HACIENDO CAMAS EN UNA CASA EN LLAMAS (#57)
Sólo se vive dos veces: una cuando naces y otra cuando miras a la muerte a la cara. Ian Fleming.
Lisa y Kondor se despidieron del piloto del avión privado alquilado por él, terminaron de abrocharse sus chaquetas de invierno y se lanzaron en el aire a una baja altura a la falda trasera de la colina donde se hallaba Logan según las coordenadas recibidas. Mientras Logan aún estaba recuperando la respiración y preguntándose qué iba a hacer, Lisa y Kondor ya se aproximaban a la puerta de entrada de la base, despejada y libre de cualquier guardia de seguridad (el último clon aún estaba acomodando a Michael en el zulo).
- Demasiado fácil -declaró Lisa.
- En la vida, la suerte se presupone que es el 50% -repuso Kondor, preparando algo en la mano enguantada.
- ¿Y el otro 50? - Lisa miró intrigada hacia atrás suyo para tratar de ver qué estaba tramando.
Kondor al fin tiró la granada en dirección a la puerta de entrada, al tiempo que se descolgaba de la espalda su ametralladora.
- El destino.
Una explosión derrumbó los cimientos de la puerta principal de la base. Kondor tiró del brazo de Lisa al darla una bolsa llena de pequeñas grabadas de mano.
- Vamos a buscar todos los posibles puntos ciegos, sus salidas, y cerrarlas. Vamos a acorralar a ese hijo de puta y sólo dejaremos una entrada libre.
- ¿La de atrás? -Lisa vio una puerta trasera muy pegada a la curva de la ascensión de la colina.
- Exacto, si quiere ocultar algo gordo va a ser allí.
Se separaron en direcciones opuestas y comenzaron a lanzar granadas hacia puntos determinados que no sólo anulaban la seguridad de Logan, sino que reducían drásticamente sus posibilidades de escapar. Kondor iba lanzando granadas casi a diestro y siniestro, estaba más ansioso por usar la ametralladora que por hacer explotar cosas. Lisa, por si parte, sí buscaba más la estrategia a la confrontación y elegía bien sus puntos (ventilación, garaje, tuberías, ventanas, ascensores).
Súbitamente una mano emergió del hielo agarrando con fuerza su pie. Lisa cayó al hielo y según se volvió comprobó con horror como uno de los clones de Logan energía de su tumba helada para resurgir de sus malévolas cenizas. Lisa trató de defenderse, pero olvidó la fuerza imponente que podían llegar a tener. Súbitamente algo saltó encima de ellos. Unas garras de clavaron en los ojos del clon y empezaron a rasgárselos sin freno hasta que se los sacó por completo. Lisa tumbó al clon en la nieve bocabajo y apretó su cuello hasta que lo dejó sin respiración. Recordó lo que Kondor le dijo sobre sus debilidades estratégicas como privarles de ver o respirar. Ese clon ya no daría más problemas.
Se volvió para saber qué o quién la había ayudado y se sorprendió de ver a una gata sucia, tirante y herida por fuera, pero valiente, poderosa y fiera por dentro. Lisbeth había sobrevivido dos días en la nieve y aún podría sacar la leona rugiente que dentro de ella para sobrevivir un mes más. En cuanto vio a Lisa en problemas, intervino sin pensarlo para salvarla. Ahora no podía estar más orgullosa de conocerla.
- Creo que ese iba camino a un funeral -guiñó el ojo a Lisa, refiriéndose al clon muerto.
Un par de explosiones más marcaron el final del camino para las granadas de Kondor, quien ya procedió a agarrar la ametralladora. Comenzó a ver cómo de entre la nieve comenzaban a emerger manos. La avalancha provocada hacía dos días había despeñado y matado a varios de los clones. Varios, no todos. Los supervivientes comenzaron a hacerse notar y eran más de los esperados en el mejor de los casos.
- ¡Lisa! -comenzó a vociferar el nombre a gritos para que se juntasen de nuevo cuando vio una estampida de unos pocos, pero considerables, animales corriendo en dirección a dónde estaban- ¿Qué demonios?
Kondor creyó que sus contactos eran únicos, cuando en realidad también eran informantes de Capo el obeso. Y, a su vez, Lisa y Kondor creyeron que eran los únicos que viajaban en el avión privado, cuando el propio Capo el obeso y sus secuaces restantes (en ayuda al último aviso accidentado de Lisbeth) habían utilizado dicho chivatazo compartido para colarse en el avión y llegar también al destino.
- Si quieres lograr algo en esta vida tienes que hacerlo tú mismo, remiaus -Capo el obeso nunca creyó que tendría que volver a correr desde que era un niño y ahora más que nunca lamentaba su sobrepeso.
Uno de los clones alcanzó a Kondor por la espalda, le arrebató la ametralladora y se la tiró fuera de su alcance, cayendo ésta dentro de la puerta trasera por la que pretendían entrar y la única que optaron por no tocar. Kondor tiró de toda la fuerza que podía quedarme y se batió en puñetazos contra él. No le dañaba, pero lo entretenía. Por el rabillo del ojo comprobó como otros dos clones más se terminaban de levantar. Kondor agarró con todas sus fuerzas al clon y lo tiró hacia la pendiente, haciéndole chocar con esos dos clones y logrando tirarlos al vacío.
Disparos sonaron sobre su cabeza. El clon que iba armado lanzó ráfagas de tiros casi sin parar, con el tiempo justo para recargar, amartillar y disparar. Capo el obeso se libró de recibir balazos, pero sus otros tres gatos no corrieron la misma suerte. Tobby boca de acero y él se escondieron detrás de uno de los cascotes de explosión.
- Tobby boca de acero, ¿ves algo?
- Veo muchas cosas -dijo Tobby boca de acero, mirando con recelo.
- Maldita sea, Tobby boca de acero, se supone que ahora debes ayudar.
Súbitamente Tobby boca de acero vio algo y se puso en medio de Capo el obeso. Un segundo después, Tobby boca de acero recibía una bala que en un principio iba destinada a su jefe. Capo el obeso sacó los dientes y corrió a por el clon que había disparado, mordiéndole la tráquea y dándole patadas en la cara con las uñas. Un minuto de mordidas, sangre perdida y arañazos bastaron para callar a ese clon para siempre. Capo el obeso corrió de nuevo hacia Tobby boca de acero.
- Tobby boca de acero, mi amigo perruno... ¿Dónde te han dado?
- No diré nada -ni una herida de bala obligaría a Tobby boca de acero a renegar de sus principios.
- ¿Qué le digo al veterinario entonces?
- Que chupe un limón -contestó entre dientes.
- Voy a ayudar a Lisbeth y a los humanos, no te muevas de aquí.
Capo el obeso volvió a correr en dirección a dónde más manos emergían y más disparos habían, dejando a Tobby boca de acero descansando en el cascote.
- Tobby boca de acero... Había oído historias sobre ti, pero me negaba a creerlo -Otro clon apareció con una navaja reluciente en la mano-. Te presento a Selina, la desolladora.
Tobby boca de acero sacó los dientes en señal de asco y furia. El clon sádico de Logan sonrió.
- Dame una razón para no convertirte en alfombra de baño.
- Hay una muy buena razón para que no lo hagas... -Tobby boca de acero comenzó a hablar, satisfaciendo la demanda de su contrincante inesperado...- ¡Pero jamás la tendrás de mí!
...O no satisfaciéndolas en absoluto. El semblante del clon cambió a uno desalmado.
- ¡Maldito! Te has reído de mí por última vez.
El clon se agachó con la navaja y Tobby boca de acero sólo acertó a cerrar los ojos. Escuchó entonces gemidos y forcejeos. Los volvió a abrir y vio como entre Lisa y Lisbeth esa navaja ahora estaba clavada en la arteria del clon. Lisa le sujetaba la pierna hacia arriba, donde también había un corte profundo en otra arteria y así desangraba más rápido, mientras que Lisbeth le mantenía la navaja bien sujeta entre dientes al cuello. Unos segundos después, su vida artificial se había ido por completo.
Capo el obeso halló en su camino una lata de gasolina y se le ocurrió una idea. Fue pasando por cada sitio donde unas manos, una cabeza o medio cuerpo de clon asomaba ya entre la nieve y fue vertiendo como podía la gasolina sobre ellos. También lanzó chorros pequeños a aquellos que ya se estaban poniendo en pie. Kondor vio que su ametralladora aún seguía en la puerta trasera, la única accesible a la base ahora mismo. No quería cogerla aún pues era extremadamente tentador entrar y ya no salí viendo la escalada terrible de la toma del terreno.
- ¡Humano! -le vociferó Capo el obeso- ¡Ayúdame! ¡Termina tú de bañar a los que veas!
Le lanzó la garrafa a Kondor y éste se limitó a terminarla como pudo en otros cuatro clones que se alzaban ante él.
- ¡Mechero! -gritó Capo el obeso.
Buscaba un mechero o alguien que lo tuviese frenético y con la lengua fuera, pero aún no había suerte. Súbitamente recibió una patada que lo mandó con fuerza sobrehumana a un amasijo de cascotes. El clon que le dio la patada sonrió y se acercó a esos cascotes, llevando el insoportable hedor de la gasolina consigo. Halló a Capo el obeso ensartado en una punta de cascote a modo de daga gigante. El pobre gato echaba sangre por la boca y apenas podía abrir los ojos.
- Podrías haber tenido un imperio y conseguir todo lo que te propusieras de no haberte entrometido en esto.
- ¿No quieres saber por qué hago esto? -preguntó Capo el obeso, casi sin voz.
Levantó como pudo su pata y dejó ver un collar pequeño con un nombre en él: "Mi pequeño mundo". El collar de su hijo, asesinado por Logan en uno de sus experimentos hacia años. Ese clon, con la parte de conciencia que aún compartía con su creador, abrió la boca en sorpresa al mismo tiempo que Capo el obeso sonreía y dejaba caer el colgante de su difunto hijo para enseñar un mechero encendido escondido en su almohadilla. Antes de cerrar los ojos para siempre, esperando reunirse con su "mundo", arrojó el mechero.
Un grito de frustración y rabia -no de dolor, en su caso- sacudió el paraje nevado. El clon en llamas corría desordenadamente, sin ser consciente de que estaba incendiando a su paso todo rastro de gasolina, que a su vez conducían a más clones rociados. Rápidamente los gritos y las carreras se propagaron como un virus. Kondor vio como el incendio crecía y cogió a Lisbeth y a Tobby boca de acero.
- Ya habéis hecho mucho, tenéis que iros ya.
- Esto segura de que podemos hacer más -insistió Lisbeth.
- Sí, si os mantenéis con vida -señaló Kondor-. Vuelve a la zona de aviones y llama por radio a emergencias si no están allí. Quiero tener un salvoconducto para sacar a Lisa de aquí su todo se complica. Llévate a tu amigo contigo.
Levantó la vista, buscando con la mirada a Lisa hasta que la encontró combatiendo al último clon sin incendiar. Lisa vio con horror cómo las llamas se acercaban peligrosamente por la espalda del clon. Ella lo empujó con todas sus fuerzas y salió corriendo de ahí.
- ¡Lisa! -Kondor corrió hacia ella.
Lisbeth y Tobby boca de acero ya habían tomado ventaja marchándose de esa zona, por lo que Lisa y Kondor sólo debían preocuparse de ellos. Juntos, vieron con horror cómo una marea de una decena de clones corría hacia ellos envueltos en llamas. El despedazarse y derretirse era lo único que los paraba. Parecían zombies en llamas.
- Tenemos que entrar ya como sea -Kondor tiró de Lisa hacía la puerta.
El calor del fuego que sentían tras ellos, conjugados con el griterío del grupo y la aún severa distancia que había entre ella y la zona segura, hizo que se decidieran por saltar en el último momento hacia la rampa de la puerta de atrás, aprovechando un pequeño salto de nieve. Kondor se quedó algo corto en el salto y Lisa lo ayudó a tirar hacia adentro, golpeando el botón de cierre de la puerta con la frente. Golpeó tan fuerte que cayó al suelo de la base, mareada por el cúmulo de tensión y fuerza del momento.
La marea ardiente de clones, en sus últimos segundos de vida, se detuvo al chocar contra la verja especial de seguridad y no tener más remedio que tumbarse a terminar de morir horriblemente calcinados.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro