Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

☾ PARTE ÚNICA ☽

Lisa entrelazó sus dedos con los de Chaeyoung mientras esta última seguía dormida. Le gustaba observar a su novia cuando estaba en su estado más profundo de relajación. Sus rasgos se suavizaban y parecía que volvía a ser la chica de 16 años que conoció cuando su madre la obligó a asistir al coro de la iglesia.

Pero aquello había quedado atrás hacia mucho tiempo.

La culpa aún estaba apresada en su pecho. Se odiaba a si misma cada mañana al despertar al ver el lugar en el que se encontraban. Todo era por su causa, todo pasó porque ella había insistido en enamorarse de Park Chaeyoung.

Quiso evitarlo un montón de veces, quiso arrancarse aquellos sentimientos del pecho para dejar tranquila a la colorina. Pero no, su estúpido corazón e impulsos la hicieron acercarse a ella destruyendo todo a su paso.

No pudo evitar que las lagrimas corrieran por sus ojos.

¿Cómo no sentirse culpable si le había quitado todo a Chaeyoung por tener sentimientos hacia ella? Jamás se podría perdonar a si misma, pero debía ser fuerte por su chica. Si se desmoronaba Chaeyoung también lo haría y no podía permitírselo. Ella era su pilar así que actuaría como tal. 

Deposito un beso en los labios de su novia y fue a ducharse.

A veces pensaba en todas las cosas que habían cambiado desde hacía seis meses, jamás se imaginó que llegaría al punto de no contar con el apoyo de nadie más que Chaeyoung. Estaban por su cuenta en una ciudad extraña tratando de sobrevivir y llevar una vida lo más normal posible, Lisa tenía un trabajo en una pequeña tienda que cubría el arriendo de la cabaña en la que vivían mientras que Chaeyoung trabaja medio tiempo en una librería para abastecer los demás gastos.

Se podía decir que ahora las cosas marchaban bien, porque los primeros meses ni siquiera tenían algo para comer a causa de la huida repentina.

Miro a Chaeyoung en la cama una última vez y salió de la casa para no llegar tarde a su trabajo. Extrañaría a su novia esas seis horas en las que estaban separadas, se acostumbro tanto a tenerla cerca que ahora no podía pasar más de cinco minutos sin quejarse de su ausencia. Pero debía hacerlo, la única razón por la que trabajaba era para entregarle una buena vida a Chaeyoung.

La amaba profundamente y lo hizo casi desde la primera vez que la vio. 

En ese tiempo su familia era nueva en la ciudad y como personas devotas que eran lo primero que hicieron fue visitar la iglesia más cercana que hubiese. A Lisa no le interesaba en lo más mínimo ser parte de una congregación pero para no tener problemas con sus padres decidió no decir nada, más que mal el motivo de su tan repentino cambió de ciudad fue porque descubrieron que a ella le gustaban las chicas y no querían ser el hazme reír del barrio.

Ese Domingo llegaron a la iglesia y se sentaron bastante adelante. Lalisa procuro tratar de no quedarse dormida durante el sermón pero fue casi imposible, el único momento en que de verdad estaba poniendo atención fue cuando el coro empezó a cantar porque podía jurar que un ángel se había echo presente en el lugar.

Sí, era Chaeyoung.

Ella era el único motivo por el que se levantaba temprano los domingos para ir a la iglesia. Siempre la miraba de lejos, era preciosa. Le parecía que venía de otro planeta, era imposible que una chica fuese tan bella. Así paso un mes de espionaje secreto y suspiros al aire, jamás se atrevió a hablarle, sabía que no tendría oportunidad con ella que era una chica de iglesia y seguramente igual de homofobica que sus padres.

Un día mientras esperaba a sus progenitores en las afueras de la iglesia fue ella la que se acercó a hablarle. Lisa casi se desmaya al escuchar su voz tan cerca suyo, no estaba preparada para ese contacto.

– Hola –le había dicho ella.

Era un simple hola, nada fuera de lo normal pero para Lisa significo el comienzo de algo muy grande.

Chaeyoung era el tipo de chica que era amable con todo el mundo, siempre se le veía con una sonrisa pegada al rostro y preocupada por los demás. Fue impresionante como congeniaron de una vez y empezaron a pasar tiempo juntas después de la iglesia. Los padres de Lisa estaban encantados, como Chaeyoung era una chica devota pensaron que sería una buena influencia para ella.

No tenían idea de que Lisa estaba babeando por la corista.

Después de meses conociéndose y siendo amigas un día Chaeyoung invitó a Lisa a su casa para enseñarle algunos himnos de la iglesia, aunque esta última no estaba interesada en lo más mínimo en cantar en el coro accedió a ir porque le gustaba pasar tiempo al lado de la colorina. 

Estuvieron el resto del día hablando de cosas sin sentidos y riendo de bromas de toc toc que a Chaeyoung le salían fatales. Fue en el momento en que ambas estaban acostadas en el piso de la habitación mirando el techo que a Lisa casi se le sale el corazón del pecho.

– No quiero asustarte –susurro Chaeyoung– pero creo que me gustas.

Lisa miró hacia el lado. Chaeyoung estaba con sus mejillas sonrosadas sin despegar sus ojos del techo, como si no quisiera escuchar sus respuesta. Tenía el pulso tan acelerado que llego apenar que le daría un paro cardíaco, pero ignorando aquel detalle se armó de valor para tomar la barbilla de Chaeyoung y unir sus labios.

Jamás olvidaría ese beso.

