpa, sino que las perdí por culpa de otros. Sin tener nada que ver, sin tener voz ni voto. Perdí lo que amaba y en lo que creía por circunstancias ajenas, y no hay herida más dañina que esa.
- Yo también sé lo que es perder, Logan –dijo Kondor, tragando saliva-. De lo contrario no estaría aquí, no estaría solo y no tendría esta monstruosidad en la cabeza.
- Pero eso fue tu elección –contraatacó Logan, señalándolo con el dedo-. Tú elegiste ser Kondor cuando lo perdiste todo, yo ni siquiera pude elegir nada de lo que me pasó.
Kondor meneó la cabeza, pero no por negación. Por pena. Ese hombre había sido su amigo –él había fingido serlo para ascender en la empresa a costa suya, pero no podía negar que se sentía bien estando a su lado- y ahora no es que tuviera que enfrentarse a él, es más el hecho de ver una mente tan buena y tan de luz convertida en un pozo de pesimismo y hostilidad sin fondo.
- ¿Sabes a qué me recuerda toda esta situación? –Por primera vez, Logan sonrió- ¿El que tú y yo estemos aquí, de nuevo juntos? ¿El que lleves una máscara y yo lleve un traje a medida? ¿El que tú estés en la penumbra de la habitación y yo esté aquí, dando este sermón?
- ¿A que en los psiquiátricos ya no queda sitio para gente como tú?
- Casi, pero no –Logan comenzaba a desarrollar placer en esa situación y eso a Kondor no le gustaba absolutamente nada; aún con su fuerza bruta y su potencia se sentía extrañamente expuesto-. A niños con juguetes.
Kondor entornó los ojos y Logan, sin moverse del punto en el que estaba junto al espejo, gesticuló juguetonamente con las manos:
- Sí, piénsalo: ¿Qué somos los adultos con todas las cosas que nos da el mundo? –Logan se permitió hacer incluso una breve pausa dramática- Exacto: niños con juguetes. Seguimos siendo niños con sus juguetes, pese a la adultez y la madurez. Hemos crecido, somos más sabios, más crueles, pero nuestra parte infantil nunca se va. Nuestra parte infantil siempre sale a la luz a la hora de enfrentarnos unos con otros. Ya sea por demostrar quién es más fuerte, quién tiene más, quién queda en pie, quién rompe más. Un patrón bonito se dibuja gracias a eso: tú interfieres en mi mundo, yo hago arder el tuyo. Lo mejor de todo es que ninguno se cree el villano: para ellos mismos, son héroes luchando por la causa que creen que es la correcta. Ésa es la gracia del juego.
- Y ahora la crisis mundial es tu patio de recreo, ¿verdad?
- No tanto mi patio de recreo, sino mi tirada de prueba en el juego.
Logan se movió un paso más hacia Kondor.
- He querido tantas veces volver atrás en el tiempo para cambiar lo que he hecho, como cualquier persona, que he acabado por darme cuenta que no tengo capacidad para desafiar las leyes de la física y crear una máquina del tiempo –a medida que el monólogo se iba haciendo más retorcido, Kondor se empezaba a sentir más y más contra las cuerdas-. Pero sí que puedo hacer algo más que alimentar a mis fantasmas del pasado: puedo intentar traerlos de vuelta. Toda persona se rige por su memoria y a pesar de que la memoria no se puede definir, ésta define la humanidad. Y la humanidad más de una vez ha asegurado que los viejos tiempos, las viejas mentalidades y todo lo que se "categoriza" como superado ha quedado atrás.
- Estaría bien que se lo dijeran a ciertas personas y partidos políticos.
- Cierto, pero vuelven a repetir y repetir los errores, aun ignorando la historia y redirigiéndolo todo a su beneficio... -Logan trató de parar un ligero tic nervioso en su labio, se moría de ganas por revelar el pastel secreto a Kondor- ¿Sabes qué?: son los triunfadores. Y creo que a estas alturas sabes qué es lo que quiero después de tanto sufrimiento, ¿verdad?
- Las personas que quieren triunfar son personas vengativas. Y las personas vengativas suelen jugar a ser dios, y para tratar de ser dios hay que estar preparado para las repercusiones de tus decisiones.
- Quiero devolver a la vida presente, aún sin máquina del tiempo, todas esas decisiones erróneas... Ya no se trata de controlar la información, ni los medios. Se trata de todo aquello que dejé escapar por obligación y de lo que me arrepiento porque sé que, habiendo tomado otra decisión, la vida me hubiese tratado mucho mejor.
- Hacer que la gente sufra lo que tú has sufrido no te va a traer ningún beneficio, Logan –Kondor comenzó a acercarse más y más, haciendo notar la tensión en su voz y la sospecha en sus ojos-. Créeme.
- No sólo lo que he sufrido yo... Sino lo que cada parte de mi ser y otras tantas personas como yo hemos sufrido seguro.
Logan rebuscó en su bolsillo derecho y sacó un pulsador manual.
- Es realmente fácil colocar tu conciencia en distintos servidores hoy día, así como también espiar a gente, investigarla y saber cuáles son sus puntos débiles y sus fantasmas del pasado –Logan acariciaba el botón del pulsador-. Más si esas personas son las que te espían y quieren detenerte a ti. Es fácil saber quiénes eran sus amigos, sus seres queridos, si murieron, cómo murieron y hasta juzgar o aventurar si merecían morir o no... Así como fantasear todo aquello por lo que habrían pasado e imaginarlos siendo iguales que tú, con una conciencia gemela a la tuya. Así que, sabiendo que pese a mi inteligencia no podía hacerlo solo, empleé el dinero que recaudé de todos los organismos y empresas no para crear una vacuna o un medicamento...
Logan supo cortar su discurso a tiempo y comenzó a alejarse del espejo dándole la espalda mientras hablaba. En ese instante, Kondor se percató de un detalle: Logan se movía, pero su imagen del espejo no.
- ...Sino para clonar.
A Kondor se le cortó la respiración. Logan apretó el botón del pulsador y entonces el Logan del espejo reaccionó mirando a Kondor. Súbitamente el otro Logan echó a correr ferozmente destrozando el supuesto espejo, que no lo era en verdad sino un ventanal de una sala contigua, y lanzándose violentamente a Kondor. Entre la fuerza extrema y aumentada que tenía, así como el efecto sorpresa de la situación, a Kondor no le quedó otra más que resistirse un poco y rendirse a la trama segundos después.
- No podemos vencer a los fantasmas del pasado, así que ¿por qué no cederles su justo sitio en nuestra realidad? –Logan admiraba la belleza de yo clonado- Aunque sí que es cierto que me he permitido mejorar mi creación, añadiéndole más fuerza y una ideología: para crear primero hay que destruir.
- Logan... Logan... -Kondor trataba de hablar tanto como la presión del clon de Logan contra su máscara le permitía- ¿Qué has hecho?
- No... ¿Qué voy a hacer? Ésa es la pregunta.
Logan fue retrocediendo hacia atrás, paso a paso, casi sin pestañear.
- Voy a llevarme mi trabajo y mis creaciones a mi sitio personal –declaró, sonriendo jovialmente-. Primero estaremos apartados allí, planeando qué decir y qué hacer; después, los soltaré libres y la gente recordará mi nombre... La gente sabrá de verdad entonces lo que significa enfrentarse contra ellos mismos. Contra su pasado.
En ese instante, levantó la mirada y dedicó una mirada de asentimiento a su clon.
- Lástima que no puedas verlo, Kondor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro