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Cuento


Un golpe en su abdomen y gritos de su hijo lo despertaron.

—Papi. Hambre— dijo Taisei brincando encima de su papá.

—Ya voy— dijo sentándose. Se despereza y vio que Taisei seguía sobre él. Sonrío, lo tomó de cintura y comenzó hacerle cosquillas.

—Papiiii~— decía entre risas.

—Anda, ve a lavarte los dientes. Iré preparando el desayuno— dijo besándole la mejilla.

—Sí, papi— respondió y salió corriendo a su habitación. Pues tenía un pequeño inodoro, ideal para niños. Seijūrō había pensado en todo.

Taiga se levantó de la cama, y fue al baño. Tras lavar sus dientes y cambiarse de ropa, se dirigió a la cocina. El día anterior no pudo revisar correctamente la cocina. Seijūrō había dejado la alacena y el refrigerador con comida. Tomó la harina de hot cakes, huevos, leche, y jugo. Preparó la masa y, en media hora ya tenía los hot cakes listos, sus huevos revueltos, y la mesa servida.

Taisei llegó a la cocina y desayunaron tranquilamente. Aún no sabía sí debía comenzar a hablar con su hijo sobre Daiki. El día anterior se puso muy mal.

Al terminar de desayunar dejó a Taisei jugando en la sala y fue en búsqueda del administrador; a quien localizó inmediatamente y firmaron los documentos de propiedad.

Al regresar al pent-house, Taisei estaba viendo la televisión. Dejó los documentos en la mesa de centro y se sentó con su hijo —Taisei... Tenemos que hablar— dijo llamando la atención pelirrojo.

—Sí, papi— dijo poniéndole atención.

—¿Recuerdas al señor moreno de ojos azules?— preguntó.

—Si— respondió.

—Se llama Aomine Daiki.... Él es tú otro padre— dijo nervioso.

—No lo quiero— dijo regresando su atención a la televisión.

Soltó un suspiró, apagó la televisión y se llevó a Taisei a su habitación, aunque éste de resistía. Se acostó con él y le dio su pantera —Te voy a contar una historia.

—¿Historia?— preguntó.

—Sí. Una especie de cuento— dijo sonriendo.

—¿De qué trata?— preguntó abrazando a su pantera.

—De dos jóvenes. Uno se llamaba... Taiga— comentó.

—¿igual que papi?— preguntó.

—Sí. Bueno hace unos 10 años un joven llamado Taiga, llegó a Japón. Estudio en Seirin donde conoció a su amigo Tetsuya y ambos jugaban básquet ball. Tetsuya tenía 5 amigos especiales, ellos eran conocidos como la Kiseki no Sedai. Eran los mejores jugadores de básquet ball de su generación: Akashi Seijūrō, Kise Ryōta, Midorima Shintarō, Murasakibara Atsushi y Aomine Daiki.....Después de un año de enfrentarlos. Taiga y la Kiseki no Sedai se hicieron amigos, y ellos fueron agregándose los amigos de ellos; Kazunari, Tatsuya, Satsuki y Kōsuke...— quería continuar pero fue interrumpido.

—¿Los tíos?— preguntó sonriendo.

—Sí. Ellos... Taiga de llevaba muy bien con ellos. Pero entre ellos había alguien que se ganó su corazón. Alguien a quien consideraba su rival y amigo. Taiga se enamoró de Aomine Daiki. Estuvo enamorado por 5 años, hasta que un día Daiki le dijo a Taiga que lo quería y desde ese día se hicieron novios. Taiga amaba mucho a Daiki y, pronto consumaron su amor— le revolvió el cabello a Taisei.

—Taiga siendo hombre nunca creyó ser elegido por la cigüeña, pero lo fue. Taiga era un doncel y esperaba un bebé. Entonces, Taiga muy emocionado le fue a decir a Daiki que fueron elegidos por la cigüeña y esperaban un hermoso bebé, pero Daiki dijo e hizo cosas que hirieron a Taiga. Entonces Taiga se deprimió mucho y esperó durante una semana a tener noticias de Daiki, pero no las hubo...nunca llegaron— dijo con la voz entrecortada —Por eso Taiga decidió regresar a New York donde su familia lo esperaba. Y bueno... Unos meses después un hermoso bebé nació y le nombró Taisei —El pelirrojo rió— Taisei era muy lindo y precisado hijo y nieto. 6 meses pasaron y Taiga escuchó a Daiki decir que se casaría y tendría un bebé...

—¿Se casó?— preguntó con ganas de llorar.

—Ayer Daiki le dijo a Taiga que no se casó y que no tenía hijos. Qué siempre nos estuvo buscando. Qué siempre nos quiso a su lado. Qué siempre nos ha amado— dijo acariciándole el cabello.

—¿Daiki nos quiere?— preguntó abrazando a su pantera.

—Sí. Al menos eso dijo— respondió sonriendo.

—¿Papi lo quiere?— preguntó.

—Sí. Aún lo quiero. Pero no sé qué hacer. Tengo miedo de que sea mentira, y nos haga daño— dijo abrazando a Taisei. Después de un par de minutos abrazados Taiga miró a su hijo —¿Quieres conocer a Daiki? Él es tú papá y quiere conocerte— dijo viéndolo a los ojos.

—No— respondió y se dio la vuelta. Taiga soltó un suspiro. Sabía que la situación se complicaría para Daiki.

Tres semanas habían pasado desde que llegaron a Japón. Tanto Taisei como el, se acostumbraron a la rutina. Aunque a Taisei le estaba costando acostumbrarse al preescolar y lo comprendía, después de todo estaba acostumbrado a otro sistema.

Respecto a sus padres, ellos le habían confirmado lo que Masaomi-san le dijo el día de la boda de Seijūrō. Aunque, no les gustaba del todo que regresara con Daiki. Según ellos, lo hacían porqué era su felicidad, algo que él no entendía del todo; pues estaba confundido.

Daiki no lo había buscado personalmente, pero sabía por Tetsuya que había estado preguntado por él. Saberlo le hacía sentir nervioso.

—Papiiii~ llegaremos tarde— dijo el pequeño Taisei mientras esperaba abrazando su pequeña pelota de básquet ball.

—¿Estas entusiasmado?— pregunto sonriendole.

—Sí— respondió feliz.

—Bien. Vamos— Cargó el gran y pesado bolso que llevaba. Pues contenía comida para todos y en otra llevaba toallas, una playera para él y un cambio de ropa para Taisei.

Después de mucho tiempo se reuniría con los chicos en las canchas de costumbre. Estaba algo nervioso, estaba consciente de que el peli azul asistiría. Y aun no le decía a Taisei que se encontrarían con Daiki.

Al salir del elevador y llegar al estacionamiento, abordaron su nuevo auto... Bueno una SUV, pues en un auto convencional de sentía incómodo. Aseguró a Taisei con los cinturones de seguridad y colocó la maleta en la parte del copiloto. Encendió al auto y condujo a las canchas.

———————————

Tres semanas tenía sin saber de Taiga. No lo había llamado. Ahora se arrepentía de no haberle pedido su número telefónico.

—Taiga— susurró.

No había dejado de pensar en él. Su hermoso pelirrojo era extremadamente sensual. No había día en no tuviera problemas con sus pantalones, por así decirlo. Pero no, tenía que comportarse. No podía saltarle encima a su tigre. Primero tenía que recuperar su corazón y el de Taisei.

Hoy, al fin los vería, después de tres semanas los vería. No sabía cómo, pero al finalizar el día tenía que llevarse bien con Taisei, por eso había llegado temprano a las canchas y estaba jugando.

—¿Nervioso?— preguntó Shintarō mientras se acomodaba los lentes.

—Por supuesto— dijo una vez que encestó. Se dirigió hacia su bolso y tomó un poco de agua.

Estuvieron platicando un buen rato, unos minutos cerca de la hora acordada, una camioneta último modelo se estacionó frente a la cancha, de ella vieron bajar a Taiga.

El pelirrojo se dirigió a la parte trasera y desabrochó el cinturón de seguridad de Taisei, luego tomó el bolso que yacía en el asiento del copiloto, cerró la camioneta y se dirigió hacia donde estaban los demás.

—Siento la demora— dijo sonriendo, pero se sentía incómodo con la mirada de Daiki. Pues éste, lo veía de pies a la cabeza. —Tai, saluda.

—Ho-Hola— dijo a todos, pero no perdía de vista al peli azul.

—¿Y esa camioneta?— pregunto Kazunari, mientras observaba la SUV. El pequeño Taisei prefirió rebotar su mini pelota.

—Pues es mía. Me sentí incómodo en un auto convencional, así que elegí la SUV— dijo colocando el bolso en el espacio disponible.

— Te han de pagar muy bien— dijo Shintarō.

—Sí— respondió con una sonrisa nerviosa. A pesar de los años de conocerse (10 años) no les había dicho de su familia. No es qué no les tuviera confianza, más bien, era por como trataban a Akashi. A pesar de que se llevaban bien, lo seguían tratando como "Dios".

—No crees que es hora de hablar Taiga— dijo Seijūrō mientras veía como Taiga palidecía.

—¿A qué se refieren?— preguntó Satsuki, quién iba llegando con su esposo e hija. La pequeña Sakura se acercó a Taisei y se pusieron a jugar.

La mirada de todos estaba sobre él. Rascó su nuca por los nervios —Recuerdan que les dije que mi padre es consultor y mi madre chef de un restaurante.

—¿Es mentira?— preguntó Daiki sintiéndose traicionado.

—No, no lo es— dijo ofendido. Se cruzó de brazos —Es verdad... Bueno, en realidad, mi padre aparte de ser consultor, es dueño de la cadena de restaurante Mirror; y mamá, es la chef internacional Akane Niji— dijo apenado.

—¡Akane Niji!— exclamó Shintarō llamando la atención de los demás.

—¿La conoces?— preguntó Kazunari.

—No en persona. Dicen que todo lo que prepara es delicioso y es ganadora de muchos premios internacionales— explicó Shintarō —Y Mirror, es un restaurante de renombre en todo el mundo. De hecho, en Japón abrió sus puertas hace un... Mes— miró a Taiga.

Taiga sonrió —Sí. De hecho, soy el administrador aquí en Japón. Por eso estoy aquí.

Daiki no sabía que decir ¿Taiga estaba diciendo que era rico?

—Sí. Taiga es el heredero de los Kagami. Ellos se han mantenido con bajo perfil todos estos años. Sólo algunas familias saben quiénes son— dijo Seijūrō sonriendo por la cara del moreno —Entre ellos están los Midorima. Bueno...solo tú padre y madre saben quiénes son, Shintarō.

—Ya veo... Hace un año me dijeron que e encontraron a Niji-san en Francia— agregó Shintarō.

—Sí. Mi padre lo conoce desde hace muchos años. De hecho, desde antes que se marcharan de Japón a California— explicó Seijūrō.

—¿Eres rico?— preguntó Ryōta. Se había mantenido al margen de los comentarios.

—Yo no, mis padres. Yo sólo tengo lo que he trabajado en estos 5 años y ahorros de lo que me han entregado de mesada— dijo con un puchero.

Los chicos notaron lo tenso y la incomodidad de Taiga —Comenzamos de una vez— dijo Kazunari levantándose de su lugar.

—Tú no juegas Kazunari— dijo Shintarō enojado.

—Pero Shin-chan— trató de convencerlo.

—Nada de pero. No vas a jugar y punto. Te sientas allí— ordenó enojado.

Taiga sonrió —No me digas...—.El peli negro asintió con una sonrisa.—Felicidades ¿Cuantos?.

—11 semanas— respondió sonriendo, mientras se frotaba el vientre.

—Éstas embarazadas — dijeron al unísono alguno de los chicos.

—Sí. Tendremos un mini Shin-chan— dijo sonriendo mientras acariciaba su vientre.

—Vaya Shintarō. Felicidades— dijo Seijūrō sonriendo —y... ¿Cuándo es la boda?

Shintarō se sonrojó —Aún no sabemos— dijo acomodándose los lentes.

—Creó que seré padre soltero— dijo Kazunari para molestar a Shintarō.

—Bakao... es en tres meses— dijo desviando la mirada. Los presentes soltaron una risa. Desde un inició habían notado el anillo de compromiso en la mano del pelinegro.

—Después de esté anunció, comencemos— dijo Seijūrō y se dividieron.

—Sean amables conmigo. Tengo tiempo sin jugar— dijo Taiga.

En esta ocasión se enfrentaría a Atsushi, Daiki y Kōsuke. Con él, estaban Shintarō y Seijūrō. El juego dio inició en un Shintarō vs Kōsuke. Conforme avanzaba Daiki buscaba enfrentarse a Taiga, algo que Shintarō y Seijūrō no se lo dejaban fácil, eso, hasta que el peli verde intento encestar y Atsushi, sin querer, le golpeó y término lastimándolo en el proceso. Pidieron tiempo muerto, Shintarō se retiró y Tetsuya entró en lugar de Midorima.

Esta vez Daiki tuvo oportunidad de enfrentar a Taiga directamente. Pero Taiga notó que no sólo era por el juego, sino por acercarse a él; Daiki estaba siendo demasiado obvio al rozar su cuerpo. Los últimos diez minutos fueron una tortura para Taiga, pues sentía los nervios, la ansiedad por ser tocado, y el rubor en sus mejillas comenzaba a traicionarlo.

—Buen juego, Bakagami— dijo satisfecho por la reacción de Taiga hacia su persona —Aunque estas algo oxidado.

—¡Cállate Ahomine! Es obvio que lo este, sino he jugado en mucho tiempo— dijo con el ceño fruncido.

—No te enojes— dijo revolviéndole el cabello.

—¡No toque a papi!— dijo Taisei al mismo tiempo que le pegaba al peli azul, en la espinilla.

—ouch— frotó su espinilla. Su hijo sí que tenía fuerza.

—¡Taisei! ¿Qué te he dicho? No golpees a las personas y, menos a tú padre— dijo Taiga reprendiendo a su hijo.

Taisei fulminó con la mirada al peli azul. Quién se sorprendió al escuchar decir "padre" a Taiga.

Daiki se colocó al nivel de Taisei —Hola, Taisei. Soy Daiki Aomine. Tú papá— dijo mirando directamente a los pequeños ojos azules.

Taisei miró a su tío, éste le asintió con una pequeña sonrisa —H-Hola Ahomine— dijo, tal como su tío Tatsuya le había dicho.

Taiga de sorprendió, y Daiki rió por cómo el pequeño lo había llamado. Tomó a Taisei entre sus brazos y lo cargo —Cierto. Soy un aho— dijo abrazando a su Taisei. La risa, pronto se convirtió en llanto —Eres hermoso Taisei...

Taisei sentía como su playera comenzaba a humedecer y que el cuerpo del moreno temblaba. Unas indescriptibles ganas de llorar le surgieron, su pequeño corazón latía rápido al sentir el abrazo y el calor que emanaba Daiki. Lágrimas comenzaron a surcar sus mejillas y se abrazó al cuello de su padre.

—No llores Tai— dijo acariciándole la espalda a su hijo. Miró a Taiga. Su pelirrojo trataba de limpiarse las lágrimas. Con pasos firmes se aproximó a él. Lo abrazó aun sosteniendo a Taisei —Perdónenme.

Los chicos veían con una sonrisa esa escena. Aún que no todos sonreían, pues Tatsuya tenía el ceño fruncido.

Daiki le limpió la mejilla a Taiga —No llores— susurró.

Taiga asintió y se impío las lágrimas —Es que.... Siempre quise ver que aceptarás a Tai — susurró.

—Perdóname Taiga. Nunca quise hacer te sufrir. Te amo. Siempre te amaré— Daiki se arriesgó y besó a Taiga, hasta que sintió que eran separados.

—No lo toques— gruñó Tatsuya enfadado.

—Tatsuya—Taiga estaba asombrado.

—¿Cómo puedes dejar qué este bruto te bese y te toque? ¡Te ha hecho mucho daño!— dijo furioso.

Daiki frunció el ceño en signo de molestia. Mientras que Taisei se bajó de sus brazos, corrió a abrazar se de las piernas de su papi.

—Por favor, Tatsuya. Ya te he dicho todo. Eres mi hermano y deberías entender que a pesar de todo sigo amando a Daiki— dijo mientras cargaba a Taisei. El peli azul sintió como su corazón latía ferozmente por las palabras.

—Ya basta, Tatsuya— dijo Seijūrō tratando de calmarlo.

—pero...— trato de decir, pero Atsushi se lo impidió al tomarlo entre sus brazos y llevárselo de la cancha.

Taiga sólo observó y escuchó las protestas de Tatsuya hacía Atsushi.

—Será mejor buscar algo de comer— dijo Kazunari.

—Sobre eso...— llamó la atención de los demás —Cocine algo, aún debe estar caliente— explicó mientras buscaba en su bolso el gel anti-bacterial. Los chicos tomaron un poco y frotaron sus manos. Mientras que Taiga destapaba los trastos con comida, los platos y los cubiertos.

Comieron tranquilamente, mientras disfrutaban de los manjares que Taiga había preparado —Delicioso como siempre— dijo Daiki sonriéndole. Taiga desvío la mirada. Daiki siempre amó su comida.

———— Una hora después ——————

—Nos vemos luego— dijo Seijūrō mientras Tatsuya entraba al auto. —Adiós— se despidieron de los Akashi.

Taiga acomodó los trastos en el bolso. Una vez que término, miro a su hijo y Daiki. El peli azul tenía sujetado de la cintura al pequeño pelirrojo, mientras éste encestaba.

El apreciar esa sonrisa en el rostro de su hijo le creaba una gran felicidad pero también incertidumbre, no sabía lo que iba a pasar. Tenía miedo de que su hijo saliera herido.

—Dale la oportunidad a Dai-chan. Ama a ambos— dijo Satsuki al ver la mirada confundida del pelirrojo.

—No sé... Lo amo, pero tengo miedo— respondió limpiándose la lágrima traicionera que se deslizó por su mejilla derecha.

—No lo tengas. Dai-chan te lo demostrará— dijo sonriendo mientras tomaba la pañalera de su hija —Nos vemos luego— lo abrazó y se despidieron.

—Agua— dijo Taisei acercándose a su papi.

—Aquí tienes cariño— dijo entregándole su botella de agua.

Daiki observó la sonrisa maternal de Taiga hacia su hijo. Amaba verlo sonreír. Esos 5 años fueron una tortura para él —Taiga.

—¿Sí?— respondió mientras limpiaba con una toalla a su hijo.

—Yo... ¿El siguiente domingo les gustaría ir a ver alguna película?— preguntó nervioso.

Miró al peli azul durante varios minutos, notó que Daiki se mordía el labio y jugueteaba con sus dedos —Sí...

Le sonrió a Taiga. Era su primera oportunidad en familia. Familia que quería formalizar con Taiga, pero sabía que tenía que esperar —Gracias Taiga.

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