Pasó un año en que escondieron su relación del mundo. El baño del conserje era su lugar secreto para compartir besos y las pijamadas eran la excusa perfecta para dormir a una junto a la otra. Lisa había cumplido los 18 y Chaeyoung aún tenía 17, habían decidido que cuando ambas tuviesen 18 hablarían con sus padres al respecto. Al menos así tenían una pequeña esperanza de las cosas no salieran tan mal porque ellos ya no tendrían el poder para obligarlas a hacer algo para separarlas.

Pero eso no paso. Un día en el que estaban ambas en casa de Chaeyoung besándose, el padre de esta última llegó temprano encontrándolas allí. Hubieron gritos y golpes, tuvieron que escapar de allí porque el hombre dijo que llamaría a la policía. Corrieron hasta la casa de Lisa y empacaron muchas cosas para largarse de allí en ese instante, sabían que no tenían mucho tiempo antes de que el padre de Chaeyoung hablara con los suyos, los cuales reaccionarían igual o peor.

Mientras aún estaban empacando escucho que sus padres llegaban a casa. Su padre estaba gritando mientras su madre subió para ver si se encontraba allí, fueron segundos agobiantes pero cuando la mujer las vio juntas simplemente dijo:

– Váyanse de aquí y no vuelvan.  

Eso fue todo, así ambas quedaron sin hogar al que volver. El padre de Chaeyoung la estaba buscando para internarla en una clínica mental por un supuesto abuso de drogas (ambas sabían que por sus influencias iban a encerrar a Chaeyoung aunque aquello fuera falso), así que tuvieron que tomar el tren para salir de la ciudad. Los primeros meses fueron bastante difíciles porque apenas habían escapado con algo de ropa y los pocos ahorros de Lisa. Al no tener un lugar donde quedarse durmieron en moteles de mala muerte o en vagones del subterráneo. 

De a poco las cosas fueron mejorando. Lisa consiguió el trabajo y pudieron alquilar la pequeña casa. No tenían casi nada en ella pero si había una cama y podían comprar comida, eso era mucho más de lo que tuvieron en un principio. Además contaban la una con la otra y eso valía mucho.

Pero Lisa se sentía culpable. Quizá si hubiera rechazado a Chaeyoung en esa ocasión que le confesó sus sentimientos le hubiera ahorrado vivir como una fugitiva, pasar necesidades y obtener el rechazo de su familia. Chaeyoung tenía un futuro brillante, buenas calificaciones y un pase directo a la universidad, había perdido todo eso por estar a su lado.

– Odio que tengas que vivir en esta pocilga, te mereces algo mejor... –le dijo un día a Chaeyoung y esta se río.

– Este es un palacio para mi, tonta. A tu lado me siento como una princesa.

Luego la beso y hasta ahí llegaba la conversación

Chaeyoung era el amor de su vida y quería luchar por ella. Por eso aguantaba su odioso trabajo, no quería que volviesen a pasar necesidades de ningún tipo. A diario cuando su jornada terminaba ella ya se encontraba en casa preparando la cena. Comían, leían algún libro, hacían el amor y se iban a dormir.

– Te amo, Chae –susurraba cada noche antes de caer en los brazos de Morfeo.

Así era y trataba de demostrarlo cada vez que la besaba o cuando simplemente la tenía en sus brazos. Quería que la huida quedará como un mal recuerdo y comenzar a construir un futuro junto a Chaeyoung. Ya estaba ahorrando dinero sin decirle para pagarle la universidad, no quería que dejará atrás sus sueños. Estaba dispuesta a dar todo por Chaeyoung porque tenía claro que ella también lo haría.

Ya quedaban cinco minutos para irse a casa y sintió un mal sabor de boca, casi como un mal presentimiento. Saco su teléfono y le envió un mensaje a Chaeyoung para saber si todo estaba bien. La respuesta no tardo en llegar.

Estoy en casa esperando por ti. Te extraño, amor.

Aquello la calmó así que tomo su bicicleta y se dirigió a casa. Quería llegar pronto para poder ver a Chaeyoung así que pedaleo lo más rápido que pudo. Le faltaban un par de cuadras para llegar cuando una camioneta paso por su lado casi arrollándola. Se cayó de la bicicleta y el automóvil ni se detuvo, cuando vio la patente para memorizarla e ir a la policía la respiración se le corto.

Las habían encontrado.

Se subió a la bicicleta nuevamente y pedaleó como si no existiese un mañana. Su estomago dolía de los nervios y cuando divisó la casa supo que era demasiado tarde.

El padre de Chaeyoung estaba ahí junto a unos policías sacándola de la casa.

Tiró la bicicleta a un lado y desde ahí todo se sintió como en cámara lenta. Corrió hacía su chica pero los policías la detuvieron, trato de estirar su mano mientras Chaeyoung hacia lo mismo pero ni siquiera alcanzaron a rozarse. Gritó con todo el aire que tenía en sus pulmones y lloró porque le estaban arrebatando una parte de si misma.

– ¡Lisa! –gritaba Chaeyoung mientras su padre la obligaba a entrar a la camioneta.

– ¡No la toque, déjela ir!  

Pero no importo cuanto gritó, no importo cuanto le imploró. Chaeyoung fue metida en el vehículo y la vio alejarse mientras golpeaba la ventanilla. Lisa cayó al piso, sintió como su alma abandonaba su cuerpo porque ya no volvería a ver a su princesa.

Ahora solo podría recordarla, en su palacio sobre una cama llena de rosas. 


[ ♡ ]


 Nota: Dije que los subiría y lo hice. Este OS es bien angst pero los otros serán más fluffy. Enserio shippeo demasiado a estas bellezas y siempre quise escribir algo chicaxchica. Creo que esta será la única couple aparte del Kookmin que tendré en mi perfil. Espero que les guste y lean los demás cuando los suba. Eso es todo, un beso.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro