Las semanas avanzaron lentamente. Para sus 9 meses de gestación, su vientre apenas y había crecido. Parecía como si tuviera 4 meses, el médico le notificó que se debía a su altura, así que no estaba alarmado.

La primera vez que le dijeron que esperaba un niño, una extraña sensación se instaló en su pecho. Ese día fueron a comprar ropa y la cuna para su hijo. Había estado pensando en dos nombres, uno de ellos era Daisuke, pero ponerle ese nombre a su hijo no le provocaba emoción alguna. Amaba con todo su corazón a Daiki, pero el daño era más profundo. Pues no sólo lo había rechazado a él sino a su bebé.

Lo que no le gusto durante esos meses, fueron las náuseas. Odiaba comer lo que quería y devolver todo. También que se cansaba con facilidad, aún que se sentía mucho mejor después dormir. Al pobre Mino y Smith Johana fueron los que sufrieron con los antojos y su mal temperamento en la casa. Pero en el restaurante de sentía muy tranquilo. Estar entre cocineros, preparando exquisitos postres o platillos lo ayudaban a calmarse y que su bebé le diera frecuentes patadas. La primera vez que sintió a su bebé patearle, lloró como loco.

—Taiga-sama debería estar descansando— dijo Mino al verlo cocinando —Ya faltan pocas semanas.

Era 16 de octubre, cerca de las 7 de la noche.

—Lo sé, pero me siento inquietó. No puedo estar sin hacer nada— dijo removiendo la carne —Además, ya está lista la cena— apagó la estufa y buscó platos para ambos, los sirvió y llevaba el de Mino a la mesa pequeña de la cocina —Esperó le guste— dijo y se regresó por el suyo, pero al querer tomarlo un fuerte dolor hizo que se doblará —aghhh.

—Taiga-sama— dijo alarmado al verlo dejar caer el plato.

—Mghhg— sintió otro fuerte dolor —Creó que va a nacer— dijo entre gemidos al sentir sus piernas mojadas.

Mino corrió a llamar a la ambulancia, y luego ayudó a Taiga a llegar a la sala. Le gritó a Smith para que lo ayudara la maleta del bebé y llamaba a los Kagami.

Cuando salieron de la casa, la ambulancia ya estaba entrando. Mino subió con Taiga y salieron rumbó al hospital.

—Taiga— dijo Akane al verlos bajar. Ella estaba apuntó de salir del restaurante cuando recibió la llamada por parte de Mino.

—Aghhh mamá— gimoteo asustado.

—Estarán bien— dijo y entraron rápido a urgencias.

Taiga observaba el techo blanco del hospital y sentía el fuerte apretón de manos de su madre. Tenía miedo. Aún faltaban semanas para que su hijo naciera —Daiki— susurró al borde de las lágrimas.

En menos 10 minutos ya estaba en el quirófano y cambiado. Su madre se había encargado de colocarle la bata y estaba sosteniendo su mano.

—Vamos a comenzar— dijo el obstetra. Fue anestesiado y la operación comenzó.

Akane daba palabras de ánimo a su hijo. Pues sabía que aparte del miedo, estaba pensando en él. Y por lo que había escuchado se llamaba Daiki. En esos 7 meses su hijo había cambiado, no era el mismo chico alegre que conocían. Sabían que estaba feliz por su bebé, pero sufría por el rechazo del padre de su hijo. Ambos se encargaron de que fuera con ellos al restaurante. Taiga se entretenía cocinando platillos o postres. Los clientes estaban maravillados con todo lo que Taiga preparaba y fue como vieron que volvía sonreír. Así que iba a casi todos los días, sólo cuando amanecía con náuseas era como no iba.

—Tengo miedo mamá— sollozó aterrado.

—Tranquilo. Ambos estarán bien— aseguró limpiándole la frente.

—Succión— dijo la doctora.

Él sintió un tirón y un gran vacío, segundos después el llanto de su hijo resonó —¡Quiero verlo!— exigió desesperado.

—Espere un momento— dijo la doctora mientras terminaba la cesárea.

Akane observaban maravillada a su nieto. Taiga estaba desesperado, su hijo no paraba de llorar.

—Alguien quiere conocer a papá— dijo la enfermera llevando al pequeño.

Taiga recibió a su hijo, y éste dejó de llorar —Mi bebé—le acarició sus mejillas con mucho cuidado —Eres hermoso.

—Sí, es hermoso. Felicidades cariño— dijo besándole la frente.

—Gracias mamá— dijo con una gran sonrisa. Akane lloró al verla.

Taiga observó a su bebé y le desvistió un poco, quería grabarlo en su memoria. Su cabello era rojizo, no tenía las puntas negras como él, lo tenía completamente rojo. Entre abrió sus ojos y mostró ese hermosos tono azul eléctrico que tanto amaba —Daiki— pensó.

—¿Cuál es el nombre del bebé?— preguntó la enfermera.

—Taisei... Kagami Taisei— respondió mientras su hijo se aferraba a sus dedos.

—Un hermoso nombre, Taiga— dijo Akane sonriendo.

—Sí. Cárgalo mamá— dijo dándole a Taisei.

—Se parece mucho a ti de bebé. Sólo le faltó las puntas negras— Su nieto era idéntico a Taiga... Bueno en su mayoría, porque la forma de su boca y las cejas no era la de Taiga. Tenía que ser la de él, al igual que el color de sus ojos, un hermoso azul.

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La siguiente vez que Taiga abrió sus ojos había flores y globos de felicitaciones en su habitación. Su padre dormía en el sillón que estaba a su derecha. Buscó a su bebé y no estaba —Papá— le hablo varias veces y nada —¡Taisuke!— gritó a todo pulmón.

Saltó ante el gritó y término en el suelo —Taiga...

—Lo siento... ¿Taisei?— preguntó tratando de sentarse.

—Ahora le habló al doctor ¿Cómo te sientes?— preguntó acercándose a él.

—Con dolor— dijo restregándose los ojos.

—No te muevas mucho. Los puntos se pueden abrir. Ahora regreso— ordeno antes de abandonar la habitación.

Una vez que su padre salió de la habitación, comenzó a sollozar. Le dolía que no estuviera con ellos y no viera nacer a Taisei, pero no lo buscaría. Aomine Daiki no lo merecía, sólo había jugado con él. Y despreció a su bebé y eso jamás se lo perdonaría.

—Oh hijo— dijo Akane al verlo llorando. Dejó las cosas en el sillón y abrazó a su hijo —No llores. Él no lo merece.

—Lo sé. Pero duele— dijo escondiendo su rostro en el cuello de su madre.

—Saldrás adelante. Tienes que ver por tú hijo— dijo consolándolo.

—Sí— Se separó y limpió las lágrimas, justo en ese momento la puerta se abrió y su padre entro cargando a Taisei, seguido por la enfermera.

—Es hermoso, Taiga. Es idéntico a ti— dijo entregándole a Taisei.

—Tai— Le acarició las mejillas y Taisei balbuceo y buscó la mano de Taiga para sentir su calor — Es hermoso.

—Es la sensación del cunero. Su cabello llama mucho la atención— dijo la enfermera colocando la cuna al lado de Taiga —Vendré más tarde a dejarle la comida. Así podrá alimentarlo.

—Gracias— Akane y Taisuke observaban a su hijo, Taiga se veía radiante y las sonrisas eran las de siempre.

Al tercer día fue dado de alta, en cuanto llegó tomó su celular y le envió fotografías de Taisei (durmiendo, comiendo y una donde se aferró a su pulgar) —" Hola chicos. Lamento avisarles hasta ahora, pues apenas me dieron de alta, el 16 nació mi hijo. Se llama Taisei".

Recibió mensajes de felicitaciones de sus amigos, menos de una persona, y aquello se le hizo extraño. Pues Satsuki es su mejor amiga, y era quién más le preguntaba por su bebé.

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Las semanas fueron pasando y Taisei creía muy rápido.

Actualmente tenía 6 meses y comenzaba a dar sus primeros pasos. Taiga cada vez que veía a su hijo sonreír, veía a Daiki. Pues sus sonrisas eran muy parecidas. Y no sólo eso, Taisei era algo travieso y muy rápido.

En ese tiempo se había dedicado a cuidarlo. Pero una vez que cumpliera el año, comenzaría a trabajar para el restaurante de sus padres.

—¿Así que eso planeas?— preguntó Seijūrō.

Estaban en una videoconferencia a las 3 de la mañana (horario N.Y) —Sí. Nada más Taisei cumpla el año comenzaré a trabajar. Además necesitó dinero para su crianza, no puedo depender de mis padres.

—Toda la razón, Taiga— dijo sonriendo.

—¿Cómo van las cosas con Tetsu?— preguntó frotándose los ojos

—Pues.... Dijo que se casara conmigo dentro de 5 años. Pues quiere hacer su carrera sin que intervenga el apellido Akashi— comentó soltando un largo suspiro.

—Oh... ¿tú que piensas?

—Pues, lo amo. Y si eso es lo que quiere, lo respetaré— dijo con un puchero. Taiga rió por el puchero. —No te rías.

—Lo siento— dijo entre risas.

De pronto se escuchó —Hey... No puede pasar.

—Akashi— se escuchó. Esa voz hizo entre mecer a Taiga. Vio que Seijūrō lo miró, y entonces, le hizo señas para que guardara silencio.

Seijūrō asintió —Daiki... ¿Por qué entras asi?

—Yo... Vine a invitarte a mi boda.

El mundo de Taiga colapso, y se cubrió la boca para no soltar un grito de dolor.

—¿Qué?— gritó Seijūrō levantándose de su asiento.

—Satsuki está embarazada. Me casaré con ella.

Esa línea resonó fuerte y claro. Ahora entendía por qué Satsuki nunca respondió sus mensajes.

Un llanto desgarrador se escuchó en la oficina.

—Taiga...— dijo Seijūrō regresando la atención a su pantalla.

—A-adiós— logró decir y corto la video llamada. Se dejó caer en su cama y lloró, Daiki se casaba con Satsuki, tendría un hijo con ella.

Muchas gracias por leer!